OPINIÓN
La violencia contra la mujer sin freno: El 8M y el Estado Mexicano fallido
Serendipity, por Benjamín Mora Gómez //
Mi madre me dijo: “Te comprenderás como hombre cuando, ante esa mujer, la mujer de tu vida, ella se sienta que está ante un Hombre de Verdad”, y vaya que tenía razón.
No es cosa fácil, nada fácil. La mujer nos exige todo el día, de una manera en un momento y de otra al instante siguiente. Es cambiante… pero constante en su búsqueda. Y nosotros debemos amarla en ese y en el otro instante, y en todos cuidarla y defenderla, amándola de tal forma e intensidad que a ella llene de felicidad, seguridad y certeza.
La mujer no quiere ser igual. ¡Vaya simpleza orgánica! Espera y merece estar en la más alta prioridad de nuestras vidas.
Hoy es violentada, sobajada, ninguneada, asesinada, por bestias vestidas de hombres de quien ella esperaba amor, solo amor, todo amor. La pandemia sacó lo peor de millones de hombres; la pandemia mostró la vileza de este gobierno, profundamente anti-mujer.
Este gobierno… este presidente… cuando debió voltear a mirar por la mujer en medio de la pandemia, mantuvo su prioridad en sus obras del sureste; obras que van mal y nos cuestan cientos de millones de pesos de más a lo presupuestado. Sostengo que, quién desde el gobierno no tiene claras sus prioridades, también es corrupto… ¿o es el más corrupto?
Este 8 de marzo, la mujer saldrá a decirnos: “Me fallaste como hombre y como gobierno”, dolida, muy dolida; otras guardarán silencio desde el frio de sus ataúdes y, aun así, su silencio nos estremecerá.
La mujer no desea hombres que a todo capricho se rinda y cumple; un hombre así tampoco le sirve. La mujer espera a un hombre responsable e inquebrantable, casi estoico, que la merezca y ame, que la cuide, que la tenga -repito- como su mayor prioridad de vida.
A la guerra no va la mujer, decía mi padre, porque ella está para dar vida y el hombre sí va a la guerra para dar su vida por su mujer y sus hijos… y después por su patria. Sí, aquí hay también prioridades porque qué es la patria sin la familia: ¡Nada!
Estamos en guerra. Sí, estamos en guerra. Ucrania sufre de una invasión y una guerra por el asedio de Putin. Todos en el mundo estamos en guerra. Ucrania es nuestra. Su causa en nuestra. Su libertad es la nuestra. Sus muertes también son nuestras, y con sus muertes, también nosotros morimos. Y claro, hay quien está con Putin. Para ellos, la guerra de Putin es también su guerra.
Abraham Lincoln, como diputado por Illinois por el partido Whig, puso en riesgo su carrera política al acusar al presidente James Polk de invadir a México sin provocación y, con engaños, inducir al Congreso norteamericano a declararnos la guerra afirmando que “sangre americana fue derramada en suelo americano”. En aquel entonces, como hoy y siempre, con mentiras se han justificado las invasiones y las guerras. Polk y Putin son, por tanto, muy semejantes. También ayer, hoy y siempre se buscan excusas y explicaciones irreverentes a la inteligencia del porqué se agreden y asesinan mujeres cuando hay una sola razón: Les fallamos como hombres, sociedad y gobierno.
En aquel lejano 1848, Ulysses S. Grant, general del ejército norteamericano invasor, llamó a tal guerra como «la más injusta jamás librada por una nación fuerte contra una débil». Hoy, se agrede a la mujer abusando de nuestra fuerza física y de su debilidad. ¡Cobardes!
Daniel Innerarity, en El País, diario de España, escribió en agosto de 2015: “Vivimos tiempos de desorientación y por eso prestamos más atención a la corrupción que a la mala política”. La violencia hacia la mujer ha crecido con el encierro pandémico. Ello era previsible. Diversos estudios en Psicología ya lo habían atestiguado en casos investigados en laboratorios con ratas, pero no se hizo lo debido; se dejó correr el tiempo y crecer la violencia. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador está plagado de ejemplos de malas políticas públicas y ésta es una muestra de ello. El año de la pandemia y el encierro debieron ser el acicate para mostrar de qué estamos hechos ante la mujer, niñas y niños. Achacar al encierro pandémico como la mejor explicación de tal violencia del hombre hacia la mujer es estúpido y cobarde, sumamente irresponsable y en extremo mezquino.
Leí en Excélsior que Donald Trump, tras elogiar a Putin por su invasión a Ucrania, “expresó su deseo de que el ejército estadunidense invada México” y declare “regiones independientes en territorio mexicano”. Así de loco está quien fue el candidato que Andrés Manuel López Obrador para presidente de Estados Unidos de América. Nuestro presidente elige mal sus lealtades: Trump y El Chapo, por dar dos ejemplos, y elige mal sus prioridades: Su gobierno es anti-mujer; no es solo antifeminista, es anti-mujer.
El presidente López Obrador ha sido parco al condenar al gobierno de Putin ante la invasión a Ucrania. Tal mesura me hace recordar a Maximilien Robespierre cuando dijo: “El que pide con timidez se expone a que le nieguen lo que pide sin convicción”; quizá por ello, las mujeres, siempre más sabias, este 8 de marzo desborden sus enojos.
Palacio Nacional estará flanqueado por una valla de 3 metros de altura porque durante 365 días, desde el 8 de marzo de 2021, en nada ha mejorado la realidad de la mujer. El presidente ha sido omiso. Su gobierno ha sido abyecto. Los hombres hemos fallado como hombres. Y la mujer ha sido siempre la víctima junto a sus pequeños hijos e hijas.
Este 8 de marzo será de vergüenza y dolor, de rabia y reclamos, de omisiones que pudieron atenderse. ¡Ojalá aprendamos a ser Hombres de Verdad!
De López nada espero, y lo que podría esperar son solo más decepciones.
