OPINIÓN
Helioterapia: Curación sistémica a través de los rayos solares

Salud y bienestar, por Gaby Arce //
Pienso que si algo nos da la fuerza necesaria para trabajar, disfrutar y motivar nuestra vida cada día, es precisamente la salud. Y por eso ahora les comparto el tema que elegí esta semana para recordar cómo nuestro cuerpo se puede curar al ser expuesto a los rayos del sol y se refleja en nuestra salud diaria.
Helioterapia: curación sistémica a través de los rayos del sol
La helioterapia (también llamada sungazing) es la parte de la medicina que utiliza los rayos solares para lograr efectos beneficiosos o curativos sobre el organismo. Se usa con extractos de plantas para un mejor resultado. Debe usarse bajo un estricto control médico, ya que un mal uso o el exceso de la exposición podría causar severos daños a la piel y al hígado.
La historia del hombre y sus experiencias con el sol han sufrido grandes cambios a lo largo de la historia, iniciando desde la adoración al sol por parte de civilizaciones como la del Antiguo Egipto (Ra) y de Centro y Sur América, hasta muchas de las culturas del lejano Oriente e incluso la cultura occidental cristiana, que prohibía la exposición al sol del cuerpo por considerarla inmoral.
La aplicación de la Helioterapia en la América precolombina y desde hace muchos años en la época de los Antiguos Mayas, ya era muy conocida y ya se servían de ella para auxiliar a todas las personas que estaban enfermas y que aplicada incluso junto con diferentes hierbas, además de los rayos solares, sentían una gran mejoría y recobraban su energía.
Ahora que resurgen estas terapias y conocimientos durante tanto tiempo olvidados, aprovechemos lo que se ha rescatado y usémoslos para nuestro beneficio.
La helioterapia es la parte de la medicina que utiliza los rayos solares para lograr efectos beneficiosos o curativos sobre el organismo.
La helioterapia es la parte de la medicina que utiliza los rayos solares para lograr efectos beneficiosos o curativos sobre el organismo. La luz solar está constituida por radiaciones de distinta longitud de onda, con distintas capacidades energéticas, lo cual se puede observar en sus variados reflejos cuando se estos se hacen incidir sobre un cristal tallado o cuando se contempla el arco iris.
La gama de colores que se observa y que va del rojo al violeta, forman el espectro visible de la luz solar. Pero también existen radiaciones que no vemos, con longitudes de onda situadas abajo del color rojo (infrarrojas), o arriba del color violeta, (ultravioletas) aunque también existen otros tipos de radiación emitidos por el Sol que se absorben o dispersan con el paso de los rayos solares por la atmósfera. En el caso de las radiaciones infrarrojas, son estas las que producen el efecto térmico del Sol. Las que producen el aumento en la pigmentación, son las ultravioletas.
Las aplicaciones se pueden iniciar en las primeras sesiones preferentemente por cortos períodos de tiempo, aumentando estos de forma progresiva y exponiendo, por ejemplo, primero la espalda durante la mitad del tiempo y el frente durante la parte complementaria, (de diez minutos a media hora) de tal forma que la superficie del cuerpo expuesta al sol, sea cada día más grande, hasta abarcar al final del tratamiento, si fuera necesario, toda la superficie corporal.
La helioterapia aplicada de acuerdo al clima de las costas, se regula gracias a la acción neutralizante del mar. Esto se debe a que las diferentes temperaturas tienen menos oscilaciones y son más constantes, la humedad es muy alta y las radiaciones solares son abundantes en radiaciones ultravioleta, debido a la intensa luminosidad y a la propagación de la luz. Estas condiciones provocan que la cura por helioterapia a nivel del mar, sea el mejor método para tratar las enfermedades relacionadas con la piel. La psoriasis, el eczema atópico o la dermatitis atópica mejoran notablemente en los síntomas de sequedad cutánea, pigmentación, descamación y prurito.
En el caso de las lesiones ulceradas, las heridas con mala cicatrización, las cicatrices en sí y los estados de convalecencia de diferentes enfermedades, normalmente mejoran más rápidamente con las sesiones de helioterapia a nivel del mar. Contra el raquitismo y la osteomalacia que se presentan durante la infancia, se pueden tratar de forma preventiva, con una exposición razonable a las radiaciones solares en los ambientes marinos. Los rayos solares son imprescindibles en la producción de vitamina D, la cual ingerimos con muchos alimentos vegetales, ya que es indispensable para la calcificación de los huesos y para lograr un correcto metabolismo del calcio y del fósforo en el organismo. La falta de vitamina D, que produce el raquitismo, (enfermedad en que los huesos largos se curvan debido a que no soportan el peso del cuerpo, especialmente en niños y jóvenes en edad de crecimiento) se debe combatir ingiriéndola en cualquiera de sus formas pero, además, debemos fijarla en nuestro organismo, para lo cual, la ayuda de la helioterapia es importantísima.
La importancia que tiene el sol para la vida en nuestro planeta es indiscutible, ya que de su energía dependemos todos los seres vivos. Las plantas lo usan verdaderamente para poder realizar la función fotosintética, y los animales, racionales e irracionales, necesitamos a las plantas para poder respirar y vivir. De igual forma, los ciclos de luz y oscuridad, regulan las funciones de los organismos vivos, siendo el Sol directamente el responsable de este proceso y del clima. Por todo lo anterior y sin lugar a dudas, el sol es una excelente arma terapéutica.
La exposición de la luz solar sobre la piel produce la dilatación de los vasos sanguíneos que se encuentran situados inmediatamente por debajo de ella. Tenemos entonces que el primer efecto ante la exposición al Sol, consiste de un enrojecimiento de la piel seguido de proyección de calor en las partes expuestas, a esto se le conoce como eritema solar. El tiempo que toma para aparecer es variable, y depende específicamente de la intensidad de la luz solar a que se haya expuesto y al tipo de piel de cada persona. (por lógica, aparecerá antes en pieles blancas que se han expuesto menos al sol ). Inmediatamente después de la fase llamada “eritema”, si continuamos con la exposición al sol, pueden empezar a producirse quemaduras básicamente, con formación de ampollas rellenas de líquido y con toda seguridad, posteriormente, la pérdida de la capa superficial de la piel.
Contra lo anterior, y como defensa del organismo, la piel se protege de la exposición al Sol, acrecentando su pigmentación mediante la producción de melanina, sustancia elaborada por células especiales, que se encuentran en una de las capas intermedias de la piel, lo que provoca que aparezca progresivamente el color “moreno” que todos conocemos y que algunos desean tener en su piel para “lucir” mejor.
En estos tiempos, desgraciadamente, el sol y las radiaciones ultravioleta son censuradas, criticadas y puestas en duda, debido principalmente al abuso que se ha hecho de ellas y a los dañinos efectos que pueden producir en la piel, si estas radiaciones se reciben en exceso y sin la debida protección.
Para concluir el artículo pues les comparto que en la personal cada día me tomo 15 minutitos para recibir los rayos del sol, a una hora donde no sea tan fuerte o directo para prevenir lesiones. Y esto me hace sentir muy bien, con energía diferente ya sea para empezar el día o por la tarde los últimos rayos del sol para comenzar mi descanso. Me gusta la liberación que produce dentro de mi. Tanto física como espiritualmente. Me despido de ustedes y les recuerdo. Que juntos podemos trabajar hacia soluciones que promuevan la salud.
Gracias por su atención y su compromiso con este artículo.
Siempre quedo atenta a sus comentarios.
Gabriela Arce Siqueiros.
? siqueiros.arte@gmail.com
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
JALISCO
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac
La autorización del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) para construir 17,000 viviendas en Valle de los Molinos y la presión de desarrolladores para levantar una torre de 15 pisos en Colomos III amenaza la sostenibilidad de Jalisco, evidenciando un sistema donde los intereses privados prevalecen sobre el bien público.
El gobernador Pablo Lemus, el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, al igual que la presidenta municipal de Guadalajara enfrentan una batalla jurídica contra desarrolladoras, mientras la sociedad exige proteger el patrimonio natural.
¿Es irreversible esta situación? ¿Qué revela sobre el desarrollo urbano en Jalisco?
COLOMOS III: UN PULMÓN EN PELIGRO
El Bosque Los Colomos, un Área Natural Protegida vital para el agua en Guadalajara, enfrenta una seria amenaza si el TJA accede a la demanda de la empresa Paseo Pabellón S.A. de C.V. para que construya 140 departamentos en Colomos III. Lemus ha jurado impedir esta obra, calificándola de atentado ecológico.
El TJA suele justificar sus fallos por omisiones de los gobiernos municipales, como no entregar información a tiempo, un ejemplo de lo que el especialista Jesús Ibarra llama la “mafia del ladrillo”. Este patrón, donde ayuntamientos fallan y tribunales favorecen a constructoras, pone en riesgo el derecho a un medio ambiente sano.
Lemus insiste en que Colomos III es una zona de protección hidrológica, pero el fallo del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que ordenó devolver 5.7 hectáreas de Colomos III a particulares, representa un revés para el gobierno de Jalisco.
Jurídicamente, la decisión no es irreversible: el gobierno y el Ayuntamiento pueden recurrir a amparos federales o revisiones extraordinarias, argumentando el impacto ambiental y la violación de planes parciales que prohíben urbanizar esta área. Sin embargo, la lentitud burocrática y omisiones pasadas han permitido avances de desarrolladores, complicando la defensa del bosque.
VALLE DE LOS MOLINOS: UN DESASTRE INMINENTE
En Zapopan, el TJA autorizó 17,000 viviendas en Valle de los Molinos, una zona frágil en infraestructura y recursos hídricos. Frangie advierte que este megaproyecto, que duplicaría la población con 65,000 habitantes, colapsaría servicios y agravaría inundaciones y cambio climático al reducir la filtración de agua.
Lemus respalda esta postura, prometiendo frenar el desarrollo. El Plan Parcial de Desarrollo Urbano de Zapopan limita la urbanización en esta área, y un amparo colectivo, coordinado con la Consejería Jurídica, busca revertir la autorización del TJA, priorizando el interés público y la sostenibilidad.
UN SISTEMA CORRUPTO Y LEYES LAXAS
Ambos casos reflejan un “triángulo de corrupción urbanística” entre el TJA, ayuntamientos y el Congreso de Jalisco. Omisiones municipales, como no proporcionar información completa, permiten fallos favorables a desarrolladoras, mientras el Congreso no ha fortalecido leyes ambientales ni revisado la designación de magistrados del TJA.
El ambientalista Miguel Magaña Virgen alerta que esta urbanización descontrolada convierte a Jalisco en una “isla de calor”, afectando el equilibrio ecológico y la calidad de vida.
El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030 prioriza la agenda ambiental, pero casos como Colomos III y Valle de los Molinos prueban la capacidad del gobierno de Lemus para pasar de palabras a hechos.
Paula Bauche, titular de Semadet, subraya que el medio ambiente es una prioridad, especialmente para los jóvenes, y promete trabajar por un Jalisco sustentable. Sin embargo, el desafío es equilibrar el desarrollo económico con la preservación del patrimonio natural.
LA LUCHA POR EL BIEN COMÚN
Lemus, Frangie y Vero Delgadillo enfrentan un desafío monumental. La vía jurídica, con amparos respaldados por estudios técnicos, es la herramienta inmediata para frenar estos proyectos. La Consejería Jurídica, liderada por Tatiana Anaya, coordina estrategias con Zapopan y Guadalajara, involucrando a la sociedad civil para fortalecer la defensa.
Colectivos ciudadanos y propuestas como la del PRI Jalisco, que exige información pública y movilizaciones, refuerzan la presión social para proteger estas áreas.
Más allá de los tribunales, Jalisco necesita transformar su modelo de desarrollo urbano. Fortalecer planes parciales, regular la designación de magistrados y fomentar la participación ciudadana son clave para evitar que intereses privados prevalezcan.
La sociedad jalisciense, como actor crucial, debe mantener el activismo para defender el agua, los bosques y el derecho a la ciudad. Como ciudadanos, debemos preguntarnos: ¿permitiremos que el lucro de unos pocos destruya el patrimonio de todos?
No hay que bajar la guardia. Luchas como las que encabeza Laura Haro, activista defensora del medio ambiente, son muy loables, esa ha sido su bandera desde que se inició en el activismo social y que ha cambiado convertida en lideresa política.
Los casos de Valle de los Molinos y Colomos III exponen un sistema que favorece a desarrolladoras sobre el bien público. Lemus y Frangie, con el apoyo de la Consejería Jurídica, luchan por revertir estas decisiones mediante amparos y presión ciudadana, alineados con el Plan Estatal 2024-2030. La sociedad debe permanecer vigilante para garantizar un Jalisco sustentable, donde el medio ambiente y el interés público no sean negociables.
JALISCO
Gobierno desaparecido: La marcha que desnuda la impunidad

– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco
Un niño preguntó en la marcha por qué su padre estaba en la lona y no en casa. La madre, con la voz rota por el cansancio de tres años, respondió lo que la Fiscalía de Jalisco calla desde el primer día: “porque aquí no buscan a nadie”.
Esa escena, tan breve como brutal, explica lo que ocurrió el 30 de agosto en Guadalajara: cientos de familias arrastrando fotografías en lugar de abrazos, nombres en carteles en lugar de voces en la mesa, retratos colgados en pancartas en lugar de vivos.
El escenario fue la avenida Chapultepec, convertida en galería macabra: paredes humanas de cartón y lona con rostros que se repiten como si fueran estampas de un álbum interminable. Colectivos de nombres luminosos —Luz de Esperanza, Madres Buscadoras de Jalisco, Corazones Unidos en Búsqueda, Entre el Cielo y Tierra— marcharon con la resignación activa de quienes saben que no habrá Estado que los acompañe. Más brigadas de madres con palas que ministerios públicos con oficio. Más plegarias y consignas que sentencias.
El archivo 15,838 es el verdadero expediente del estado. Así debería llamarse: “Caso Jalisco”. Son más de quince mil ochocientas treinta y ocho personas desaparecidas. No es un número: es la nómina macabra de un gobierno que tolera el secuestro permanente. Es el catálogo del fracaso institucional. Marta Leticia García, de Entre el Cielo y Tierra, lo resumió con precisión quirúrgica: “Cada 30 de agosto que pasa, las cifras siguen aumentando sin que haya medidas reales de prevención ni sanciones”.
El dato no miente: Jalisco concentra casi una tercera parte de los desaparecidos del país. Supera a Tamaulipas, a Veracruz, a Guanajuato. Si esto fuera un campeonato, Jalisco sería líder absoluto en la tabla del horror. Y las autoridades, en lugar de pedir disculpas, presumen avances que no existen, sentencias que se cuentan con los dedos de la mano, búsquedas que se hacen más en comunicados que en terrenos.
En medio de la marcha, familiares de desaparecidos sostenían las fotografías de sus hijos, padres, esposos y amigos. Algunos con años de búsqueda que no han dado frutos. Años de puertas cerradas en la Fiscalía.
El comentario es generalizado: “Voy a pedir informes de la investigación y siempre es lo mismo, casi yo tengo que hacer la investigación para llevarles pruebas a ellos”, denuncian los familiares de los desaparecidos. La frase es un dardo en el corazón del sistema: el Estado obliga a las víctimas a convertirse en detectives improvisadas.
No es exageración. Madres que pagan investigadores privados, familias que rastrean llamadas, colectivos que cavan con picos comprados en ferreterías de barrio. Mientras tanto, la Fiscalía, con presupuesto millonario, produce carpetas de papel mojado.
Entre 2018 y 2024, Jalisco apenas consiguió 35 condenas por desaparición cometida por particulares y ocho por desaparición forzada. En 2025, suman nueve sentencias. Haga cuentas: con más de quince mil casos, la impunidad roza el 99.9%. Dicho en lenguaje llano: desaparecer en Jalisco es un delito de bajo riesgo, casi un negocio seguro.
Los nombres ya forman un rosario: rancho Izaguirre, La Vega, Las Agujas. Cada sitio descubierto añade más cuerpos a la lista, más bolsas negras al conteo. Espacios donde la tierra se convierte en archivo, donde la pala sustituye al expediente. Cada hallazgo, lejos de ser un triunfo de la Fiscalía, es la confirmación de su fracaso. No encuentran vivos; encuentran muertos. Y casi nunca por ellos mismos, sino por las familias que insisten en buscar.
Héctor Flores, de Luz de Esperanza, lo dijo sin rodeos: “Encontramos a nuestros hijos despedazados, torturados o esclavizados en vida”. La palabra “esclavitud” no es metáfora: es literal. En los testimonios se documenta el reclutamiento forzado para sicariato, para la producción de drogas, pero también para la pizca de aguacate, de limón, de caña. Mano de obra gratuita para el crimen. El desaparecido convertido en jornalero, en recurso explotable, en herramienta descartable.
El contraste es grotesco. Mientras miles de familias buscan a sus seres queridos, la Fiscalía apenas acumula expedientes como si fueran objetos perdidos. Más que ministerio público, parece la Oficina Nacional de Extraviados. “Se le perdió un hijo, vuelva en seis meses”, parece ser la consigna tácita. La ironía duele: la institución creada para proteger a las personas funciona como bodegón de papeles sin salida.
Y cuando detienen a algún sospechoso, el resultado es igual de indignante: pruebas débiles, carpetas mal integradas, jueces que liberan. El caso de Teuchitlán fue emblemático: policías municipales que operaban como escoltas de criminales. ¿Qué puede esperar el ciudadano cuando la patrulla es taxi de secuestro?
La justicia se vuelve simulacro: se detienen “sospechosos” para la foto, se filtran comunicados que hablan de avances, pero la realidad es que la impunidad se recicla una y cuando la marcha llegó a Palacio de Gobierno, las paredes de cantera fueron cubiertas con lonas de desaparecidos. La sede del poder convertida en muro de acusaciones. Cada rostro colgado era una denuncia silenciosa: usted, señor gobernador, no busca. Usted, señor fiscal, no previene. Usted, señor Estado, no sanciona.
La imagen fue brutal: el poder custodiado por policías, rodeado de fotografías de sus propios fracasos. Un espejo incómodo que no puede maquillarse con ruedas de prensa.
El clamor no fue solo un acto de memoria, fue un interrogatorio político: ¿Dónde están? ¿Quién los desapareció? ¿Quién se beneficia de su ausencia? Preguntas que la Fiscalía archiva en la gaveta equivocada. Preguntas que ningún funcionario se atreve a responder.
Mientras tanto, la sociedad mira de lejos, como si el dolor ajeno no fuera una advertencia propia. Pero la desaparición no es un problema de colectivos: es un crimen de lesa humanidad que erosiona la estructura del Estado. Hoy son las madres las que cavan, mañana serán comunidades enteras las que entierren su confianza en las instituciones.
Jalisco arde en la paradoja: tierra del tequila y de la innovación tecnológica en los discursos oficiales, pero territorio de fosas clandestinas en la realidad. Valle del Silicio en los folletos de inversión, pero valle del silencio en las fiscalías. Estado de modernidad en el eslogan, pero estado de madres con palas en el campo.
Con 15 mil desaparecidos, lo que se tambalea no es solo la seguridad pública, sino la idea misma de Estado. Porque un gobierno que no busca a sus ausentes es, él mismo, un gobierno desaparecido.
En X: @DEPACHECOS