JALISCO
El desafío de construir comunidad: Jalisco sin pulso

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Cuando pienso en mi ciudad, viene a mi mente una singular metáfora: la de una ciudad que se queda sin semáforos. No porque haya fallado el sistema eléctrico, ni por alguna tormenta fuera de lo común, sino porque alguien, en algún punto de la cadena de decisiones, dejó de dar importancia a lo elemental.
Semáforos descompuestos, esquinas convertidas en caos, peatones que sortean autos como si se tratara de una competencia de supervivencia. Una ciudad sin semáforos es una ciudad sin reglas visibles. Por eso esta es también una metáfora precisa de lo que ocurre cuando el orden deja de importar en la administración pública.
En Jalisco, en casi todos sus rincones, hace tiempo que el orden — esa idea mínima pero poderosa que permite que una comunidad se mueva con certeza y con paz — dejó de ser una prioridad. La sensación es que hemos normalizado el desorden, lo hemos incorporado a nuestra cotidianidad al grado de que ya no nos escandalizan las estampas urbanas que deberían indignarnos.
Motociclistas que “toman” avenidas completas en las madrugadas como si se tratara de un ritual callejero, sin autoridad que los regule ni que aparezca siquiera a observar. Calles dañadas sin mantenimiento, zonas enteras que parecen atrapadas en un estado permanente de reparación y espacios públicos convertidos en campos de obstáculos urbanos.
Nada de esto es producto del azar. Son consecuencias acumuladas de administraciones que, lejos de asumir el poder como un espacio para articular el bien común, han optado por convertirlo en plataforma de promoción personal o en escenario para la simulación. Se gobierna para la cámara, para la nota, para el siguiente cargo. Se construye más desde el marketing que desde el interés público…
En los últimos años, la clase política que ha ocupado los espacios más relevantes de representación en Jalisco ha tenido muchas oportunidades para demostrar una vocación genuina de servicio, sin embargo, lo que ha predominado es una preocupante indiferencia ante lo que de verdad duele y afecta a la gente.
No obstante, lo anterior, debo precisar que no se trata de descalificar en automático ni de rechazar todo lo hecho. Sería injusto desconocer avances, logros o esfuerzos aislados (que sí han existido).
Pero dado el contexto actual, es importante precisar que cuando esos esfuerzos se ven opacados por una percepción generalizada de abandono, de soberbia, de lejanía, es momento de hacer una pausa y repensar el rumbo. Gobernar no es administrar el espectáculo. No es diseñar slogans ni coreografiar conferencias de prensa. Gobernar es saber decir que no cuando hace falta, hacer cumplir la ley, aunque no dé aplausos, construir condiciones para que el ciudadano viva mejor sin necesidad de pedir favores.
En la política local se ha instalado una peligrosa comodidad: la de creer que el control electoral equivale a legitimidad permanente. Pero los votos, aunque importantes, no son cheques en blanco. La legitimidad se renueva todos los días con decisiones sensatas, con atención al detalle, con sensibilidad frente al dolor ajeno. Y eso no se logra desde la distancia ni desde la arrogancia, sino con cercanía real, con escucha activa, con voluntad de corregir cuando se ha fallado.
Hay temas que duelen especialmente por lo que revelan. Uno de ellos es la inseguridad que no se presenta en los grandes titulares, sino en las expresiones cotidianas de miedo y vulnerabilidad. La gente ya no llama a la policía porque ha aprendido que muchas veces no llega. Las mujeres modifican sus rutas para evitar zonas donde no hay alumbrado ni vigilancia. Los jóvenes asumen que ser víctimas de robo en el transporte público es una especie de impuesto urbano no declarado. Este tipo de violencia, que se infiltra en lo cotidiano, es la que más erosiona la confianza ciudadana.
Y al mismo tiempo, se ha perdido también el sentido profundo de lo público. Muchas decisiones se toman pensando en beneficios de corto plazo, sin atender las consecuencias a futuro. Se desarrollan zonas sin infraestructura suficiente, se sobreexplotan recursos y espacios, se promueven inversiones sin planes de sostenibilidad. Todo parece orientado a mostrar resultados “visibles” que sirvan para alimentar narrativas políticas, pero que no necesariamente responden a una lógica de bienestar colectivo.
Por eso, más allá de nombres propios o colores partidistas, lo que urge en Jalisco es una nueva ética del servicio público. Una visión que recupere el valor del orden, de la legalidad, de la equidad. Que entienda que gobernar no es una oportunidad para presumir poder, sino una responsabilidad que se asume con humildad. Que sepa que el verdadero progreso no se mide por la cantidad de obras inauguradas, sino por el nivel de vida que alcanza la gente en las colonias, en los barrios, en las comunidades rurales.
Las próximas generaciones nos juzgarán por lo que permitimos que se normalizara. Por los silencios cómplices, por las omisiones disfrazadas de eficiencia, por las prioridades mal asignadas. Y si algo podemos hacer desde la crítica —una crítica honesta, constructiva, sin estridencias ni linchamientos— es señalar que no podemos seguir aceptando administra desconectada de su gente. No podemos resignarnos a vivir en ciudades donde lo caótico se vuelve parte del paisaje.
Volver a poner orden, recuperar el sentido del servicio, construir confianza, no es tarea de un solo gobierno ni de una sola persona. Pero sí comienza por reconocer que algo no está funcionando. Que hace falta mirar con más seriedad los pequeños síntomas que revelan descomposición. Que gobernar exige más que ambición: exige vocación.
Una ciudad que pierde orden también pierde su ritmo. Y una sociedad que se acostumbra a ese caos corre el riesgo de perder su esperanza. Lo que está en juego no es una elección ni una narrativa, sino la posibilidad de volver a construir comunidad.
JALISCO
Quirino, a paso firme y veloz

De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //
Debemos admitir que Gerardo Quirino es una grata revelación.
Hace meses comenté en este espacio que el alcalde de Tlajomulco tiene la oportunidad de convertirse en el nuevo rostro de la política local, y todo indica que la está aprovechando de modo total.
Su agenda diaria atiende una buena dosis de calle y comunidades, lo que sugiere que está cumpliendo con la promesa que hizo en campaña en el sentido de que pasaría mucho tiempo recorriendo el municipio para verificar que los trabajos se concreten en tiempo y forma.
Cercanos a él me aseguran que está disfrutando la chamba y que es obsesivo con los resultados.
“Nos trae asados”, me dijo uno de sus colaboradores.
Me platican también que hasta hoy mantiene la sencillez y que no trae nubes en la cabeza, es decir, que no está futureando con saltar a Guadalajara o brincar a Morena, cosa que lo tiene concentrado, sin distracciones.
Lo cierto es que en Tlajomulco se observan obras por todas partes.
Consulté sobre el particular y me dicen que para este año se destinarán casi dos mil millones de pesos en labores de mantenimiento y construcción, cifra sin precedente si la comparamos con las inversiones del inicio de las pasadas administraciones emecistas.
Quizás por lo anterior es que, en su más reciente medición, la firma internacional Massive Caller lo coloca como el mejor evaluado de la zona metropolitana con una aprobación del 60.7 por ciento.
Nadie más alcanza un promedio del 60 %
Al respecto, vale la pena poner sobre la mesa del análisis, que de continuar así, el escenario político del 2027 no le será nada sencillo a Morena.
Conquistar el triunfo dependerá de enviar al campo de batalla electoral a su propuesta más competitiva.
Y es que aunque diversos estudios arrojan que el movimiento guinda empata con la marca naranja en la cuna del alfarismo, la realidad es que el nivel de aceptación social con el que cuenta Gerardo pinta para mejorar en el futuro.
Así pues, estamos ante un personaje con altas posibilidades, en efecto, de ser un referente inevitable en la arena pública.
Pocas veces se ve a un presidente municipal que arranque a toda velocidad y no tropiece en el camino.
@DeFrentealPoder
*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista social, escritor y analista político.
ENTREVISTAS
SICT se resiste a cumplir convenio de pago con la Comunidad Indígena de Mezquitán: Luis Antonio Rocha

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
Hace más de 21 años, la Comunidad Indígena de Mezquitán, un pueblo wixárika y nahua con más de tres siglos de historia en Jalisco, cedió casi 27 hectáreas de sus tierras para la ampliación de la carretera Guadalajara-Saltillo, una vía clave para el desarrollo regional.
A cambio, la entonces Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) prometió pagar casi 40 millones de pesos, pero hoy, en 2025, la comunidad sigue esperando. Lo que parecía un acuerdo justo se convirtió en una deuda histórica, un símbolo de la marginación que enfrentan los pueblos indígenas, por el incumplimiento de la hoy SICT, Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes.
Luis Antonio Rocha, el abogado que representa a la Comunidad Indígena de Mezquitán en un litigio contra la SCT, nos cuenta los detalles de esta lucha: una batalla legal marcada por tácticas dilatorias, excusas burocráticas y la resistencia inquebrantable de una comunidad que exige justicia. En esta entrevista, exploramos los orígenes del conflicto, los obstáculos en el camino, y el mensaje de esperanza que Mezquitán envía a México.
LA ENTREVISTA
Gabriel Ibarra Bourjac (GIB): ¿Cómo comenzó este conflicto, y qué se les prometió exactamente?
Luis Antonio Rocha (LAR): Todo empezó en 2001, cuando la SCT necesitaba ampliar la carretera Guadalajara-Saltillo, un proyecto estratégico para Jalisco. La Comunidad de Mezquitán, con una historia de más de 335 años, tenía tierras en la ruta: 26.93 hectáreas de suelo sagrado, parte de su identidad wixárika y nahua.
En un acto de buena fe, la comunidad firmó un convenio en 2004 con la entonces SCT, cediendo los terrenos a cambio de un pago de casi 40 millones de pesos. La SCT pagó un anticipo de 5 millones y prometió cubrir hasta el 50% de la cantidad acordada, una vez que se contara con el avalúo elaborado por la entonces Comisión de Avalúos de Bienes Nacionales.
Lo cual, desde luego, nunca cumplió. Pero ya transcurrieron más de 21 años. Solo dieron un millón más en 2005, y desde entonces, nada. Es un engaño claro y una injusticia a una Comunidad Indígena, que confió en el Gobierno Federal.
GIB: Es inaudito que un convenio firmado hace tanto tiempo siga sin cumplirse. ¿Qué excusas ha dado la SICT para justificar este incumplimiento, y cómo han enfrentado esas tácticas en el litigio?
LAR: La SICT ha usado todas las tácticas posibles para evadir su responsabilidad. Primero dijeron que no había presupuesto. Luego, que los documentos del convenio estaban “perdidos” o eran “incompletos”. Incluso han insinuado que la comunidad debería “regalar” las tierras, como si su sacrificio no valiera nada.
En 2016, la directiva de la Comunidad Indígena de Mezquitán me buscó para actuar. Presentamos una demanda en 2017 en contra de la SICT, la SEDATU y el entonces PRESIDENTE de la República, exigiendo el pago. Desde el inicio, enfrentamos tácticas dilatorias: la SICT nombró a la Fiscalía General como su representante, y esta argumentó que el caso era “civil” y no “agrario”, a pesar de que la Comunidad Agraria de Mezquitán tiene personalidad reconocida por las autoridades Agrarias y lo que se convenió eran tierras propiedad de la Comunidad y que la Ley Agraria asi lo establece cuando el Juicio es por un conflicto de tierras del régimen Ejidal o Comunal. También alegaron que el derecho había “prescrito”. Son argumentos absurdos, diseñados para desgastar. Pero no nos rendimos.
Ganamos en el Tribunal Agrario 16, y en noviembre de 2023, el Tribunal Superior Agrario nos dio la razón, ordenando un avalúo por el INDAABIN para calcular el pago a valor comercial. Sin embargo, los representantes de la SICT siguen interponiendo amparos frívolos, el último resuelto en diciembre de 2024, para retrasar lo inevitable.
GIB: Mencionas una victoria en el Tribunal Superior Agrario, pero la SICT y hasta el propio Tribunal Superior parecen seguir dilatando. ¿Qué está pasando ahora, y qué falta para que Comunidad Indígena Mezquitán reciba su pago?
LAR: Estamos en un limbo burocrático deliberado. La sentencia de diciembre de 2024 es firme: no hay más recursos legales que la SICT pueda interponer. El Tribunal Superior Agrario debe ordenar al INDAABIN realizar un avalúo a valor comercial — por metro cuadrado, dado que son terrenos junto a una carretera—. Pero el tribunal Superior ha dado excusas: que “no saben si hay un amparo”, que “no han recibido el expediente”, a pesar de que les hemos mostrado la sentencia. Hace cuatro meses, desde enero de 2025, El Séptimo Tribunal Colegiado en Zapopan ya les reiteró que la sentencia es firme, pero el Tribunal Superior sigue sin actuar. Cada día de retraso aumenta el valor del pago, pero también la frustración de la comunidad. Lo único que falta es que el tribunal Superior Agrario ordene la elaboración del avalúo y la SICT pague. No hay excusas legales; solo falta voluntad.
GIB: Este caso no es solo legal; es profundamente humano. ¿Cómo ha vivido la comunidad de Mezquitán estos 21 años de espera, y qué significa esta lucha para ellos?
LAR: Para la Comunidad Indígena Mezquitán, esto es más que dinero; es una cuestión de dignidad y supervivencia. La comunidad está formada por 333 familias, unas 3,000 personas, muchas lideradas por mujeres y adultos mayores. Esas 27 hectáreas no eran solo tierra; eran su patrimonio, su conexión con la madre tierra, donde cultivaban nopales, ciruelos y mangos. Al cederlas, confiaron en que el pago les traería escuelas, clínicas, caminos.
En cambio, algunas familias de la comunidad, viven en la marginación, en casas sin todos los servicios, cerca de la Barranca de Huentitán, tras siglos de expropiaciones que los desplazaron desde José María Vigil hasta el periférico. Muchos ancianos que firmaron el convenio murieron esperando. Sin embargo, su resistencia es inspiradora. En asambleas, mujeres, jóvenes y líderes como los de la mesa directiva se reúnen, recordando que esta lucha es por sus hijos y nietos. Han hecho manifestaciones pacíficas en las oficinas de la SICT y en la carretera, sin bloquear, solo exigiendo lo que les pertenece. Su mensaje es claro: no se rendirán.
GIB: Hablas de una comunidad desplazada históricamente, desde el cementerio de Mezquitán hasta la Barranca. ¿Crees que este caso refleja un racismo estructural contra los pueblos indígenas?
LAR: Absolutamente. Este no es un error administrativo; es un reflejo de cómo el Estado sigue tratando a los indígenas como ciudadanos de segunda. La Comunidad Indígena Mezquitán no recibió esas tierras como “dádiva”; las compraron y las han defendido por 335 años. La SICT nunca se atrevería a ignorar un convenio con una empresa privada por 21 años. Pero con una comunidad indígena, actúan con soberbia, asumiendo que no tienen el poder para pelear. Es racismo institucional, disfrazado de burocracia. Y no es solo la SICT; la SEDATU y las dependencias que tienen que ver con el incumplimiento, con sus retrasos, perpetúan esta marginación. Pero la Comunidad Indígena Mezquitán está rompiendo ese ciclo, mostrando que los pueblos originarios tienen derechos y los harán valer.
GIB: En 2025, México presume avances en derechos indígenas, con reformas como la consulta obligatoria. ¿Puede este caso sentar un precedente para otros pueblos, y qué papel juega la comunidad en este proceso?
LAR: Este caso tiene un potencial transformador. Si logramos que la SICT pague, será un precedente legal para decenas de comunidades indígenas que enfrentan incumplimientos similares por tierras, agua o recursos. La sentencia del Tribunal Superior Agrario refuerza que los convenios con pueblos originarios son vinculantes, sin necesidad de expropiaciones innecesarias. Más allá de lo legal, la Comunidad Indígena Mezquitán es un símbolo de resistencia. Sus asambleas, donde todos —mujeres, ancianos, jóvenes — deciden juntos, son un modelo de organización.
La comunidad no solo me guía como abogado; es el corazón de la lucha. Con el respaldo del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) la Secretaria de la Mujer y organizaciones civiles, demostraremos que los indígenas pueden ganar contra el Estado. Este caso podría inspirar a otros a exigir justicia, tomando en cuenta que el gobierno Federal, declaro el año 2025 como el “Año de la Mujer Indígena”.
GIB: Has mencionado la soberbia de la SICT y la falta de conciliación. ¿Por qué crees que evitan negociar, y qué han propuesto ustedes para resolver esto?
LAR: La SICT actúa injustamente, dilatando el pago a Mezquitán desde la demanda de 2017 con tácticas como amparos improcedentes, que retrasaron dos años. En siete u ocho reuniones, solo ofrecen excusas (“no estamos notificados”) y rechazan conciliar, pese a nuestra disposición a negociar un avalúo justo. Saben que perdieron, pero buscan desgastar a la comunidad. Esta negligencia aumenta el costo del avalúo, una irresponsabilidad pagada con recursos públicos.
GIB: La comunidad ha mostrado paciencia, pero también frustración. ¿Qué mensaje envías a los jaliscienses y a las autoridades sobre cómo apoyar a Mezquitán?
LAR: Esta lucha es de todos. La carretera Guadalajara-Saltillo existe por el sacrificio de la Comunidad Indígena Mezquitán. Apóyenlos compartiendo su historia y exigiendo que la SICT cumpla. No debemos ignorar su dolor. A las autoridades: dejen de evadir, ordenen el avalúo y paguen. A la comunidad: seguiremos hasta lograr justicia. Su lucha inspira a Jalisco y México.
GIB: ¿Un mensaje final para los lectores?
LAR: Que nadie olvide: Mezquitán no pide favores; exige su derecho. Hace 21 años entregaron sus tierras, y la carretera está ahí, beneficiando a millones. Ahora es turno de la SICT del Gobierno Federal, de cumplir. Como dicen en la comunidad: “La tierra no miente, y la justicia siempre encuentra su camino”. Sigamos luchando juntos.
Beisbol
Detrás del éxito de Charros hay una sólida organización: Luis Alberto González

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
En una vibrante conversación Luis Alberto González, conocido como Beto, Director General de Charros de Jalisco, comparte su pasión por el béisbol y su visión para consolidar a la organización como un referente deportivo y de entretenimiento en Guadalajara. Originario de Sonora, Beto confiesa que, aunque extraña el calor, la carne asada y a su familia, pero dirigir a Charros es un sueño que supera cualquier nostalgia.
Con dos campeonatos en la Liga Mexicana del Pacífico y un título en la primera temporada de la Liga Mexicana de Softbol Femenil, la empresa liderada por la familia González Íñigo ha transformado al equipo en un símbolo de éxito y conexión con la afición.
Beto revela los pilares de la estrategia de la familia González Íñigo: una estructura sólida que combina talento deportivo con un enfoque empresarial, un espectáculo integral que va más allá del juego y un compromiso con la comunidad jalisciense.
En un mercado competitivo como Guadalajara, donde el fútbol y los eventos culturales dominan, Charros ha sabido capitalizar la rica tradición beisbolera de la región y el respaldo de patrocinadores para ofrecer una experiencia única.
Esta entrevista explora cómo la familia González Íñigo y su equipo directivo han construido un modelo ganador, apostando por el desarrollo de talento joven, contrataciones estratégicas como la de Benjamín Gil, y una visión a largo plazo para llevar el béisbol de Jalisco a nuevos horizontes.
“TODO EQUIPO SUEÑA CON GANAR CAMPEONATOS”
Gabriel Ibarra Bourjac (GIB). Luis Alberto González, conocido como Beto. ¿No extrañas el calor, la carne asada y la comida sonorense?
Luis Alberto González (LAG): Claro que sí, extraño todo eso y a mi familia. Pero estar al frente de un equipo como Charros de Jalisco es un proyecto tan apasionante que, al ponerlo en la balanza, no hay comparación. Dirigir esta organización en Guadalajara es un sueño hecho realidad. Estoy muy satisfecho, especialmente con los resultados: dos campeonatos en cuatro temporadas en la Liga Mexicana del Pacífico y un título en la primera temporada de la Liga Mexicana de Softbol Femenil.
GIB: ¡Eso es impresionante, Beto! ¿Lo imaginabas cuando empezaste?
LAG: Todo equipo deportivo sueña con ganar campeonatos. Quien diga lo contrario es demasiado modesto. Lograr dos títulos en la Liga Mexicana del Pacífico y uno en softbol femenil en tan poco tiempo es una gran satisfacción para la familia González Íñigo y para toda la organización de Charros de Jalisco. Es el resultado del esfuerzo colectivo.
GIB: ¿Cómo diseñaron la estrategia para convertir a Charros en un equipo campeón, tanto en béisbol como en softbol, y ofrecer un espectáculo todo el año en Guadalajara?
LAG: Todo comienza con una estructura sólida. Detrás de los 30 jugadores y el cuerpo técnico hay cerca de 50 colaboradores en áreas como mercadotecnia, venta de boletos, patrocinios y tiendas. Ellos hacen posible que cada día de juego sea una experiencia de entretenimiento única, más allá del éxito deportivo. Además, el consejo de administración, liderado por la familia González Íñigo, impulsa una visión estratégica enfocada en dos objetivos: éxito deportivo y empresarial. No es solo una pasión por el béisbol; es un negocio que beneficia a nuestra comunidad, desde los colaboradores hasta los aficionados.
GIB: En una ciudad como Guadalajara, donde el fútbol domina y hay tantas opciones de entretenimiento, ¿cómo logran atraer aficionados y mantener un espectáculo de calidad?
LAG: Es un desafío diario. Guadalajara es una plaza vibrante, pero competimos con fútbol, conciertos y eventos culturales. Sin embargo, la ciudad tiene una rica tradición beisbolera, especialmente en regiones como los Altos de Jalisco, donde hay más canchas de béisbol que de fútbol. Aprovechamos esta base, junto con el arraigo del béisbol del Pacífico, para conectar con los aficionados. Los patrocinadores también son clave, ya que comparten nuestro compromiso de ofrecer un espectáculo de primer nivel, tanto en lo deportivo como en la experiencia en el estadio.
REPLICAR EL ÉXITO DE CHARROS EN VERANO
GIB: Replicar el éxito de la Liga Mexicana del Pacífico en la Liga Mexicana de Beisbol (LMB) durante el verano es un reto. ¿Cuál es su plan?
LAG: En nuestra segunda temporada en la LMB, apostamos por la continuidad de figuras clave como Billy Hamilton, Mateo Gil, Luis Payán, Luis Iván Rodríguez y Michael Wielansky. Estos jugadores no solo aportan talento, sino que generan identidad y conexión con los aficionados. Estamos construyendo una base sólida para competir con la misma pasión y calidad que en el invierno, aunque reconocemos que es un proceso que llevará tiempo.
GIB: Charros lidera el béisbol del Pacífico con un modelo de negocio exitoso. ¿Cómo lo han construido en una plaza tan dinámica como Guadalajara?
LAG: Guadalajara es ideal por su dinamismo y empuje empresarial. Partimos de una franquicia bien posicionada, con una base comercial sólida. Hemos fortalecido este modelo con estrategias que combinan espectáculo deportivo, compromiso con los aficionados y alianzas con empresas locales, consolidando nuestro liderazgo en la Liga Mexicana del Pacífico.
GIB: “Todos somos Charros” es un gran concepto creado por la anterior administración. ¿Sigue vigente?
LAG: Es un lema que conecta profundamente con la comunidad. Lo hemos potenciado mejorando continuamente la experiencia en el estadio, desde el espectáculo hasta los servicios, para que los aficionados vivan momentos inolvidables.
“UNA DECISIÓN MEDITADA, NO IMPULSIVA”
GIB: Entrar a la Liga Mexicana de Beisbol fue una decisión audaz. ¿Cómo se tomó?
LAG: Fue una decisión meditada, no impulsiva. Tras un análisis exhaustivo y debates en el consejo, identificamos tres ventajas clave: primero, creemos que Guadalajara tiene suficiente afición y población para sostener béisbol todo el año, con cerca de 100 juegos.
Segundo, participar en la LMB nos permite aspirar a un estadio moderno, con tecnología e innovación acordes a la grandeza de Jalisco.
Tercero, queríamos dar continuidad al esfuerzo previo de traer béisbol de verano, iniciado por administraciones anteriores. Aunque reconocemos que es un proceso gradual, estamos satisfechos con los avances y confiados en el camino que llevamos.
EL ACIERTO DE CONTRATAR A EL MATADOR
GIB: La contratación de Benjamín Gil, considerado el mejor manager mexicano, fue un gran acierto. ¿Cómo lograron traerlo?
LAG: Benjamín siempre estuvo en nuestro radar. Su liderazgo en el Clásico Mundial, con México destacando bajo su mando, confirmó su valía. Es un manager probado, gran comunicador, motivador, bilingüe y con una estrategia clara: defensiva sólida, velocidad en las bases y relevo sobresaliente. Íñigo González Covarrubias lideró las negociaciones, convenciendo a Benjamín de unirse a un proyecto ambicioso que, aunque en ese momento eran ideas, hoy es una realidad. Su llegada, incluso cuando estaba cerca de oportunidades en Grandes Ligas, fue un gran logro.
GIB: ¿Qué compromiso asumió Benjamín en términos de campeonatos?
LAG: Benjamín se comprometió a competir por tres campeonatos en torneos de verano e invierno. Entró a mitad de la temporada 2023-24 en la Liga Mexicana del Pacífico, cuando el equipo estaba en un bache. Logró llevarnos a playoffs y fue nombrado Manager del Año. En la temporada completa 2024-25, ganamos el campeonato y nuevamente fue reconocido como Manager del Año. En verano, aunque la primera temporada fue complicada, sentó las bases para el éxito actual.
GIB: Charros ha destacado por desarrollar talento joven, como Jared Serna, Alex Osuna. ¿Cómo avanza el trabajo en las fuerzas básicas?
LAG: El desarrollo de talento mexicano es una prioridad. Jugadores como Jared Serna, Alex Osuna, Fernando Villegas (Novato del Año), Julián Ornelas y Alemao Hernández son ejemplos de un proceso ordenado que comenzó antes de nuestra administración y hemos fortalecido. Estamos formando a nuevas promesas, como Darío Gardea, un pitcher con gran velocidad y comando, y Carlos Báez, un fielder de 19 años con un brazo excepcional. En la LMB, donde hasta 20 extranjeros por equipo limitan espacios para mexicanos, nuestro compromiso es seguir desarrollando talento local con especialistas como Eliseo Villarreal, quien lidera este proyecto.
GIB: Háblanos del equipo directivo que ha llevado a Charros a estos resultados.
LAG: Desde que entramos a la LMB, confiamos en dos jóvenes talentos: Héctor Carrillo y Miguel Solís. Héctor, hijo del legendario Matías Carrillo, ha sido clave en armar el equipo, logrando movimientos como el cambio por Manny Bañuelos, la contratación de Mateo Gil y el descubrimiento de Michael Wielansky, quien batea cerca de .400. Miguel, también de familia beisbolera, aporta visión y experiencia. Juntos, lideran el área deportiva con un enfoque fresco y estratégico que ha dado resultados.
LA GRAN ADQUISICIÓN DE MANNY BAÑUELOS
GIB: La llegada de Manny Bañuelos fue determinante para el campeonato. ¿Cómo lograron ese cambio con Tomateros?
LAG: Traer a Manny Bañuelos requirió una negociación compleja. Es un pitcher abridor zurdo mexicano, un perfil escaso y valioso. Para lograrlo, cedimos a Víctor González, un nayarita con experiencia en Grandes Ligas. La decisión fue difícil y debatida, pero sabíamos que Manny cambiaría la dinámica del equipo. Su solidez en la postemporada lo demostró. Tomateros exigió algo de igual valor, como es habitual con organizaciones profesionales. Aunque Víctor no lanzó con ellos, nuestro análisis previo, considerando su posible partida a Estados Unidos, nos dio confianza en la decisión.
GIB: Háblame del equipo directivo que lidera el área deportiva de Charros de Jalisco y ha impulsado estos resultados exitosos.
LAG: Desde que asumimos la gestión del béisbol de verano, decidimos confiar en dos jóvenes talentos del béisbol mexicano para liderar el área deportiva. Por un lado, está Héctor Carrillo, hijo de Matías Carrillo, una leyenda del béisbol mexicano, considerado entre los mejores jugadores de nuestra historia. Héctor creció inmerso en este deporte y, a pesar de su juventud, ya tiene experiencia en la formación de equipos competitivos. Le dimos la responsabilidad de armar a Charros de Jalisco en la Liga Mexicana del Pacífico, y sus decisiones han sido clave: logró el cambio por Manny Bañuelos, la incorporación de Mateo Gil, la contratación de Reinaldo Rodríguez justo antes del arranque de la temporada anterior y el descubrimiento de Michael Wielansky, un jugador sin experiencia previa en México que quedó segundo en la votación al Jugador Más Valioso y actualmente batea cerca de .400.
Por otro lado, está Miguel Solís, también joven y proveniente de una familia beisbolera. Miguel aporta una visión fresca y conocimiento profundo del deporte, habiendo trabajado en roles estratégicos dentro del béisbol mexicano. Juntos, Héctor y Miguel forman un equipo dinámico que combina experiencia, innovación y pasión, lo que ha sido fundamental para consolidar a Charros como una organización líder.
RENOVACIÓN TOTAL DE CHARROS DE VERANO
GIB: La primera temporada en la LMB fue difícil, de gatos negros, pero esta segunda muestra un equipo renovado. ¿Cómo lograron esta transformación?
LAG: El año pasado tuvimos poco tiempo para armar el equipo, heredando la base de Mariachis de Guadalajara. Aunque confiamos en algunas piezas, no alcanzamos el nivel esperado. Desde el final de esa temporada, hicimos cambios significativos. Por ejemplo, cambiamos a Greg Bird por Allen Córdoba, y a Oswaldo Arcia por Johneshwy Fargas y Edwin Díaz, quienes han fortalecido el equipo.
Renovamos casi toda la rotación de lanzadores y ajustamos el line up inaugural, con solo un jugador repetido respecto al año pasado. Diseñamos un equipo adaptado a nuestro parque, donde la pelota vuela por la altura, priorizando pitchers estratégicos y bateadores que no dependan solo del jonrón. Seguimos ajustando, pero estamos mucho más confiados.
GIB: ¿Cuáles son las fortalezas y debilidades del equipo actual en la LMB?
LAG: Tras una pretemporada intensa, identificamos al cuerpo de relevistas como nuestra mayor fortaleza. Sin embargo, hemos tenido sorpresas negativas con algunos jugadores que brillaron el año pasado y ahora han batallado. Esto ha costado juegos que teníamos ganados. Estamos haciendo ajustes, pero sin precipitarnos. Es una temporada larga, con más de 90 juegos, y apenas llevamos unos 20. Confiamos en la base del equipo y creemos que podemos mejorar nuestra posición actual en la tabla.
GIB: ¿Crees que este equipo puede llegar a playoffs y pelear por el campeonato?
LAG: Nuestra meta es clara: clasificar a playoffs. Sabemos que, si llegamos en buen momento, podemos competir por el título. La mentalidad de Benjamín y los jugadores es de campeones, aunque reconocemos que enfrentamos equipos fuertes, especialmente en la Zona Norte. Llegar a playoffs es el primer paso; después, que se cuiden.
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