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OPINIÓN

El doble discurso de México: La empatía migrante

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Por Isabel Venegas //

Ya no son tiempos de seguir buscando soluciones reduccionistas y simples, sabemos que la necesidad de mirar al mundo con otros ojos es obligado porque ese mundo ya no es el que conocimos hasta hace poco.

Los recursos que generan los migrantes mexicanos en EEUU ayudan a nuestra economía enormemente: para el 2020 se espera batir todos los récords con la suma de unos 37,200 mdd. Comunidades enteras dependen de estos ingresos, la economía del país se ve fuertemente beneficiada de una generación de recursos que viaja principalmente por transferencias bancarias.

La criminalidad que va de la mano con la impunidad y la corrupción, nos obliga a abordar el tema de la inseguridad en casi en todos los espacios, a todas horas y desde perspectivas muy diversas. Hay para quienes la estrategia debe mejorarse urgentemente, y debe cambiarse porque no está funcionando, las implicaciones son de un tamaño descomunal aunque finalmente sigamos sin saber mucho de cómo o hacia donde se debe reencaminar.

Modificar las leyes, proponer más cárcel para los delincuentes y con ello requerir de más jueces, fiscales, peritos, jueces de los jueces, etc., da miedo pensar en lo que ese aparato consume en recursos y lo que se tendría que incrementar; claro está que hay prioridades y si debemos gastar más en seguridad ni modo, habrá que hacerlo. Visto en lo micro se parece a lo que sucede en nuestras casas, probablemente quisieras gastar en un viaje, en renovar el modelo del auto, en algún mueble nuevo, pero si sabes que el cancel de la entrada es endeble tal vez decidas “invertir” en reforzarlo o en contratar un sistema de vigilancia, pero ¿es eso suficiente? o ¿cuánto y hasta dónde es eficiente?

Si pudiéramos tener la certeza de que las casas que tienen cancel, alarma y doble chapa de seguridad no van a ser asaltadas, que los automóviles que tienen llave inteligente no pudieran ser robados, diríamos que valió la pena, aunque debemos aceptar un punto: ciertamente para los ladrones suele significar un factor que signifique poner esa propiedad en segundo lugar de la lista para robar, sin embargo, sigue estando en la lista… o tal vez, todo sea una cuestión al azar, quizá sea más bien el hecho de la cerrazón que producen las drogas y/o la desesperación al que ciertos grupos de la sociedad están llegando. Entender el mundo complejo al que nos enfrentamos implica dos cosas: asumir la realidad desde una perspectiva global y proponer soluciones mucho más innovadoras y creativas.

El crimen organizado que abarca desde el huachicol hasta el secuestro, la extorsión, y la droga, implica de la misma forma todos los ámbitos de gobierno, la vida cotidiana, el sector empresarial, etc. es un tumor que compromete a los órganos vitales de nuestro sistema social, replegando a la sociedad a un encarcelamiento general. Hoy vivir libre es un acto de rebeldía, es un hecho de valentía que desafía a la calle, y cuando se cansa de retar termina por hacer una cárcel para cada quien.

Canadá es el ejemplo de una posición diametralmente opuesta, un país en el que el consumo de la marihuana es legal y las tiendas que tienen licencia para distribuir productos a base de cannabis están situadas en la partes centrales de las grandes ciudades, al mismo tiempo que los niveles de delincuencia son casi nulos. Es un paraíso que atrae a muchos turistas, quienes en un gran porcentaje van apostando por asentarse y de a poco van transformando el entorno.

Grandes comunidades de extranjeros, mayoritariamente latinos y asiáticos comienzan a apoderarse del paisaje y con ello desencajan las dinámicas que para los residentes comienzan a generar interrogantes de cómo reaccionar, sin embargo las estadísticas siguen mostrando una alta aprobación del pueblo canadiense ante las propuestas del gobierno que planea recibir, según lo pronunciado por su ministro de inmigración Ahmed Hussen, a más de un millón de migrantes entre el 2019 y el 2021 con la intención de impulsar la economía.

«Gracias en gran parte a los recién llegados que hemos acogido a lo largo de nuestra historia, Canadá se ha convertido en el país fuerte y vibrante que todos disfrutamos», dijo Ahmed Hussen.

En México el fenómeno migratorio tenía un posicionamiento claramente mayoritario: la sociedad reclamaba un trato digno para los ciudadanos que salían de nuestro país en busca de mejores oportunidades; tan solo en los primeros tres meses del 2019 las remesas que se reportaron sumaban 7,699 millones de dólares, cifra que representaba un incremento del 7.1% a los 7,187 millones de dólares que se sumaron en el mismo periodo del año anterior y para el 2020 se espera batir todos los récords con la suma de unos 37,200 mdd. Comunidades enteras dependen de estos ingresos, la economía del país se ve fuertemente beneficiada de una generación de recursos que viaja principalmente por transferencias bancarias.

El impacto del ingreso que significan esas partidas obliga a pensar en el fenómeno que viven los compatriotas de los cuales aproximadamente el 48% son indocumentados, pero el 52% restante no deja de ser un argumento que fácilmente utiliza el Presidente Trump para generar niveles de popularidad que ya casi le aseguran la reelección con promesas de seguir obligando a México a controlar el flujo migratorio, a incrementar las deportaciones y a permitir políticas de control mucho más crueles e incluso, inhumanas. Mientras tanto en nuestra nación el conflicto de las caravanas migratorias tocó sus puntos más álgidos en ciudades como Tijuana o Ciudad Juárez; de a poco va convirtiendo a comunidades que eran solidarias y fraternas con los que sabían en situación vulnerable, en grupos que ya no comparten la necesidad de tránsito, y van tomando forma de grupos hostiles y renuentes a apoyar. Hoy por hoy el debate en nuestro país raya en la intolerancia, en la falta de misericordia y va de los discursos que consideran a los migrantes como aquellos –que vienen huyendo de países con mayor crisis- a los que piensan –que son parte de maniqueos políticos, patrocinados para dañar o potenciar las campañas políticas de alguien, alguien que quiere manipular la agenda y capitalizar la tragedia-.

La guardia nacional ahora se ha apostado en la frontera sur justificando su operación (muchas veces demasiado cruel) por el gobierno federal desde la lógica: vale más que gastemos nuestros recursos en cuidar la entrada, haciendo más el juego a los compromisos adquiridos con el gobierno de EEUU que proponiendo estrategias que atiendan tanto a la población local como a la que solicita ayuda. Tal vez en un futuro no muy lejano estemos hablando de poner un “cancel” en esa parte del país: otro muro. Con sorpresa vemos cómo países enteros que ya habían probado las mieles de la globalización, de la pérdida de fronteras y de la unidad, terminaron por salirse de esos acuerdos y volvieron al punto de la trinchera de cada espacio, preservando sus ideologías, defendiendo sus banderas y en algunos casos incluso han vuelto a prohibir que se hable otro idioma que no sea el propio de la localidad.

Si vemos un patrón repetirse a lo largo y ancho del mundo, que también tiene proyecciones en el tiempo para atrás y hacia adelante, podemos hacer una predicción más-menos catastrófica para nuestro país por dos escenarios: abrir nuestras puertas al mundo nos rebasa y nos asusta, pero quedarnos encerrados con nuestro estado actual, parece todavía peor porque no solo son relaciones comerciales, sino vinculaciones académicas, familiares, artísticas e incluso gastronómicas; es el compendio de culturas que se encuentran en el nuevo mundo de la globalización – nacionalista, un mundo que mira hacia afuera y hacia adentro al mismo tiempo, mientras debe estar inventando herramientas para ver al otro como hermano y no como rival.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa venegas@hotmail.com

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