CULTURA
El gran semillero nacional: Jalisco, la cuna del futbol

Opinión, por Esteban Trelles Meza //
México como país de conquista (lo sigue siendo), a través de su historia en una mezcla de razas, configuraciones, credos y demás no solo del idioma castellano impuesto por los españoles, sino también su religión misma por los franciscanos y jesuitas evangelizadores del catolicismo en la transformación cultural, moral y espiritual del pueblo mexicano en sus usos y costumbres.
Los orígenes del futbol mexicano se remontan a la llegada de los ingleses a nuestro país “en la era moderna”, con la explotación petrolera y las fábricas textiles de Rio Blanco, Veracruz y las refinerías del Golfo de México en el estado de Veracruz y Tamaulipas donde pelean la distinción Orizaba, Veracruz y Pachuca, Hidalgo donde este último Estado de las empresas mineras inglesas en la explotación y saqueo, diría yo del oro, y la plata con yacimientos interminables, que a la fecha prevalecen posicionándonos en los primeros lugares como exportadores de plata en el mundo, con toneladas inmensas de este singular metal y el oro tan valioso que de hecho sirve de reserva para medir la potencialidad de cada país, como respaldo repito, de la fortaleza económica de las naciones y no de diga el oro negro del petróleo que por lo visto la naturaleza se muestra magnánima y espléndida, puesto que se descubren yacimientos de miles de millones de barriles en Golfo de México y sureste del país en los años recientes lo que demuestra que somos un país privilegiado y bendecido por el Todo Poderoso al darnos solvencia económica a pesar de las vicisitudes y contratiempos que como nación tenemos.
Puntualizando el tema futbolístico debemos señalar que Pachuca presume la cuna del futbol mexicano pero Orizaba ostenta el primer campeonato organizado de la Liga Mayor en 1902 donde antaño competían poco después y de hecho arrasaban en la Liga las potencias futbolísticas de los españoles con sus equipos del España y del Asturias con jugadores extraordinarios que de alguna manera dejaron escuela y fomentaron el desarrollo y la competitividad de todos los equipos y su transformación misma.
Los semilleros interminables, producto de generacionales prácticamente de los sindicatos de los trabajadores diversos de las fábricas y empresas, que abastecieron a los equipos profesionales de Guadalajara, Atlas, Nacional, Oro en los años 40’s.
La cuna del futbol jalisciense prevalece, según nuestra apreciación personal, como diría el argot futbolístico “camada tras camada”, a lo largo de su historia futbolística.
En la fábrica textil de Atemajac del Valle surgieron los sindicatos y el Club Occidente que debutaron para el profesionalismo principalmente de Atlas y Guadalajara, donde surgieron entre otros “Chapetes” Gómez, (campeón con Atlas 1951); “El niño” Flores, Antonio “El Farol” Rodríguez, después su hijo del mismo nombre; Sigifredo Mercado padre e hijo, este último mundialista (Francia 98), Nacho Rojas, que debutaron con Atlas.
Fausto Vargas (Chivas), campeón goleador con Unión de Curtidores; Hugo Dávila (Chivas); Paulo Cesar “El Tilón” Chávez (Campeón 1997 con Chivas), este último de una generación más joven.
“El Chatito” Rodríguez contemporáneo del “Tilón”, subcampeón con Atlas (1999) con Ricardo Antonio La Volpe; Ricardo Lomelí, goleador con Atlas de los más jóvenes.
En la fábrica textil de la Experiencia, Jalisco (actualmente Colonia de Zapopan), con el Club Imperio: Raúl “Pina” Arellano (Campeonísimo Chivas), con tres generaciones Omar hijo (Campeón Chivas 86 – 87) jugador de los Tigres de UANL entre otros, Omar nieto que inició en Chivas y jugó en Pachuca, Monterrey, Toluca, entre otros, actualmente activo (2020) con Querétaro de Vucetich.
José “Jamaicón” Villegas, como dato extraordinario es junto con Sabas Ponce los únicos jugadores con los 8 campeonatos obtenidos con el denominado (Campeonísimo Chivas), mundialista 1958 y 1962, Pedro “El Chato” Nuño, campeón con Chivas 1957, Ángel “El Chato” Vázquez, jugo con Chivas y Atlas.
Magdaleno Mercado mundialista en 1966, jugador de Atlas y su hermano Jesús que fue seleccionado juvenil en Panamericanos destacando como árbitro profesilnal.
Ernesto “Tetos” Cisneros, mundialista en 1966 jugador de Atlas y Atlante y su hermano Carlos con el Celaya.
Los hermanos Quintero Morones arqueros ambos, Javier jugó en Monterrey y su hermano Héctor en la UAG.
Bernardino “Berna” García, Atlas y Tigres de UANL, seleccionado nacional.
Alfredo “Pistache” Torres, mundialista 1954, máximo referente del Atlas de todos los tiempos, como entrenador ascendió al equipo en dos ocasiones.
El SUTAJ, Sindicato de Camioneros de Jalisco: Salvador “Chava” Reyes, Crescencio “Mellone” Gutiérrez (campeón goleador), Guillermo “El Tigre” Sepúlveda surgidos para el “Campeonísimo Chivas”, Jesús del Muro mundialista 1958, 1962 y 1966 jugador surgido en Atlas, jugó para el Cruz Azul; Esteban Trelles, Selección Mexicana Centroamericanos y del Caribe1950, jugador del Puebla.
Del Salto Jalisco: “El Pablotas” González, jugador de Atlas, “El Pelón” Gutiérrez con Guadalajara y su hijo José Gutiérrez campeón 1986 – 1987, Daniel Osorno subcampeón con Atlas 1999 con Antonio Lavolpe, Ernesto “El Burro” Sánchez con UDG y Cruz Azul, Luis “El Chino” Estrada jugador de León y Selección Nacional Mexicana, Jesús Prado del equipo Cruz Azul, entre otros.
En síntesis el futbol en Jalisco es trascendental que incluso las fábricas diversas (Calzado Canadá, Motorola, Kodak, CFE, PEMEX, IMSS, Cinematografistas, Tablajeros del Rastro, Vidriera Guadalajara, La favorita de Coca Cola, entre otras empresas daban empleo de base a los futbolistas destacados, Ligas Amateur importantes, Liga de los Animales, Nórdica, Liga Tapatía, los Municipios con la primera división amateur, en fin Jalisco en los últimos 20 años es Campeón de las Olimpiadas nacionales infantiles y juveniles, obviamente el futbol predomina siempre entre otras tantas disciplinas.
Por último, destacar a Javier “Chicharito” Hernández, ídolo indiscutible mundialista en 2010, 2014 y 2018 campeón goleador con Chivas (2010).
Horacio Casarín, Luis “El Pirata” Fuente, Salvador Reyes, Héctor Hernández, los mejores jugadores goleadores de todos los tiempos, por supuesto Hugo Sánchez, el mejor, y Javier “El Chicharito” Hernández, máximo goleador de Selección Nacional.
Teniendo supremacía Jalisco en el cuadro de Honor, amén de otros importantes.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
CULTURA
Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.
La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.
A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.
Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.
El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.
Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.
Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.
Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.
La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.
La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.
Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.
La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.
Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.
Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.
El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.
Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.
CULTURA
México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

– Por Redacción Conciencia Pública
Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.
El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.
Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.
En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.
Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.
También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.
La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.
Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.
Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.
En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.
La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.
En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.
Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.
Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.
Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.
La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.
En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.