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JALISCO

Gentrificación: Llegó para quedarse

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-Opinión, por Gerardo Rico

Repentinamente, se vieron alteradas las vidas de miles de personas en barrios tradicionales de Guadalajara: Mexicaltzingo, El Retiro —los alrededores del parque Morelos—, Alcalde Barranquitas —alrededores del parque Alcalde—, ya ni hablemos de Santa Tere, el mismo Centro Histórico de la capital jalisciense o barrios más al oriente de la ciudad como la colonia San Rafael.

No dejamos de mencionar Lafayette y la mismísima colonia Americana, nombrada en 2022 como uno de los mejores barrios del mundo por el índice de la revista ‘Time Out’, y barrio mágico por la Secretaría de Turismo del gobierno federal. Ladrón de Guevara, Vallarta Norte, Monraz, Providencia…la lista de colonias afectadas es interminable.

Pero ¿qué tienen en común estos barrios y colonias?: La gentrificación. La construcción de vivienda vertical, tan de moda en nuestra ciudad en los últimos años.

La gentrificación en Guadalajara es un proceso de transformación urbana que está modificando barrios tradicionales, elevando los precios de la vivienda y desplazando a residentes de bajos ingresos. Los habitantes originales de las áreas gentrificadas se ven obligados a mudarse a zonas más alejadas, perdiendo su hogar y vínculos comunitarios.

La construcción de nuevos hoteles, restaurantes y tiendas, a menudo dirigidos a un público con mayor poder adquisitivo, contribuye a la transformación del paisaje urbano y al desplazamiento de residentes. La especulación inmobiliaria y la transformación de barrios en zonas de interés turístico y comercial elevan los precios de la vivienda, dificultando el acceso a un hogar para muchos ciudadanos.

Para algunos, la gentrificación en Guadalajara comenzó hace algunos años con la aparición de torres de departamentos de lujo y oficinas corporativas que provocaron un incremento de precios en el costo de la vivienda, así como el costo de los servicios.

Sin embargo, otros afirman que esta inició desde el 2011, cuando se planeó la Ciudad Creativa Digital y previo a los Juegos Panamericanos celebrados ese año, cuando comenzó la especulación con terrenos en los alrededores del parque Morelos, en pleno centro de la ciudad.

Normalmente no hay un respeto por la gente que ya vivía ahí. Estas zonas se están volviendo lugares de jóvenes, sin niños, sin adultos mayores. Se está perdiendo ese tejido social que da pertenencia y seguridad a una comunidad. Por lo que se hace necesaria la intervención del gobierno para determinar condiciones y ordenar este crecimiento indiscriminado, señala el investigador Juan Ángel Demerutis Arenas, profesor investigador del CUAAD de la Universidad de Guadalajara.

Los proyectos que han intentado poner en valor la singularidad cultural, la imagen urbana y el espacio público de Guadalajara como elementos de una marca-ciudad competitiva globalmente y atractiva para los inversores, han sido truncos, por lo que incluso miradas desde la perspectiva de sus impulsores, empresarios y funcionarios, las intervenciones en el centro histórico de la ciudad podrían ser catalogadas como proyectos fallidos, señala la investigadora Nazaiá Cassián, quien analizó el papel de las industrias culturales y el diseño urbano en los procesos de gentrificación en Guadalajara, en una basta investigación del ITESO.

Estas mismas autoridades siguen manteniendo un discurso de redensificar áreas que se concentran en los centros históricos y barrios antiguos, sin considerar elementos básicos como equipamiento, infraestructura o aspectos de respeto a la imagen urbana. Además, se deja de lado la caracterización de los habitantes de estos barrios, a quienes, al no coincidir con esta nueva imagen que se busca y se justifica con estos proyectos, son expulsados del lugar que ayudaron a construir”, coincide la doctora del CUAAD, Livier Olivia Escamilla Galindo.

El director del Centro de Estudio Estratégicos para el Desarrollo (CEED), César Omar Avilés González, precisa que “la proliferación de grandes torres de departamentos pareciera una buena noticia, sabiendo que la vivienda digna es un derecho reconocido en la Constitución; pero este fenómeno, en realidad, obedece a intereses económicos puramente especulativos de algunos cuantos, en contubernio con los gobiernos en turno”.

Explica que el fenómeno de la vivienda vertical promueve un mercado para que personas de altos niveles socioeconómicos se asienten en zonas céntricas, impulsando que los terrenos alrededor ganen cierta plusvalía y aumenten los costos en productos y servicios; y derivando en la expulsión de los habitantes del barrio, que por lo regular pertenecen a la clase trabajadora.

La gentrificación es un fenómeno que llegó para quedarse en Guadalajara, ya ni hablar de municipios conurbados, principalmente Zapopan y Tlajomulco. Aunado a la especulación se ha convertido en un problema para miles de personas.

Datos del 2024 precisan que en los últimos cinco años se pasó de 162 proyectos a un total de 407, lo que indica un aumento significativo en la oferta de vivienda vertical. El número sigue creciendo sin obstáculo alguno al igual que los problemas que esto implica.

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JALISCO

Jalisco, un bastión en transparencia

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-Luchas Sociales, por Mónica Ortiz

¿Cómo nos irá con las modificaciones que México ha sufrido durante este gobierno federal? Hemos experimentado cambios importantes en materia judicial, en el acceso a la información pública y en el ejercicio de los derechos humanos. Hoy se anuncia un posible e inminente cambio de rumbo en el modelo electoral, que busca eliminar barreras y contrapesos.

Nos enfrentamos a un gobierno federal con grandes retos y desafíos, pero enfocado en eliminar los obstáculos que impiden consolidar los proyectos de su movimiento, y sinceramente, no los del país. Habrá que analizar con detenimiento hacia dónde vamos, o si nos están llevando dentro de una corriente política de adecuación a un sistema provocado.

Uno de los cambios más dramáticos que, a mi parecer, enfrenta el país es, sin duda, la desaparición de los órganos garantes que permitían el acceso a la información pública. Estos órganos aseguraban el ejercicio del derecho humano a saber, a pedir información y a generar opinión y criterio sobre las actuaciones de las autoridades y de los gobiernos en turno.

La transparencia y sus modelos de rendición de cuentas permitían al ciudadano mantenerse sistemáticamente informado sobre qué se hacía con los recursos, dónde se aplicaban y cómo se respondían los «porqués» de la sociedad. Esto aseguraba el derecho a saber cómo se actuaba desde el servicio público y a determinar si era necesaria una rendición de cuentas. Ahora, a poco tiempo de que la transparencia sucumbiera en México a los nuevos cambios del gobierno en turno, la opacidad parece ser una nueva normalidad.

Los titulares de los medios de comunicación en el país afirman que la opacidad comienza a instalarse. Aseguran que, desde la creación de «Transparencia para el Pueblo» (organismo que sustituyó al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, INAI), se acumulan 2,253 recursos de revisión. De estos, solo 457 han sido resueltos y el 99.6% de ellos han sido desechados.

A esto se refería la preocupación de no caer en un anunciado retroceso en materia del derecho al acceso a la información pública. Es triste ver que lo que se anunció como una «desarticulación conveniente» se está cumpliendo y, en medio de los cambios programados por este gobierno en turno, la transparencia está siendo silenciada.

Ante tal situación, en Jalisco esperamos no caer en las deficiencias que generan la opacidad. Nos encontramos en proceso de una reforma en materia de transparencia. La propuesta del ejecutivo estatal es la creación de un órgano desconcentrado, a diferencia de «Transparencia para el Pueblo».

La idea para mantener el acceso al derecho a la información pública local es tener una dirección colegiada encabezada por tres personas: una autoridad garante con un titular y dos consejeros con figura jurídica. Estos serían elegidos bajo los lineamientos de una convocatoria pública y abierta emitida por la Contraloría del Estado. A través de un esquema de terna, serán nombrados por el titular del Ejecutivo estatal para ocupar los cargos de dirección general y consejerías del órgano desconcentrado.

Este nuevo órgano deberá sustituir todo un sistema de acceso a la información que llevó más de dos décadas en constante formación y que, sin duda, fue un parteaguas para el derecho a saber y para la formación de ciudadanos que exigen información pública.

Esperamos lo mejor para Jalisco en materia de acceso a la información pública, sobre todo hoy que los resultados de los cambios federales no son alentadores y se inclinan más al cumplimiento de predicciones hechas desde la crítica a las modificaciones generadas por este gobierno federal. Jalisco es un fuerte referente en transparencia, un precursor, una entidad federativa con una cultura formada por la transparencia y el acceso a la información pública.

Tenemos una comunidad jalisciense con muchas preguntas, siempre en busca de respuestas precisas y sustentadas. Es por eso que se espera que este proceso de reforma en materia de transparencia sea a la medida de las necesidades de todos los jaliscienses, quienes sin duda aprecian la información y su acceso para ejercer sus derechos, cuestionar, transformar y comunicar.

Esperamos que las voluntades políticas funcionen en dirección a una sociedad informada y a gobiernos responsables de sus administraciones públicas, con la capacidad de erradicar la opacidad y la corrupción, pero sobre todo con el compromiso de construir puentes generacionales de respeto a los derechos humanos y su ejercicio para una sociedad con gobiernos sanos.

Es contundente el retroceso democrático a nivel federal, especialmente en materia de transparencia; existe una esperanza cautelosa en que Jalisco pueda mantener y fortalecer estos derechos fundamentales, sirviendo como un baluarte frente a la opacidad.

 

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CULTURA

Entre libros y lectores: ¿Negocio o fomento a la lectura?

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-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

Finalizó el magno remate de libros en Guadalajara en su cuarta edición. En ella participaron editoriales independientes, nacionales, librerías de viejo e iniciativas como cita a ciegas con un libro.

El espíritu el evento es fomentar la lectura y la cultura en los tapatíos, para otros sectores, la verdadera finalidad es ayudar a las editoriales a deshacerse de su inventario viejo, también conocido como inventario envejecido, inventario muerto o inventario obsoleto, es decir, libros que han permanecido sin venderse durante un periodo prolongado, ocupando espacio en los almacenes y sin retribuir los costos de producción utilizados.

El evento es organizado por la Secretaría de Cultura de Jalisco y las editoriales participantes, con el fin de ofrecer a los asistentes libros con descuentos desde el 40% hasta el 70%, se podían encontrar libros desde 20 pesos. Estos descuentos pueden ser percibidos como una forma de animar al público a acercarse a la lectura y la cultura.

Pero para un sector más crítico de escritores, editoriales locales y público asiduo a comprar libros en físico, el evento tiene un fin comercial con un pretexto cultural, ya que las librerías grandes o establecidas, en esta cuarta edición Penguin y Gonvill, no ponen en descuento lo más nuevo o vendido de su catálogo, simplemente asisten con su stock regular buscando generar ventas o poniendo en descuento aquellos títulos que no han logrado vender y necesitan desalojar de sus almacenes para hacer espacio a nuevos embarque.

En sus redes sociales, algunos asistentes criticaron la falta de títulos actuales, señalaron que, en su mayoría, se trataba de libros de autoayuda, manuales de cocina, segundas o terceras partes de sagas no reconocidas o títulos de literatura clásica. Por lo que su experiencia no fue muy satisfactoria, aun así, los que se dedicaron a buscar y rebuscar en los montones de libros encontraron algún libro de su agrado.

Vendedores y consumidores tienen razón, sus posturas son válidas y no son incompatibles. La industria editorial es un negocio, cuya finalidad es producir ganancias, como cualquier otra industria. Por ello busca estrategias que acerquen al público a sus productos. El debate se da por el tipo de producto que manejan, libros. La asociación entre libros y cultura es natural, y al ser un bien intangible, de dominio público y un derecho de cualquier ser humano, el relacionarlo con el ámbito comercial genera escozor en los sectores más puristas, tradicionales o idealistas.

No es una crítica a estos grupos, la cultura es fundamental en el desarrollo del individuo y aspirar al desarrollo de ella debe ser un objetivo de cualquier sociedad y son estos mismos grupos los que suelen mantener viva escena cultural del estado. Pero cultura e industria no deberían percibirse como antagónicos, sino complementarios. Ambos tienen un fin en común, acercar a las personas a los libros.

Se puede objetar que a las editoriales no les interesa el tipo de libro, el uso que se le dé o si son leídos o no; simplemente quieren vender la mayor cantidad de ejemplares posible. Las editoriales o librerías no tienen la función de fomentar el gusto por la lectura, su función es ofrecer los productos que el público demanda; leerlos o no es decisión del comprador.

Entonces, ¿para qué sirve un libro que no es leído? Es ahí donde los sectores culturales, ajenos a los intereses comerciales, pueden colaborar, despertando el interés en la lectura, en el saber. Si alguien compra un auto, una máquina para ejercicio o cualquier otro producto y no lo utiliza, no se culpa al vendedor, sino al consumidor, incluso se podría argumentar que es su inversión y está en todo su derecho de hacer o no hacer con ella lo que quiera.

Según el módulo de análisis sobre la lectura en 2024, realizado por el INEGI, en México la población alfabetizada que practica la lectura es del 69.6%. Los libros siguen siendo lo más leído, con un 41.8% del material leído, que incluye también a periódicos, páginas de internet, revistas e historietas. No se aclara si se trata solo de libros físicos o si se incluyen las versiones digitales, pero sí se menciona que el acceso gratuito a materiales de lectura aumentó de 55.6 % en 2015 a 66.7 % en 2024.

Es decir, los lectores están recurriendo al material gratuito, una de las razones es el costo de adquirir un libro nuevo, en 2024 el salario mínimo en México fue de $248.93 por día, por lo que comprar un libro nuevo, en promedio, implica mínimo un día de trabajo para los trabajadores con salario mínimo.

Eventos como este, buscan promover la compra de libros en grupos que no tienen los recursos suficientes para adquirir un ejemplar de forma regular. El público al que busca llegar no es el que asiste de forma regular a las librerías o al FIL, donde los costos de los libros se incrementan tanto por la renta de espacios y la logista que implica armar un evento así, sino a aquellos que no cuentan con los recursos para adquirir de forma regular o en la cantidad que ellos quisieran.

Y es verdad que, al tratarse de un remate, los libros que se ofrecen no son los más demandados sino aquellos que no han logrado entrar en el gusto de los consumidores, pero eso no significa que carezcan de valor cultural o que no puedan ofrecer algo de interés.

Porque los libros son algo especial, en palabras de Rubén Darío: “El libro es fuerza, es valor, es poder, es alimento; antorcha del pensamiento y manantial del amor”. Es necesario promover y fomentar no solo su compra, labor de las editoriales y librerías, sino su lectura, ya sea de forma virtual o digital, es labor del gobierno, instituciones públicas y privadas, así como de las familias, no el formar un hábito sino un gusto, por lo que la escena cultural del estado y las editoriales y librerías deberían realizar esfuerzos conjuntos y no de forma asilada o incluso antagónica.

 

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JALISCO

La muerte repentina de Carlos Ramírez Powell

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-Por Raúl Cantú

Carlos Ramírez Powell, analista, formador de talentos y figura clave del periodismo en Jalisco, nos dejó la madrugada del sábado, tras un trágico accidente.

Su inteligencia, visión estratégica y humildad lo convirtieron en un referente indiscutible de Radio Universidad de Guadalajara, donde fue director, fundador y conductor. Su partida deja un vacío en quienes lo conocieron como maestro, colega y amigo.

El accidente

El viernes, cerca de las 8:45 de la mañana, mientras circulaba en bicicleta por las calles Brasilia e Hipódromo en Guadalajara, Carlos sufrió un accidente. Perdió el control, cayó y golpeó fuertemente su cabeza, quedando inconsciente de inmediato. Un transeúnte alertó al 911, y un policía, al revisar sus pertenencias, contactó a un familiar.

Fue trasladado a la Cruz Verde Delgadillo Araujo y, ante la gravedad de su lesión, operado de emergencia en el antiguo Hospital Civil durante más de tres horas. A pesar de los esfuerzos, falleció cerca de la medianoche.

Inicialmente, se especuló sobre un posible atropellamiento en un cruce considerado peligroso por los vecinos. Periodistas y compañeros de Canal 44 buscaron esclarecer los hechos, solicitando videos de cámaras de seguridad y registros del C5. El área legal de la televisora presentó una denuncia para identificar responsables.

Finalmente, un video confirmó que Carlos perdió el control de su bicicleta y cayó solo, sin intervención de terceros. Una camioneta cercana se detuvo para auxiliarlo, y la policía recopiló la misma evidencia horas después. Esta certeza, aunque dolorosa, brindó alivio a sus seres queridos al descartar un arrollamiento.

Un legado imborrable

Carlos Ramírez Powell marcó la historia de Radio Universidad de Guadalajara (Radio UdeG) durante sus dos gestiones en los noventa. Su cobertura de las explosiones del 22 de abril de 1992 en el sector Reforma destacó por su valentía frente a presiones políticas.

Abrió espacios a bandas de rock emergentes y estableció convenios con agencias internacionales, dando a la emisora un alcance global. Como columnista en El Informador, El Financiero y Conciencia Pública y colaborador en Señal Global y Cosa Pública 2.0 de UdeGTV Canal 44, brilló por su análisis en geopolítica, política exterior estadounidense, conflictos en Medio Oriente y relaciones con China.

Su estilo combinaba rigor académico con divulgación accesible, ayudando a comprender temas complejos como la influencia de Trump o las tensiones en Gaza.

Reconocido como un periodista crítico, Carlos fue un mentor generoso, siempre dispuesto a enseñar. Su programa La Cripta y su participación en Multiverso reflejaban su pasión por la radio.

Amigos y colegas lo recuerdan como un hombre audaz, profesional y humilde, cuya voz independiente deja un legado imborrable en el periodismo jalisciense.

 

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