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OPINIÓN

La migración sin fin, penas y glorias: Fenómeno de conveniencia para las élites

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Política Global, por Jorge López Portillo //

Antes que nada, debo reconocer que me guste o no me guste soy parte o he sido, de esas élites a las que criticó por su pasividad con respecto a las causas de la migración y a la explotación de los temas migratorios cuando es necesario para sus causas políticas.

En este asunto, me precio de haber tenido siempre presente el tema de la migración como parte fundamental de mis estudios y en buena parte de mis actividades en varias etapas de mi vida.

Una buena parte de mi vida adulta y en cada oportunidad he puesto el asunto sobre la mesa y para mi tristeza he de confesar que (salvo contadas excepciones) entre los altos líderes mexicanos no ha habido eco y mucho menos empatía. La lista incluye a candidatos presidenciales, varios presidentes del PRI, dirigentes de ambas Cámaras del Congreso de la Unión e incontables gobernadores y legisladores de todos los partidos representados en nuestro poder legislativo previos a la elección del 2018.

Obviamente hay una migración dorada que se da cuando personas con dinero se lanzan a la aventura de ir a vivir a otros países ya sea por miedo a la inseguridad de sus países origen, por negocios o simplemente por agrado. Pero esa no es una migración tan sufrida. Digamos, irte con casa, visa, prospectos de empleo o de negocio, escuela y una lana en el banco para ver si allá te va mejor que en tu país pues es casi una aventura emocionante.

Hay otra migración mucho menos numerosa que se va por problemas políticos o jurídicos y esa puede ser penosa en el sentido de la libertad de movimiento o si no hay recursos para darte la gran vida comprando casas lujosas en los mejores barrios del planeta, pero en general tampoco es la que deseo abordar, pero mejor lejos que en el cementerio o en la cárcel, dirían los que la han vivido. En esta están todos los expresidentes de México de la era moderna salvo MMH quienes se han exiliado por lo menos los siguientes 6 años a su mandato.

Pero hay una migración que es verdaderamente dramática y digna de ser atendida. Para poder entender esta otra migración primero debemos de recordar que hasta la primera guerra mundial las fronteras y los pasaportes eran poco comunes. Claro que las fronteras, los muros y los pasaportes han existido desde tiempos previos a nuestra era pero eran mucho menos rígidos para las poblaciones migrantes.

La migración por necesidad económica siempre ha existido, de hecho, en la Biblia encontramos varios ejemplos. Como las tribus de Canaán que migraban a las tierras de Egipto durante la época de cosecha y claro la migración masiva de los “hijos” de Abraham que al tiempo generó el famoso “Éxodo y la Pascua”. Y qué decir de las migraciones de griegos, de africanos y de asiáticos para colonizar Europa consagradas en las historias y leyendas de la propia mitología greco-latina.

Pero la que hoy nos toca vivir tiene varios elementos que no existían en esas otras migraciones o que al menos no están tan claramente registradas como lo están ahora. El primer elemento es el volumen, las cantidades de migrantes indocumentados, en particular de Latinoamérica a EUA es algo nunca antes visto.

Cientos de miles de personas, pasando por nuestra frontera norte e ingresando sin documentos a los EUA por zonas no diseñadas para el paso migratorio, es decir por fuera de las llamadas garitas. Hasta antes de este sexenio había ya más jaliscienses en Estados Unidos que en la Zona Metropolitana de Guadalajara (ZMG) y más mexicanos en ese país que en varios estados de la República Mexicana. Ni que decir de ciudadanos de El Salvador o de Guatemala, que son el gran número de los latinos radicados en las tierras del Tío Sam.

Esos migrantes han ido moldeando la realidad, el color, el olor y la forma de EEUU, en especial desde los 80´s a la fecha. Los llamados hispanos representan más del 18% de los habitantes contabilizados en el último censo (2020), en donde no estaban aún los cuando menos 4 millones que del 2020 a la fecha han ingresado a dicho país desde nuestra frontera norte y que en su mayoría son también latinos. Pero a pesar de ese importante número poblacional nuestros paisanos no representan ni el 5% del congreso de ese país o de los negocios.

Es decir, mandamos mano de obra que además se queda sin una representación política aquí y allá y que es usada aquí y allá para discursos políticos vacíos de quienes dicen querer representarles pero que solo les utilizan para ganar votos o para no verse tan mal.

Este es el año con más muertes en la frontera, pero es el año en que el gobierno de EUA ha sido más laxo con el tráfico de personas, lo que nos guste o no ha alentado la migración indocumentada a ese país. A la fecha van 522 muertes en esa zona, con lo que se convierte en la frontera más peligrosa del mundo como lo ha reconocido la propia ONU.

“SEPULCROS BLANQUEADOS”

La ONU dice que combate el tráfico de personas pero ayuda con recursos a los organizadores de esas caravanas de migrantes indocumentados que salen de Centro América y transitan por nuestro territorio siendo extorsionados por los carteles del narco que los explotan para fines sexuales y de tráfico de estupefacientes además de cobrarles cuota por el paso. Por otro lado, EUA dice que apoya la migración legal pero no pone orden en su frontera y los países de Latinoamérica se rajan las vestiduras exigiendo que no haya trato injusto, pero poco hacen por aliviar las causas de esa emigración desde sus propias fronteras. Todos son unos hipócritas, esa es la penosa verdad.

Este mes hemos tenido recordatorios y ejemplos de los distintos tipos de migración, por ejemplo de la migración dorada tenemos la que se dio por el expresidente Peña a España y de la migración de “latón”, la de los 50 migrantes muertos en un camión por asfixia en Texas. Cada que en EUA hay una nota en el que se informa que nuestros migrantes sufren, desde México se rasgan las vestiduras, pero poco se dice que somos nosotros los que de una manera u otra motivamos esas expulsiones.

Y qué decir de los cinturones de pobreza que se están creando en los EUA como los que vemos en las grandes ciudades de África, Rusia y de hispano América que se llenan de minorías y de blancos que compiten por salarios cada vez más bajos. Los EUA quieren mano de obra barata afectando a sus propios ciudadanos y manteniendo una clase pobre en crecimiento. Por eso son sepulcros blanqueados como dice la Biblia, blancos por fuera pero llenos de muerte y de podredumbre.

Los aspectos buenos de la migración tienen sus lados malos en especial cuando se convierten en migraciones de cientos de miles al mes. Naturalmente algún día esto encontrará un punto medio y balanceado pero mientras las muertes seguirán e irán en aumento porque a los políticos les importa muy poco o de verdad creemos que por hablarnos bonito ¿harán algo? El mejor gobierno es el que no te quita para luego darte una parte de regreso, el que no te estorba sino que te promueve y te da certeza jurídica. A los jóvenes de hoy en el mundo les están tratando de inculcar una cultura del paternalismo y eso no les dejará nada bueno a futuro porque el dinero que les “regalan” desde el gobierno sale de algún lado.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 804: Lo piden los expertos: Una nueva Corte de Justicia sin extremos ideológicos

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JALISCO

La transparencia del fiscalizador

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

En Jalisco, la transparencia y la rendición de cuentas deberían ser principios innegociables. Sin embargo, la resistencia del auditor superior del Estado, Jorge Alejandro Ortiz Ramírez, a ser auditado por la Unidad de Vigilancia del Congreso revela una paradoja alarmante: el encargado de fiscalizar el gasto público evade la supervisión.

Esta actitud, denunciada por David Rubén Ocampo Uribe, titular de la Unidad, y el diputado Alberto Alfaro García, presidente de la Comisión de Vigilancia, no solo cuestiona la integridad de la Auditoría Superior del Estado de Jalisco (ASEJ), sino que amenaza la confianza en el sistema democrático.

Desde el 10 de julio de 2025, cuando Ocampo asumió su cargo, Ortiz Ramírez ha bloqueado cualquier intento de revisión. Solicitudes de expedientes laborales, nóminas y contratos han sido ignoradas, y un encuentro institucional propuesto para el 19 de agosto quedó en el vacío. “Quería saber si todo está en regla. La respuesta fue negativa. Pedí una reunión pública con agenda común, y tampoco hubo respuesta”, relató Ocampo a Conciencia Pública.

Incluso se le prohibió a personal de la ASEJ pasarle llamadas, limitando el diálogo al secretario técnico, un subordinado que no puede sustituir al titular.

El diputado Alfaro, de Morena, califica esta resistencia como un desafío al Congreso y a la sociedad. “El auditor se siente intocable, como si fuera gobernador. Durante ocho años operó sin contralor, pero ahora que lo hay, se niega a colaborar”, afirmó.

Con el respaldo de 29 de 32 deputados al nombramiento de Ocampo, su legitimidad es incuestionable. “Sabe que abriremos la Caja de Pandora”, añadió, sugiriendo que Ortiz Ramírez teme revelar irregularidades.

La Constitución de Jalisco y la Ley de Rendición de Cuentas otorgan a la Unidad de Vigilancia facultades plenas para revisar la ASEJ sin necesidad de acuerdos previos de la Comisión de Vigilancia, como argumenta Ortiz Ramírez.

Esta interpretación “tecnicista” es, para Ocampo, un escudo para evadir la fiscalización. La pregunta es inevitable: ¿qué oculta el auditor? Denuncias internas apuntan a aviadores, nóminas infladas, “moches” por laudos laborales y tolerancia a incapacidades falsas avaladas por el IMSS.

Una figura clave en estas acusaciones es Sandra Verónica Márquez González, de la Dirección Jurídica, señalada por mantener personal inexistente en nómina y exigir pagos ilegales, prácticas que arrastra desde su paso por el Tribunal de Arbitraje y la Fiscalía, donde se le vinculó al “Clan Trevi” por cobros indebidos.

La ASEJ es un pilar estratégico del gobierno de Jalisco, con autonomía técnica y de gestión para garantizar imparcialidad en la fiscalización de un presupuesto cercano a los 200 mil millones de pesos. Su rol como contrapeso es crucial para generar confianza ciudadana.

Sin embargo, la resistencia de Ortiz Ramírez recuerda épocas oscuras de la Contaduría Mayor de Hacienda, antecesora de la ASEJ, donde se rumoraba que las cuentas públicas se “lavaban” mediante acuerdos entre bancadas legislativas. Funcionarios corruptos encontraban en estos arreglos una vía para encubrir irregularidades, otorgando un poder desmedido al titular del organismo.

Hoy, la ASEJ debería ser un modelo de integridad. El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030, liderado por Cynthia Cantero Pacheco, establece la transparencia y la participación ciudadana como ejes rectores de la gestión pública. Este plan, construido con la voz de más de 675,000 jaliscienses, vincula el presupuesto a resultados medibles, exigiendo apertura y rendición de cuentas.

La opacidad de Ortiz Ramírez contradice este espíritu, debilitando la credibilidad de una institución que debería ser ejemplo.

La pasividad de otros actores institucionales agrava el problema. El silencio del Congreso en pleno y la inacción de la Fiscalía Anticorrupción alimentan percepciones de complicidad o indiferencia. Mientras, rumores de una posible reelección de Ortiz Ramírez, tras ocho años en el cargo, generan rechazo. “Un gobernador dura seis años y se va. Este señor pretende quedarse otros ocho. Es inadmisible”, sentenció Alfaro.

¿Cómo puede hablarse de rendición de cuentas si el fiscalizador se coloca por encima de la ley? La resistencia de Ortiz Ramírez no es un simple desencuentro burocrático; es una afrenta al sistema de pesos y contrapesos.

“La opacidad reina en la Auditoría. Si el auditor desconoce la ley, ¿cómo fiscaliza al estado?”, cuestiona Ocampo. La sociedad, cada vez más vigilante, exige respuestas. Ortiz Ramírez tiene una oportunidad: abrir las puertas de la ASEJ, entregar la información solicitada y demostrar que no hay nada que ocultar. De lo contrario, su silencio seguirá alimentando sospechas de irregularidades.

La transparencia no es negociable, y Jalisco merece una Auditoría Superior que predique con el ejemplo. Es hora de que el fiscalizador rinda cuentas.

 

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JALISCO

MC: espejismos de unidad y fractura a la vista

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Movimiento Ciudadano en Jalisco ya abrió el telón de su renovación interna con la elección de 64 nuevos coordinadores municipales en la vieja casona de Av. La Paz. En apariencia, un ejercicio de normalidad partidista: discursos de unidad, promesas de cercanía con la gente, rostros nuevos para el escaparate y la certeza de que el partido naranja seguirá marcando la pauta en la política local.

Una postal impecable para las páginas de los diarios amigos… pero un espejismo apenas capaz de ocultar las fracturas internas que corroen al partido naranja. Pues, bajo el barniz del entusiasmo, se esconde un mapa con claroscuros que la dirigencia difícilmente podrá negar.

Los números de la elección de 2024 fueron generosos en sus bastiones metropolitanos: Guadalajara, Zapopan y Tlajomulco volvieron a confirmar la hegemonía emecista. En la capital, 308 mil votos aseguraron la continuidad; Zapopan, con 323 mil sufragios, consolidó la plaza más codiciada del estado; y Tlajomulco refrendó, una vez más, su condición de vivero político del grupo alfarista con 94 mil papeletas a su favor. Una trinidad metropolitana que otorga poder y recursos, pero que no resuelve la fragilidad en el resto del estado.

Porque más allá del brillo urbano, MC perdió terreno en Puerto Vallarta —joya turística entregada al PVEM en sociedad con Morena—, cedió Ciudad Guzmán, enclave agroindustrial del sur, y vio escaparse Tepatitlán, bastión alteño que durante años se pensó inmune a los embates opositores. En Tlaquepaque y Tonalá, el retroceso fue aún más doloroso: en el primero, los 109 mil votos no alcanzaron para retener la presidencia municipal; en el segundo, apenas 47 mil sufragios lo relegaron a un segundo lugar incómodo detrás de Morena. Un tropiezo estratégico en el oriente metropolitano que desnuda la vulnerabilidad del proyecto.

Mirza Flores, encargada de administrar esta renovación interna, habla de “liderazgos de territorio, cercanos a la gente”. El discurso suena bien, pero la tarea es monumental: reconstruir la cohesión de un partido que, en su expansión, ha multiplicado corrientes, intereses y pleitos internos. Porque el problema no es solo perder municipios: es perderlos mientras el partido se enreda en disputas de candidaturas, pugnas entre cuadros y una dirigencia que debe demostrar que puede arbitrar sin fracturar.

Los números distritales tampoco ayudan: de 20 distritos locales, MC apenas ganó 6; de los federales, ninguno y los plurinominales fueron para los exfuncionarios que necesitaban fuero y los “liderazgos” escogidos. Esto significa que, aunque controla alcaldías claves, su voz legislativa es reducida y carece de peso real en el Congreso federal.

Un contraste brutal: músculo en los municipios, anemia en las cámaras. Y esa asimetría no se corrige con discursos ni asambleas, sino con operación política en campo, con la capacidad de seducir al votante rural, al comerciante alteño, al campesino del sur que aún ve en el naranja una marca citadina, aburguesada y distante.

Pero lo verdaderamente corrosivo no está en las urnas, sino en los pasillos. La disputa Alfaro–Lemus ha dejado de ser un rumor y se ha convertido en un hecho palpable. Enrique Alfaro se resiste a entregar el control de candidaturas y cuadros, mientras Pablo Lemus mueve sus piezas con paciencia quirúrgica, tejiendo su propia red de operadores que responden solo a él. Entre ambos, Mirza Flores aparece como árbitro incómodo, obligada a conciliar lo irreconciliable: mantener la disciplina de un ejército que ya no reconoce un solo general.

El grupo Alfaro–Lemus sabe que esta es su última gran prueba antes de 2027. Si logran ordenar candidaturas y mantener la paz interna, MC llegará con posibilidades de sostener el gobierno estatal. Pero si insisten en los métodos de imposición y en los arreglos de cúpula, el costo será alto: perderán distritos clave, y con ellos, la capacidad de negociar en el Congreso y de sostener el control territorial.

Los cuadros históricos, los que alguna vez creyeron en la “ola naranja” como una alternativa fresca, se encuentran marginados o desplazados por nuevas caras que responden a intereses de grupo. La operación interna dejó cicatrices: candidaturas impuestas, militantes que sienten haber sido utilizados y un éxodo silencioso hacia Morena y el PVEM que ya se empieza a notar en las regiones.

En política, decía siempre la vieja guardia, no basta con administrar victorias: hay que blindarlas. Movimiento Ciudadano gobierna hoy con holgura en las ciudades, pero su debilidad en la periferia y en el interior del estado es evidente. Las plazas que perdió en 2024 son recordatorio de que el poder es un animal volátil: se escurre por las rendijas más pequeñas y muerde cuando menos se le espera.

La renovación municipal, que en el discurso se vende como ejercicio democrático, en los hechos es un intento de tapar grietas con retórica. En lugar de cohesión, lo que se advierte es una carrera por controlar posiciones rumbo al 2027. Cada comité local es, en realidad, una ficha en el tablero de negociación entre Alfaro y Lemus.

La batalla del 2027 no se jugará únicamente en los edificios de avenida Hidalgo o en los mítines de funcionarios públicos en la Casa Ciudadana. Se librará en los tianguis de Tonalá -donde el Ayuntamiento ha prendido focos rojos-, en los talleres de Arandas -Cuando se habla de la inseguridad que hay en las carreteras de la zona-, en los mercados de Lagos de Moreno -Al momento de hablar de un nuevo ejecutado o desaparecido- y en las colonias populares de Tlaquepaque -Explicando por qué el SIAPA no otorga el servicio que cobra: agua-. Ahí, donde los discursos sobran y lo que cuenta son los servicios públicos, la seguridad y la cercanía real de quienes gobiernan.

La verdadera batalla de 2027 no será contra Morena ni contra el PVEM. Será contra sí mismo. Porque, como tantas veces en la historia política de este país, los partidos no caen por la fuerza del adversario, sino por la podredumbre que incuban dentro.

Hoy MC es un cascarón brillante en la superficie, pero carcomido por dentro. Se vende como movimiento fresco, pero huele ya a partido viejo: facciones enfrentadas, candidaturas negociadas en lo oscurito y un liderazgo que se desgasta en administrar pleitos en lugar de ganar territorios.

Si no corrigen el rumbo, el espejismo de unidad que hoy pregonan se desmoronará al primer soplo de la contienda. Y entonces, la historia no hablará de una derrota electoral, sino de un suicidio político en cámara lenta. Una crónica que, como tantas en la política mexicana, no se escribirá con tinta… sino con epitafios.

En X: @DEPACHECOS

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