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OPINIÓN

El talento que trasciende Colombia: Maestro Francisco Correa; sentido de humanidad a través del arte

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Conciencia en el Arte, por Héctor Díaz //

Tuve la suerte de conocerlo en 2019 gracias a Instagram, su estudio estaba en un pequeño pueblo de montaña llamado La Ceja, a las afueras de Medellín, Colombia, allí se entregaba a su trabajo con espíritu inagotable. Nunca quiso ser famoso, más bien siempre esperó dar a conocer su arte.

Francisco confió en mí cuando mi Galería recién comenzaba, puedo decir con orgullo y total honestidad que fue el primer gran artista que pude representar. Unas dos o tres veces por semana teníamos charlas profundas, me compartía sobre su vida personal, sus obras, sus anhelos.

Siempre me decía que yo sería un gran galerista; sin sus constantes palabras de aliento tal vez no hubiera tenido la confianza para continuar en la industria, me hizo creer en mí muchas veces.

Él tenía 68 años cuando lo conocí, pensábamos que por lo menos tendríamos 10 años para conquistar el mercado, pero a sus 70 años partió.

No vivió para verlo, y eso me da coraje, a veces, así son los caprichos de la vida, hoy es considerado el secreto mejor guardado de América Latina. Su legado permanecerá para siempre a través de sus obras maestras.

El arte da sentido a mi humanidad” me dijo.

UN HOMBRE AMANTE DE LA NATURALEZA

Preguntas: Héctor Díaz, fundador y director de HECTOR DIAZ Gallery, actual representante de Correa en el mundo.

Respuestas: María Eugenia Zuluaga Mejia, esposa del artista. Francisco y Maria Eugenia se conocieron en 1993 cuando ella tenia 20 y él 42; tuvieron un hijo, Samuel.

¿Quién fue Francisco? ¿cómo lo describiría?

Como ser humano, un hombre sensible, impulsivo, expresivo, generoso, exagerado, pintoresco, ingenuo.

Como padre y esposo, el más amoroso, dedicado, abrazador, su familia siempre fue su prioridad.

Como artista, enfocado únicamente en lo que el arte lo hacía sentir como persona, fue su vida, sin darse cuenta el arte le demostró que por todos los caminos que emprendía siempre llegaba a él y eso fue lo que le hizo decidir que en sus últimos años se dedicara completamente a éste oficio y profesión de ser un artista consagrado.

Fue un hombre intuitivo por naturaleza, amante del campo, de las maravillas de este planeta, de los animales, de los inventos del ser humano, como la ingeniería y la robótica. Lector y estudioso de la historia del mundo y del arte. Conversador entretenido con un don de gente maravilloso.

Todo el mundo lo quería, dejaba huella en el lugar que visitaba y en la gente que lo conocía. Su alma era la de un niño curioso, tozudo, inteligente; lleno de risas, siempre optimista de su vida.

Genio en medio de una época opacada por el materialismo y la globalización. Fallece con la esperanza de que su obra fuera reconocida a nivel local, regional y mundial, porque su espíritu le recordaba que él era un artista. Francisco, un ser noble.

DE ORIGEN SEFARDITA

¿Cuáles son sus orígenes? ¿quiénes fueron sus abuelos y padres?

Los apellidos Correa Restrepo tienen ascendencia sefardita. Hijo de campesinos y emprendedores antioqueños, les tocó fundar pueblos.

Su padre heredó una buena fortuna de su abuelo, fue uno de los principales hacendados del suroeste antioqueño, fue el dueño de la Hacienda Canaan, líder en el cultivo de café y cacao de la zona, también fue una hacienda ganadera y criadora de caballos.

¿Cómo fue su infancia?

Nació en un lugar lleno de naturaleza, espacios amplios y libres, creció en la hacienda cafetera de su padre donde tuvo los medios para desarrollar su creatividad innata por medio del juego y que a los ojos de un niño se convertían en imágenes que algún día llegarían a ser plasmadas en su obra.

Quinto de seis hermanos, educado en un ambiente exuberante en la ciudad de Medellín en colegio Jesuita.

¿Cómo fue su juventud?

Tuvo lugar en el campo y luego tuvo una transición a la ciudad, estudió en el colegio San Ignacio de los Jesuitas, allí disfrutaba muchísimo las clases de Historia y Geografía, no fue un joven que frecuentara lugares de esparcimiento, siempre prefirió leer e instruirse mucho a través de libros de historia mundial, teología e historia del arte.

¿Qué estudió?

Estudió Arquitectura en la Universidad Nacional de Colombia, su habilidad en el dibujo era innata, finaliza con total habilidad y sin ninguna dificultad.

Muy poco ejerció su carrera, inicialmente su campo de acción fue el diseño, planos y diseño de interiores.

También ilustró libros, artículos de revista, cartillas y cuentos infantiles. Realizó estudios de grabado en la ciudad de Miami, Florida.

¿Qué le gustaba hacer? ¿Cuáles eran sus aficiones?

Disfrutaba muchísimo de caminar, la naturaleza, los animales. Era un aficionado y admirador de la ingeniería, de los autómatas, de la robótica, de los inventos, de la innovación de las máquinas.

En su casa tenía taller de escultura y carpintería en donde junto con su hijo disfrutaban creando e innovando.

DIBUJABA GUERREROS DE NIÑO

¿Cuándo, dónde y cómo empezó a pintar?

Sus primeros dibujos recuerda haberlos hecho en clase de historia con el Padre que daba esta materia, 10 – 12 años tendría, le gustaba dibujar guerreros de batallas, así como la historia detrás de cada detalle: armaduras, caballos, soldados y caballeros.

¿Por qué creaba arte?

Francisco no se daba cuenta que creaba arte, el solo se expresaba, se regocijaba en su ser al pintar y hacer escultura.cSe dio cuenta que después de todos los caminos que recorría, al final siempre lo llevaban al arte.

Fue descubriendo que ninguna de las actividades que emprendía para sostenerse lo satisfacían, solo el arte lo hacía, fue así que ya muy adulto decidió dedicarse a este oficio.

Desafortunadamente en la ciudad y en el medio donde vivió no valoraron su trabajo, pasó desapercibido por muchísimos años. Francisco vivió del arte pero fue bastante difícil sostenerse él y su familia. El arte era su ser mismo, Francisco era arte por el ángulo donde se le viera, todo su ser emanaba la esencia de un artista y genio.

¿Cuál es fue(ron) su(s) técnica(s)?

Fue un ser curioso, amaba descubrir cada día técnicas en su taller. Su principal fue el acrílico sobre tela, trabajaba con pinceles y espátulas sus fuertes trazos, definidos por una figuración y desfiguración en cada imagen, objeto y paisaje.

También pintó acrílico sobre madera, lo terminaba a modo de pátina. Trabajó escultura en madera, lámina de hierro, bronce y acrílico.

Fue un audaz dibujante.

ENTRE CUBISMO Y CONSTRUCTIVISMO

¿Cuáles fueron sus estilos?

Su obra se define como figurativa abstracta con cubismo y algo de constructivismo. Líneas fuertes y definidas, en ocasiones puntillismo, su mano era atrevida al dibujar.

Quien tuvo el privilegio de verlo pintando se sentía embelesado con tan hermoso don que emanaba de él naturalmente, como una fuente con infinita creatividad.

¿De quién o qué se inspiraba?

De los clásicos, de los arquetipos de su infancia, de los espacios y personas que lo rodeaban. La mujer fue su musa, la dibujó y pinto en muchas de sus obras, decía que lo hacía inconscientemente.

Él mismo aparecía constantemente a modo de personaje y autorretrato. A su padre lo representaba en los caballos, a su madre en las mesas, la fruta y la flor aparecen en su obra representando el deseo y el placer.

¿Hubo lugares o ciudades que influyeron en su trabajo?

Su lugar de nacimiento, la hacienda de su padre, la exuberancia del suroeste Antioqueño, así como su admiración por el urbanismo y el modernismo. Vivió en Chile por varios años, ahí decidió dedicar su vida al arte.

¿Cuáles fueron los temas que expresó en su arte?

La figura humana, los interiores arquitectónicos, los caballos, las mesas, las flores, los paisajes, los instrumentos musicales, los peces, distintos lugares y espacios.

¿Cómo iniciaba, desarrollaba y finalizaba una obra?

Fue un estudioso de su proceso y obra, iniciaba bocetando y dibujando muchísimo, pasaba horas y días en su mesa de dibujo al lado de sus rapidógrafos, plumillas, tintas, carboncillos, y su taza de café. Intermitentemente podría estar pintando hasta tres y cuatro obras en formatos grandes y medianos, toda esta actividad la realizaba continuamente, muchas noches las pasaba en vela dibujando, con su pincel en mano o con su cincel haciendo escultura.

Siempre dijo que sus cuadros nunca estarían terminados, era un admirador de la belleza y la perfección, fue lo que siempre buscó en cada cuadro, escultura o dibujo.

¿Tiene su obra influencias de otros artistas?

Expresionistas alemanes con Max Beckmann a la cabeza. Su pintura preferida es “La batalla de San Romano” del pintor italiano Paolo Uccello.

¿Su obra influyó en otros artistas?

No lo sé, pero su vida sí influenció a muchos. Los que lo conocimos y amamos nos quedamos con su luz en nuestras vidas para siempre.

SUS CABALLOS

¿Qué dice la gente de su obra?

En Medellín hay mucha obra de Francisco, sus pinturas y esculturas reposan en casas de familias tradicionales de amigos y familiares, en lobbies de hoteles y empresas antioqueñas, sin embargo y desafortunadamente no le dieron el valor que este genio y artista innato merecía.

Las personas admiraban especialmente sus caballos, en algún momento fue reconocido por éstos en Medellin, sin embargo muy subvalorado.

¿Por qué su obra aportó algo al arte?

Porque su estilo es único, Francisco tenía su propio sello, su línea, su fuerza, su color.

Generó obras que hablaron por sí solas, que llevan al espectador a imaginarse mundos, escenas y situaciones, te invitan a soñar, a pensar, a deleitarte, a adentrarte en ellas como laberintos arquitectónicos llenos de ideas, magia y mucha creatividad… son obras llenas de movimiento, o simplemente inertes pero como el alquimista: llenas de vida.

¿Por qué debería un coleccionista comprar una de sus obras?

Porque Francisco Correa fue un artista que además era ser humano. Quien adquiere una obra se lleva una pieza única en belleza, estilo, fuerza, movimiento, llena de historia, significado y esencia de él.

SU OBRA FUE SUBVALORADA

¿Cuáles fueron los retos a los que se enfrentó?

Su principal limitación fue su propio sustento y el de su familia, esta situación lo decepcionaba constantemente, ya que en el lugar donde vivía su obra era constantemente subvalorada, nunca pagaron el precio que él siempre dijo se merecía, los galeristas y las galerías de su ciudad se aprovechaban constantemente de su carácter dócil y de la persona tan generosa y buena que fue con todos.

En sus últimos años Francisco comenzó a padecer un cáncer bastante agresivo, se le diagnosticó en febrero de 2018. Lo enfrentó con mi ayuda y la de sus hijos, siempre tuvo nuestro soporte emocional… logró superarlo casi al 100%, hasta que en marzo de 2021 el COVID atacó su cuerpo.

Falleció el 29 de abril del mismo año en una unidad de cuidados intensivos un día antes de su cumpleaños número 70.

¿Cuáles son los hechos más relevantes de su trayectoria?

Su vida misma y su obra. Realizó varias exposiciones individuales en la ciudad de Medellín a lo largo de su vida, también fue un gran ilustrador de libros infantiles y revistas de renombre en Colombia.

Alguna vez fue director del Departamento de Publicidad de Caja Agraria en Bogotá.

Realizó cursos de grabado en Miami, pero todo su talento fue empírico e innato.

¿Por qué nunca dejó de pintar?

Porque pintar fue su vida, era como el aire que respiraba, como el sustento que comía, el arte fue su alimento. Francisco vivía por el arte, el arte fue su esposa, su musa, su deleite, su ambición, su bálsamo, su paz, su calma.

¿Qué significaba el amor para él?

Mas que el amor fue la lealtad, valoraba y comparaba el amor con la lealtad que existía con su esposa, su hijo, su familia, sus amigos y con el mismo. Por eso cuando se alejaban de él por razones económicas u otros oficios que no tenían que ver con su esencia, su espíritu, su ser, su arte, se deprimía.

Para él el amor también iba de la mano con la ternura, fue el ser humano mas tierno, su tamaño en altura y su fuerza iban siempre ligados a su ésta.

Sus últimos 10 años de vida fueron plenos para él, ya que se reencontró como ser humano y se reconoció a plenitud como el artista que fue, eso lo hizo fuerte y seguro de sí mismo.

¿Qué fue lo más importante en la vida para él?

El arte, sus hijos, su esposa. También fue importante su paz y tranquilidad.

Fue un hombre relativamente solitario, procuraba pasar la mayoría de su tiempo en casa con su esposa e hijo.

¿Cómo deberíamos recordarlo?

Como lo dijo en su última entrevista:

Quiero que me recuerden así, como soy, con tranquilidad, alegría y sencillez”.

SOBRE EL ARTISTA

Nombre completo: Francisco Fernando Correa Restrepo

Nombre artístico: Francisco Correa

Fecha y lugar nacimiento: 30 de abril de 1951 en Pueblo Rico, Antioquia, Colombia

Fecha y lugar de fallecimiento: 29 de abril de 2021 en Medellín, Antioquia, Colombia

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JALISCO

Un comienzo con luces y sombras de Lemus en tragedia de desaparecidos

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La crisis de desapariciones en México, y particularmente en Jalisco, es una herida abierta que refleja la descomposición del tejido social y la incapacidad del Estado para garantizar la seguridad y la justicia con gobernantes que han evadido su responsabilidad, minimizando el grave problema.

La llegada de Pablo Lemus al Gobierno de Jalisco despierta una mezcla de esperanza y escepticismo en un estado que carga con la vergüenza de ser líder nacional en desapariciones, con más de 15,000 personas perdidas en las sombras.

Lemus ha dado pasos iniciales que, al menos en el discurso, reconocen la gravedad del problema, algo que su predecesor, Enrique Alfaro, evitó con frases desafortunadas que culpaban a las víctimas, culpando a los medios de magnificar el problema.

La creación de la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de Personas Desaparecidas, aprobada en octubre de 2024 y jefaturada por Edna Montoya Sánchez, es una señal de intenciones. Promete centralizar esfuerzos, integrar tecnología forense y coordinarse con colectivos de buscadores, como Guerreros Buscadores de Jalisco. Reuniones con líderes como Indira Navarro, quien ha encontrado más fosas que muchas fiscalías, muestran una apertura que contrasta con el cerco de la administración anterior.

Sin embargo, las promesas no son nuevas. En 2018, Alfaro también anunció una “estrategia integral” que nunca llegó a puerto. La secretaría de Lemus, aunque bien intencionada, nace con dudas: el presupuesto de 65 millones 200 mil pesos se ve muy bajo si se trata de enfrentar y buscar solución al principal problema de Jalisco.

¿Evitará la burocracia que asfixia a la Comisión de Búsqueda? El anuncio de mesas de trabajo con la Universidad de Guadalajara y la FEU es positivo, pero suena a eco de iniciativas pasadas que se diluyeron en foros sin impacto.

Más preocupante es la falta de claridad sobre cómo enfrentará a la criminalidad tan poderosa en la entidad. Su respaldo a la investigación federal sobre el campo de entrenamiento y supuesto crematorio en el Izaguirre Ranch de Teuchitlán en marzo de 2025 sugiere disposición a colaborar con la Federación, pero delegar responsabilidades no basta en un estado donde la complicidad local es un secreto a voces.

Recursos, pero con condiciones

Jalisco no es cualquier estado. Con un presupuesto de 174 mil millones de pesos en 2024 y una economía pujante, Lemus tiene los medios para marcar una diferencia, pero solo si los usa con audacia. Puede transformar la Fiscalía Especial en Personas Desaparecidas, hoy un elefante blanco, con investigadores capacitados y libres de nexos con el crimen.

Puede invertir en un Centro Regional de Identificación Humana, como el de Coahuila, para procesar los restos de las más de 1,000 fosas clandestinas halladas en el estado desde 2018. Puede, también, liderar un esfuerzo legislativo que garantice derechos a las familias de los desaparecidos, desde permisos laborales hasta fondos de reparación, algo que estados como Chihuahua han implementado con éxito.

Un plan sin excusas

Si Pablo quiere ser recordado como el gobernador que enfrentó la crisis de desaparecidos, debe actuar con medidas concretas y medibles, no con discursos. Primero, dotar a la Secretaría de Inteligencia y Búsqueda de al menos 500 millones de pesos anuales, suficientes para contratar forenses, analistas de inteligencia y equipo de geolocalización. Esta secretaría debe rendir cuentas trimestrales, con metas claras: localizar 1,000 personas vivas o restos identificados en dos años. Los colectivos, que han hecho el trabajo del Estado, deben tener un asiento permanente en su consejo asesor, no solo reuniones protocolarias.

Auditar la Fiscalía Estatal y la Comisión de Búsqueda. Casos como el de Teuchitlán, donde colectivos hallaron restos ignorados por las autoridades, son una bofetada a la confianza ciudadana. Depurar a funcionarios corruptos o negligentes es impostergable.

Crear un fondo estatal de 100 millones de pesos para las familias de los desaparecidos, cubriendo asistencia psicológica, legal y económica, como lo pidió Blanca Yolanda, cuyo caso sigue sin respuesta desde 2024.

Las buscadoras, como Indira Navarro, necesitan escoltas en zonas de riesgo, tras episodios como la emboscada de Tlajomulco en 2023 que dejó seis policías muertos. Quinto, impulsar una campaña estatal que use estadios, escuelas y medios para educar y movilizar. Los Charros de Jalisco podrían dedicar juegos a las víctimas, y los artistas locales, como Alejandro Fernández, podrían sumarse a un mensaje de unidad.

El papel de la sociedad

La sociedad también tiene un rol. He visto cómo la indiferencia ciudadana perpetúa estas tragedias. Lemus debe convocar a los jaliscienses a romper el silencio, denunciando anónimamente fosas o apoyando a colectivos. Pero no puede cargar solo con la responsabilidad: la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que dirige Luz del Carmen Godínez, designada en los tiempos del gobernador Enrique Alfaro, que ha sido tibia en el tema de los desaparecidos, debe asumir una actitud responsable y comprometida con las víctimas y un rol más protagónico, ya que se requiere su voz a favor de la justicia y poner un alto a esta tragedia que tanto dolor ha ocasionado entre las familias jaliscienses.

Pablo tiene mucho por hacer y sin duda este tema de los desaparecidos es su principal desafío: si logra resolverlo pasará a la historia como el mejor gobernador de los nuevos tiempos, un gobernador comprometido y responsable. Eso es lo que anhelan los jaliscienses, que hable menos y actúe con más determinación, con metas y resultados tangibles y medibles.

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JALISCO

Simulación vestida de protocolo: Los balcones del poder y la tragedia de los desaparecidos

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Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

Nada más ridículo, nada más infame, que la simulación vestida de protocolo. El jueves 10 de abril, mientras 20 rostros de estudiantes desaparecidos clamaban justicia desde las fichas pegadas en los muros del centro de Guadalajara, el equipo de comunicación del gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, montó su propio espectáculo desde el balcón del Palacio de Gobierno. No fue un acto de Estado. Fue un montaje. Un burdo teatro de crisis con telón de fondo, luces naturales y actores de reparto con cargo académico.

Allí estaban: la rectora general de la Universidad de Guadalajara, Karla Planter Pérez; la presidenta de la Federación de Estudiantes Universitarios, Zoé García Romero; y el secretario general universitario, César Barba Delgadillo. Todos ellos en fila, al sol, como si el guion les exigiera mostrar compromiso a base de insolación y sonrisa. Abajo, el dolor; arriba, la pose.

La escena no fue casual, fue deliberada. Y como suele ocurrir con las puestas en escena del poder, el tiempo fue el mejor cómplice. La cita originalmente pactada entre la rectora y el gobernador se iba a realizar en Casa Jalisco a las 11:30. Pero –¡oh divina coincidencia! – el encuentro se trasladó a Palacio de Gobierno a las 13:00 horas: justo cuando los estudiantes y familiares, con lágrimas y pancartas, tenían planeada su concentración frente al mismo edificio… ¡pura coincidencia!

¿Quién cree en coincidencias en política? Nadie con tres neuronas activas. Lo que vimos no fue la interrupción de una reunión para atender una protesta, sino la escenificación planeada de una falsa atención.

Lemus salió al balcón solo después de que los gritos desde la plaza lo obligaran. “¡gobernador, escúchanos, por favor!”, “¡somos estudiantes, no somos delincuentes!”, clamaban. Pero Lemus no se bajó a la plaza. En cambio, montó una mesa de trabajo a cielo abierto, en pleno balcón, como si los rayos del sol purificaran la hipocresía. ¿A quién carajos se le ocurrió ese patético espectáculo?

¿Y qué resultó de ese bochornoso espectáculo? La promesa de que habrá mesas de trabajo. Que habrá información. Que habrá coordinación con los tres niveles de gobierno. Palabrería hueca, reciclada de las promesas que no han impedido que Jalisco sea epicentro nacional de desapariciones. Que lo diga Teuchitlán. Que lo griten las familias que ya no duermen, que buscan en fosas y hospitales, en redes sociales y servicios forenses sobrepasados de cuerpos.

Lo más triste no fue Lemus. Fue ver a la rectora Karla Planter, a la dirigente estudiantil Zoé García y al secretario César Barba prestarse para semejante pantomima. ¿Qué hace una rectora sentada en un balcón mientras sus estudiantes exigen respuestas desde la calle? ¿A quién representa una líder estudiantil que se deja retratar como ornamento de la simulación institucional? ¿Dónde está la autonomía universitaria si el rectorado y su representación estudiantil se convierten en comparsa del Ejecutivo?

Planter, en un tuit posterior, habló de “coincidencias”. García Romero no cuestionó el cambio de sede ni de hora. Barba, en silencio. Y mientras tanto, la FEU difundía en sus redes: “¡Nos faltan estudiantes!”. ¿Nos faltan? Sí. Pero también nos sobran funcionarios indiferentes y dirigentes estudiantiles obedientes.

Los manifestantes pedían justicia, no una sesión de fotos. Exigían presencia del Estado, no una escena grotesca de conciliación ficticia. Lemus, experto en manejar el escaparate político, hizo lo que mejor sabe: montarse en una crisis para aprovechar una oportunidad. Nada nuevo. Así gobernó Zapopan. Así deslumbró en Guadalajara. Así inaugura su sexenio en Jalisco: entre cortinas, cámaras y balcones.

El mensaje no fue para las familias. Fue para los likes, para los reels, para los medios. Lo que logró el equipo de comunicación del gobierno de Jalisco fue una producción de redes sociales disfrazada de política pública. Una respuesta oportunista a una crisis estructural.

Pero lo más ofensivo fue que todo ocurrió unos días antes de Semana Santa, cuando los estudiantes están de vacaciones, cuando las escuelas están cerradas, cuando los pasillos universitarios están vacíos.

Este es el fondo del problema: mientras el dolor se expresa con marchas, el poder responde con puestas en escena. Mientras los familiares pegan fichas de búsqueda, el equipo de comunicación del gobernador pega frases hechas. Mientras se juega con el sufrimiento ajeno, se manipula a los medios con imágenes producidas desde Casa Jalisco.

Y no se engañen. Esto no es un error de cálculo, ni una falla de protocolo. Es estrategia. Es una narrativa de control que busca normalizar el horror con mesas, actas, sillas al sol y comunicados institucionales.

Pero hay cosas que no se maquillan. La ausencia de 20 estudiantes no se borra con videos. La responsabilidad del Estado no se elude con balconazos. La dignidad de una universidad pública no se entrega por un lugar en la escenografía oficial, olvidando que el líder moral del Grupo Universidad prefirió morir antes que claudicar… precisamente aprovechando las vísperas de una Semana Santa.

La gran pregunta que queda es: ¿hasta dónde están dispuestos los actores universitarios a prestarse al juego del Ejecutivo? Porque hoy, frente a todo Jalisco, su papel no fue el de contrapeso, sino el de patiños. Y si ese será el tono de los próximos seis años, entonces el guion está claro: los balcones seguirán llenos de sonrisas vacías, mientras las calles se llenan de nombres, rostros y ausencias.

Y ahí sí, ni con todos los reflectores del mundo podrán ocultar el vacío.

En X @DEPACHECOS

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NACIONALES

Daniel Cosío Villegas y el dominio presidencial

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Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //

Muy certero el dicho aquel de “quien no conoce la historia está condenado a repetirla”.

Daniel Cosío Villegas, historiador, economista, catedrático, intelectual reconocido por tirios y troyanos, escribió varios libros que dieron luz para comprender cómo se hizo y cómo funcionó el Sistema Político Mexicano, confeccionado por revolucionarios, entre los que sobresalen, Álvaro Obregón, Venustiano Carranza, Plutarco Elías Calles, Lázaro Cárdenas y otros.

Don Daniel Cosío Villegas, quien tuvo que aclarar la mentirijilla que propagó de haber nacido en Colima, en 1900, cuando en verdad nació en la Ciudad de México en 1898, estableció en varios de sus libros, ensayos y textos, que México vivió alrededor de 70 años un sistema autoritario, presidencial y con un partido dominante.

Habrá que estar muy atentos a lo escrito por este sociólogo y diplomático que desnudó y encabritó a no pocos miembros de la élite que gobernó nuestro país desde que la Revolución se bajó del caballo hasta que llegó Fox con sus botas piteadas.

Don Daniel consideró que los poderes metaconstitucionales, de por sí concesionados en la Magna Carta de 1917, motivaron la Centralización del Poder en los rubros de política, economía y geografía. Esta concentración fue perversa, centralista y castrante para el resto de las entidades de la República. Tiempos hubo que en política “no se movía una hoja del árbol” sin la aprobación del Presidente de la República (así con mayúsculas) porque su poder era inmenso, total y arbitrario.

La subordinación de las autoridades municipales, estatales, así como de los poderes Legislativo y Judicial, al omnímodo poder presidencial se tornó, incluso, patético, absurdo y kafkiano.

El presidente priista en turno era un dios sexenal, que hacía y deshacía según su voluntad, su ánimo y sus intereses personales y de grupo. ¡Ay de aquél o aquellos que osaran ir en contra de la voluntad del todopoderoso presidente! Le esperaba cárcel, muerte política o… de veras.

Con esas condicionantes se canceló así la actividad política como factor de movilidad social; brilló la ausencia de un programa político claro y se apoderó del poder el oportunismo descarado y descarnado de las huestes “hienas” que pululan siempre buscando la carroña que dejan los “leones” de la grilla.

Un factor más fue el partido único, mediante el cual se legitimaron los cambios sexenales para aparentar la democracia hacia afuera, hacia los observadores mundiales. Mientras se mostraba esa falsa careta democrática al interior del partidazo y de otros partidos paleros, se practicaba la sumisión total al detentador del poder político.

Don Daniel Cosío Villegas publicó en 1972, bajo el auspicio de la Universidad de Texas, su ensayo “El sistema político mexicano, las posibilidades de cambio”.

Estableció que la creación del Partido Nacional Revolucionario, ideado en 1920, pero nacido hasta 1929, fue creado para eliminar el caudillismo de los neopolíticos postrevolucionarios, la mayoría hombres de armas, y así disminuir la violencia. Esto generó la “pax post revolución”, con el beneficio de sentar bases sólidas de la economía y algunos programas con objetivos sociales.

Octavio Paz, premio Nóbel de Literatura, solía decir que Cosío Villegas, “nos hizo conscientes de la dignidad humana”. Cosío Villegas fue director de la Escuela de Economía de la UNAM en 1933. Fue el primer director del Fondo de Cultura Económica, de 1934 a 1948 y presidente del Colegio de México de 1957 a 1963. Justamente don Daniel, siendo diplomático en Portugal, sugirió al entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, traer a México a los intelectuales españoles perseguidos por Francisco Franco por su afán republicano.

Ellos, los refugiados españoles fundaron la Casa de España, a la postre convertida en el Colegio de México. En 1943 el presidente Manuel Ávila Camacho aprueba y se crea el Colegio Nacional. Entre sus iniciadores está don Daniel Cosío Villegas y los jaliscienses, José Clemente Orozco, Enrique González Martínez, Mariano Azuela, acompañados por Manuel Sandoval Vallarta, Carlos Chávez, Alfonso Reyes, Alfonso y Antonio Caso, Ignacio Ochoterena, Diego Rivera, José Vasconcelos e Ignacio Chávez.

Cosío Villegas estableció que “el dominio presidencial mata todo espíritu cívico y convierte la vida política del país en una farsa profundamente aburrida”.

A este gran pensador mexicano se le consideró un liberal constitucionalista. Sus palabras parecieran resonar en estos tiempos de regresión al tiempo en que el sistema político mexicano se regía por el autoritarismo, la descalificación de los adversarios, la sumisión de los poderes, la compra de voluntades, el absolutismo y totalitarismo encarnado en un partido único al servicio del presidente en turno.

 

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