OPINIÓN
La desconfianza va en aumento: El fin del dinero fíat
Economía Global, por Alberto Gómez R. //
El dinero, como instrumento de riqueza, debe cumplir cuatro funciones básicas: ser medida de valor, instrumento de intercambio, medio de pago y reserva de riqueza. La plata y el oro, entre otros metales, cumplen estas funciones porque tienen propiedades muy concretas: son metales escasos, consistentes, de gran calidad y resistentes a la corrosión, lo que permite su uso en gran variedad de aplicaciones.
El oro y la plata fueron usados en la antigüedad para acuñar monedas, y con estas llevar a cabo transacciones comerciales hasta la aparición del papel moneda en la Edad Media, que facilitaba los pagos en grandes cantidades, con el respaldo de su valor en oro o plata principalmente, por lo que un billete era una promesa de pago. Este es el llamado “dinero fiduciario”.
Fue a partir de 1971 que el dinero fiduciario fue sustituido por el dinero “fíat”, cuando Richard Nixon, presidente de Estados Unidos, desvinculó el patrón oro con el dólar. El dinero fíat, es el establecido por un gobierno –por decreto- para enfocar una economía hacia un cierto medio de intercambio entre sus ciudadanos; la palabra “fíat” es una palabra latina que significa: “que así sea”. Únicamente los gobiernos tienen el poder de emitir dinero fíat, pero los bancos lo pueden crear a través de préstamos respaldados por activos como una casa, creando el dinero de la nada y lo prestan cobrando intereses.
La condición sine qua non (“sin la cual no”) para que un dinero fiduciario pase a ser dinero fíat, es su reconocimiento oficial por parte de un gobierno y su imposición a través de una ley de curso legal o de curso forzoso.
Quienes se han beneficiado del dinero fíat, han sido los que tienen el poder de emitirlo: los gobiernos y los bancos, sin hacer nada más que producirlo, como al dólar estadounidense. Los gobiernos tienen el poder económico de la población (control social), y los bancos el de manipular el valor del dinero, especulando y cobrando intereses por préstamos de dinero que realmente no existe –no tiene respaldo alguno-; esto ha sido la regla desde hace casi 50 años.
El problema del dinero fíat es precisamente la arbitrariedad con que es emitido, gestionado y manipulado, ya que su generación y circulación se basan en decisiones de carácter político-financiero, y no social, como debería de ser.
El aumento de la desconfianza generalizada en el sistema fíat predicen su fin, es algo ineludible, ya que tal sistema lo único que ha hecho es despojar gradualmente a las personas de la riqueza que generan con su trabajo;
Las recesiones y crisis económicas de los siglos 20 y 21 han tenido como resultado la transferencia de esa riqueza, de las manos de quienes auténticamente la poseen por generarla, hacia quienes tienen el poder de especular con el dinero fíat.
El aún prevaleciente sistema del dinero por decreto o fíat, se basa en el delicado equilibrio entre el circulante (billetes, monedas e instrumentos financieros) y la confianza depositada en él; por lo tanto, si la desconfianza aumenta, el “valor” del dinero fíat disminuye. Esto se observa claramente cuando las recesiones económicas se presentan, y los bancos centrales emiten más circulante para compensar la caída de la generación de riqueza (Producto Interno Bruto), y así mantener cierto equilibrio socio-económico, aunque sólo sea de manera artificial.
Sin embargo, ante las cada vez más prolongadas recesiones y crisis económico-financieras, y la indiscriminada emisión de papel moneda, se está llegando a un punto crítico, en el que la hiperinflación se cierne sobre los países de las economías más poderosas –a excepción de China- lo que acelerará el debilitamiento del dinero fíat, y la caída de su sistema financiero.
El banco central de EE.UU. (Fed), tan sólo en las primeras semanas de la pandemia del coronavirus, emitió más de 3 billones de dólares (¡!) para paliar los efectos del Great Lockdown (el Gran Cierre), como estímulo a los negocios, y para dar un subsidio a los millones de personas que perdieron sus empleos.
Tan sólo en el 2020 se han impreso el 22% del total de dólares (usd) existentes en toda la historia de la moneda estadounidense. El pasado mes de octubre, el déficit presupuestario de EE.UU., unos 864.000 millones de dólares, fue mayor que el total de la deuda contraída desde 1776 hasta finales de 1979.
Ante el actual panorama económico mundial, hay un impresionante crecimiento por la demanda mundial de refugios alternativos a los tradicionales activos de reserva -como lo fueron el dólar o el euro- lo que ha elevado sus precios históricos en sólo unos meses, como el caso del oro, la plata y el Bitcoin, que está siendo uno de los principales objetivos de compra de los grandes inversionistas y de algunas de las más grandes y poderosas empresas de fondos de inversión a nivel mundial.
(*) Consultor en economía, finanzas y FinTech. Analista geopolítico de negocios.
