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OPINIÓN

La insensibilidad de Alfaro

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Luchas Sociales, por Mónica Ortiz //

«Curiosamente, los votantes no se sienten responsables de los fracasos del gobierno que han votado», Alberto Moravia.

El transporte público es una necesidad básica de movilidad en Jalisco, para una abrumadora mayoría de ciudadanos que usamos este servicio público concesionado para movilizarnos a centros laborales, escuelas, hospitales, zonas comerciales, dependencias públicas, servicios gubernamentales y hasta centros de recreación, utilizar el transporte público requiere esfuerzos económicos, riesgos de seguridad vial, unidades en condiciones deplorables, sin olvidar la grave crisis de inseguridad pública por delincuencia y crimen que vive Jalisco, la que no nos permite transitar libres y seguros.

En este contexto, deberemos entender que la molestia de la ciudadanía, es completamente razonable por distintos factores desde el golpe al bolsillo, hasta las promesas incumplidas en campaña y su papel de opositor del pasado gobierno, pero quizás de toda esa politiquería lo más nefasto es ser ignorados con la tajante decisión del aumento a $9.50 pesos por pasaje, esperando que la sociedad comprenda los acuerdos de gobierno de Enrique Alfaro Ramírez; sin la cierta y correcta justificación al aumento, sólo dejan en evidencia que no existió el estudio de fondo concreto de las consecuencias para la sociedad, por lo que son imposiciones evaluadas desde el soporte gubernamental, la evaluación fue si el gobierno soportaba las críticas y las molestias de la sociedad, posiblemente la realidad es que fueron acuerdos realizados con los transportistas para lograr el apoyo y llegar a la gubernatura, establecer un tiempo, preparar la situación, armarse de paciencia para el golpe mediático y social.

Sin embargo, pensando claramente en las necesidades primordiales de la sociedad, la política difícilmente encontrará el punto exacto para conseguir una aprobación en políticas públicas y decisiones contra nosotros mismos, por lo que nunca debe ser una justificación argumentar que son decisiones que se tiene que tomar aunque sean duras y contra la propia ciudadanía, eso no lleva valor político implícito, sino cuotas de poder acordadas, por lo que debería cambiar la política después del último proceso electoral, simular e ignorar no va a funcionar, el poder del ciudadano es el voto y no se debe acordar contra quién ya sabe qué hacer y cuándo.

Nos faltan tantas políticas públicas, acciones y decisiones de gobierno reales, las cuales nada tienen que ver con mermar más la economía del ciudadano, mientras no contamos con estrategias de seguridad pública ciertas contra la delincuencia y el crimen, hemos obtenido discursos que dicen “nosotros, nos vamos a rendir” que suenan a seguir sacrificando a la sociedad y a las fuerzas policiales como barrera de contención política y gubernamental; no poseemos un Jalisco convincente en ninguna materia y por ningún poder, ni el legislativo es efectivo en procesos legislativos, ni el ejecutivo es eficaz en políticas públicas, ni el judicial está lejos de ser corrupto, no nos brindan en realidad la excelencia de sus facultades menos aun sus obligaciones, son un montón de cotos de poder fundados desde nuestra tradicional política mexicana llena de simulación y politiquería.

Jalisco no requería un aumento en el trasporte público, no hay calidad ni seguridad general todavía, no se ha terminado la línea tres del tren ligero y se politizó en el berrinche gubernamental, no existen vialidades dignas, no hay seguridad vial capaz de justificar un alza al transporte público, no se ha modernizado como se prometió, todos sabemos que no existe transparencia alguna que demuestre el pulpo camionero y la mafia detrás de ellos; no hay mucho que hacer solo anotarlo en la lista que deberemos de leer antes de escuchar campañas políticas en tiempos electorales, en esos maravillosos tiempos en los que indudablemente creemos que las cosas cambiarán y brilla la esperanza de una sociedad que tendrá un gobierno para el ciudadano.

En fin, es el cuento de nunca acabar el gobierno de Jalisco esperara a que pase la euforia y la molestia social, podremos nosotros esperar cómodamente las urnas, evaluando con cabeza fría sin pensar en colores partidistas y politiquería si en realidad, ¿tenemos el Jalisco que prometieron en campaña? ¿Cubren nuestras necesidades básicas sociales?

Nos falta exigir al poder ejecutivo del Estado de Jalisco en manos de Enrique Alfaro Ramírez, que debe cumplirnos a nosotros la sociedad, nosotros somos su mayor cuota su más grande acreedor, deberemos tener más impacto en nuestro desagrado, no podemos seguir recibiendo los mismos discursos simulados y repletos con posees políticas, cuando la realidad en Jalisco sigue siendo la misma inseguridad, corrupción, impunidad, ausencia de transparencia, simulacro de obligaciones gubernamentales, pero sí mucha seguridad política y gubernamental, es un exceso de amor propio es lo que nos muestra nuestro gobierno naranja.

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