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OPINIÓN

Dos Bocas, AIFA, seguridad ¿funcionan?

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Opinión, por Iván Arrazola //

Una de las proezas de la actual administración ha consistido en entregar obras en “tiempo”, pero no se sabe si en realidad están funcionando.

En otros sexenios se dieron situaciones tan penosas como inaugurar hospitales que no estaban en condiciones de operar, ahora con la actual administración federal en lo que ha sido la inauguración de las grandes obras se podría hacer la misma pregunta, ¿realmente están operando? ¿En algún momento van a funcionar?, son preguntas que vale la pena tratar de responder.

El presidente López Obrador hablaba en días recientes sobre el buen tino que tuvo al proponer la construcción de la nueva refinería de Dos Bocas, en un momento en que los precios del crudo se habían incrementado sustancialmente, presumía de manera orgullosa como es que la refinería que inauguró el viernes pasado ayudaría a la autosuficiencia de México en materia de combustibles.

Parece difícil pensar que la apuesta del gobierno pueda tener un impacto en el corto plazo, para empezar la refinería de Dos Bocas podrá comenzar a refinar petróleo hasta dentro de dos años, además en 2021 el país en promedio importó más de 500 mil barriles diarios, los 350 mil que en teoría producirá Dos Bocas serán insuficientes por si solos para cubrir la demanda de petróleo en el país.

Surgen preguntas en el sentido de si será un negocio efectivo para el gobierno, tomando en cuenta la conversión hacía energías más limpias. Para empezar el gobierno planea dejar de exportar petróleo para que éste se pueda refinar en México, sin embargo, esto afectará las finanzas del país, por ventas de gasolinas el gobierno obtuvo casi 370 mil millones de pesos en el 2021, por exportaciones de petróleo el gobierno mexicano obtuvo 450 mil millones de pesos. Esto plantea un reto porque al dejar de exportar gasolinas podrían verse más comprometidas las de por sí deterioradas finanzas públicas del país, inclusive se corre el riesgo de que el proyecto sea inviable y que termine generando escases en el país.

A esto hay que agregar el tema de la opacidad, una obra que originalmente se había anunciado que costaría 8 mil millones de dólares, según cálculos del IMCO ya va en los 16 mil y podría llegar hasta los 18 mil millones porque no está concluida. El gobierno ha sido incapaz de transparentar la obra porque la encargó a una filial de PEMEX que actúa más como un privado que como organismo público, por lo que es difícil conocer el costo real de la obra, sin embargo, las renuncias de funcionarios por retrasos y sobrecostos y una inauguración de edificios sin un solo barril refinado indican que la obra en realidad tardará en comenzar a funcionar.

Pero como este proyecto existen otros tantos en los que se ha insistido sobre el tema de la funcionalidad, el presidente es todo voluntad y lo ha demostrado consistentemente a lo largo de su mandato. Construyó un aeropuerto que en promedio debería movilizar 164 mil pasajeros diarios y hoy en día moviliza 102 pasajeros al día.

Posiblemente este promedio se incrementará conforme se construyan las rutas de acceso, sin embargo, la sensación que queda es que el presidente está obsesionado por cuidar su imagen, inaugurando obras públicas incompletas, que deberían de ser estratégicas para el país y en las que se le debe de informar al pueblo de México el costo real y el tiempo en el que estarán funcionando lo que hasta el momento no ha sucedido.

Un último ejemplo es el de la política de seguridad, para empezar, tendríamos que plantearnos seriamente si existe una verdadera política de seguridad en el país, a raíz de los lamentables acontecimientos en el estado de Chihuahua con el asesinato de dos curas Jesuitas el clero ha cuestionado la actuación del gobierno y como ésté no se puede quedar callado ha respondido en términos de que son “hipócritas” los que critican su estrategia de seguridad, no criticaron en el pasado a Calderón.

También podríamos preguntarnos suponiendo que existe dicha política, si López Obrador ha hecho algo diferente a sus antecesores, sacando al Ejército a las calles con el nombre de la Guardia Nacional, actuando de manera reactiva ante los ataques del crimen organizado, ante lo que se podría responder, lo que ha cambiado es el discurso, con el tema de los abrazos, pero en la práctica se sigue actuando bajo la misma lógica.

Es necesario pensar que cuando se plantea una transformación que ese ha sido el principal objetivo de la Cuarta Transformación, se piense en términos de que las prácticas políticas son distintas, de que se piense en términos de que las cosas se pueden hacer de otra forma en el gobierno, con transparencia, con rendición de cuentas, con apego al estado de derecho, mientras eso no suceda seguirá siendo más de lo mismo, una familia más de la mafia del poder.

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