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OPINIÓN

El apostolado de grandes seres humanos: Médicos que sirven a la comunidad; de Valentín Gómez Farías a Mario Rivas Souza

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Opinión, por Erick Brandon Palacios Sánchez //

Una gran figura no sólo en el campo de la política sino también de la salud fue el doctor Valentín Gómez Farías, quien inauguró el establecimiento de las ciencias médicas en la Ciudad de México el 23 de octubre del año 1833 y en cuyo honor se celebra ese día el día al médico en nuestro país, iniciativa que surgió gracias a la convención de sindicatos médicos confederados de la república.

En este sentido es que en esta ocasión pongo a su distinguida consideración la trayectoria de extraordinarios seres humanos que ejercen el apostolado de la salud con gran compromiso con la sociedad jalisciense.

Doctor Jesús Mario Rivas Souza. Considerado un decano de la medicina forense a nivel nacional e internacional para orgullo de los jaliscienses de origen tapatío nacido el 10 de mayo de 1926, gracias al Impulso de su mentor y maestro Dr. Miguel Quezada Ochoa, fue invitado al departamento de medicina legal donde tiempo después fue nombrado director desde el año 1953, hasta el año 2008, terminando una etapa invaluable para la sociedad al frente del servicio médico forense, maestro emérito desde el año 1994, y doctor honoris Causa por la Benemérita Universidad de Guadalajara desde el año 2011, entre sus aportaciones más importantes en la (UDG), se encuentra la fundación de la especialidad, maestría y doctorado en ciencias forenses.

A casi dos años de su partida el 27 de noviembre de 2018, su colaborador más cercano Zeferino Araiza López, lo recuerda con cariño en este día del médico y se manifiesta agradecido con Dios por la deferencia de haber estado al cuidado del doctor Rivas Souza por muchos años, por último señala estar agradecido con las autoridades de los tres niveles de gobierno y todos los sectores sociales por la deferencia que han tenido para con él.

Doctor Germán López Guillen. Cirujano por la Universidad Autónoma de Guadalajara, con 33 años en la práctica privada y 28 dentro del Instituto Mexicano del seguro social (IMSS), médico con certificaciones internacionales especialista en cirugía bariátrica, además entre sus múltiples encomiendas destaca su labor como director General de las Unidades médicas del seguro social 110 y el Hospital Ayala, sin duda un referente de constancia profesionalismo y ética al servicio de la sociedad, quien además en su vasta carrera ha sido objeto de muchos reconocimientos por su labor médica, cabe destacar que es miembro del American Collage of Surgeon y diversos colegios y organizaciones nacionales e internacionales.

Doctor Jorge Alberto Pérez Gómez. Médico diabetólogo por la Benemérita Universidad de Guadalajara, donde también ha fungido como profesor del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, en el sector público resalta su labor como Director del Hospital General de Zapopan, durante la administración municipal 2012-2015, además en el sector privado funge como director y fundador de la clínica Diabetes Center la cual brinda atención médica especializada a pacientes con diabetes, me parece importante destacar que este gran profesionista ha sido reconocido en múltiples ocasiones por gobiernos, instituciones y sociedad civil.

Doctor Humberto Rodríguez Martínez. Médico traumatólogo ortopedista por la Benemérita Universidad de Guadalajara, quien fungió como diputado local al honorable congreso del estado de Jalisco en la LV legislatura donde impulsó extraordinarios avances en materia de donación de órganos y transplantes al asegurar la creación del Consejo Estatal para la Donación de Órganos y Tejidos en nuestra entidad, además también fue impulsor de la iniciativa que contempla la incorporación de la interrogante ¿Quieres ser donador de órganos? en la licencia de manejo, propuso que el año 2000, en Jalisco se instituyera como el año de la donación y trasplante de órganos, se destacó también por promover la creación de la comisión de arbitraje médico y entre otras acciones afirmativas promovió apoyos para la consolidación del (SALME) y del sistema de atención médica de urgencias hoy (SAMU).

Doctor Miguel Alejandro Linarte. Médico por la Universidad de Guadalajara, Originario de Zamora, Michoacán, desde niño mostro interés por estudiar medicina y desde muy joven a los 16 años abandonó su tierra en busca de superarse siendo admitido en la UDG, en el segundo intento de admisión, relata que poco después tuvo que pedir licencia para regresar a cuidar a su hermano quien padecía cáncer en el cerebro siendo el quien lo motiva a retomar sus estudios, pidiéndole que aproveche esta gran oportunidad para ser médico, indica que siente una identificación y cariño muy especial con los niños que padecen el cáncer, recuerda que gracias a sus profesores del Antiguo Hospital Civil se le abrieron algunas oportunidades laborales muy importantes en Guadalajara.

Entre sus encomiendas más importantes destacan el haber sido coordinador de zona en la región sanitaria 10, con sede en las comunidades de Tesistán y arrollo hondo en Zapopan de la Secretaria de Salud Jalisco. Actualmente labora para Cruz Verde y el sector salud en nuestra entidad.

Doctora Iris Villareal Parra. Dermatóloga de profesión pero sobre todo mamá y defensora de los derechos humanos de las personas con discapacidad, impulsora de la iniciativa para reformar el código de procedimientos civiles del estado de Jalisco para que las personas con discapacidad severa puedan tener un tutor y un cuidador al cumplir la mayoría de edad, Esta lucha comenzó inspirada en su hijo que padece parálisis cerebral severa. Sin duda alguna Dios le dio una gran misión a la Doctora. Villareal, pues aunque ella trascendió de este mundo terrenal dejo un gran legado para la sociedad pues esta reforma de ley es una realidad en Jalisco desde el año 2014.

Cabe destacar que la lucha de esta gran mujer fue reconocida por el Gobierno del Estado de Jalisco, al concederle en vida la presea al mérito humanístico de la salud en el mismo año 2014. Va hasta el cielo un abrazo doctora Iris Villareal Parra.

Doctor Sergio Gallegos Castorena. Oncólogo pediatra de profesión un súper héroe de corazón, cuando el doctor Castorena era un niño se le diagnosticó cáncer y le comentaron que ya no tenía esperanzas de vida por lo que sus padres decidieron buscar una segunda opinión médica en Estados Unidos, en el vecino país del norte le comentaron que tenía un 80% de posibilidades de ser operado y así fue como decidió regresar con la misión de vivir agradecido con Dios y sobre todo dedicar su vida a estos infantes para generar una esperanza de vida en ellos de manera divertida y positiva.

Desde el año 2007, este gran médico ingresó al Hospital civil de Guadalajara y comenzó a dar atención médica con el disfraz de algún personaje de la predilección de sus pacientes lanzando una exitosa campaña desde hace algunos años para recabar disfraces para sus pacientes y así dejar un buen recuerdo de ese momento complicado en sus mentes. Cabe destacar que este gran médico es un gran aliado de Nariz Roja, A.C. grandes aliados por la vida.

Doctor Javier Contreras Cárdenas. Él es un joven talentoso de 21 años de edad con un gran interés en los temas de salud, actualmente se encuentra cursando el séptimo semestre de la carrera de médico cirujano y partero en la Universidad Autónoma de Guadalajara, refiere también que cuenta con tres diplomados por la universidad de Harvard en inmunología, bioquímica y farmacología.

Además señala que cuenta con muchos otros diplomados virtuales en temas específicamente de salud mental, cabe señalar que actualmente es colaborador en un libro de microbiología y nos revela también que lleva un año y medio escribiendo un libro que se titula el “Sistema Inmune Con Enfoque en Inmunopatologia Clínica” de su autoría.

Destaca que actualmente se encuentra realizando trámites para cursar su segunda carrera de manera paralela en psicología en la (UNAM), a la pregunta expresa ¿Cómo te gustaría trascender en el tema de la salud y que te gustaría aportarle a la sociedad jalisciense? Responde que considera que tanto la narrativa de la siquiatría y la psicología necesita más apoyo en el aspecto neurobiológico y le gustaría agregar más metodología científica a esta rama.

Por último apunta que su meta es especializarse en la siquiatría dentro de la medicina y ser psicólogo para aportar un sistema más metodológico y estructurado a las áreas de la salud mental.

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JALISCO

Un comienzo con luces y sombras de Lemus en tragedia de desaparecidos

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La crisis de desapariciones en México, y particularmente en Jalisco, es una herida abierta que refleja la descomposición del tejido social y la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad y la justicia con gobernantes que han evadido su responsabilidad, minimizando el grave problema.

La llegada de Pablo Lemus al Gobierno de Jalisco despierta una mezcla de esperanza y escepticismo en un estado que carga con la vergüenza de ser líder nacional en desapariciones, con más de 15,000 personas perdidas en las sombras.

Lemus ha dado pasos iniciales que, al menos en el discurso, reconocen la gravedad del problema, algo que su predecesor, Enrique Alfaro, evitó con frases desafortunadas que culpaban a las víctimas, culpando a los medios de magnificar el problema.

La creación de la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas Desaparecidas, aprobada en octubre de 2024 y jefaturada por Edna Montoya Sánchez, es una señal de intenciones. Promete centralizar esfuerzos, integrar tecnología forense y coordinarse con colectivos de buscadores, como Guerreros Buscadores de Jalisco. Reuniones con líderes como Indira Navarro, quien ha encontrado más fosas que muchas fiscalías, muestran una apertura que contrasta con el cerco de la administración anterior.

Sin embargo, las promesas no son nuevas. En 2018, Alfaro también anunció una “estrategia integral” que nunca llegó a puerto. La secretaría de Lemus, aunque bien intencionada, nace con dudas: el presupuesto de 65 millones 200 mil pesos se ve muy bajo si se trata de enfrentar y buscar solución al principal problema de Jalisco.

¿Evitará la burocracia que asfixia a la Comisión de Búsqueda? El anuncio de mesas de trabajo con la Universidad de Guadalajara y la FEU es positivo, pero suena a eco de iniciativas pasadas que se diluyeron en foros sin impacto.

Más preocupante es la falta de claridad sobre cómo enfrentará a la criminalidad tan poderosa en la entidad. Su respaldo a la investigación federal sobre el campo de entrenamiento y supuesto crematorio en el Izaguirre Ranch de Teuchitlán en marzo de 2025 sugiere disposición a colaborar con la Federación, pero delegar responsabilidades no basta en un estado donde la complicidad local es un secreto a voces.

Recursos, pero con condiciones

Jalisco no es cualquier estado. Con un presupuesto de 174 mil millones de pesos en 2024 y una economía pujante, Lemus tiene los medios para marcar una diferencia, pero solo si los usa con audacia. Puede transformar la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas, hoy un elefante blanco, con investigadores capacitados y libres de nexos con el crimen.

Puede invertir en un Centro Regional de Identificación Humana, como el de Coahuila, para procesar los restos de las más de 1,000 fosas clandestinas halladas en el estado desde 2018. Puede, también, liderar un esfuerzo legislativo que garantice derechos a las familias de los desaparecidos, desde permisos laborales hasta fondos de reparación, algo que estados como Chihuahua han implementado con éxito.

Un plan sin excusas

Si Pablo quiere ser recordado como el gobernador que enfrentó la crisis de desaparecidos, debe actuar con medidas concretas y medibles, no con discursos. Primero, dotar a la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de al menos 500 millones de pesos anuales, suficientes para contratar forenses, analistas de inteligencia y equipo de geolocalización. Esta secretaría debe rendir cuentas trimestrales, con metas claras: localizar 1,000 personas vivas o restos identificados en dos años. Los colectivos, que han hecho el trabajo del Estado, deben tener un asiento permanente en su consejo asesor, no solo reuniones protocolarias.

Auditar la Fiscalía Estatal y la Comisión de Búsqueda. Casos como el de Teuchitlán, donde colectivos hallaron restos ignorados por las autoridades, son una bofetada a la confianza ciudadana. Depurar a funcionarios corruptos o negligentes es impostergable.

Crear un fondo estatal de 100 millones de pesos para las familias de los desaparecidos, cubriendo asistencia psicológica, legal y económica, como lo pidió Blanca Yolanda, cuyo caso sigue sin respuesta desde 2024.

Las buscadoras, como Indira Navarro, necesitan escoltas en zonas de riesgo, tras episodios como la emboscada de Tlajomulco en 2023 que dejó seis policías muertos. Quinto, impulsar una campaña estatal que use estadios, escuelas y medios para educar y movilizar. Los Charros de Jalisco podrían dedicar juegos a las víctimas, y los artistas locales, como Alejandro Fernández, podrían sumarse a un mensaje de unidad.

El papel de la sociedad

La sociedad también tiene un rol. He visto cómo la indiferencia ciudadana perpetúa estas tragedias. Lemus debe convocar a los jaliscienses a romper el silencio, denunciando anónimamente fosas o apoyando a colectivos. Pero no puede cargar solo con la responsabilidad: la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que dirige Luz del Carmen Godínez, designada en los tiempos del gobernador Enrique Alfaro, que ha sido tibia en el tema de los desaparecidos, debe asumir una actitud responsable y comprometida con las víctimas y un rol más protagónico, ya que se requiere su voz a favor de la justicia y poner un alto a esta tragedia que tanto dolor ha ocasionado entre las familias jaliscienses.

Pablo tiene mucho por hacer y sin duda este tema de los desaparecidos es su principal desafío: si logra resolverlo pasará a la historia como el mejor gobernador de los nuevos tiempos, un gobernador comprometido y responsable. Eso es lo que anhelan los jaliscienses, que hable menos y actúe con más determinación, con metas y resultados tangibles y medibles.

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JALISCO

Simulación vestida de protocolo: Los balcones del poder y la tragedia de los desaparecidos

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Nada más ridículo, nada más infame, que la simulación vestida de protocolo. El jueves 10 de abril, mientras 20 rostros de estudiantes desaparecidos clamaban justicia desde las fichas pegadas en los muros del centro de Guadalajara, el equipo de comunicación del gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, montó su propio espectáculo desde el balcón del Palacio de Gobierno. No fue un acto de Estado. Fue un montaje. Un burdo teatro de crisis con telón de fondo, luces naturales y actores de reparto con cargo académico.

Allí estaban: la rectora general de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter Pérez; la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios, Zoé García Romero; y el secretario general universitario, César Barba Delgadillo. Todos ellos en fila, al sol, como si el guion les exigiera mostrar compromiso a base de insolación y sonrisa. Abajo, el dolor; arriba, la pose.

La escena no fue casual, fue deliberada. Y como suele ocurrir con las puestas en escena del poder, el tiempo fue el mejor cómplice. La cita originalmente pactada entre la rectora y el gobernador se iba a realizar en Casa Jalisco a las 11:30. Pero –¡oh divina coincidencia! – el encuentro se trasladó a Palacio de Gobierno a las 13:00 horas: justo cuando los estudiantes y familiares, con lágrimas y pancartas, tenían planeada su concentración frente al mismo edificio… ¡pura coincidencia!

¿Quién cree en coincidencias en política? Nadie con tres neuronas activas. Lo que vimos no fue la interrupción de una reunión para atender una protesta, sino la escenificación planeada de una falsa atención.

Lemus salió al balcón solo después de que los gritos desde la plaza lo obligaran. “¡gobernador, escúchanos, por favor!”, “¡somos estudiantes, no somos delincuentes!”, clamaban. Pero Lemus no se bajó a la plaza. En cambio, montó una mesa de trabajo a cielo abierto, en pleno balcón, como si los rayos del sol purificaran la hipocresía. ¿A quién carajos se le ocurrió ese patético espectáculo?

¿Y qué resultó de ese bochornoso espectáculo? La promesa de que habrá mesas de trabajo. Que habrá información. Que habrá coordinación con los tres niveles de gobierno. Palabrería hueca, reciclada de las promesas que no han impedido que Jalisco sea epicentro nacional de desapariciones. Que lo diga Teuchitlán. Que lo griten las familias que ya no duermen, que buscan en fosas y hospitales, en redes sociales y servicios forenses sobrepasados de cuerpos.

Lo más triste no fue Lemus. Fue ver a la rectora Karla Planter, a la dirigente estudiantil Zoé García y al secretario César Barba prestarse para semejante pantomima. ¿Qué hace una rectora sentada en un balcón mientras sus estudiantes exigen respuestas desde la calle? ¿A quién representa una líder estudiantil que se deja retratar como ornamento de la simulación institucional? ¿Dónde está la autonomía universitaria si el rectorado y su representación estudiantil se convierten en comparsa del Ejecutivo?

Planter, en un tuit posterior, habló de “coincidencias”. García Romero no cuestionó el cambio de sede ni de hora. Barba, en silencio. Y mientras tanto, la FEU difundía en sus redes: “¡Nos faltan estudiantes!”. ¿Nos faltan? Sí. Pero también nos sobran funcionarios indiferentes y dirigentes estudiantiles obedientes.

Los manifestantes pedían justicia, no una sesión de fotos. Exigían presencia del Estado, no una escena grotesca de conciliación ficticia. Lemus, experto en manejar el escaparate político, hizo lo que mejor sabe: montarse en una crisis para aprovechar una oportunidad. Nada nuevo. Así gobernó Zapopan. Así deslumbró en Guadalajara. Así inaugura su sexenio en Jalisco: entre cortinas, cámaras y balcones.

El mensaje no fue para las familias. Fue para los likes, para los reels, para los medios. Lo que logró el equipo de comunicación del gobierno de Jalisco fue una producción de redes sociales disfrazada de política pública. Una respuesta oportunista a una crisis estructural.

Pero lo más ofensivo fue que todo ocurrió unos días antes de Semana Santa, cuando los estudiantes están de vacaciones, cuando las escuelas están cerradas, cuando los pasillos universitarios están vacíos.

Este es el fondo del problema: mientras el dolor se expresa con marchas, el poder responde con puestas en escena. Mientras los familiares pegan fichas de búsqueda, el equipo de comunicación del gobernador pega frases hechas. Mientras se juega con el sufrimiento ajeno, se manipula a los medios con imágenes producidas desde Casa Jalisco.

Y no se engañen. Esto no es un error de cálculo, ni una falla de protocolo. Es estrategia. Es una narrativa de control que busca normalizar el horror con mesas, actas, sillas al sol y comunicados institucionales.

Pero hay cosas que no se maquillan. La ausencia de 20 estudiantes no se borra con videos. La responsabilidad del Estado no se elude con balconazos. La dignidad de una universidad pública no se entrega por un lugar en la escenografía oficial, olvidando que el líder moral del Grupo Universidad prefirió morir antes que claudicar… precisamente aprovechando las vísperas de una Semana Santa.

La gran pregunta que queda es: ¿hasta dónde están dispuestos los actores universitarios a prestarse al juego del Ejecutivo? Porque hoy, frente a todo Jalisco, su papel no fue el de contrapeso, sino el de patiños. Y si ese será el tono de los próximos seis años, entonces el guion está claro: los balcones seguirán llenos de sonrisas vacías, mientras las calles se llenan de nombres, rostros y ausencias.

Y ahí sí, ni con todos los reflectores del mundo podrán ocultar el vacío.

En X @DEPACHECOS

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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