Connect with us

OPINIÓN

En política, del amor al odio, ni medio paso: El discurso de choque de Lilly Téllez en el Senado

Publicado

el

Opinión, por Pedro Vargas Ávalos //

En días recientes se ha discutido mucho a nivel nacional, el asunto de que las fuerzas armadas federales, estén autorizadas hasta el año 2028, para coadyuvar en labores de seguridad pública en toda la república. Presentada la iniciativa por una diputada priista, se avaló por la bancada tricolor en la Cámara de Diputados, y como a esa iniciativa la respaldó el partido en el poder (Morena y sus aliados, PT y PVEM), sin mayores dificultades se logró la votación calificada (dos tercios de los diputados asistentes) para aprobar toda reforma constitucional, pasando al Senado para su debate y refrendo semejante al de la Colegisladora.

Ya en la Cámaras Alta (la de Senadores) tras acalorada sesión de las dos Comisiones (Puntos Constitucionales y Estudios Legislativos Segunda), que dictaminaron, sobre la minuta recibida de los diputados, ser favorables a la propuesta. Pasó al Pleno para ser discutida y votada; pero en el debate, presintió el líder de los morenistas y de la Junta de Coordinación Política (JUCOPO) senatorial, el zacatecano Ricardo Monreal, que les faltaría uno o dos sufragios para lograr la mayoría calificada (85 votos), con espectacular viraje parlamentario y sin votación, se regresó a Comisiones la minuta aprobada en la Cámara de Origen. Esto ante incoherente efervescencia de la oposición (especialmente del PAN, el PRD y MC), pues unos festejaban radiantes haber evitado la aprobación, mientras que otros, sin dejar de mostrar recatada satisfacción, advertían la estrategia del partido en el poder.

Por una semana participaron, reconstruyendo la minuta de la Cámara de Diputados, muchos senadores de todos los partidos, incluyendo ese espectro que surgió no hace mucho y que se autodenominó “grupo plural”, en el cual destaca Germán Martínez, el expanista que rescató Andrés Manuel López Obrador (ya lo había apoyado para ser candidato a senador por Morena) cuando lo hizo director del IMSS, cargo al cual renunció, regresando a su escaño senatorial. En nota difundida por Ricardo Monreal, comunicó que se reunió con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, quien le manifestó el acuerdo del Ejecutivo a las modificaciones de la iniciativa.

Así llegó el franciscano 4 de octubre, en que el Pleno del Senado definiría tan delicada reforma. En esta sesión fue notoria la participación de muchos oradores, en pro y en contra, despuntando dos principios y un par de actitudes: en el primer tema, vimos como la Cámara Alta tiene políticos con calidad oratoria e ideas proporcionadas, adecuadas a la ocasión y el asunto que trataban: por la oposición, es destacable el sonorense Damián Zepeda, exlíder panista; los oradores de MC, estuvieron a bajo nivel, y en cuanto a los priistas, Silvana Bretones fue convincente, y, Beatriz Paredes, con gran experiencia y estilo; por los morenistas, sobresalió la categoría de su coordinador Ricardo Monreal. El segundo aspecto: que mal se vieron muchos miembros de esta Cámara, especialmente los que siempre lanzan sapos y alimañas verbales (Lily Téllez, Kenia López Rabadán y Xóchitl Gálvez) acusando sin pruebas, pero más que hablando, despotricando contra lo que huela a Cuatro T y López Obrador.

En este lamentable papel, los blanquiazules en general, pero Lily Téllez en particular, se llevaron la tarde, reduciendo a la vulgaridad sus intervenciones. No se crea que los ataques se debían a compra de votos o apoyos oficiales, amagos u otro tipo de presiones supuestas, no, el meollo del hablar de esta señora, son los insultos, mofas, denuestos e insolencias; y todo con actitud de actriz en show.

Al hacer uso de la palabra, su saludo la cataloga: “Buenas tardes -y con ademán hacia su izquierda- bola de corruptos”, que remacha con “Buenas tardes, ceros a la izquierda”. Luego etiquetó a los morenistas: “personas malas, de mala entraña”; con motivo de la creación de la Guardia Nacional (GN), toca a los secretarios de Seguridad Federal, (Alfonso Durazo -su amigo que la recomendó para candidata- y Rosa Icela Rodríguez, la actual Secretaria) tildándolos de “mascotas” y fingidores que ni para “decoración” servían al Ejército.

La GN afirma, es un “fracaso personal del Presidente” porque el pueblo no lo ha apoyado en ese organismo. Señala que Amlo ha llenado de dinero, “cash, de lana” a la elite militar, que ahora está enriquecida, mientras al soldado raso lo traen de albañil, en retenes como abre cajuelas de coches de familias, persiguiendo a migrantes.

Téllez enfatizó: AMLO desaprecia a tal grado a los soldados, “que permite que los insulten, les digan groserías, los apedreen, los correteen” y salgan corriendo cuando se enfrentan a los criminales (¡!). Luego, dándose teatral golpe de pecho, proclama que son “nuestros soldados” no de la Cuatro T. Enseguida, sentenció: Morena no puede luchar contra el crimen organizado, porque es parte de ese crimen.

Prosiguiendo con su flamígero discurso, aduce que los muertos que van en el sexenio, son culpa del primer mandatario, y éste busca zafarse de ese cargo para que se adjudique al ejército, por lo cual la lenguaraz senadora califica al tabasqueño de “perverso presidente”. También dijo que militariza al país, no para dar seguridad pública, sino para intimidar al pueblo para las elecciones presidenciales, y entonces “el presidente pisa la elite militar de hojalata para beneficiar a su corcholata”. Ya desbocada, agrega: el Secretario de la Defensa, “habla como chairo”, hace política y viola la ley; en eso pidió el uso de la palabra el senador Napoleón Gómez Urrutia, para enunciar una pregunta, la señora Téllez no acepta con gritos que remata con ofensivo “¡sentado y callado, y espere sus croquetas! Como los senadores panistas aplaudían a rabiar a su adalid en la tribuna, la simple lectora de noticias (en agosto de 2014, luego de que Krause, Ciro Gómez Leyva, Pablo Hiriart y otros alabaron las “reformas estructurales” que realizaba Enrique Peña Nieto, ella atinó en formular la siguiente pregunta: «Pero, Sr. Presidente, ¿cómo fue usted tan, pero tan valiente para lograr esto?»), redoblaba sus frases incendiarias y exponía a sus oyentes: como se iban a sentir cuando los militares asesinen estudiantes, repriman manifestaciones, violen a sus hijas, a las mujeres indígenas, a sus madres, hermanas y esposas. A un reclamo de una senadora, voltea colérica, y le lanza la frase: “tú vas a andar llorando, cuando a tu hija la golpeen los militares”, y así le ripostó a otra senadora, pero peor porque ya no será legisladora y no tendrá a quien recurrir, y “el ejército los irá a aplastar”.

Para concluir esta dramatización lilitellezca, a los miembros de MORENA les dijo, “que no iban a votar como perros por huesos y croquetas”, sino que votarían como “hienas, a la espera de las sobras apestosas que les avienta el presidente que pudre todo lo que toca”, recomendándoles que den sus medicinas a Amlo, para curar sus achaques, “porque lo quiero vivo, vivo, para cuando la nación mexicana le demande haber creado un Estado Narco Militar”.

Por fin vino la votación de la nueva minuta y de esa manera se vio cumplida la tarea del Secretario de Gobernación y el Coordinador morenista en el senado: con el voto de su partido, sus aliados y la mayoría de los legisladores del PRI, más dos del Partido de la Revolución Democrática, se aprobó la reforma constitucional que amplía hasta 2028 la presencia de las Fuerzas Armadas en labores de seguridad pública en el país. Fueron 87 sufragios a favor, contra 40 del Partido Acción Nacional, Movimiento Ciudadano y Grupo Plural. Es de hacer notar que se introdujo la etiquetación de recursos para fortalecer Policías estatales y municipales desde el año venidero, creándose una comisión bicameral para la estimación y seguimiento de las actividades de las Fuerzas Armadas permanentes en labores de seguridad pública, exigiendo aplicar criterios objetivos con indicadores cuantificables y verificables, así como imponiendo la obligación de comparecer los miembros del Gabinete de seguridad y la entrega de información semestral. Un buen avance sin lugar a dudas.

Pero de todo lo sucedido en el Senado y la conducta de sus integrantes, advienen populares expresiones, como: “del amor al odio solo hay un paso”, así como la de “amor y aborrecimiento no quitan conocimiento”.

El amor es un sentimiento sublime que caracteriza al ser humano. Toda persona tiene a otra o muchas gentes, para quien desea abundancia de bienes. En la humanidad, practicar el amor al prójimo es una regla suprema. Pero debemos admitir que existen motivos por el cual ese noble afecto se deteriora, llegando en su caminar adverso, al desinterés y a medio paso, a lo peor, odiar.

La antipatía y aborrecimiento hacia algo, o hacia alguien, a quien se le desea lo más negativo, es el odio. Comúnmente, suele asociarse con alteraciones del ánimo, generadas por la aversión, la ira, el coraje, la angustia o los errores.

La sabiduría popular ha incorporado esos dos conceptos para darnos lecciones valiosas a base de locuciones coloquiales, he aquí algunas: Del amor al odio, solo media un paso. Amor con amor se paga. Amor que vale, el del padre (o madre) que lo demás al aire. De mil amores. Donde hay amor, hay dolor. Amor primero no es olvidadero. Amor de suegra y nuera, de dientes para afuera. Para el amor y la muerte no hay cosa fuerte. Por amor de Dios. Amor no correspondido, amor perdido. Amor y paz.

Los intelectuales, políticos y celebridades, han legado excelentes frases sobre el tema: la poetisa estadounidense Ella Wilcox, (1850-1919) escribió: El amor enciende más el fuego que el odio extingue. Su compatriota, el enorme luchador pro derechos civiles, Martin Luther King (1929-1968) subrayó: “El odio paraliza la vida, el amor la libera. El odio confunde la vida, el amor la armoniza. El odio oscurece la vida, el amor la ilumina”. Lo cual coincide con el pensamiento del colosal Mahatma Gandhi (India,1869-1948): “El odio siempre mata, el amor nunca muere”.

“Allí donde la amistad se estrella sale a veces triunfante el odio” declaró una vez el novelista inglés Charles Dickens (1812-1870). Al respecto debemos tener presente lo que describe la antropóloga neoyorkina (1945) Helen Elizabeth Fisher: “el amor y el odio tienen mucho en común. Cuando odiamos, concentramos nuestra atención tanto como cuando amamos. Cuando amamos o cuando odiamos, nos obsesiona pensar en ello. Tenemos una gran cantidad de energía, nos cuesta comer y nos cuesta dormir”.

Acumular amor significa suerte, acumular odio significa calamidad, nos enseña el muy leído autor de El Alquimista, Paulo Coelho de Souza (1947). Pero el amor tiene que ser más fuerte que el odio, de lo contrario no habrá futuro para nosotros, conforme la norteamericana Kristin Hannah (1967). De allí que su paisano, el ameritado siquiatra Brian Weiss (1944) considere: Si logramos abandonar una relación con amor, empatía y compasión, sin deseo alguno de venganza, sin miedo y sin odio, lograremos pasar página.

Alcanzar esa meta, no se puede, padeciendo políticos, que como Téllez y German Martínez, son saltimbanquis y simuladores, hablan a base de injurias, diatribas y farsas; la verdad es que, esa clase de Judas, deberían mandarlos al siquiatra o cuando menos no ser postulados por instituciones que dicen, luchan para servir al pueblo, pero que, al sostenerlos, traicionan al ciudadano, debilitan la democracia y desprestigian la política.

Continuar Leyendo
Click to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

JALISCO

¿Por qué el rechazo ciudadano a la reforma judicial en Jalisco?

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La participación del 7.07% en las elecciones judiciales del pasado domingo en Jalisco, la segunda más baja del país (detrás de Guanajuato que fue del 6.5), es un mensaje contundente de la ciudadanía: un rechazo claro a la reforma judicial impulsada por Morena y una señal de desconfianza hacia las instituciones. Este resultado no solo expone las fracturas internas del partido en el estado, sino que también pone en duda la legitimidad del proceso y plantea serios desafíos para el futuro político de Morena y la presidenta Claudia Sheinbaum en una región clave.

Un abstencionismo que habla

El 7.07% de participación –equivalente al 92.93 de abstención– no puede interpretarse de otra manera que como un fracaso estrepitoso de los operadores y liderazgos de Morena en Jalisco. Figuras como Carlos Lomelí, Claudia Delgadillo, Erika Pérez, Chema Martínez y Laura Imelda Pérez, así como la Universidad de Guadalajara, mostraron una incapacidad evidente para movilizar al electorado.

¿Dónde quedó el morenismo que prometía transformar el estado? El abstencionismo no solo refleja la falta de articulación del partido, sino también un rechazo público a lo que muchos perciben como un intento de Morena por controlar el Poder Judicial y socavar su independencia.

En mi columna del lunes, titulada “¿Democratización o control político?”, planteé si este proceso realmente democratiza la justicia o si es un mecanismo para consolidar el poder de Morena. Los números de Jalisco responden con claridad: los ciudadanos ven más allá de la narrativa oficial de “democratización” y perciben la reforma como una toma de poder, especialmente en un contexto donde Morena domina el Congreso de la Unión.

Líderes sociales como el arzobispo de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, han criticado el proceso como un ejercicio que favorece la agenda de Morena en lugar de mejorar el sistema judicial. Su descripción de un proceso “planchado” resuena con un electorado jalisciense históricamente receloso del control centralizado, lo que explica su decisión de abstenerse.

Fragmentación y divisionismo en Morena

Otro factor detrás de esta baja participación es la fragmentación interna de Morena en Jalisco. El partido carece de unidad y de una visión compartida; en su lugar, prevalece una lucha de intereses por el control y el poder. Los liderazgos locales, más preocupados por sus agendas individuales que por un proyecto colectivo, se comportan como “perros y gatos en disputa”, cada uno aferrado a su hueso. Desde la Ciudad de México, figuras como Leonel Cota Montaño y Alfonso Ramírez Cuéllar intentaron, sin éxito, alinear a los grupos locales. A pesar de sus declaraciones públicas de unidad y de promesas de duplicar la participación, el morenismo jalisciense quedó en evidencia.

La Universidad de Guadalajara, que se involucró en el proceso, tampoco logró movilizar al electorado. Su incapacidad para mantener el registro del partido Hagamos en elecciones pasadas ya había mostrado sus limitaciones, y esta elección judicial lo confirmó. Morena le falló a la presidenta Sheinbaum al no conectar con los jaliscienses, un estado donde el partido ha enfrentado dificultades históricas para consolidarse. Si en la elección federal de 2024 Morena obtuvo resultados en Jalisco, el mérito fue del liderazgo de Sheinbaum, no de las figuras locales, marcadas por el divisionismo, el egocentrismo y el individualismo.

Desconfianza institucional y desencanto ciudadano

El 92.93% de abstención no solo es un rechazo a la reforma judicial, sino también un reflejo del desencanto con el sistema político en general. La percepción de que estas elecciones carecen de legitimidad o de un impacto real en la justicia ha exacerbado la crisis de confianza en las instituciones. Los ciudadanos jaliscienses, conocidos por su tradición de autonomía y resistencia al poder central, ven en esta reforma un intento de Morena por imponer su agenda, más que una solución genuina a los problemas del Poder Judicial, como la corrupción, el nepotismo y la falta de acceso a la justicia.

Esta desconfianza se suma a la falta de información y a la complejidad del proceso electoral. Con miles de candidatos y cargos poco conocidos, muchos ciudadanos optaron por no participar, percibiendo el ejercicio como una farsa diseñada para favorecer a Morena. La baja participación en Jalisco, comparada con el promedio nacional del 13%, refleja un sentimiento anti-morenista que podría fortalecerse en el futuro, especialmente si el partido no ajusta su estrategia.

Implicaciones para el futuro político de Jalisco

El fracaso de Morena en movilizar a los ciudadanos en un proceso tan publicitado como las elecciones judiciales expone su vulnerabilidad en Jalisco, un estado donde ha luchado por consolidarse frente a fuerzas como Movimiento Ciudadano. Esta baja participación podría fortalecer a la oposición y al sentimiento anti-morenista, abriendo la puerta a que partidos locales capitalicen el descontento ciudadano. Además, el divisionismo interno de Morena podría llevar a una reconfiguración de sus liderazgos en el estado, un proceso que será crucial para su futuro político.

¿Quiénes podrían emerger como nuevos líderes? Esa es una pregunta que aún no tiene respuesta, pero lo que sí está claro es que Morena necesita un liderazgo más inclusivo y una comunicación efectiva para reconectar con los jaliscienses. Sin estos cambios, el partido seguirá enfrentando reveses en un estado estratégico para el panorama nacional. La presidenta Sheinbaum, quien ha apostado por esta reforma como un pilar de la 4T, también enfrenta un desafío: demostrar que puede unificar a su partido y ganar la confianza de regiones tradicionalmente reticentes al proyecto morenista.

Un mensaje claro para Morena

El 7.07% de participación en Jalisco es una combinación de factores: un rechazo a la reforma judicial, una profunda desconfianza en las instituciones, una división interna de Morena y un fortalecimiento del anti-morenismo local.

Este resultado plantea un reto significativo para el partido y para Sheinbaum, quien deberá replantear su estrategia en el estado si busca consolidar su proyecto político a nivel nacional. La ciudadanía jalisciense ha hablado con su abstención, y su mensaje es claro: no basta con discursos de democratización; se necesitan acciones que realmente.

Continuar Leyendo

NACIONALES

Elección judicial en México: ¿Democratización o control político?

Publicado

el

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

La elección para renovar el Poder Judicial Federal, celebrada este domingo 1 de junio de 2025, fue presentada por Morena y la 4T como un hito de democracia directa. Sin embargo, el proceso, justificado con el discurso de un Poder Judicial corrupto y elitista, ha generado más dudas que certezas.

La baja participación ciudadana y las múltiples irregularidades sugieren que el objetivo real podría ser el control político de una institución clave para el equilibrio de poderes en México.

BAJA PARTICIPACIÓN: DESCONFIANZA Y DESINFORMACIÓN

Las encuestas de Infobae y El Economista anticipaban una participación de entre el 8% y el 23%, y el INE confirmó un 12% (unos 12.06 millones de votantes de un padrón de 100 millones). Esta abstención histórica no respalda la narrativa de Morena de un apoyo popular, sino que refleja desconfianza y falta de legitimidad. Una encuesta de Enkoll mostró que el 77% de los mexicanos no conocía a ningún candidato, evidenciando una desinformación generalizada.

La complejidad de las boletas, con 3,400 candidatos para 881 cargos y 60 distritos electorales (según la Universidad Iberoamericana), dificultó el voto informado, especialmente en zonas rurales con acceso limitado a información.

El diseño del proceso también parece haber sido opaco. La ausencia de debates públicos y la distribución de «acordeones» –listas de candidatos oficialistas– sugieren manipulación para favorecer a Morena. Estas prácticas, denunciadas por analistas, minaron el voto libre y desincentivaron la participación. La abstención masiva no es apatía, sino una protesta silenciosa contra un sistema que no garantiza transparencia ni equidad.

IRREGULARIDADES: UN PROCESO VICIADO

La jornada electoral estuvo marcada por irregularidades que refuerzan la percepción de un proceso diseñado para beneficiar a Morena. Reportes de El Universal e Infobae documentaron acarreo de votantes, compra de votos y distribución de «acordeones» por los «servidores de la nación». Estas acciones, lejos de ser aisladas, parecen coordinadas para controlar el Poder Judicial.

Además, hubo cargos «sin competencia», con candidaturas únicas en 51 posiciones federales, como en Durango (49 candidaturas para 49 cargos, según Integralia), lo que reduce la elección a una formalidad y cuestiona su pluralidad.

La complejidad del conteo, con casillas atendiendo hasta 2,250 electores (el triple que en elecciones ordinarias), generó dudas sobre la integridad del proceso. El INE enfrentó un desafío logístico sin precedentes, y la tardanza en los resultados —estimaciones para el 3 de junio en el caso de la Suprema Corte y el 5 de junio para el Tribunal Electoral— alimentan especulaciones sobre posibles manipulaciones.

EL DISCURSO DE LA CORRUPCIÓN

Morena justificó la elección señalando corrupción y nepotismo en el Poder Judicial, un discurso que resuena con una ciudadanía harta de la impunidad. Sin embargo, el análisis no resiste un escrutinio crítico. El Índice Global de Impunidad 2025 coloca a México en el último lugar de 69 países, y problemas como la falta de juzgados, la sobrecarga de casos (un juez mercantil en Monterrey maneja 15 mil casos, según Rubén Moreira) y la necesidad de capacitación persisten. Pero la solución propuesta no ataca estas raíces, sino que politiza el Poder Judicial. La presencia de candidatos alineados con la 4T, según El País, sugiere una captura institucional disfrazada de participación popular, más que una verdadera democratización.

IMPACTO EN LA DEMOCRACIA MEXICANA

La baja participación y las irregularidades tienen graves implicaciones. La abstención masiva refuerza la percepción de que las elecciones no son confiables para el cambio institucional. La manipulación del proceso amenaza la independencia judicial, pilar del equilibrio de poderes.

Si el Poder Judicial queda subordinado al Ejecutivo y Legislativo, ambos dominados por Morena, México podría deslizarse hacia un sistema de partido hegemónico, similar al viejo PRI, como advirtió PortalGuanajuato.mx.

La polarización también se ha profundizado. Mientras Claudia Sheinbaum defiende la elección como un hito democrático, críticos como Enrique Krauze y Javier Laynez Potisek la califican de «farsa» y «golpe de Estado». Esta división debilita la confianza en las instituciones y dificulta los consensos necesarios para abordar los problemas reales del sistema judicial.

UN EXPERIMENTO FALLIDO CON COSTOS ALTOS

La elección judicial del 1 de junio de 2025 no democratizó el Poder Judicial ni combatió la corrupción. Se convirtió en un ejercicio de control político que deja al sistema judicial más vulnerable. La baja participación y las irregularidades no son fallas accidentales, sino síntomas de un proceso diseñado para favorecer a Morena sobre los principios democráticos.

México necesita una reforma judicial que fortalezca la independencia, la capacitación y los recursos, no que lo someta al poder político. La factura será alta: un Poder Judicial debilitado, una democracia erosionada y una ciudadanía desencantada. La pregunta es si la sociedad mexicana exigirá una transformación real o si este episodio marcará un retroceso autoritario más profundo.

Continuar Leyendo

JALISCO

Morena en Jalisco: El reto de convertir victorias en triunfos completos

Publicado

el

Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco //

La elección del Poder Judicial era, para Morena Jalisco, la oportunidad de ensayar lo que jamás ha podido articular con éxito: una estructura cohesionada, una movilización real, y un mensaje político claro. Pero como si de una tragicomedia se tratara, el guion ya estaba escrito. Porque en Morena Jalisco, ganar sigue siendo un accidente, no un plan. Y perder, una costumbre refinada a fuerza de simulación.

Desde la Ciudad de México llegó, otra vez, la señal. La dirigencia nacional apuntó a un nombre muy conocido en Jalisco Leonel Cota Montaño a quien lo volvieron a instalar como operador político.

Y junto a él, el incombustible Alfonso Ramírez Cuéllar. Correcaminos de la 4T, devorador de kilómetros, coleccionista de reuniones. Uno que parece estar siempre en campaña y nunca en territorio. Ambos, encargados de orquestar una elección interna con aroma de encuesta nacional, pero con la organización de una kermés sin comité.

La tropa local, esa que presume liderazgo y acarreo, se diluyó como siempre. Chema Martínez, cuya fama de gran operador quedó reducida a un murmullo; Alejandro Peña, diputado que no destacó por su estructura; y los de siempre, Carlos Lomelí y Claudia Delgadillo, que otra vez jugaron al solitario. Morena Jalisco, como en cada proceso, se convirtió en un archipiélago de egos.

Y es que no solo no se pusieron de acuerdo. Peor: se pisaron entre ellos.

En plena efervescencia del voto judicial, apareció el nombre de Fernando Delgadillo González, hermano de la excandidata Claudia Delgadillo. Compite por la magistratura laboral en el Distrito Judicial 1, y su candidatura aparece —curiosamente— en los acordeones que circulan en los chats morenistas. La conexión no es casual: fuentes internas afirman que Claudia es la operadora en los distritos 1 y 4, junto a Eduardo Almaguer, su abogado de campaña y estratega jurídico.

Pero los acordeones son la metáfora perfecta del desorden. Porque ni siquiera entre los grupos de Morena se pusieron de acuerdo en quiénes son «los buenos». El acordeón del grupo Delgadillo excluye a Yasmín Esquivel, ministra aún en funciones de la 4T, con quien Claudia tuvo un desencuentro en su última visita a Guadalajara. También desaparecieron a Sara Herrerías y armaron su lista con nombres que nadie reconoce como oficiales.

Lomelí, por su parte, solo incluye a las tres ministras actuales —Batres, Ortiz y Esquivel— y completa con perfiles propios. De los hombres, igual: cada quien tiene su santa lista. En resumen, Morena Jalisco produjo no una sola línea de voto, sino varias versiones piratas, como si cada grupo tuviera su propio Poder Judicial en mente.

Ni los diputados locales ni los federales hicieron gran cosa, más allá de asistir a los eventos que organizó la dupla Cota-Cuéllar. Los presidentes municipales guardaron silencio, quizás porque no entendieron, quizás porque no quisieron participar. Y la Universidad de Guadalajara —ese socio necesario en cualquier intento de estructura electoral— falló como pocas veces.

Carlos Trejo, el operador universitario, no solo entregó tarde los nombres de los candidatos, sino que no logró movilizar a nadie. La universidad está casi de vacaciones, los centros universitarios en manos de funcionarios nuevos sin control territorial, y con un desinterés tal que, siendo viernes previo a la elección, la mayoría de los diferentes equipos universitarios no habían recibido las indicaciones claras para operar el voto.

De los sindicatos, solo el del IMSS parece haber cumplido con el guion. Su candidata aparece en casi todos los acordeones. Pero fuera de eso, ni la Sección 47 del SNTE que fiel al estilo de esta administración está desaparecida, ni otros gremios han tenido un papel relevante. Se suman a la lista nacional como quien firma asistencia, pero no participan, no inciden, no mueven.

Así, la elección del Poder Judicial —que en otros estados se convirtió en una muestra de músculo político— en Jalisco se volvió otra escena patética de Morena perdiendo la oportunidad de ganar con contundencia.

Mientras tanto, el PAN ha aprovechado la coyuntura para aceitar su maquinaria. Sus liderazgos históricos —conservadores pero funcionales— han hecho lo que mejor saben: operar con disciplina. Movimiento Ciudadano, por su parte, sigue dividido. El pleito entre el grupo de Lemus y el de Alfaro no se ha curado, y en lugar de capitalizar la elección, se refugiaron en la crítica al proceso como pretexto de su inmovilidad.

Pero si Morena Jalisco es incapaz de articular algo tan básico como una línea común de votación, ¿qué se puede esperar para el 2027? ¿Otra vez la improvisación, otra vez los candidatos puestos desde la Ciudad de México, otra vez los liderazgos rotos?

En Jalisco, una vez más, Morena muestra su capacidad para perder ganando. Porque, aunque consiga algunas posiciones, lo hace sin rumbo, sin liderazgo real, sin estrategia. No hay plan, solo inercias.

Se dirán ganadores, pero, será por lo que a nivel nacional se estructuró, en lo regional se pulverizará el voto por no respetar acuerdos.

Quizás el verdadero problema de Morena Jalisco no es la derrota. Es la costumbre. Porque aquí, cada proceso es un simulacro. Cada liderazgo, un caudillo en miniatura. Y cada victoria, una oportunidad desperdiciada.

En política, como en la guerra, la estrategia lo es todo. Y Morena Jalisco sigue peleando sin mapa, sin brújula y lo peor: sin memoria.

En X @DEPACHECOS

Continuar Leyendo

Tendencias

Copyright © 2020 Conciencia Pública // Este sitio web utiliza cookies para personalizar el contenido y los anuncios, para proporcionar funciones de redes sociales y para analizar nuestro tráfico. También compartimos información sobre el uso que usted hace de nuestro sitio con nuestros socios de redes sociales, publicidad y análisis, que pueden combinarla con otra información que usted les haya proporcionado o que hayan recopilado de su uso de sus servicios. Usted acepta nuestras cookies si continúa utilizando nuestro sitio web.