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MUNDO

El barril de petróleo rebasa 100 dólares: El conflicto ruso-ucraniano y la crisis económica que se perfila

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Al tiempo que avanza la ofensiva tanto de Rusia en Ucrania contra el gobierno fascista y neonazi de Volodimir Zelenski, y se recrudece la guerra de desinformación en Occidente tratando de ocultar el verdadero origen y situación actual del conflicto entre el gobernante ucraniano y Rusia, los precios de los commodities aumentan rápidamente en una espiral ascendente que amenaza con una nueva depresión –incluso estanflación- a la economías globalizadas.

Para comprender un poco más del contexto en que ahora el mundo se encuentra, habría que saber algunos datos de importancia para no caer víctima del juego de información/desinformación orquestado por las potencias occidentales de la OTAN lideradas por Estados Unidos con el fin de manipular a la opinión pública mundial, cuya mayoría basa sus opiniones y criterios en la “comentocracia”, redes sociales y medios informativos con mayor poder económico y de penetración en el mundo occidental.

Algunos datos importantes de conocer:

Volodimir Zelenski, el actual presidente ucraniano, tiene 44 años de edad, y su vida profesional, antes de su incursión en la política, fue como actor, comediante y productor del show business; incluso llegó a interpretar el personaje de presidente de Ucrania. Sabe muy bien caracterizar sus papeles y del manejo de las emociones y timing del público. Fue hasta 2019, el año que se postuló y ganó las elecciones presidenciales en la segunda vuelta electoral que incursionó en la política.

Zelenski saltó a la fama con una serie de televisión en la que interpretaba el papel de un maestro de escuela malhablado que se convertía en presidente del país después de que se difundiera video donde soltaba una diatriba contra la corrupción en Ucrania.

Esta emisión supo captar perfectamente el estado de ánimo del país después de la revolución favorable a la Unión Europea de 2014, que derrocó a un presidente prorruso, alejado de los intereses occidentales, y democráticamente electo (Viktor Yanukovich), y el ascenso al poder de Petró Poroshenko (2014-2019) apoyado por los sectores más conservadores y reaccionarios, quienes conmemoran oficialmente el nacionalismo ucraniano el día del cumpleaños de Stepán Bandera, líder nacionalista que batalló contra la URSS y colaboró con los nazis a mediados del siglo pasado.

Las simbologías no están de más, y lo mencionado sobre Stepán Bandera no es lo único. El escudo del Batallón Azov -una unidad paramilitar de extrema derecha​ de voluntarios neonazis​ de Ucrania, y varios países- consta de una runa wolfsangel estilizada, y detrás de ella, un sol negro, ambos símbolos profusamente utilizados en la Alemania nazi, entre otros, por divisiones enteras de las SS o Waffen SS, el cuerpo de élite del Ejército de Hitler. Es por eso que a nadie le debiera extrañar que en las sucesivas votaciones que ha habido en la Asamblea General de la ONU de una resolución contra la glorificación del nazismo y otras formas de discursos de odio racial, los votos en contra han sido de Estados Unidos y de Ucrania, con la abstención de los gobiernos de la Unión Europea y el voto a favor de una amplia mayoría de países. (jornada.com.mx)

Volodimir Zelenski ha llegado a la presidencia con un objetivo claro: continuar la labor iniciada por su predecesor (Poroshenko): facilitar la integración de Ucrania a la Unión Europea y a la OTAN, para así poner a disposición de los imperialistas occidentales los vastos recursos de ese país, y facilitar la instalación de bases militares de la Alianza Atlántica en territorio ucraniano, con misiles apuntando a Moscú. Prueba de ello son las exigencias de Zelenski a los países miembros de la OTAN de dotarlos de armamento y “ayuda humanitaria”, haciendo uso de sus dotes histriónicas aparentando ser un héroe de guerra luchando en el frente de batalla, tal como hizo en la serie que protagonizó como actor.

Desde el 2014 han muerto más de 14 mil ucranianos en una guerra interna entre los nacionalistas y la región de Dombás (en el Este de Ucrania), en la cual se concentra la mayor cantidad de prorrusos, donde se habla el ruso, se practica la religión de la Iglesia Ortodoxa Rusa, así como sus hábitos y costumbres. Es importante recordar que Ucrania, al igual que otros países ahora independientes, formaron parte de la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) durante 69 años.

Estados Unidos no cumplió la promesa de que la OTAN no se expandiría a Europa del Este, un acuerdo hecho durante las negociaciones de 1990 entre Occidente y la Unión Soviética sobre la unificación alemana. Desde este punto de vista, Rusia se ve obligada a impedir la marcha hacia el este de la OTAN como una cuestión de autodefensa. Occidente ha protestado enérgicamente que nunca se llegó a tal acuerdo. Sin embargo, cientos de memorandos, actas de reuniones y transcripciones de archivos estadounidenses indican lo contrario.

A principios de febrero de 1990, los líderes estadounidenses hicieron una oferta a los soviéticos. Según las transcripciones de las reuniones en Moscú el 9 de febrero, el entonces secretario de Estado, James Baker, sugirió que, a cambio de la cooperación con Alemania, Estados Unidos podría ofrecer «garantías férreas» de que la OTAN no se expandiría «ni una pulgada hacia el este». Menos de una semana después, el presidente soviético Mikhail Gorbachev accedió a iniciar conversaciones de reunificación. No se llegó a ningún acuerdo formal, pero según toda la evidencia, el quid pro quo estaba claro: Gorbachov se adhirió al alineamiento occidental de Alemania y Estados Unidos limitaría la expansión de la OTAN. (latimes.com)

EE.UU. y sus aliados han bloqueado los medios noticiosos y de información que presentan un panorama distinto al que Occidente quiere imponer. La manipulación de fotografías, videos, incluso entrevistas, han logrado convencer a millones de occidentales sobre la versión invasora de Rusia sobre Ucrania, y la valentía y heroísmo del presidente ucraniano Zelenski. Los medios de información y periodismo independiente han sufrido ataques cibernéticos continuos, hackeando sus servidores y borrando toda la información y bases de datos, hasta bloqueando su acceso a internet. No se debe olvidar que internet tiene dueños y que no es un espacio cien por ciento libre, sino todo lo contrario.

Es larga la lista de sucesos y eventos que llevaron la situación al punto en el que ahora se encuentra, y de la cual no se avizora una salida rápida o fácil. Por lo pronto los efectos en la economía se manifiestan crudamente.

Como consecuencia del conflicto bélico en Eurasia, el precio de los commodities sigue en aumento y, considerando otros elementos inflacionarios y la alta demanda mundial, la proyección para los próximos meses de las materias primas y productos manufacturados manifiesta un alza continua que continuará impactando en el poder adquisitivo.

La cotización del oro está llegando a sus máximos históricos, situándose en $1,966 usd la onza, a poco de llegar al precio alcanzado en 2020, cuando alcanzó los $2,067 en julio del 2020, como respuesta a la incertidumbre económica por la pandemia del coronavirus.

El precio del petróleo sigue en aumento día tras día, y ha rebasado ya los $118 usd por barril (Brent), rebasando por mucho la barrera psicológica de los cien dólares; asimismo el precio del gas ha aumentado en más de 60% para los europeos, como resultado del conflicto ruso-ucraniano, encareciendo duramente la vida para los habitantes de Europa. En Alemania, por ejemplo, el precio de la gasolina ha aumentado de 1.10 a casi 2 euros por litro.

Entre los pronósticos más alcistas, JP Morgan espera que el crudo alcance los 185 dólares a fines de 2022 si la interrupción de las exportaciones rusas se extiende hasta finales del año, aunque su promedio para el año es de 98 dólares.

El Brent superó los 100 dólares la semana pasada por primera vez desde 2014 y tocó los 119.84 dólares el jueves. El viernes, cotizaba por encima de los 112 dólares, apuntalado por las sanciones a Rusia, que exporta más de 7 millones de barriles por día (bpd).

Los precios podrían subir a 150 dólares por barril e incluso más si Estados Unidos y sus aliados toman medidas aún más agresivas para reducir las exportaciones de crudo ruso, ya que no hay suficiente capacidad disponible para compensar una reducción significativa en los embarques rusos”, dijo John Paisie, presidente de Stratas Advisors. (forbes.com.mx)

Las consecuencias económicas para el mundo derivadas de las sanciones «sin precedentes» impuestas contra Rusia por su operación militar en Ucrania «ya son muy graves» y podrían empeorar, comunicó este sábado el Fondo Monetario Internacional (FMI).

«Si bien la situación sigue siendo muy inestable y las perspectivas están sujetas a una incertidumbre extraordinaria, las consecuencias económicas ya son muy graves. Los precios de la energía y de las materias primas, incluido el trigo y otros granos, han aumentado, lo que se suma a las presiones inflacionarias por las interrupciones en las cadenas de suministro y la recuperación de la pandemia del covid-19», reza el comunicado. (actualidad.rt.com)

Será prácticamente inevitable que esta nueva crisis –aunada a la provocada por la pandemia- genere un impacto adverso en la inflación y en la actividad económica mundial. El resultado a corto plazo será un aumento del costo de vida, con todas las consecuencias a mediano y largo plazo que conllevan, y esto sin considerar una posible escalada en el conflicto bélico que podría extenderse territorialmente si no se encuentra una salida diplomática lo antes posible.

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MUNDO

Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

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Por Francisco Junco

Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.

Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.

Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.

En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.

“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.

Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.

En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.

Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.

Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.

En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.

Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.

Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.

De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.

En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

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Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos

LAS NOTICIAS PRINCIPALES:

Fallo ambiental que resuena: «No estoy para ser querida, sino para cumplir con diligencia», magistrada Fanny Jiménez

Buscan cubrir a AMLO en actos de corrupción

Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU

Mensaje del gobernador en el Informe de Quirino: «Tlajomulco es un ejemplo de coordinación y visión de futuro»

Primer Informe de Gerardo Quirino en Tlajomulco: Un gobierno siempre cerca, que escucha, atiende y resuelve

Charros se quedó sin gas: Diablos, digno campeón

Carlos Urrea rescata a un héroe olvidado, presenta el libro «General Urrea: La Independencia de México»

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MUNDO

Tolerancia en tiempos de algoritmos

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– Opinión, por Miguel Anaya

¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.

En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.

¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.

El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.

He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).

La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.

Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.

La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.

El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.

Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.

Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.

En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.

El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.

Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.

Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.

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MUNDO

De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

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– A título personal, por Armando Morquecho Camacho

En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.

México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.

La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.

Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.

El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.

La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.

No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.

Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.

No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.

Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.

Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.

No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.

El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.

Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.

Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.

Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.

Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.

México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.

No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.

Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.

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