MUNDO
Les llaman la legión extranjera: Los mercenarios en la guerra de Ucrania; sirven a ambos bandos

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
La guerra en Ucrania sigue siendo un buen negocio. La verdad sea recordada, la forma en la que se enfrentó la pandemia arruinó la economía de la clase media mundial y generó una idea de la necesidad del Estado paternalista global. Ahora las autoridades modernas saben, lo que las de la edad media sabían. Con miedo o con sicosis la gente aguanta de todo.
La economía mundial está en un hilo, al menos para los de la clase media y popular, pero los mega grupos de oligarcas nos ofrecen la solución. Cede tus derechos y ya. Ellos se encargan. Tu siéntate a que otros te arreglen la vida. La burocracia global se une con la oligarquía global, ambos sin necesidad de elecciones y solo responsables ante sus propios grupos. He de recordar que soy empresario desde hace décadas y he tenido el gusto de ser representante popular por lo que no estoy en contra de la iniciativa privada, pero tampoco estoy a favor de fascismo o totalitarismos modernos de cualquier lado izquierda o derecha.
Esto tiene mucho que ver con Ucrania. Ya sabemos que Rusia tiene desde hace décadas a mercenarios de una compañía, una empresa privada, llamada Wagner. Ya sabemos que el director o presidente de esa empresa de mercenarios se le reveló a Vladimir Putin hace unos meses y también sabemos que hace unos días el también General, empresario de la guerra sufrió un accidente en el que murió, obvio Putin culpa a occidente y EUA culpa a Putin.
Lo que no sale en muchos noticieros de nuestro país o de occidente es que, sí Rusia tiene mercenarios, occidente no se queda atrás. Por ejemplo, en España han salido decenas de anuncios para reclutar a jóvenes sanos cansados de la situación económica de su región, quienes sienten que su energía está siendo desperdiciada con salarios miserables, para que por $3,400 euros al mes, para empezar, se sumen a la llamada legión extranjera ucraniana. Legión extranjera es el término políticamente correcto para llamar a los que por una lana se suman a defender a un país que no es el suyo. Es decir, mercenarios.
El negocio de los mercenarios o empresas que reclutan talento para pelear guerras ajenas no es nuevo, es tan viejo como la misma humanidad. Pero casi siempre suena mal, por lo que las empresas que lo organizan en la era moderna son cubiertas por los países con nombres más elegantes. Los soldados pagados obvio desempeñan tareas que un ejército formal no puede o no debe. Desde tareas delicadas y extenuantes más allá de lo normal, hasta tareas inconfesables con las que un país no quiere verse asociado. Obviamente se les paga y se les ofrecen recompensas por evento, pero se les sigue llamando voluntarios. Lo que no son. Son jóvenes que por dinero y por necesidad van a dar su vida de un lado y del otro de una guerra que se prolonga por la misma razón. Por dinero. Francisco Galván, director de entrenamiento de G.O.A. Tactical, empresa que recluta a jóvenes españoles para ir a pelear en Ucrania y en otros países informa que su empresa es la única en su país con los contratos y contactos internacionales para ofrecer estos servicios.
La empresa GOA les paga $700 euros por siete días de entrenamiento. La mayoría renuncia al cuarto día. Lo interesante de esto es que la crisis económica de occidente ha llevado a miles de jóvenes de Europa y de norte américa a sumarse a estas legiones de mercenarios en las que su vida no vale nada, pero al menos les garantiza un empleo bien pagado por los años que dure su fuerza bruta. Además, harán aliados y amigos en todo el mundo con lo que, por supuesto podrán después hacer otros negocios del ramo o diferentes, Dios dirá. “después de 18 meses de guerra en Ucrania, muchos soldados están cansados por lo que se necesitan voluntarios” recuerda Galván.
En la guerra de Ucrania hay más de 500 mil soldados por ese bando, de los que se cree casi el diez por ciento son extranjeros. Los requisitos son básicos, haber estado dos años en alguna fuerza militar o policiaca. EUA, naturalmente, ha enviado a muchos de los llamados voluntarios y claro, la CIA y el Pentágono, probablemente han enviado a sus llamados contratistas. Me llama la atención el término, pero lo libran al decir que los jóvenes después del entrenamiento son dotados de información para que ellos directamente contacten a un grupo en Ucrania quien les recibe, así no se dice que fueron contratados, sino que ellos se ofrecieron y les dan un apoyo económico para su subsistencia. Esto es la simulación absoluta. Como siempre.
Claro la información está dispersa, los pagos son disimulados para no parecer milicia particular. Oficialmente hay unos 30 mil “voluntarios”, pero los números de viajes y de entrenamiento de otras organizaciones similares muestran que hay cuando menos son el doble. Más los muertos que también son poco claros.
Y el dinero de esto sale de los fondos de la OTAN, principalmente de EUA, quien ya aseguró que Ucrania permita a sus empresas la explotación de todo lo deseable como en Iraq o Kuwait después de la guerra del golfo. Claro que Rusia y China están por las mismas.
El Covid19 desenmascaró lo que se decía en privado. La necesidad hará que la gente haga lo que los que pagan digan. En nuestro país el narcotráfico es un tipo de milicia particular. Se diga o no se diga es la verdad. Los jóvenes se ven seducidos por las posibilidades económicas y claro, el mercado de las armas al que solo tienen acceso los que pueden pagar la ceguera de las autoridades.
Los mercenarios o voluntarios ganan unos $50 mil dólares al año de ahí sigue su sargento con unos $150 mil dólares anuales y claro el comandante gana $500 mil aprox.
Solo para dejar claro, los voluntarios o mercenarios son conocidos como individuos que se contratan por separado y las empresas de contratos militares son las que agrupan a estos interesados y los comprometen a los clientes en paquete. Al final es lo mismo, pero digamos que unos se contratan directo y otros a través de empresa. de todos modos, las empresas privadas verifican para los ejércitos que estos individuos voluntarios tengan la capacidad para combate, es decir que el negocio se pasa a terceros. Es como el outsourcing de la guerra.
La ventaja del Outsourcing en la guerra es la posibilidad de negar la relación o las consecuencias de los actos de estos voluntarios. Por ejemplo, la llamada North Stream que milagrosamente explotó en el mar del norte creando una contaminación inmensa y dejando a Europa sin el gas ruso, pudo ser causado por Rusia como dice EUA o por Contratistas militares como dice Rusia. A final de cuentas lo mismo ha pasado con atentados o con golpes de estado en todo el mundo. No es una invasión o ataque frontal formal sino un grupo de personas que deciden voluntariamente a hacer algo.
Obviamente los mercenarios pueden cambiar de bando porque están por el dinero y no por la causa.
Si usted se quiere ir a Ucrania a pelear vs Rusia el contrato es por 10 años y claro que al final habrá recompensas. Todo depende si logra vivir.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.