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MUNDO

El desafío para el nuevo presidente de Panamá: Defensa de la migración ordenada y expulsión a indocumentados

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Hace tres años comentamos en este espacio que iniciaba la migración masiva acelerada más grande en la historia registrada del mundo. En ese entonces algunos amigos me cuestionaron por lo amplio de mi aseveración, pero con base en mis conocimientos y experiencias sobre el tema les aseguraba que esto sucedería por las políticas de Estados Unidos que convertirían a Centroamérica y en especial a México, en una gran estación de paso migratorio indocumentado con todo lo que eso implica. 

En sentido estricto nuestro país ha hecho parte de la chamba migratoria a EUU por décadas en esto no hay nada nuevo, antes como policía para desalentar y medio filtrar el flujo al norte y ahora como agente viajero y campamento temporal. Por eso es que antes la mayoría de los migrantes que entraban por tierra sin documentos migratorios a territorio estadounidense eran mexicanos, porque los extranjeros eran expulsados desde aquí antes de llegar al país vecino.

En este punto es importante reconocer que, aunque Estados Unidos no nos lo pidiese, un país por lo general tiene procesos migratorios claros y por lo general los países con economías menos desarrolladas tienden a ser expulsores de mano de obra a otros en los que los ingresos económicos son mejores. Pero en la historia de nuestro país nunca habíamos estado en una crisis migratoria como la que hoy enfrentamos y que en este espacio advertimos hace tres años. 

Pero la noticia para nosotros no es nueva, podemos verlos en las calles de casi todo el país, en especial en las zonas fronterizas o en los corredores como el tren de Chiapas a Texas. Vemos grupos inmensos de extranjeros indocumentados que buscan llegar hasta Estados Unidos.

Antes podíamos decir que la mayoría de esos extranjeros provenían de Centroamérica, en especial de El Salvador, pero ahora podemos ver que una gran parte ya no son de esa nacionalidad ni de esa región. Ahora podemos ver también a mucha gente de África, China, Venezuela y Colombia; muchos de estos migrantes llegan por avión a México o también vía tierra desde Panamá, desde la zona llamada Paso del Darién. 

Para ese país del centro del continente el tema también ya es un tema de seguridad pública ya que por la frontera de Colombia con Panamá se espera que pasen en este 2024 más de 800 mil personas sin documentos lo que contrasta con los números del 2022 que fueron de 24 mil personas.

Así las cosas, el presidente electo de ese país se ha propuesto poner orden en un tema que divide siempre y cuando uno no sea el afectado. “Con la idea de terminar con la odisea que representa la llamada brecha de Darién, con ayuda internacional iniciaremos la repatriación -es decir deportación- con completo apego a los derechos humanos de toda la gente de ahí” dijo con firmeza José Raúl Mulino quien es recientemente declarado presidente electo de Panamá. 

La sierra que mide algo así como 100 kilómetros de ancho y unos 300 de largo, es hogar de organizaciones multinacionales de todo tipo, desde organizaciones humanitarias patrocinadas por la ONU hasta organizaciones presuntamente patrocinadas por la organización terrorista Hezbollah todas conviviendo en campamentos contiguos.

Según algunos periodistas que han ido a conocer la zona, en la selva de El Darién de Panamá las líneas de quién es quién y de la moral son muy borrosas. Desde violaciones seriales hasta tráfico de personas y de drogas son el pan nuestro de cada día, todas amparadas bajo la bandera ensangrentada y prostituída de la “compasión” por la migración sin fronteras. 

Históricamente el cálculo de la inmigración y emigración indocumentada ha sido medido con base en reportes de las organizaciones que les asisten o que los detienen, pero eso solo es una parte de la foto.

La verdad es que el número de gente que ha llegado hasta nuestras fronteras y aeropuertos es imposible de saber, tal vez pudiéramos pedir datos al Instituto Nacional de Migración (INM) sobre los números de gente que entró con visas temporales y que no salió por las estaciones migratorias y a esto habría que pedir a las organizaciones de tráfico de personas que nos digan cuántas operaciones de “traslado” han realizado en este periodo, lo que ya sabemos que no va a suceder.

Pero hay una muestra de la demanda existente, esta muestra se puede ver con la llamada aplicación para celular de la autoridad fronteriza de los estadounidense, CBP por sus siglas en inglés. Les aseguro que la cifra oficial le hará pensar que hay un error de dedo en mi documento o que sus ojos no le están diciendo la verdad.

Según información oficial publicada por el medio norteamericano pro Biden CBS News, la llamada “CBP-ONE”, aplicación del gobierno de Estados Unidos modificada hace 14 meses para que la gente, sin importar su nacionalidad pueda aplicar para asilo político desde un celular en México, recibió durante los primeros 12 meses de operación 64 millones de solicitudes, es decir más de 5 millones de aplicaciones al mes.

Según la información esto no significa que sean 64 millones de personas porque en cada aplicación puede uno incluir a su esposa e hijos contando como una sola solicitud. Tampoco implica que haya en México 64 millones de extranjeros sin documentos que han aplicado para entrar a EEUU, pero sí nos muestra que cuando menos hay de manera constante 5 millones de unidades ya sea personales o familiares que desde nuestro país han tratado de entrar a Estados Unidos de Norteamérica en cada mes desde febrero del 2023.

La misma nota indica que diariamente se emiten 1,500 autorizaciones para que esos interesados se trasladen a una de nuestras fronteras con EUA y se presenten a recibir su acceso. Esto indica que más de medio millón de unidades salen de nuestro país de esa forma. Pero esto no es el total ya que muchos de los que no reciben su clave simplemente pagan coyotes y entran por la sierra.

 Según otros estudios los cárteles les cobran a los transeúntes de dicha app que no irán por la sierra hasta $800 dólares por cabeza al ver que estos pueden entrar a EUA sin “utilizar” los servicios de “transporte” que ellos ofrecen en miles de dólares.

He visto campamentos de migrantes en los alrededores de La Ciudadela en la Ciudad de México (CDMX), hemos visto en las noticias a grupos armados pasear en camionetas por Chiapas reclutando migrantes para sus bandas y claro, esto es natural porque según información pública una persona en Colombia gana unos 10 mil dólares anuales mientras que esa misma persona en una pandilla que vende drogas en San Francisco, California, gana unos 500 mil dólares anuales. 

¿Cuál es la compasión? ¿Dejar que millones de personas sean traficadas por varios países pagando a las organizaciones delictivas y siendo en parte su centro de reclutamiento? ¿Dejar que miles de menores viajen con desconocidos para ser entregados en manos de pedófilos en EUA o en cualquier centro de abuso sexual que se les requiera? Debemos saber que el magneto económico es fuerte pero más fuerte si se confunde la misericordia con la indiferencia o con la complicidad pasiva. 

Lo hemos dicho y lo repetiremos, el negocio del tráfico de personas es parte integral del negocio global de las drogas y por eso los que se benefician de uno no harán nada por parar el otro.

 No sé si Panamá vaya a poder disminuir ese tráfico que también nosotros estamos dejando fluir de sur a norte, pero sé que la compasión y la misericordia no son el dejar que se cometan abusos con el pretexto de un futuro mejor para los abusados o para los que la libren en ese camino.

Es como decir que la corrupción, la pedofilia, violaciones, abuso sexual, abuso físico y otras conductas similares deben seguir porque muchos no son víctimas de la misma y al final muchos de los que sí son víctimas algo aprenden y llegan a su destino. El fenómeno migratorio de los últimos años no es nada parecido al fenómeno migratorio de nuestros padres o abuelos esto es otra cosa, yo he conocido los dos y lo puedo distinguir sin duda alguna no solo en montos sino en condiciones, causas y razones.

En efecto la migración es un fenómeno natural de la humanidad, pero hay que ver que la migración siempre ha tenido reglas, incluso antes de haber pasaportes internacionales. Lo que resulta más interesante es que sea el propio titular del Departamento de Seguridad Interna estadounidense -DHS, por sus siglas en inglés-, es decir el encargado de sus fronteras, quien hace unos meses haya visitado la zona de El Darién, y según se informó haya llegado con recursos económicos para dar a los campamentos de las organizaciones encargadas de asegurar que esos migrantes lleguen a la frontera de México con su país.

Es como si les pagase para romper la ley de todo un continente patrocinando conductas que nada tienen que ver con la migración sino más bien con otras cosas menos honorables.

Tal vez olvidamos decir que el secretario Mayorkas, titular del DHS, viene del sector privado y hasta hace unos años era parte del consejo directivo de una organización pro migración que tiene oficinas en varios países, entre ellos ahí mismo en la famosa selva de El Darién panameña. Seguro todo esto es coincidencia, cómo va usted a pensar que el desastre humanitario fue provocado… ¡No seamos mal pensados! Si esto es como la guerra, en donde es pura coincidencia que las empresas privadas de armamento en todo el mundo paguen las campañas de los que después promueven a las mismas.

Hablando de otros fenómenos poco comunes ¿Qué tal se vio desde su casa la llamada “Aurora Boreal”? desde Jalisco hasta la Baja y Chihuahua este fenómeno causó furor. Según TV Azteca hace 164 años se vio hasta la CDMX e incluso hace más de 200 años se vio hasta Oaxaca. Eso sí, a las 3 se vio en Jalisco. Parece que el Sol está en tormenta y allá ni quién pueda ir a poner orden.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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