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MUNDO

El negocio del terror: Población civil convertida en escudos humanos de Hamás e Israelíes

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Política Global, por Jorge López Portillo // 

¿Es válido que los palestinos no tengan un país reconocido por el mundo? Dejemos de lado a Israel que tiene broncas con los palestinos desde que fue refundado en 1947-1948, pero preguntémonos por la ONU, la OTAN, la llamada Liga Árabe  o por los poderosos países árabes o musulmanes como Egipto, Siria, Líbano, Qatar, Arabia Saudita o Irán y qué decir de la propia Europa, EUA y Canadá quienes en conjunto tienen más palestinos en sus países como refugiados e incluso ya ciudadanos con doble nacionalidad ya sea europea o de algún otro país de América del Norte que los que habitan en la propia palestina.

Hace tres años en agosto del 2020 y con motivo de la explosión en el Líbano, publicamos algunos comentarios sobre las organizaciones terroristas de la zona patrocinadas por Irán. La desgracia del sábado antepasado en Israel y la continuación en Gaza nos obligan a dar otro vistazo a esa región. En particular porque recordaremos lo que hemos dicho en otras notas sobre el abuso del poder y del uso de personas como peones en ajedrez de potencias y de intereses ajenos. 

Empiezo por el final. Si pensamos que Israel es duro con Palestina, habría que ver que los que dicen estar a favor de Palestina son peores, ya que los mantienen en la miseria y los usan como pretexto para sacar provecho en otros temas. Me refiero específicamente a Hamás y a sus aliados que utilizan pleitos con Israel y Occcidente, algunos justos, otros realmente ridículos, para envenenar las mentes de niños que se convierten en terroristas por unos centavos o de a gratis. Y claro mantienen a un número importante de civiles inocentes como rehenes de un régimen que solo es utilizado, pero no es querido por sus hermanos musulmanes. 

LOS INCITAN, PERO NO LOS QUIEREN RECIBIR EN CASA 

Lo anterior lo digo porque Palestina como pueblo y país independiente no fue ideado sino hasta los años 60s y prácticamente se consolidó la idea en los 80s. Así es, la región llamada Palestina ha sido de muchos imperios, pero nunca un país. De hecho, al final de la segunda guerra mundial el territorio del antiguo Israel se ideó como parte de un tri gobierno que sería un país llamado Pan-Árabe otro Israel y una tercera zona llamada internacional en Jerusalén y Belén. En 1947-1948 la ONU decidió que ese terreno que estaba en ocupación inglesa y francesa durante años se partiera en tres con zonas limítrofes muy raras y basadas en que en el centro del ahora Israel había más árabes y al sur este más judíos. Iban a ser tres zonas de judíos y tres de árabes, pero sin continuidad territorial, muy raro y en el centro Jerusalén siendo gobernada por una alianza internacional. Esto era la recreación porque debemos recordar que Israel ya había existido ahí en varias ocasiones desde al menos mil quinientos años antes de Cristo. 

La zona que va de Jordania, del Mar de Galilea y del Mar Muerto al este hasta el Mediterráneo al oeste y de Libia y Siria en el norte y este a Egipto o a la península del Sinaí y del Mar Rojo en el sur ha sido dominada y ocupada por todos los imperios, salvo los EUA, desde Babilonia, Persia, Mongolia, Egipto, Alejandro el Grande, Roma, y el imperio Otomán hasta Inglaterra al término de la primera guerra mundial y de esa guerra a la segunda guerra se mantuvo como tierra ocupada por Europa. 

Según los arqueólogos la llamada tierra santa ha sido habitada desde 4 mil años antes de Cristo por los cananeos en un pueblo llamado Júbitas al que después llegaron pobladores de la zona costera de Gaza, llamados filisteos o palestinos. Como podemos recordar Abraham padre de Ismael y de Isaac es decir padre oficial de los Islamitas y de los Israelitas decía que él era un “pobre” cananeo. Así las cosas y después de ser liberados de Egipto los descendientes de Abraham encabezados por Saúl gobernaron un reino, desde el norte en la frontera con Líbano hasta gaza en el sur, su sucesor el famoso Rey David fundó Jerusalén y su Templo por allá del año 1100 antes de Cristo. Como sabemos de David siguió Salomón y de ahí se partió el reino y luego fue conquistado y expulsado por Babilonia, en ese momento Gaza, la tierra de los filisteos o palestinos, fue retomada por Egipto y sus habitantes también expulsados o asimilados. 

Es justo decir que los pobladores originales de la zona son tanto judíos como no judíos y de muchas tribus distintas. Si tomamos la idea de que la tierra es de quien la trabaja pues habría que ver quién la ha trabajado más, si la idea es de quien la ocupa, pues seguiríamos en problemas porque son muchos pueblos en una pequeña zona, pero principalmente el problema es que son de diferente religión. Principalmente judía y musulmana, pero también hay cristianos. 

Así las cosas, al final de la segunda Guerra Mundial la liga de países árabe que nunca pidió la creación o liberación de Palestina para los palestinos, se negaron a reconocer el acuerdo de la ONU para crear tres países, naturalmente Israel aceptó y de inmediato se preparó para defender su zona y en cuanto las fuerzas militares de Inglaterra se retiraron, los países musulmanes le declararon la guerra, por el sur Egipto, por el Este Jordania, por el norte Siria.

Israel sobrevivió y de hecho conquistó terrenos que eran parte de los otros, lo que fue conocido como tierras ocupadas. Incluso se dice que por debajo de la mesa Jordania no quería que Egipto o que otros tomaran Palestina por lo que después de muchos muertos, principalmente palestinos y judíos, Egipto y Jordania llegaron a un acuerdo de paz con Israel. 

Podemos ver que la bandera de Palestina fue creada en el 95 y el pasaporte creado a finales de los años 90’s el cual solo tiene acceso libre a 11 países, todos los demás les piden visa y muy difícil que se les admita en otro país salvo como refugiados. La mayoría de los países musulmanes, incluidos Egipto, Libia, Turquía, Arabia, Qatar y Jordania les piden visa para entrar. Si comparamos los mexicanos podemos entrar a más de 100 países sin visa. 

Palestina ha sido usado por Irán para pelear su guerra santa en contra de Israel, así como Irán usa a Hezbollah para pelear desde el norte y dominar Líbano. También Irán utiliza a la guerrilla llamada Guardia islamita desde Siria para atacar en el mundo a los llamados infieles e incluso a otros países árabes como Arabia Saudita.

Por eso los acuerdos de Abraham firmados con Trump eran tan importantes, permitían un camino mediante el cual Israel y el mundo árabe o al menos los países más influentes llegaban a un entendimiento de mutuo respeto aislando a Irán. Pero esos acuerdos debían ser apoyados por acciones de EUA como evitar que Irán tuviese armas nucleares y miles de millones de dólares para poder pagar sus grupos de terroristas internacionales. 

Lamentablemente del 2021 a la fecha Irán negoció con EUA la liberación de sanciones y en consecuencia accedió a más de $36 mil millones de dólares ayudando con petróleo a China y a otros aliados creando un eje entre China-Rusia-Siria-Irán-Sudáfrica-Venezuela. 

Hamás ha presumido videos de niños secuestrados durante su ataque a Israel, niños que pueden ser judíos o no, porque en el ataque se llevaron a más de 200 rehenes que estaban en la región atacada. Pero lo triste es que se necesita ser cobarde para usar a niños o a inocentes para cubrirse en una guerra. Pero si los terroristas se suicidan y tratan a sus mujeres como objetos, entonces qué podemos pedir o esperar del trato que darán a los que no son de su ideología. 

Hamaás advierte a sus propios ciudadanos que no abandonen la ciudad de Gaza, es decir que quieren usar a sus propios civiles además de los extranjeros como escudos para que cuando Israel entre a perseguirlos, haya muertos civiles que sirvan para generar odio en el mundo occidental y árabe contra Israel lo que siempre funciona mientras que los verdaderos líderes de Hamás descansan en hoteles de lujo en Qatar y en Irán. 

La política de Israel era contener a Hamás en Gaza, pero ahora va por una incursión terrestre para cazar a los soldados de Hamás, por lo que ha pedido a la población de Gaza que se salga de la ciudad lo que es una cosa terrible porque son más de un millón de habitantes de la ciudad que tratan de salir, pero no los dejan. De hecho, Egipto no ha dicho nada y no parece que vaya a dejar entrar a muchos palestinos, porque como apunté, a los pobres de Gaza nadie los quiere ayudar e Irán, Hamás y otros, solo los explotan.

Ayer leí que la ciudadana Israelí-Americana Cindy flash y su marido estaban de visita en Israel durante el ataque del sábado ante pasado, ella era vocal pro Palestina y siempre pidió que se reconociera el Estado Palestino, pero eso no le sirvió de nada porque ella y su marido, ambos hijos de judíos asesinados por Hitler en el holocausto, fueron ahora asesinados en Israel por Hamás.

EL ODIO ES MEJOR INVERSIÓN QUE EL DESARROLLO

Según el reporte de la ONU en 1947 el Estado Pan árabe -Ahora Palestina- no tendría dinero para subsistir por sí mismo por lo que necesitaría ser patrocinado por los demás estados árabes. Eso no ha cambiado nada, en especial porque el 60% del dinero que recibe Gaza se usa en fabricar armas para atacar a Israel lo que es un crimen y un acto de terror en contra de su propio pueblo. Hoy en día más del 80% de los habitantes de Gaza necesitan apoyo económico para vivir, pero sus líderes prefieren gastar en odio que en desarrollo. Odio es barato y fácil de enseñar, la educación y el esfuerzo no tanto, menos si quieres a esclavos.

El líder de Irán fue claro en su sentimiento sobre el ataque de Hamás a Israel “…Besamos las manos de quienes realizaron ese ataque que cumple con los ideales de nuestra lucha…”.

En efecto esta crisis puede crecer porque Hezbollah desde Libia en el norte ya dijo que ellos quieren entrar en la guerra y otros podrían ser arrastrados al conflicto. Para los que dudan de lo que pasó el sábado antepasado, me quedo con las palabras del líder de Hamás quien dijo que el violar y después matar a mujeres no musulmanas, no era un pecado “porque ellas son como animales, uno debe esperar a que pase su menstruación para que estén limpias del hombre anterior y después usarlas”. 

La liberación de Palestina debe iniciar por su propia liberación y entender que, lo que no hagan ellos por salir adelante, sus vecinos árabes tampoco lo harán por ellos.

Es verdad que los judíos han sido expulsados de muchos lugares, incluida tierra santa en varias ocasiones, pero este asunto de Palestina empieza con los propios palestinos. Si el pueblo de Irán y de Palestina, tienen honor deberían pelear de frente y no atacar a inocentes y más aún utilizar a sus propios ciudadanos para taparse de las balas de los soldados enemigos. Eso es de cobardes.

Pero no todo es malo, los vendedores de armas de Occidente estarán felices Ucrania y ahora esto, solo falta Taiwán y claro los líderes fundamentalistas harán su agosto.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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