CULTURA
Las expectativas del Atlas: Los campeonatos se ganan sin importar las formas

Futbol, por Esteban Trelles Meza //
En el futbol como tantas cosas existentes es sumamente difícil mantener un status deportivo que sea la filosofía de su proceder y mucho menos mantenerse en esa tesitura siempre.
El otrora poderoso equipo de Coapa que mantenía un status de equipo privilegiado a través de su chequera abierta y la influencia ejercida desde siempre del poder por el poder a su antojo y conveniencia con el dominio y control de la FEMEXFUT, selección nacional y los derechos televisivos de la mayoría de equipos en primera división en una multimillonaria ganancia comercial redundando en beneficio de su empresa Televisa y su equipo América, por décadas (intermitente actualmente en influencia).
Atrás quedo el absurdo de los comentaristas con frases como: “El ADN americanista es de campeón siempre”, “El equipo está diseñado para ser campeón”, “El América es el mejor equipo de México y el más ganador” , frases estúpidas mediáticas sin mayor objetividad .
Ciertamente, tenían los mejores jugadores nacionales y extranjeros con una nómina alta y en dólares que en los últimos tiempos los equipos: Toluca, Pachuca, Monterrey, UANL, León, Guadalajara, Cruz Azul, Torreón entre otros tienen cada uno 5 campeonatos mínimos de liga, terminando las jettaturas establecidas del equipo en mención.
El caso de Leo Benhacker técnico holandés que jugaba de manera espectacular y líder en la tabla general, bastó un berrinche de un directivo que fungía como presidente (Alejandro Burillo) para despedirlo sin mayor miramiento en plena competencia, obviamente malogrando un posible título por la compenetración y marcha positiva del equipo.
EL BOTÍN DE LOS VALIENTES
La cooperativa cementera de la Cruz Azul secuestrada por la familia Álvarez dilapidando el patrimonio de los trabajadores cooperativistas como socios activos del equipo de futbol profesional de Cruz Azul, contratando grandes luminarias entre jugadores y cuerpo técnico que no propiamente se reflejaba en la obtención de campeonatos, que por si fuera poco la familia Álvarez desfalcó a la empresa cementera que incluso Billy Álvarez se encuentra prófugo de la justicia al existir órdenes de aprensión giradas por un juez penalista en detrimento de la institución referida con la complicidad y el silencio de la propia FEMEXFUT donde todos guardan silencio, siendo una situación que debe aclararse no solo para los cooperativistas sino la afición misma y comunidad civil, el asunto es controvertido y escabroso por lo que debe aclararse de manera legal, que de nada sirvió su estilo de juego de primera.
El equipo Atlas navegó por muchas décadas, de hecho desde su campeonato de liga en 1951 con la leyenda de “la academia”, “los niños catedráticos”, que el finado Ángel Fernández, ícono de la narración futbolística los bautizó como “Los amigos del balón”, producto de su estilo de juego de técnica depurada y buen trato al esférico, así como de la conjunción de sus escuadras, con generaciones venideras, con una mística establecida de su futbol, influenciados con el toque argentinizado destacando por encima de todos el ícono futbolístico Eduardo “Che” Valdatti como jugador que a la postre fue su director técnico quien por cierto obtuvo el único campeonato de liga que tiene esta institución a lo largo de más de un siglo de vida.
La política implementada desde siempre de sus directivos nunca jamás fue campeonar sino la venta de sus jugadores forjados de su propia cantera con enormes ganancias no solamente para el club sino para los de pantalón largo de las mesas directivas que existieran de manera discrecional.
El equipo Atlas en los años 50’s inició con la venta de Guadalupe “Lupe” Velázquez mundialista que en poco tiempo empezó el éxodo de sus mejores jugadores seleccionados y mundialistas la mayoría: Jesús del Muro, Ignacio “Gallo” Jáuregui, Guillermo “Campeón” Hernández, Joel Andrade, José de Jesús “El Güero” Aceves, Ricardo “Astroboy” Chavarín, Berna García pasando por los subcampeones Daniel Osorno, Miguel Zepeda, Juan Pablo “Chato” Rodríguez, Jerry Estrada (estigmatizado penal errado), llegando a los jugadores de exportación Rafael Márquez, Pavel Pardo, Andrés Guardado, Jared Borguetti entre otros, convirtiéndose prácticamente en vendedor de jugadores incluyendo guardametas como: Oswaldo Sánchez, José de Jesús Corona, Miguel de Jesús Fuentes, Armando Navarrete y Erubey Cabuto, entre muchos.
Al paso de los años TV Azteca compra la franquicia del equipo Atlas navegando también en la mediocridad que atinadamente deciden venderlo al grupo Orlegui dueño por cierto del equipo Santos de Torreón que con una estructura de primer nivel da un giro de 180° en beneficio del club que casi de inmediato transforma al equipo de manera positiva, quedando atrás la mística del “jogo bonito” y la técnica depurada teniendo el tino de contratar al argentino Diego Cocca quien le dio un posicionamiento de equipo que por fin tiene un orden táctico con un extraordinario guardameta, una línea defensiva con presencia y solvencia, cubierta por una media cancha todo terreno con jugadores que corren la milla y una delantera que si bien no son contundentes tienen olfato de gol con los extranjeros Julio Furch, argentino y Julian Quiñones, colombiano.
Por último establecer que un campeonato obtenido es mérito de su directiva que lo intenta, el ordenamiento del técnico y jugadores aplicados.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
CULTURA
Premios Ariel, la magia del cine mexicano: Jalisco es epicentro del evento

– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Los Premios Ariel, máximo reconocimiento de la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se entregarán el 20 de septiembre. Por tercer año consecutivo, Jalisco ha sido la sede de los Premios Ariel, en esta ocasión se celebran en Puerto Vallarta.
La AMACC impulsa una política de itinerancia para que los Ariel dejen de celebrarse exclusivamente en la Ciudad de México, buscando y fortalecer la conexión entre la industria cinematográfica nacional y los diversos estados. Jalisco ha mostrado una receptividad notable a esta política, ofreciendo no solo capacidad logística e infraestructura adecuada, sino también apoyo institucional y económico.
A través de la Secretaría de Turismo y FILMA Jalisco, el estado ha otorgado incentivos para atraer producciones, políticas públicas de cine y recursos concretos para la realización de la ceremonia, como los más de 10 millones de pesos destinados a la producción del evento 2025. Además, la elección de Puerto Vallarta como sede se vincula con un interés estratégico por consolidar un polo cinematográfico dentro del estado.
Con apoyos como el “cash rebate”, la comisión de filmaciones y la existencia de festivales de cine consolidados como el Festival Internacional de Cine de Guadalajara (FICG), demuestra que puede ofrecer garantías logísticas y técnicas para eventos de gran magnitud, al mismo tiempo que refuerza su visibilidad cultural y turística.
El gobierno del estado ha buscado que los Ariel sirvan también como plataforma de promoción turística, vinculando cine, cultura y visitantes; la cobertura mediática que genera el evento, junto con los atractivos turísticos de Puerto Vallarta, amplifica la proyección del estado en el ámbito nacional e internacional.
Esta política contempla además la diversificación dentro del propio territorio jalisciense: si bien los premios se han celebrado en Guadalajara y ahora en Puerto Vallarta, la intención es rotar la sede dentro del estado en futuras ediciones, mostrando así la variedad de escenarios y consolidando a Jalisco como un punto neurálgico del cine mexicano contemporáneo.
Entre las películas nominadas, Pedro Páramo de Rodrigo Prieto se consolidó como una de las favoritas, obteniendo 17 nominaciones. La ópera prima de Prieto es una adaptación de la emblemática novela de Juan Rulfo que fusiona el realismo mágico con una estética cinematográfica contemporánea, aprovechando la experiencia del director como director de fotografía.
Su propuesta visual busca capturar la atmósfera surrealista de la obra literaria, y cada encuadre, cada composición lumínica, remite a la memoria de un México lleno de fantasmas y ecos del pasado. Prieto logra, con sorprendente soltura para un debut en la dirección, trasladar la intensidad emocional y la ambigüedad de los personajes a la pantalla, mostrando un cine que dialoga tanto con la tradición literaria como con el lenguaje cinematográfico moderno.
La Cocina, dirigida por Alonso Ruizpalacios, también acaparó la atención de la crítica y del público, con 15 nominaciones en diversas categorías. Ruizpalacios, conocido por su capacidad de mezclar humor, crítica social y frescura narrativa, invita a explorar las dinámicas de poder y género en un contexto culinario, donde la cocina se convierte en un microcosmos de tensiones, aspiraciones y secretos.
La dirección de Ruizpalacios se distingue por su ritmo ágil, su atención al detalle y la manera en que los personajes se despliegan en un espacio aparentemente cotidiano, transformando lo familiar en un escenario de reflexión sobre la sociedad contemporánea mexicana.
Sujo, codirigida por Fernanda Valadez y Astrid Rondero, recibió 13 nominaciones y ofrece una mirada íntima y profunda a la búsqueda de identidad de una joven que enfrenta los retos de la migración y la pertenencia. Valadez y Rondero despliegan un estilo cinematográfico sensible, que combina la narrativa íntima con un fuerte compromiso social.
La película se mueve entre el drama personal y la denuncia de condiciones sociales, logrando un equilibrio entre emoción y reflexión, mientras invita al espectador a contemplar los dilemas humanos y la construcción de la identidad frente a contextos adversos.
Corina, de Úrsula Barba Hopfner, con 9 nominaciones, centra su historia en las complejidades de las relaciones humanas y la búsqueda de la verdad en la interacción entre sus personajes. Hopfner demuestra un manejo refinado de la introspección dramática y una capacidad notable para capturar la esencia de cada individuo, explorando cómo los deseos, miedos y secretos moldean las decisiones y la convivencia. Su dirección, delicada y precisa, pone en primer plano la psicología de los personajes y transforma la narrativa en un examen de la condición humana contemporánea.
Finalmente, Un actor malo, que obtuvo 5 nominaciones, se destaca por su reflexión sobre la identidad, la percepción pública y los conflictos entre la vida personal y la fama. La película combina elementos de comedia y drama con un estilo original y arriesgado, mostrando cómo la construcción de la imagen propia y la exposición ante los demás pueden convertirse en territorio de exploración artística y social. Su dirección, creativa y audaz, logra mantener la tensión entre humor, ironía y crítica, permitiendo al espectador identificarse con los dilemas del protagonista y reflexionar sobre el espectáculo de la vida pública.
El conjunto de estas películas refleja la diversidad y riqueza del cine mexicano contemporáneo. Cada una de ellas ofrece una perspectiva única sobre temas universales como la identidad, el poder, la migración y las relaciones humanas, evidenciando la capacidad del cine nacional para dialogar con su contexto histórico y social. La crítica y la audiencia han reconocido que, más allá de la técnica y la narrativa, estas producciones invitan a la reflexión y al cuestionamiento, ofreciendo miradas que son tanto íntimas como colectivas, particulares y universales.
Los nominados a los Premios Ariel ponen de manifiesto la evolución y el dinamismo de la industria mexicana. Las películas y sus directores son la muestra de que el cine mexicano continúa siendo un espacio de innovación, reflexión y expresión artística que resuena dentro y fuera del país, consolidando su relevancia en el panorama global.
CULTURA
México celebra el Día Nacional del Charro: tradición, deporte y orgullo patrio

– Por Redacción Conciencia Pública
Cada 14 de septiembre México rinde homenaje a una de sus tradiciones más representativas: la charrería.
El Día Nacional del Charro fue instaurado en 1934 como una manera de reconocer al charro como figura central de la identidad mexicana y al mismo tiempo consolidar este deporte ecuestre como una práctica cultural de enorme arraigo.
Esta celebración se vive en todo el país, desde los lienzos charros hasta las plazas públicas, con un ambiente que enlaza historia, destreza y orgullo patrio.
En redes sociales, la fecha adquiere una fuerza particular. Hashtags como #DíaDelCharro y #DíaNacionalDelCharro agrupan miles de publicaciones en X, Facebook, TikTok e Instagram.
Usuarios comparten fotos de trajes bordados, sombreros de ala ancha, montas de caballos y suertes espectaculares como manganas, coleaderos o el paso de la muerte.
También abundan los mensajes de autoridades, artistas y asociaciones que felicitan a los charros y escaramuzas, exaltando el valor de mantener vivas las costumbres.
La Federación Mexicana de Charrería y la Asociación Nacional de Charros son protagonistas en la promoción de actividades conmemorativas.
Desde sus cuentas oficiales en internet se difunden la agenda de charreadas, congresos y campeonatos que se desarrollan en distintos estados del país.
Las escaramuzas, grupos femeninos que ejecutan rutinas a caballo con precisión y estética, se han vuelto además un símbolo de inclusión y disciplina dentro de esta disciplina reconocida por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial desde 2016.
En municipios y capitales estatales (Guadalajara no es la excepción), el Día del Charro se acompaña de desfiles, exhibiciones y actos solemnes. No faltarán hoy los honores a la bandera ni los espectáculos ecuestres que refuerzan el vínculo entre tradición y mexicanidad.
La fecha, además, se sitúa estratégicamente en la antesala de las Fiestas Patrias, lo que le otorga un carácter doblemente simbólico: recordar el legado charro y enmarcar la conmemoración de la Independencia.
En la esfera digital, las publicaciones destacan tanto la herencia familiar como la profesionalización del deporte.
Muchos jóvenes charros y escaramuzas utilizan hoy en día redes TikTok e Instagram para mostrar rutinas, vestimentas y entrenamientos, contribuyendo a que nuevas generaciones se acerquen a la charrería.
Esa combinación entre tradición e innovación ha hecho que la conversación en línea sea particularmente activa, alcanzando públicos que van más allá de los asistentes habituales a los lienzos.
Así, el Día Nacional del Charro se mantiene como una de las celebraciones más singulares del calendario mexicano: una fusión de historia, arte ecuestre y pasión comunitaria.
La charrería no solo sigue viva, sino que se adapta a los tiempos modernos sin perder su esencia.
En cada suerte, en cada traje de gala y en cada caballo brioso, resuena el eco de una tradición que México reconoce como suya y que proyecta al mundo como parte de su identidad.