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MUNDO

La guerra en Ucrania reduce el suministro de energía: Será un crudo invierno para Europa

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Al acercarse lo que promete ser un crudo invierno para los europeos, tanto por la inclemencia del clima como por la grave crisis energética y económica que están padeciendo, el escenario político internacional se complica, y todo parece indicar que el conflicto bélico de Rusia-Ucrania no tendrá una salida pacífica en el corto o mediano plazo ante la cada vez más abierta y descarada intervención de Estados Unidos y su brazo armado en Europa, la OTAN.

La reducción en el suministro de energía debido a las sanciones impuestas a Rusia y al cierre por parte de Moscú de las principales rutas de exportación de gas por gasoducto dejará a Europa en apuros para conseguir petróleo y gas mucho después de que llegue el próximo invierno, ya que la crisis actual no es «una historia de un solo invierno», según los analistas de la consultora Energy Aspects.

La crisis energética ya está empujando a Alemania -la mayor economía de Europa- a una recesión, que se agravará a medida que nos adentremos en los meses de invierno en medio de la actual crisis del gas natural y la energía, dijo el Bundesbank, el banco central de Alemania, en su informe mensual de principios de esta semana.

«No se trata de una historia de un solo invierno, dejémoslo muy, muy claro», dijo Amrita Sen, fundadora y directora de investigación de Energy Aspects, en una entrevista con Bloomberg el viernes 23 de septiembre.

Europa tendrá que racionar la demanda para poder equilibrar el mercado, no sólo este invierno, sino también el siguiente y potencialmente el siguiente, señaló.

Además, esta semana Alemania ha decidido nacionalizar su mayor importador de gas, Uniper, para evitar el colapso de los proveedores de energía y gas alemanes. En toda Europa, las industrias se ven obligadas a frenar o cerrar la producción debido al aumento de los precios de la energía, y varias asociaciones industriales europeas afirman que las propuestas de la Comisión Europea para reducir los precios de la energía y ayudar a los hogares y las empresas a superar la crisis no son suficientes para ayudarles a sobrevivir al invierno.

En relación con el mercado del petróleo, Sen, de Energy Aspects, declaró a Bloomberg que el mercado del petróleo vivirá un último trimestre del año muy volátil. Hasta ahora, 2022 ha sido el segundo año con mayor volatilidad desde 1990; la mayor volatilidad se registró en 2020. (worldtradenergy.com)

En la Europa oriental, más pobre, la gente se está abasteciendo de leña, mientras que en la Alemania más rica, la espera de una bomba de calor que ahorre energía puede llevar medio año. Y las empresas no saben cuánto más pueden recortar.

“No podemos apagar las luces y hacer que nuestros invitados se queden sentados en la oscuridad”, dijo Richard Kovacs, gerente de desarrollo comercial de la cadena húngara de hamburguesas Zing Burger. Los restaurantes ya no usan las parrillas más de lo necesario y usan detectores de movimiento para apagar las luces en el almacenamiento, y algunas tiendas enfrentan un aumento del 750% en las facturas de electricidad desde principios de año.

Con costos altos y suministros de energía ajustados, Europa está implementando programas de ayuda y planes para sacudir los mercados de electricidad y gas natural mientras se prepara para el aumento del uso de energía este invierno.

La dependencia de Europa de la energía rusa ha convertido la guerra en una crisis energética y económica, con precios que subieron a niveles récord en los últimos meses y fluctuaron enormemente.

En respuesta, los gobiernos han trabajado arduamente para encontrar nuevos suministros y conservar energía, con instalaciones de almacenamiento de gas ahora llenas en un 86% antes de la temporada de calefacción de invierno, superando la meta del 80% para noviembre. Se han comprometido a reducir el uso de gas en un 15%, lo que significa que la Torre Eiffel se sumergirá en la oscuridad más de una hora antes de lo normal, mientras que las tiendas y los edificios apagarán las luces por la noche o bajarán los termostatos.

Incluso si hay gas este invierno, los altos precios ya están empujando a las personas y las empresas a usar menos y obligando a cerrar algunas fábricas que consumen mucha energía, como las vidrieras.

Es una decisión que también enfrentan los productores de frutas y verduras en los Países Bajos, que son clave para el suministro de alimentos de invierno en Europa: cerrar los invernaderos o sufrir pérdidas después de que los costos de la calefacción de gas y la luz eléctrica se dispararon.

Europa apunta a ambos, aunque el gasto requerido puede ser insostenible. Las naciones han asignado 500 mil millones de euros para aliviar las altas facturas de servicios públicos desde septiembre de 2021, según un análisis del grupo de expertos Bruegel en Bruselas, y están rescatando a las empresas de servicios públicos que no pueden permitirse comprar gas para cumplir con sus contratos.

Los gobiernos han alineado un suministro adicional de gas de los gasoductos que van a Noruega y Azerbaiyán y han aumentado su compra de gas natural licuado costoso que llega por barco, en gran parte de los EEUU. (AP)

En esta guerra económico-energética, Occidente (EE.UU. y aliados de la OTAN) están tomando medidas cada vez más drásticas para contrarrestar el avance de las tropas rusas en territorio ucraniano, ahora acentuado por la reciente firma los tratados de adhesión de las nuevas regiones a Rusia.

El presidente ruso, Vladímir Putin, afirmó este viernes durante la ceremonia de la firma de acuerdos sobre la incorporación a Rusia de las repúblicas de Donetsk y Lugansk y las provincias de Jersón y Zaporozhie que en los referendos la gente tomó una decisión «inequívoca».

«Es la voluntad de millones de personas», comentó el mandatario los resultados de las consultas populares. Según Putin, las consultas populares son «un derecho inalienable que está consagrado en el artículo 1 de la Carta de las Naciones Unidas, que se refiere explícitamente a la igualdad de derechos y Putin prometió que Moscú reconstruirá todas las ciudades y localidades dañadas por los combates y desarrollará empresas, infraestructuras y sistemas de atención sanitaria. También aseguró que las autoridades rusas harán todo lo posible para que los residentes de los nuevos territorios «sientan el apoyo de todo el pueblo ruso».

Además, el jefe de Estado se comprometió a proteger a los territorios del país «con todas las fuerzas y medios disponibles». «Y haremos todo lo posible para que nuestra gente viva segura. Esta es la gran misión de liberación de nuestro pueblo», manifestó.

Asimismo, Putin instó a Kiev a restablecer las negociaciones de paz, agregando que la decisión de unirse a Rusia ya ha sido tomada por el pueblo y que Moscú no lo «traicionará».

«Pedimos al régimen de Kiev que cese inmediatamente el fuego, todas las hostilidades, la guerra que desencadenó en 2014, y que vuelva a la mesa de negociaciones. Estamos preparados para ello. […] Pero no vamos a discutir la elección de la gente en Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporozhie», afirmó, subrayando que «la gente ha hecho su elección».

La respuesta de Occidente no se hizo esperar, y el actor-presidente Volodimir Zelenski, formalizó la solicitud de ingreso de Ucrania a la OTAN este viernes 30 de septiembre.

«Estamos tomando nuestro paso decisivo al firmar la solicitud de Ucrania para un ingreso acelerado en la OTAN», señaló Zelensky en un comunicado en el que destacó que su país ya había adelantado en su camino hacia la integración en esa organización al haber demostrado la compatibilidad con los estándares de la alianza atlántica.

«Son reales [los estándares] para Ucrania, reales en el campo de batalla y en todos los aspectos de nuestra interacción. Nos tenemos confianza mutua, nos protegemos mutuamente. Esta es una alianza, de facto. Hoy, Ucrania está solicitando para hacerlo de jure«, señaló. (actualidad.rt.com)

En medio de ambos sucesos políticos, la firma de adhesión de las provincias ucranianas a Rusia, y la solicitud de Ucrania para ser parte de la OTAN, los golpes por debajo de la mesa se incrementan, en una escalada de violencia acelerada por la inminente llegada del invierno europeo, que podría ser de los más costosos y crudos de la historia del continente.

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MUNDO

El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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