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OPINIÓN

La bomba de tiempo en EEUU: Un gigantesco huracán en el horizonte

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Economía Global, por Alberto Gómez R. //

El pasado jueves 11 de marzo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, promulgó un nuevo paquete de estímulos económicos por 1.9 billones de dólares, al cumplirse el primer aniversario del confinamiento por la pandemia del coronavirus en el país norteamericano.

A la fecha, han fallecido más de 530 mil habitantes estadounidenses, con más de 29 millones de personas contagiadas en ese país desde el inicio de la pandemia.

Además de los lamentables costos en vidas humanas, el coronavirus se ha manifestado por ser un mal que está acabando con las economías locales y familiares en muchos países alrededor del mundo. Cualquiera que haya sido el origen del virus que ha puesto en jaque al mundo entero, sus efectos siguen siendo devastadores: los millones de fallecidos debido a la enfermedad; los efectos secundarios y secuelas a largo plazo de los enfermos de covid-19, algo de lo que aún no se sabe con certeza; la paralización de la maquinaria de generar riqueza de las economías locales con el cierre temporal –en muchos casos definitiva- de decenas de millones de negocios alrededor del mundo; sectores de la economía cerrados por varios trimestres consecutivos, como la turística internacional, que les ha ocasionado un daño irreparable en muchos casos o que al menos tardarán hasta casi un lustro para recuperarse a los niveles previos a la pandemia; las restricciones para la movilidad humana, que ahora exigen garantías de que no se transporta al virus, y como resultado la casi obligatoriedad de inocularse una vacuna sin efectividad del 100 por ciento, y cuyos protocolos de consecuencias o efectos secundarios han sido dispensados so pretexto de acelerar la apertura de cruces fronterizos o como incentivo para volver a una vida “normal”, cuando eso está infinitamente lejano de ser, como lo comentó el presidente chino Xi Jinping en su discurso inaugural del Foro Económico Mundial –llevado a cabo virtualmente- “el mundo no volverá a ser lo que fue…”; la implantación de medios para monitorear más de cerca a los ciudadanos del mundo en pos de la seguridad biológica, cuyo discurso ha sido mayormente aceptado por las mayorías, azuzados por la pandemia… Sin embargo, el mayor de los daños está siendo y será el de la transferencia de la riqueza de las manos de los trabajadores hacia los grandes jugadores, los dueños del dinero, que son quienes toman las decisiones por más del 99 por ciento de la humanidad.

Durante las crisis suceden esas transferencias de riqueza, ya que son un instrumento de control, y obviamente ese menos del 1 por ciento mundial son quienes las generan a sabiendas del daño que ocasionan, pero que es precisamente mediante ese daño la mejor manera de ejercer el control, apretando el cuello y el estómago de las mayorías.

Las más recientes crisis financieras: la ocasionada por la “burbuja puntocom”, en el período comprendido entre 1997 y 2001, cuando las bolsas de valores occidentales –principalmente de Estados Unidos- tuvieron un rápido aumento de su valor, debido al avance de las empresas vinculadas al nuevo sector digital (internet), y a la nueva economía (basada en el conocimiento). Al paso de algunos meses, la mayoría de estas empresas dejaron de operar o quebraron.

La combinación de un veloz aumento de precios de las acciones, la especulación individual y la gran disponibilidad de capital de riesgo crearon un ambiente exuberante. El estallido de la “burbuja.com” marcó el principio de una relativamente suave, pero larga recesión en las naciones occidentales. En el periodo comprendido entre el año 2000 y el 2003, desaparecieron casi 5 mil compañías de Internet, por haberse fusionado con otras o por quiebra.

Esta recesión y la creciente pérdida de valor del dinero –dólares estadounidenses para mayor precisión- se fue acumulando hasta encontrar un nuevo punto de fuga en 2008, con la burbuja inmobiliaria y de crédito que venía inflándose en EE.UU., junto con la creación de instrumentos financieros de alto riesgo (derivados), estalló una nueva crisis en 2008 y provocó graves daños a la economía globalizada.

La caída de Lehman Brothers, el banco de inversión que se declaró en bancarrota el 15 de septiembre de 2008, contagió a otras entidades financieras y supuso el inicio de la crisis de las hipotecas subprime. El Producto Interior Bruto (PIB) se contrajo un 3.9% en las economías avanzadas, según un informe conjunto del Banco Mundial y de la Organización Internacional del Trabajo.

El mismo informe indica que durante 2007 y 2009 se perdieron más de 27 millones de empleos.

Ahora, en el contexto mundial de la pandemia del coronavirus, se observan síntomas muy reconocibles de las más recientes crisis: precios de las empresas en bolsa sobrevalorados; gran capital de riesgo; volatilidad en los commodities (materias primas o bienes primarios); una altísima especulación financiera, y ahora un alto nivel de circulante (dinero), producto de la sobreimpresión de dólares del banco central de EE.UU., la Fed (Reserva Federal) con la supuesta intención de paliar la tan vapuleada economía del estadounidense promedio.

A diferencia de las anteriores crisis, esta no tiene precedentes ni comparativos debido a su complejidad. Los más de 10 billones de dólares que en EE.UU. se pusieron en circulación tan sólo en 2020, más 1.9 billones que comenzarán a ser repartidos entre la población y empresas, más los estímulos que se acumulen, se convertirán en una bomba de tiempo.

La inyección de liquidez (dinero circulante); las bajas tasas de interés para incentivar la inversión, en niveles nunca antes vistos en la historia -prácticamente con valores negativos- ocultan una hiperinflación que en algún momento se manifestará; y el crecimiento sostenido en el precio de algunos activos duros por el incremento de la demanda como el oro, la plata y las criptomonedas por particulares, pero sobre todo por entidades privadas de gestión de fondos de inversión, vaticinan un gigantesco huracán en el horizonte, gestándose y creciendo.

No es casualidad que algunos de los grandes detractores de las criptomonedas, estén cambiando radicalmente su postura al respecto, tal es el caso de algunos gigantes de las inversiones especulativas; los últimos en sumarse a la fila de interesados han sido BlackRock, el gestor de inversión más grande del mundo; Bank of New York Mellon, el banco más antiguo en Estados Unidos, y JP Morgan, de Jamie Dimon, quien calificara al bitcoin como un “fraude”, pero a quien ahora no le queda alternativa más que involucrarse en la cripto ante el creciente interés de los inversionistas, y para atraer nuevos clientes que buscan refugio en este activo.

El enrarecimiento de los mercados de valores, la incertidumbre financiera mundial, la gigantesca cantidad de estímulos que algunos países están emitiendo aparejado con el crecimiento de sus deudas públicas, y un creciente interés de las personas por informarse sobre lo que ocurre, están teniendo como resultado el continuar apostando -a decir de Paul Tudor Jones- por el caballo más veloz: el Bitcoin, cuyo nuevo histórico de precio alcanzó los $61,700 dólares.

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JALISCO

El madruguete del Infonavit: ¿Premiar la ilegalidad en Jalisco?

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

Increíble, pero cierto: el delito de despojo ahora podría recompensarse con escrituras a precio de ganga. Así lo anunció Octavio Romero Oropeza, director del Infonavit, en la mañanera del 16 de junio, con la presidenta Claudia Sheinbaum como testigo.

Su iniciativa busca regularizar 145,000 viviendas ocupadas irregularmente, ofreciendo a los invasores un arrendamiento con opción a compra en 4 a 5 años. ¿El mensaje? Invade una casa, espera un poco, y el Infonavit te la venderá en abonos. ¿Qué sigue, escrituras gratis para asaltantes?

Este “madruguete” huele a la clásica opacidad de la 4T. Sin consultar a gobiernos estatales ni a la sociedad civil, Romero pretende resolver las 843,000 viviendas “emproblemadas” del Infonavit con una medida que incentiva la ilegalidad.

¿Es esta la solución, o un anzuelo para más invasiones?

El gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, no tardó en responder: “No vamos a permitir invasiones irregulares, eso es contribuir a la ilegalidad en el país.” Y tiene razón. La iniciativa ignora un principio básico: “Todo tiene un dueño, todas las viviendas por abandonadas que estén tienen un dueño,” como señaló Lemus. Ya sea un particular que dejó de pagar su crédito o el propio Infonavit, los derechos de los propietarios originales son pisoteados.

El Infonavit, un organismo tripartita de trabajadores, patrones y gobierno, no puede actuar como si fuera propiedad de la 4T. La propuesta de Romero, además de torpe, es ilegal: debe pasar por la Asamblea General, donde obreros y empresarios ya la rechazaron en la Comisión de Vigilancia. La ignorancia del director es alarmante.

En Jalisco, la certeza jurídica es clave para atraer inversión extranjera, especialmente con el Mundial 2026 en puerta. Medidas como esta ahuyentan a empresarios y erosionan la confianza ciudadana.

Lemus elogió el plan de Tlajomulco, donde el alcalde Gerardo Quirino recuperó viviendas abandonadas en “Chernóvila” con inversión privada, mostrando que la legalidad sí funciona. Mientras, el Infonavit va en sentido contrario.

Romero promete “reprogramar créditos” o “reponer viviendas” a los dueños originales, pero ¿cómo? En un país donde la burocracia sepulta derechos, suena a promesas vacías. Si el gobierno premia la ilegalidad, ¿qué mensaje envía a los jaliscienses que pagan sus créditos puntualmente?

Este albazo no solo amenaza la certeza jurídica, sino la credibilidad del Infonavit. En lugar de regularizar invasiones, deberíamos fortalecer la ley y proteger a los verdaderos dueños. La pregunta es clara: ¿Queremos un México donde la ilegalidad se premia, o uno donde la justicia prevalece?

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JALISCO

Mis dudas razonables sobre el futuro de la transparencia en Jalisco 

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

¿Representa la propuesta del gobernador Pablo Lemus un retroceso en la autonomía y participación ciudadana del Subsistema de Transparencia y su Consejo Consultivo?

Lemus promete un “organismo completamente ciudadano”, integrado por rectores, empresarios y miembros de la sociedad civil. Sin embargo, el proceso de designación del titular y los consejeros del órgano desconcentrado dependerá de ternas propuestas por el Comité de Participación Social del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA) y el Consejo Consultivo, pero la decisión final recaerá en el gobernador.

Esto genera suspicacias: ¿cómo puede ser un organismo ciudadano si el Ejecutivo tiene la última palabra?
De entrada, la transferencia de las funciones del ITEI a la Contraloría del Estado, un organismo subordinado al Ejecutivo, plantea serias dudas. Este modelo, inspirado en el federal (“Transparencia para el Pueblo”), ha sido criticado por su falta de independencia, y en Jalisco parece repetirse el mismo error.

La falta de autonomía podría convertir al órgano desconcentrado en una extensión del gobierno estatal, incapaz de sancionar la opacidad o exigir rendición de cuentas de manera imparcial, como advirtió Olga Navarro, titular del ITEI, al señalar que las autoridades serán “juez y parte”.

Por un lado, el gobernador exalta la participación ciudadana en 15 foros con más de 3,000 asistentes; por otro, académicos critican que las propuestas de la iniciativa “Compromiso Jalisco por el Derecho de Acceso a la Información” fueron ignoradas por el Congreso del Estado.

Esta iniciativa pedía un Sistema Estatal de Transparencia robusto y un Consejo Consultivo verdaderamente ciudadano, pero los legisladores de la alianza Movimiento Ciudadano-Morena optaron por un modelo que centraliza el poder en la Contraloría.

La exclusión de estas propuestas debilita la legitimidad del nuevo sistema y refuerza la percepción de que la reforma busca cumplir con la desaparición del INAI e ITEI sin innovar ni proteger los avances de Jalisco, pionero en transparencia.

La centralización en la Contraloría podría generar conflictos de interés, especialmente en casos que involucren información sensible, como contratos, licitaciones o el ejercicio del gasto público.

Otro punto débil es la falta de claridad en temas como datos abiertos y rendición de cuentas. Aunque la iniciativa menciona transitar hacia datos abiertos y mantener la publicación de sueldos, agendas y obras públicas, la vaguedad de estas promesas las deja sin fuerza.

LAS CONTRALORÍAS MUNICIPALES

La iniciativa del gobernador contempla legislar la obligatoriedad de transparencia en los 125 municipios de Jalisco, un aspecto que la reforma federal omite. Sin embargo, esta propuesta choca con la realidad, el problema es que la gran mayoría de los municipios del estado carecen de la fortaleza económica de los ayuntamientos de la zona metropolitana.

Es positivo que se piense en los municipios, pero sin un plan robusto para capacitar y financiar sus contralorías, la transparencia municipal será una quimera. Muchos ayuntamientos ya incumplen con sus obligaciones actuales; ¿cómo esperamos que manejen un sistema más complejo?»

La carga adicional a las contralorías municipales podría generar desigualdades en el acceso a la información entre municipios urbanos (como Guadalajara) y rurales, perpetuando la opacidad en regiones marginadas.
Sin un marco claro, ¿qué garantiza que este modelo no se quede en buenas intenciones?

El ITEI, con sus limitaciones, tenía mecanismos para obligar a las autoridades a transparentar información; el nuevo sistema, en cambio, podría permitir que se eluda la publicación de datos clave, debilitando 20 años de cultura de transparencia en Jalisco.

La iniciativa de Pablo Lemus, aunque bien intencionada, resulta insuficiente al priorizar la armonización federal sobre los avances históricos de Jalisco en transparencia. El estado, que fue referente nacional, corre el riesgo de dar un paso atrás si este modelo no se fortalece con verdadera independencia y participación ciudadana. La transparencia no se decreta; se construye con hechos.

 

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JALISCO

Transparencia en Jalisco: El costo político de extinguir el ITEI

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El 10 de junio de 2025, el Congreso de Jalisco aprobó con 27 votos a favor de Movimiento Ciudadano (MC), Morena, Hagamos, Futuro, PT y Verde, y 8 en contra de PAN y PRI, la desaparición del Instituto de Transparencia e Información Pública de Jalisco (ITEI), cuyas funciones fueron transferidas a la Contraloría del Estado.

Esta decisión, que armoniza la legislación local con la reforma constitucional federal de 2024 impulsada por Morena para eliminar organismos autónomos como el INAI, ha desatado un debate crucial: ¿fortalece o debilita la transparencia en Jalisco? La medida, aunque obligada por la federación, revela tensiones políticas, contradicciones ideológicas y un pragmatismo que podría costarle caro al gobierno de Pablo Lemus.

¿Cómo lo va a tomar el elector local? ¿Qué tanto le va a afectar a Movimiento Ciudadano ir con Morena en esta decisión de desaparecer al ITEI? Pablo sacrifica parte de la autonomía regional que demandó en campaña contra el centralismo chilango -así le llamó- para evitar conflicto con la presidenta Claudia Sheinbaum

La reforma federal, respaldada por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y la presidenta Claudia Sheinbaum, extinguió el INAI y reasignó sus tareas a la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, una dependencia del Ejecutivo.

En Jalisco, el Congreso tuvo hasta el 18 de junio de 2025 para alinear su marco legal, optando por disolver el ITEI y crear un órgano desconcentrado dentro de la Contraloría. Aunque Lemus no inició esta reforma, su decisión de alinearse con Morena en el Congreso local contrasta con la postura combativa de su antecesor, Enrique Alfaro, quien desafió al gobierno federal en defensa de la autonomía estatal. Este pragmatismo sugiere que Lemus prioriza la gobernabilidad y una relación tersa con Sheinbaum, pero a un costo político que aún está por definirse.

Movimiento Ciudadano enfrenta una contradicción evidente. En el Senado, su coordinador, Clemente Castañeda, defendió con vehemencia la autonomía del INAI durante las discusiones de 2024, calificando su eliminación como un retroceso democrático que socavaría la rendición de cuentas y la lucha contra la corrupción.

En el foro “Diálogos Abiertos por la Transparencia” de noviembre de 2024, Castañeda respaldó a expertos que alertaron sobre los riesgos de centralizar funciones en el Ejecutivo, como la pérdida de la Plataforma Nacional de Transparencia y la falta de independencia en la gestión de información pública.

Sin embargo, en Jalisco, los legisladores de MC votaron junto a Morena para extinguir el ITEI, exponiendo una dualidad discursiva que podría confundir a su base electoral, especialmente en un estado donde MC ha construido su identidad en torno a la autonomía regional y la crítica al centralismo.

El ITEI, hay que reconocerlo, no era un bastión de imparcialidad. Durante el sexenio de Alfaro, expertos en transparencia acusaron al organismo de ser cooptado por el Ejecutivo, funcionando más como una extensión del poder estatal que como un contrapeso al servicio de la sociedad. Gabriel Torres Espinoza, académico y analista, cuestiona la utilidad de los Organismos Constitucionalmente Autónomos (OCA), describiéndolos como “burocracias politizadas, independientes solo en el papel”. En su opinión, muchos OCA, incluido el ITEI, se convirtieron en espacios para colocar aliados en la nómina o tejer redes de influencia con fines de lucro, desviándose de su propósito original. “Deben ser contrapesos reales, no simulaciones ni monumentos vacíos”, sentencia Torres, reflejando un escepticismo compartido por sectores críticos que ven en la extinción del ITEI una oportunidad para replantear la transparencia, siempre que se garantice su efectividad.

Consciente de las críticas, Lemus propuso un nuevo modelo dentro de la Contraloría, con participación de universidades, sociedad civil y actores independientes, para preservar la transparencia y el acceso a la información. Sin embargo, PAN y PRI han acusado al gobierno de convertirse en “juez y parte” al subordinar estas funciones a un organismo dependiente del Ejecutivo, lo que podría comprometer la imparcialidad.

La alianza de MC con Morena, su rival directo en las elecciones intermedias de 2027, añade una capa de complejidad. En campaña, Lemus prometió resistir el “centralismo chilango”, pero su voto conjunto con Morena podría alienar a votantes que valoran la autonomía regional, especialmente en un contexto donde la polarización política está en aumento.

El impacto electoral de esta decisión es incierto, pero significativo. MC ha dominado Jalisco en los últimos años, pero la percepción de que Lemus cede ante el gobierno federal podría erosionar su capital político, particularmente entre los sectores urbanos y jóvenes que apoyaron su discurso de independencia. Además, la transferencia de funciones a la Contraloría plantea desafíos operativos: ¿tendrá la capacidad técnica y la autonomía necesaria para manejar solicitudes de información y garantizar la protección de datos? La inclusión de la sociedad civil en el nuevo modelo es un intento de mitigar estas dudas, pero su éxito dependerá de la transparencia en su implementación y de la vigilancia ciudadana.

En última instancia, la extinción del ITEI refleja un dilema más amplio: cómo equilibrar la armonización con las reformas federales sin sacrificar los principios de autonomía y transparencia que Jalisco ha defendido. Lemus apuesta por un enfoque pragmático, pero el costo político y social de esta decisión podría manifestarse en las urnas y en la confianza ciudadana, especialmente si el nuevo modelo no logra desterrar las prácticas de control que marcaron al ITEI en el pasado.

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