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MUNDO

Los consumidores no disminuyen sus gastos: Black Friday, importante indicador económico de EEUU

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Economía Global, por Alberto Gómez-R. //

Un importante indicador de cómo va la economía estadounidense son las ventas realizadas durante el día llamada Black Friday, el viernes al día siguiente del Día de Acción de Gracias, cuando se realiza el mayor número de compras de todo el año, previo a la navidad.

Los consumidores gastaron un récord de $9,12 mil millones de dólares en compras en línea durante el de este año, según Adobe, que realiza un seguimiento de las ventas en los sitios web de los minoristas.

Las ventas en línea generales para el día posterior al Día de Acción de Gracias aumentaron un 2,3% año tras año, y los productos electrónicos contribuyeron de manera importante, ya que las ventas en línea aumentaron un 221% durante un día promedio en octubre, dijo Adobe. Los juguetes fueron otra categoría Black Friday popular entre los compradores, con un aumento del 285%, al igual que los equipos de ejercicio, con un aumento del 218%.

Muchos consumidores adoptaron planes de pago flexibles el Black Friday mientras continúan lidiando con los altos precios y la inflación. Los pagos de Buy Now Pay Later aumentaron un 78% en comparación con la semana pasada, a partir del 19 de noviembre, y los ingresos de Buy Now Pay Later aumentaron un 81% durante el mismo período.

Algunos de los artículos más populares de este año incluyeron consolas de juegos, drones, MacBooks de Apple, productos Dyson y juguetes como Fortnite, Roblox, Bluey, Funko Pop. y Disney Encanto, según el informe.

Los compradores del Black Friday también batieron un récord de pedidos móviles, ya que el 48% de las ventas en línea se realizaron en teléfonos inteligentes, un aumento del 44% del año pasado.

El gasto récord se produce inmediatamente después de un fuerte día de compras de Acción de Gracias, en el que los consumidores desembolsaron un máximo histórico de 5290 millones de dólares en línea, un 2,9 % más que el año anterior. Por lo general, los compradores gastan alrededor de $2 mil millones a $ 3 mil millones en línea en un día, según Adobe.

Las previsiones anticipadas de vacaciones se han silenciado y Target, Macy’s, Nordstrom y otros minoristas informaron una pausa en las ventas a fines de octubre y principios de noviembre. (cnbc.com)

Sin embargo, la confianza del consumidor también se ha debilitado en el último mes, ya que la inflación ronda los máximos de cuatro décadas.

Los costos más altos de la gasolina y los productos básicos del hogar, como la carne y los cereales, son un problema de toda la economía, pero no suponen una carga para todos por igual.

«Los (consumidores) de ingresos bajos se ven claramente más afectados por la alta inflación», explicó Claire Li, analista de Moody’s, «porque proporcionalmente gastan más en productos de primera necesidad».

Hasta ahora, los consumidores estadounidenses se han mostrado resistente ante las diversas crisis vividas desde el inicio de la pandemia, gastando más de lo esperado, incluso cuando los indicadores de confianza daban cuenta de sus preocupaciones.

Parte de la explicación se encuentra en unos ahorros inusualmente robustos, ya que muchos hogares aprovecharon las ayudas gubernamentales durante la pandemia, cuando el consumo estaba en mínimos históricos debido a las restricciones impuestas para combatir la propagación del virus.

Pero el colchón está empezando a achicarse: después de un pico de 2.5 billones de dólares (bdd) a mediados de 2021, el ahorro estadounidense volvió a caer a 1.7 bdd un año después, según Moody’s.

Y los consumidores con un ingreso anual de menos de 35,000 dólares son los primeros afectados, con una caída del 39% en sus ahorros durante los primeros seis meses del año. Como resultado, el crédito al consumo está al alza, según datos de la Reserva Federal (Fed).

«Vemos una presión continua», señaló Michael Witynski, gerente general de la cadena de bajo costo Dollar Tree, quien observa un «cambio» en los consumidores «que están mucho más enfocados en sus necesidades y tratan de asegurarse de tener suficiente dinero para terminar el mes». (expansión.mx)

Los precios de los bienes y servicios han ido en aumento constante desde hace meses, en una espiral inflacionaria sin control, así como el incremento en el precio de los energéticos que representa el primer eslabón del consumo interno.

La guerra en Ucrania, el recorte de cuotas de petróleo de los países productores –buscando compensar las pérdidas iniciadas en 2020 con la pandemia- y la inestabilidad geopolítica han afectado fuertemente la cotización del hidrocarburo en los mercados internacionales.

Los precios mundiales del petróleo están determinados por las fuerzas de la oferta y la demanda, según el modelo de determinación de precios en microeconomía. La oferta está controlada por la tasa de producción de la materia prima, mientras que la demanda depende en gran medida de las condiciones macroeconómicas mundiales.

Los mercados petroleros en sí mismos no suelen estar compuestos, como antes, por personas que necesitan comprar o vender la materia prima para que sus refinerías o fábricas obtengan ganancias. De hecho, la mayoría de las personas involucradas en el mercado son especuladores y comerciantes que apuestan por movimientos de precios, y coberturistas que ya están activos en el comercio de petróleo y que limitan el riesgo de exposición. (forex.com)

Estos especuladores y coberturistas negocian futuros de petróleo, especulando sobre hacia dónde se dirige el precio del petróleo en el futuro, en lugar de su valor actual.

Como resultado, los precios del petróleo suelen estar fuertemente influenciados por las percepciones de esos comerciantes sobre la futura oferta y demanda de petróleo.

En medio de la subida de los precios de la energía, han ganado una cantidad de dinero espectacular haciendo esto: BP, Shell, Total, Exxon y Chevron generaron $58 mil millones de dólares de beneficios en el último trimestre. Biden quiere que se destinen más fondos a la producción adicional y a la reducción de costes. Pero eso no depende necesariamente de los ejecutivos de esas empresas. Su principal y probablemente única responsabilidad legal es ante los accionistas que mantienen la máquina de hacer abono. También suelen querer cobrar. Hasta ahora, BP ha recomprado acciones por valor de $8,5 mil millones de dólares este año, mientras que Shell ha recomprado $18,5 mil millones de dólares además de los abultados pagos de dividendos.

Una gran parte del capital con que estas empresas de energía han realizado las recompras de sus acciones, es producto de las ayudas que el Gobierno de EE.UU. dio a las empresas al inicio de la pandemia del covid-19 en 2020, mismas que aprovecharon para así inflar artificialmente el valor de sus acciones, generando multimillonarias ganancias, a la vez que los precios de los hidrocarburos aumentaban.

Para las grandes empresas no hay matices, son sólo pérdidas o ganancias, y no están dispuestos a perder; de ahí su arraigo en el poder político a través de su poderío económico.

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Poder intangible que mueve mercados: La fragilidad del coloso; cuando el ego quiebra la esencia corporativa

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

La reputación corporativa es uno de los elementos clave para el éxito de una empresa. Cuando una empresa tiene una buena reputación, los clientes están más dispuestos a recomendar su producto o servicio a otros y, como consecuencia, invertir más en él.

Gracias a ello, la empresa empieza a destacarse sobre la competencia y a su vez, contribuye al éxito a largo plazo. Además, una buena reputación es vital para la fidelización de los clientes y la lealtad de los empleados.

¿Una buena reputación es una casualidad? Para nada, detrás de ello existen estrategias para lograr ese anhelado reconocimiento y conectar con los consumidores de forma más eficaz. Cuando una empresa tiene una buena reputación, los clientes están más dispuestos a recomendar su producto o servicio a otros y como consecuencia, invertir más en él.

Gracias a ello, la empresa empieza a destacarse sobre la competencia, y a su vez, contribuye al éxito a largo plazo. Además, una buena reputación es vital para la fidelización de los clientes y la lealtad de los empleados.

La reputación corporativa no es un accesorio, sino el núcleo vital de una empresa, de cualquier organización. Joan Costa, pionero en comunicación estratégica, la define como «el constructo mental colectivo que sintetiza valores, comportamientos y expresiones simbólicas de una organización, generando confianza y diferenciación en la mente de los públicos». Este activo intangible, construido durante años, puede evaporarse en meses cuando la identidad se fractura. El caso Tesla-Elon Musk es un manual de cómo la politización y el liderazgo tóxico destruyen valor.

LA IDENTIDAD CORPORATIVA: TEORÍA VS REALIDAD

Para Costa, la identidad corporativa integra tres dimensiones inseparables: visual (logos, diseño), cultural (valores, ética), comunicacional (relatos, experiencias).

Su coherencia genera «vínculos emocionales que trascienden lo transaccional». Empresas como Apple ejemplifican esta sinergia: innovación no es solo su producto, sino su ADN percibido.

EL RIESGO DEL “EFECTO HALO” INVERTIDO

Cuando el líder se convierte en la marca —como Musk con Tesla— su imagen personal opera como un «pararrayos reputacional». El consultor Enrique Dans advierte: «La politización de un CEO transfiere sus conflictos a la marca, alienando a consumidores cuya lealtad se basa en valores, no en ideologías».

Tesla: De Icono Verde a Arma Política

2012-2023 La travesía de un titán: Tesla encarnaba innovación sostenible. Sus clientes compraban «un estilo de vida ecológico y vanguardista». Entre 2012 y 2023, Elon Musk transformó su visión futurista en un imperio que lo coronó como la persona más rica del mundo, con un patrimonio que superó los $400 mil millones en diciembre de 2024.

Su saga comenzó con SpaceX, que revolucionó la industria aeroespacial al lograr cohetes reutilizables y misiones tripuladas para la NASA, desafiando las barreras técnicas y financieras. Paralelamente, Tesla lideró la electrificación del automóvil, impulsada por innovaciones como el piloto automático y una escalada bursátil histórica, aunque enfrentó investigaciones por seguridad y volatilidad en sus acciones.

Musk personificó la sagacidad empresarial al tejer sinergias entre sus empresas: los datos de Tesla alimentaron proyectos de IA, mientras que la compra de Twitter (rebautizada X) en 2022 por 44 mil millones de dólares le otorgó un megáfono global y acceso a un «banco de datos humano» para entrenar sus modelos de inteligencia artificial. Esta red le permitió lanzar xAI en 2023, rivalizando con OpenAI, que él mismo cofundó y luego abandonó por diferencias éticas.

Su gusto por el riesgo fue legendario: apostó fortunas en proyectos considerados «locura» (como colonizar Marte o chips cerebrales de Neuralink) y asumió deudas personales millonarias respaldadas por sus acciones. Esta audacia casi lo lleva a la quiebra en 2018, pero su recuperación en 2023 —con una ganancia neta de $95,400 millones— demostró su resiliencia.

Como innovador transhumanista, impulsó la fusión humano-máquina: Neuralink buscó conectar cerebros a computadoras para «defender la conciencia humana» ante la IA, mientras sus robots Optimus y el supercomputador Dojo exploraron la inteligencia artificial física. Su personalidad, marcada por el síndrome de Asperger y una infancia de acoso, lo llevó a trabajar 100 horas semanales, exigir lo imposible a sus equipos y defender con vehemencia que «la conciencia humana es una chispa sagrada».

Aunque humanizó la tecnología, su estilo confrontativo —desde tuits polémicos hasta disputas con Trump que amenazaron contratos gubernamentales en 2025— reveló la paradoja de un “genio” capaz de salvar especies y sabotearse.

2024-2025: La identidad verde se oscurece con sombras partidistas. Elon Musk, el multimillonario director ejecutivo de Tesla y SpaceX, quien, en su momento, fue un crítico abierto de Donald Trump durante su campaña electoral en Estados Unidos en 2016, abandonó sus raíces en el Partido Demócrata para adoptar las políticas de Trump durante el segundo mandato del republicano.

Frustrado por las regulaciones de la era Obama que sofocaban sus emprendimientos, Musk abrazó la agenda de Trump de recortes de impuestos y desregulación.

Su vínculo creció desde el respeto mutuo hasta convertirse en una sólida alianza política, que llevó a Musk el año pasado a respaldar la campaña de reelección de Trump con casi 300 millones de dólares, y apoyando al partido ultraderechista alemán AfD.

Cuando Donald Trump regresó a la Casa Blanca, en enero de 2025, el hombre más rico del mundo asumió un papel asesor en la administración, liderando el controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE).

Encargado de recortar drásticamente el gasto público, el papel de Musk generó controversia, la que impactó en el precio de las acciones de Tesla y las ventas de automóviles. Tras meses de presión por parte de los inversores, Musk acordó el mes pasado reducir su trabajo en el gobierno de Trump. (dw.com)

LA TORMENTA PERFECTA: DOGE, TRUMP Y EL SUICIDIO REPUTACIONAL

Musk justificó su rol en el DOGE como «servicio público», pero los hechos revelan contradicciones:

Descrédito operativo: Prometió ahorrar $2 billones al gobierno; solo logró $175 mil millones, tachados de «sobreestimados» por auditorías.

Desconexión corporativa: Mientras Tesla caía, Musk dedicaba 4 días/semana al DOGE. Fondos de pensiones exigieron «40 horas semanales en Tesla o su renuncia».

En junio de 2025, la alianza se rompe: El jueves (5/6/2025), luciendo una camiseta con el logo de «The Dogefather», Musk recibió una despedida inicialmente cordial del presidente en la Oficina Oval.

Pero Trump no pudo contener su frustración por las críticas anteriores de Musk al amplio proyecto de ley de impuestos y gastos de su administración, que el fundador de Tesla calificó de fiscalmente imprudente y una «abominación repugnante».

Después de que Musk acusó al presidente estadounidense de presuntos vínculos con el delincuente sexual infantil Jeffrey Epstein, la conferencia de prensa terminó con Trump amenazando con revocar los contratos gubernamentales de Musk, lo que podría costarle a su imperio comercial miles de millones de dólares.

En las siguientes horas, la disputa se extendió a las redes sociales, donde ambos repitieron sus comentarios de la Casa Blanca, lo que llevó al propietario de SpaceX a anunciar el desmantelamiento inmediato de su nave espacial Dragon, antes de parecer dar marcha atrás.

Resultado: Tesla cae 14% en bolsa; Musk pierde $34,000 millones en horas.

ANÁLISIS DE EXPERTOS, ¿SE PUEDE REPARAR EL DAÑO?

a) Diagnóstico desde las 6 Claves del Marketing Reputacional

Cultura: Tesla traicionó su propósito ambiental.

Comunidad: Los fans lideran ahora el movimiento #TeslaTakedown.

Escucha activa: Musk ignoró el descontento de clientes e inversionistas.

Stakeholders: La marca perdió neutralidad ideológica.

Liderazgo: Musk es visto como «impredecible y polarizante».

Contexto: En una era de crisis, las marcas deben ser «anclas de estabilidad».

b) La receta de Joan Costa para la reconstrucción

Costa enfatiza que «la identidad no es estática; requiere adaptación constante». Para Tesla, esto implicaría:

Desacoplar marca y CEO: Nombrar un vocero neutral para recuperar credibilidad.

Reactivar el propósito verde: Inversiones visibles en sostenibilidad.

Transparencia radical: Auditar impactos sociales/ambientales con terceros.

«Una identidad corporativa fracturada solo se recompone con coherencia entre lo que dices, haces y eres» — Joan Costa.

CUANDO UN LÍDER DEVORA A LA MARCA

El derrumbe de Tesla deja tres enseñanzas para la comunicación estratégica:

El peligro del «mesianismo CEO»: Ningún líder es más grande que la organización. Como señala el informe RepTrak 2025«el 68% del valor reputacional de una empresa reside en sus acciones colectivas, no en su figura visible».

Política y marca: mezcla inflamable: La consultora Edelman advierte: «Tomar partido en guerras culturales sin un propósito auténtico aliena al 47% de los consumidores».

La resiliencia está en la esencia: Marcas como Nike o Starbucks sobrevivieron crisis reconectando con su identidad fundacional, no con giros reactivos.

¿ZOMBI CORPORATIVO O RENACIMIENTO?

Tesla encarna hoy la paradoja de un gigante tecnológico convertido en «cadáver reputacional»: innova, pero sin alma; vende, pero sin lealtad. Su rescate exige más que un nuevo modelo de baterías: requiere que Musk «deje de ser el protagonista para ser el arquitecto de un relato colectivo». Mientras, el caso sirve como recordatorio de que en la era de la transparencia radical, la identidad corporativa no es lo que construyes en un tablero, sino lo que otros guardan en su memoria emocional.

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MUNDO

Del amor al odio… Musk vs Trump, la novela del año

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Es seguro que usted sabe que Trump dejó de trabajar para el Gobierno de EUA hace unos días. Y también es seguro que sabe que el jueves pasado Musk escribió casi 60 mensajes en “X” contra Trump antes de que Trump respondiera.

Después de varios días de criticar el proyecto de presupuesto aprobado por el Congreso de Estados Unidos a semana antepasada, Musk parece haber caído en una trampa de los políticos y de los medios que desde el año pasado lo querían alejado de Trump. Por su lado, Trump emitió por la tarde del jueves un par de mensajes en contra de Musk.

Solo un amigo de ambos pidió públicamente a los dos relajarse y tratar de seguir trabajando por el bien de su país. A lo que Musk respondió estar de acuerdo y Trump respondió ya no estar pensando en Musk y desearle lo mejor.

Musk trabajó 4 meses para Trump como empleado especial, lo que da un límite de esos 120 días, al final de los cuales, y casi por coincidencia, se estaba aprobando el presupuesto de Estados Unidos. En dicho proyecto se cortaban subsidios a los vehículos eléctricos, mientras que se mantenían los subsidios a autos de combustión y se mantenían gastos que él y su equipo propusieron cortar pro ser gasto injustificado.

El pleito no había llegado a la Casa Blanca; de hecho, Elon llevaba semanas criticando al Congreso por ese presupuesto que aún no pasa el Senado. Por su parte, Trump había dicho que el proyecto traía cosas que no le gustaban, pero varias que eran muy buenas, como el bajar los impuestos a personas y empresas, así como eliminar impuestos a la pensión y a las propinas.

La constante crítica de medios, de la izquierda y de algunos conservadores sobre dicho proyecto le dio a Elon la idea de poder influir para que el proyecto se cambiase y, al no encontrar eco en Trump, decidió irse con todo en contra de su antiguo aliado y supuesto amigo.

Por su lado, los medios y, claro, muchos partidarios del Partido Demócrata, quienes realmente odiaban dicha alianza, han gozado dando horas de cobertura y echando leña al fuego. Al grado de que muchos de izquierda piden perdonar a Musk y tratar de sumarlo a sus filas para que done algunos millones a las campañas en distritos y estados competidos, en especial con rumbo a las elecciones intermedias del Congreso de EUA en 2026.

La verdad es que Musk y Trump nunca se han caracterizado por ser prudentes. Elon ha iniciado a borrar muchos de sus mensajes contra Trump a menos de 24 horas, interesante. Por su parte, Trump ha insultado a decenas de políticos y después los invita hasta a su gabinete, por lo que no creo que guarde rencores. De todos modos, Musk es un caso distinto porque no es político.

Veremos si todo regresa o si los insultos de Musk y las amenazas de Trump causaron daños irreparables. Lo curioso es que la semana pasada Trump dio las llaves de la Casa Blanca a Musk en una ceremonia de festejos y sonrisas. ¿Será que Musk regrese la llave? ¿O que la Casa Blanca deba cambiar las cerraduras?

Durante los últimos 8 meses, Musk era como un hijo adoptivo de Trump. Fue satanizado y atacado como pocos por los medios y por los políticos de izquierda llegando al grado de amenazarlo físicamente y de agredir a sus negocios, llamándolo nazi. Algunos creen que este pleito fue una estrategia por si Musk gana sin cuestionamientos el concurso para el domo satelital militar que EEUU construirá en los años venideros.

Otros creen que Musk se sintió traicionado por los republicanos a quienes ayudó y quienes ahora le quitarían los subsidios dándolos a los competidores de autos de gasolina. Sea como sea, Musk es el hombre más rico del mundo y aun así su empresa perdió 14% en menos de 12 horas a partir del pleito. Por otro lado, los estadounidenses no tienen otro grupo de empresas con la capacidad de Space X, Twitter o Neuralink, líderes indiscutibles en su sector.

La política es un negocio sucio. Musk perdió perspectiva de que es más importante bajar los impuestos que bajar el gasto o apoyar la venta de autos eléctricos. Musk influyó en muchas decisiones de Trump y seguro podrá seguir haciéndolo de una u otra forma, pero por lo pronto parece que su hermandad con Trump se rompió.

Trump debe obtener la victoria de un presupuesto que apoye el desarrollo y baje los impuestos; de lo contrario, no solo perderá la Cámara de Representantes en 1 año y 3 meses, sino que podría terminar en prisión o exiliado junto con Musk porque los opositores no les perdonarán a los dos haber descubierto los miles de millones de dólares en gastos cuestionables como los pagos de operaciones para el cambio de sexo a menores en EUA y en otros países.

La inflación en EUA ha bajado y el poder adquisitivo va al alza, los empleos no gubernamentales crecen por encima de las expectativas, pero de nada servirá si la gente no lo siente en sus bolsillos. Por primera vez en mi vida he escuchado a empresarios de Asia, de EUA y hasta de México plantearse la posibilidad de fabricar de nuevo en EUA. No solo por las amenazas sino por los incentivos fiscales que traerá el proyecto de presupuesto del 2026.

Ya veremos, pero como en México y en el mundo las elecciones son ganadas por votos y los votos son más fáciles si la gente está convencida. Si Trump no logra dar confianza a la gente, podrá acabar en la ruina y Musk con él.

Pero en EUA los medios están de fiesta y algunos demócratas piden a Trump correr a todos los empleados que Musk haya propuesto y cancelar todos sus contratos. Es decir, que sugieren una cacería de brujas que alimentará el fuego. Por su parte, Trump ha tomado decenas de llamadas de medios para decir que no quiere hablar de Musk y que está pensando vender el Tesla que compró hace 2 meses.

Pero lo interesante es que todos decían que Musk era el presidente y ahora todos dicen que es terrible ver el pleito. La verdad es que ver la diferencia de opiniones en público de dos personas tan poderosas es inédito y sano para la democracia, el poder económico y político. En especial porque casi siempre estas cosas son ocultas.

Musk durante seis meses del 2025, apostó su empresa y prestigio y ahora perdió 34 mil millones de dólares en un día en valor accionario, todo por su pleito con Trump, quien le había dado una casa junto a la suya en Mar a Lago, Florida, y lo había tratado como a un hijo. Ambos se sienten traicionados y menospreciados.

Digamos que es un tema de las opiniones, los sentimientos y claro, los egos del hombre más poderoso del mundo y del hombre más rico de la historia. Ambos tienen algo de razón y ambos algo de culpa.

Por lo pronto, la novela del momento es el pleito que no expuso corrupción ni sobornos, sino una pelea de las muchas que se dan en el poder y el dinero en privado, pero que ahora es tipo un “reality show” al estilo Trump, pero ahora organizado por Musk, su atento fiel aprendiz.

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Musk, el gran perdedor en su choque con Trump

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Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //

El enfrentamiento entre Elon Musk y Donald Trump, dos titanes que pasaron de aliados a fieros adversarios, revela una lucha de poder con profundas implicaciones. Musk emerge como el principal perdedor, con daños a su reputación, empresas y capital político, mientras Trump consolida su autoridad y avanza su agenda.

Este choque, más allá de una disputa personal, refleja tensiones entre nacionalismo y globalismo, errores estratégicos de Musk y desafíos para países como México en un contexto de políticas proteccionistas.

Musk cometió un error al integrarse al gobierno de Trump, asumiendo que su riqueza, influencia mediática y popularidad en redes le otorgarían un rol protagónico en Washington. Subestimó la dinámica política estadounidense, donde el poder reside en cargos electos, no en asesores externos. Su visión globalista y tecnocrática chocó con el nacionalismo de Trump, especialmente en temas como aranceles y gasto público, generando fricciones con figuras clave de la administración, como Peter Navarro y Howard Lutnick.

La incursión política de Musk tuvo un costo elevado para sus empresas, particularmente Tesla. Las acciones de la compañía se desplomaron, con pérdidas estimadas en 9,000 millones de dólares en valor de mercado, tras la controversia con Trump. Esta caída, junto con las críticas a su gestión, refleja una pérdida de confianza de los inversores, quienes percibieron que Musk priorizó ambiciones políticas sobre la innovación tecnológica. La estabilidad de Tesla y su futuro están ahora en entredicho, evidenciando el impacto desastroso de esta aventura.

El choque entre Musk y Trump también fue una batalla de egos. Musk, acostumbrado a liderar, no estaba preparado para un rol subordinado en una administración que exige lealtad absoluta a Trump. La ruptura era previsible: dos personalidades dominantes compitiendo por controlar la narrativa política en un momento de reacomodo del orden global. Musk buscó influir en políticas que beneficiarían a Tesla y SpaceX, como desregulación y contratos federales, pero subestimó el costo reputacional y financiero de alinearse con Trump.

En un contexto geopolítico, la agenda proteccionista de Trump, que prioriza la economía estadounidense frente a competidores como China, chocó con la visión globalista de Musk, defensor del libre comercio.

Este desacuerdo refleja tensiones más amplias entre nacionalismo económico y globalización, con implicaciones para México. Los aranceles propuestos por Trump podrían imponer nuevas barreras comerciales, afectando la economía mexicana, que depende de su relación con Estados Unidos. México debe prepararse para negociar con una administración fortalecida tras neutralizar a Musk.

Musk podría argumentar que su incursión política buscaba beneficiar a sus empresas a largo plazo, consolidando su imagen entre los círculos conservadores que apoyan su discurso de libre mercado. Sin embargo, los resultados inmediatos muestran un fracaso: no logró influir en las políticas clave y sacrificó la estabilidad de sus compañías. Su falta de experiencia en el ámbito público lo hizo vulnerable a los juegos de poder de Washington, una lección que otros empresarios han aprendido a un costo similar.

Para recuperar su posición, Musk debe enfocarse en restaurar la confianza en Tesla y sus otras empresas, evitando futuras incursiones políticas mal calculadas. Su reputación como innovador está en riesgo, y la percepción de oportunismo político podría alejar a inversores y consumidores. Mientras tanto, Trump sale fortalecido, manteniendo el control de su administración y demostrando que, en la política estadounidense, el poder electoral supera a la influencia mediática o económica.

El caso de Musk es un recordatorio de que el poder económico no siempre se traduce en poder político. Su intento de influir en Washington, sin comprender las dinámicas de poder, resultó en un revés significativo.

México y América Latina, por su parte, enfrentan el desafío de adaptarse a un entorno de políticas proteccionistas, donde la fortaleza de Trump podría complicar las relaciones comerciales. La lección es clara: en los juegos del poder, la estrategia y la preparación son tan cruciales como la ambición.

P.D. Tras su ruptura el 5 de junio de 2025, Musk acusó a Trump en X de aparecer en los archivos de Epstein, sin pruebas. Trump lo llamó “loco” en Truth Social, amenazando con cancelar contratos del gobierno estadounidense con Musk. Tesla perdió 150 mil millones de dólares. Musk reclamó la victoria electoral de Trump en 2024; Trump lo acusó de ingratitud, marcando un quiebre definitivo.

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