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OPINIÓN

La segunda enmienda en contra del pueblo en EEUU

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Opinión, por Iván Arrazola //

Esa mañana Salvador Ramos salió de su casa después de haber disparado a su abuela, lo anunció por Facebook minutos antes y posteriormente por la misma red social daba cuenta de que ya había perpetrado el acto y se dirigía a una primaria para continuar con la terrible masacre que ese día se suscitó, ese mensaje decía “Voy a disparar en una escuela primaria”.

Como en una escena que se desarrolla en cámara lenta, Ramos entró a la primaria, se atrincheró en un salón de clases y comenzó a disparar a los alumnos de cuarto grado, en total mató a 19 alumnos y dos profesores, permaneció una hora al interior del salón de clases encerrado con niños y maestros, ante la mirada atónita de la policía local que debió esperar durante una hora la llegada de un equipo SWAT quien finalmente terminó con la vida del asesino. Entre gritos y llamados de auxilio de niños al interior del salón, el mensaje de una de las niñas conmueve por su desesperación, “manden a la policía ya por favor”.

Esa terrible escena marcará para siempre la vida de los habitantes del pequeño poblado de Uvalde en el estado de Texas. Seguramente las interrogantes serán muchas, desde qué llevó a este joven a cometer tan terrible crimen, posiblemente la precaria situación que vivía en casa, sus padres lo tenían en el abandono por eso estaba bajo el cuidado de sus abuelos, o tal vez fue el abuso de sus compañeros de clase que constantemente se burlaban de él, tenía varios meses sin asistir a la escuela, se la pasaba encerrado en su habitación, donde pasaba el tiempo entre redes sociales y videojuegos.

Eso seguramente permitiría formular la teoría de que se trata del caso de un joven perturbado, que la vida lo había tratado mal y la terrible acción que cometió fue una forma de ajustar cuentas con los que lo habían dañado. Tal vez pasará desapercibido el hecho de que meses antes, cuando Ramos cumplió dieciocho años, entró a la tienda Oasis Outback, un lugar de venta de hamburguesas y por supuesto, de armas, donde compró dos rifles de alto poder y suficientes municiones. El estado de Texas tiene una de las legislaciones más laxas respecto a la venta de armas, cualquier persona mayor de 18 años puede comprar un arma larga, solo basta contar con el dinero y una licencia, Ramos tenía las dos cosas.

Tampoco hay que tomar en cuenta que el gobernador de Texas, Greg Abbott, militante del partido republicano, eliminó la obligación de contar con una licencia para poder adquirir un arma corta, las armas se pueden portar en lugares públicos, enfundadas en la cintura o a la vista de todos sin ningún tipo de restricción, poco se puede hacer, finalmente es un derecho estadounidense.

El derecho a adquirir y portar armas se encuentra consagrado en la segunda enmienda, aprobada en el año de 1791, esta enmienda dice a la letra que “Siendo necesaria una Milicia bien organizada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del pueblo a poseer y portar armas no será infringido”. La medida obedeció en su momento, al temor de los estadounidenses de que el rey de Inglaterra tuviera la intención de regresar a Norteamérica y recuperar su territorio, ante la falta de un ejército bien organizado y lo extenso del territorio, la medida se consideró necesaria para que el pueblo pudiera combatir una posible invasión.

Esa medida perduró en el tiempo y se convirtió en un dogma y en un problema de seguridad para una de las democracias más desarrolladas del mundo. La tragedia en Uvalde se suma a otros 211 tiroteos masivos que han ocurrido durante el 2022, el año pasado se dieron 693 tiroteos según Gun Violence Archive. La población de Estados Unidos es de 330 millones de habitantes y se calcula que existen alrededor de 400 millones de armas en el país. Entre los países anglosajones Estados Unidos ocupa el primer lugar en asesinatos por arma de fuego.

En los próximos días se hablará mucho sobre la salud mental del asesino, sobre los sitios en la web que visitaba, sobre los videojuegos violentos que fueron su principal compañía en los últimos meses. Tal vez lo que no se dirá es que, si ese joven no hubiera tenido acceso a armas, habría terminado huyendo de su casa o liándose a golpes con alguno de los compañeros que lo molestaban, pero el tener un arma en sus manos potenció la violencia y culminó en tragedia.

Hoy la segunda enmienda juega en contra de los Estados Unidos, una regla que en su momento los ayudó a mantener su libertad hoy los hace esclavos de su propia violencia. Durante la convención Nacional del Rifle que se llevará a cabo esta semana en el estado de Texas, Donald Trump Y Greg Abbott reivindicarán su derecho a usar armas, lo que no podrán reivindicar es su imagen de vileza y pensamiento retrograda que es por lo que la historia los recordará.

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