Beisbol
Los contagios entre peloteros, nuevo obstáculo: Se mantiene el suspenso en Grandes Ligas

Vuelacercas, por Salvador Cosío Gaona //
Luego de haber rechazado la propuesta que hizo el pasado miércoles 17 de junio el comisionado de Major League Baseball (MLB) Rob Manfred, en lo que se interpretó como lo que sería quizá la última llamada de la Liga a la Major League Baseball Players Asociation (MLBPA), para llegar a un acuerdo a fin de desahogar la temporada 2020 de la Gran Carpa, este domingo se esperaba una respuesta definitiva por parte de los peloteros, quienes de acuerdo a múltiples versiones votarían a favor o en contra el regreso del béisbol de Grandes Ligas, aunque todavía condicionado por el factor salud, toda vez que a los múltiples problemas que se han venido acumulando en los últimos meses, ahora además, hay que sumar una ola de contagios entre jugadores en algunos de los campos de entrenamiento de primavera, que llevó a la Liga a decretar la suspensión.
Pero de acuerdo con diversos reportes, la votación sobre la propuesta hecha por MLB que se haría este domingo 21 de junio, los jugadores decidieron detenerla para disponer de más tiempo y reunir más información sobre los protocolos de salud y seguridad, un borrador que ya pasó de 67 a 72 páginas.
Habrá que recordar que el representante de los peloteros ligamayoristas, Tony Clark, se había entrevistado con Manfred para reanudar la negociación y escuchar la enésima oferta de los propietarios, en un marco más cordial en relación a la última conversación que culminó con un rompimiento en las negociaciones llegando incluso los peloteros a asumir una actitud desafiante dejando a la Liga la tarea de fijar dónde, cómo y cuándo jugarían.
Este último encuentro celebrado el miércoles 17 del presente, fue propiciado por el propio Rob Manfred quién a través de un comunicado confirmó la reunió e incluso ventiló fue él quien solicitó la entrevista:
“Dejamos dicha reunión con los parámetros desarrollados en conjunto y con los que estuvimos de acuerdo en que podían formar la base de un acuerdo y retejen sujetos a conversaciones con nuestros respectivos constituyentes. Resumí esos parámetros en la reunión y envié a Tony un sumario por escrito hoy. Consistente con nuestras conversaciones ayer, estoy instando a los clubes a seguir adelante y confío en que Tony está haciendo lo mismo”, se lee en el boletín que circuló la MLB.
La propuesta de los dueños contemplaba un calendario de 60 cotejos de temporada regular, iniciando el 19 de julio, con los sueldos prorrateados al 100 por ciento como los jugadores lo habían condicionado. Y también dejaba a salvo un punto que los propietarios no estaban dispuestos a aceptar, como era el hecho de que los peloteros podrían demandar en tribunales a los dueños si algún jugador resultaba infectado de Covid-19. Además, se acordaba que en 2020 y 2021 habría Playoffs expandidos, con 16 equipos avanzando a la postemporada en lugar de 10.
Pero la Asociación de Jugadores de Béisbol de las Grandes Ligas informó el viernes de que la liga no tomaría en consideración la propuesta que le presentaron de un calendario reducido de 70 partidos, dejando a los peloteros sólo dos opciones.
Una de ellas aceptar la oferta de 60 partidos de las mayores con una postemporada ampliada, junto con la promesa de no presentar una demanda legal.
La segunda, rechazar la propuesta y obligar al comisionado de las Grandes Ligas, Rob Manfred, a implantar su cronograma, potencialmente sin equipos de postemporada adicionales, pero aún con su derecho de denunciar los términos del acuerdo de finales de marzo entre las dos partes.
Por otro lado, y como si no fueran suficientes todos los obstáculos que ha estado teniendo que zanjar la temporada 2020 de Grandes Ligas para llegar a cantar el PlayBall, ahora habrá que añadir a la lista de complicaciones los contagios por Coronavirus que se han reportado en los campos de entrenamiento de algunos escuadrones, motivo por el cual la Major League Baseball (LMB) ha tenido que ordenar el cierre temporal de todas las sedes.
CONTAGIOS DE COVID EN CAMPAMENTOS
Independientemente de la negociación que llevan a cabo dueños y peloteros, los brotes de contagios en los entrenamientos de primavera representan un nuevo obstáculo en el camino para arrancar la temporada 2020.
Los próximos días las instalaciones de entrenamiento de las franquicias, ubicadas en los estados de Florida y Arizona, serán sometidas a una limpieza profunda y los jugadores tendrán que realizarse test de coronavirus antes de volver a utilizarlas, reportó la cadena ESPN.
Antes de que se tomara esta decisión, al menos cuatro equipos -los Phillies, los Azulejos de Toronto, los Gigantes de San Francisco y los Rangers de Texas- ya habían decidido cerrar sus instalaciones al recibir resultados de test positivos o tener sospechas de contagios.
Los Phillies anunciaron que cinco jugadores y tres miembros de su personal dieron positivo en pruebas de COVID-19 en su campo de entrenamiento de Clearwater (Florida).
El equipo dijo que el primer caso se detectó el 16 de junio y que están a la espera de los resultados de test aplicados a 20 jugadores y a 12 miembros de su personal.
Por su parte, los Azulejos de Toronto también cerraron sus instalaciones de entrenamiento en Dunedin, a menos de 10 kilómetros de Clearwater, después de que un jugador mostrara síntomas de coronavirus, lo que llevó a someter a todo el personal a exámenes.
Según ESPN, el jugador que dio positivo había pasado recientemente tiempo con miembros de los Phillies.
Florida ha registrado esta semana un enorme incremento de casos de coronavirus, llegando a un récord de 3.822 diarios reportados el viernes.
En este estado la MLS y la NBA quieren retomar sus actividades el próximo mes, con sus equipos concentrados y jugando a puerta cerrada en el complejo deportivo del parque de atracciones de Disney World (Orlando).
Mientras tanto en Arizona, los Gigantes de San Francisco echaron el cierre en Scottdsale después de que una persona que había estado en el lugar y un familiar exhibieran síntomas el jueves. Y los Rangers también decidieron cerrar en Surprise, según dijeron, por un “exceso de precaución” ante el incremento de contagios en el estado, sin que hayan reportado contagios en sus miembros.
Los Texans dijeron que la mayoría de los jugadores que están usando sus instalaciones son de origen latinoamericano y que no pudieron regresar a sus países por la pandemia.
Los Astros de Houston también informaron el viernes que un jugador dio positivo en un test varios días atrás, mostrando solo síntomas leves.
Los equipos de béisbol de la ciudad de Nueva York en la MLB, Yankees y Mets, regresarán a casa para colocar sus instalaciones luego que en Florida el coronavirus les arruinó su plan.
Cabe recordar que la temporada de las Grandes Ligas debió haber comenzado el 26 de marzo pero fue suspendida a causa de la expansión de la pandemia por Coronavirus que ha dejado más de dos millones de contagios en el vecino país del norte.
La suspensión del juego de pelota ha dejado incalculables pérdidas económicas a las que todavía se habrán de sumar las afectaciones por lo que seguramente será la ausencia de aficionados en los estadios por lo menos al inicio de los juegos aunque se espera que vaya paulatinamente incrementando el aforo.
Los jugadores ahora pueden aceptar la última oferta de Manfred o, en caso de rechazarla, el comisionado podría implementar su propio calendario unilateralmente, arriesgándose a una demanda por parte de la MLBPA. Ya veremos en qué culmina esta historia de claroscuros que se mantiene en suspenso.
E-mail: opinión.salcosga@hotmail.com
Twitter: @salvadorcosio1
Beisbol
La guerra de los pelotazos

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
La “guerra de los pelotazos” entre Dodgers y Padres revela la urgencia de reformar las reglas de la MLB para proteger a los jugadores y preservar el espectáculo del béisbol.
El reciente enfrentamiento entre estos equipos, más allá de un simple juego, nos obliga a reflexionar: por el bien del deporte rey, esto debe parar. Los pelotazos intencionales, aunque arraigados en rivalidades históricas, son anacrónicos y peligrosos en la era moderna, con atletas multimillonarios y audiencias globales. Es hora de un béisbol más seguro, ético y responsable.
Una tradición peligrosa
Los pelotazos intencionales forman parte de la tradición del béisbol, desde rivalidades clásicas como Yankees-Medias Rojas o Dodgers-Gigantes. Sin embargo, en 2025, estas prácticas son un riesgo innecesario. Una pelota a 100 millas por hora puede causar fracturas o lesiones graves, poniendo en peligro carreras y vidas.
La MLB ha tomado medidas estrictas contra la violencia doméstica, lo cual es laudable, pero tolerar la violencia en el campo, ante miles de aficionados —incluyendo familias con niños— y millones de espectadores por TV o streaming, tiene un impacto social profundo.
Las redes sociales reflejan la polarización entre los aficionados. Algunos defienden los pelotazos como parte del “ojo por ojo” del béisbol, guiados por sus lealtades. Otros, como Federico Pérez, los condenan: “No se trata de golpear con una pelota dura que pone en riesgo fracturas. El béisbol es un deporte, no una guerra de pandillas. Deben multar equipos y suspender jugadores para evitar intimidar a bateadores golpeándolos”.
Mario Alberto Rosa Fierro añadió: “Un lanzamiento a la cara a 100 millas puede ser fatal. Que Roberts y Shildt se pongan guantes, no pelotas”. Hobannys Cabeza propuso suspender a ambos equipos por tres juegos, con derrotas contabilizadas, para dar ejemplo a los prospectos juveniles. Cándido Castro señaló: “Los Dodgers, con su inversión en Ohtani y Freeman, deben jugar limpio; sin ellos, el equipo flaquea”.
Sanciones débiles de la MLB
Las sanciones actuales de la MLB son insuficientes. La suspensión de tres juegos a Roberto Suárez y de un juego a los managers Dave Roberts y Mike Shildt no disuade futuros incidentes. Los infractores saben que estas penas no afectan significativamente al equipo. En contraste, la NBA aborda la violencia con seriedad.
En la temporada 2023-24, impuso multas de hasta un millón de dólares y suspensiones como la de Ja Morant, de ocho juegos, por llevar un arma a un partido. Jugadores como Stephen Jackson y Gilbert Arenas enfrentaron castigos de casi 50 juegos por conductas violentas. La NBA reserva el derecho de imponer sanciones adicionales si la conducta lo justifica.
La MLB debe adoptar medidas más estrictas: suspensiones de cinco juegos para lanzadores, dos para managers, revisiones tecnológicas de lanzamientos sospechosos y campañas educativas para erradicar los pelotazos. Estas acciones no solo protegerían a los jugadores, sino que reforzarían la imagen del béisbol como un deporte de habilidad, no de agresión.
Un cambio cultural necesario
El Comisionado de la MLB, que ha impulsado cambios disruptivos como reducir los tiempos de juego, debe ahora enfrentar la violencia en el campo. Shohei Ohtani, tras recibir un pelotazo, dio un ejemplo de deportividad: en lugar de escalar el conflicto, se acercó al dugout de los Padres para calmar tensiones, mostrando respeto y caballerosidad. Este gesto, desde un jugador japonés que trasciende fronteras, debería ser un modelo para la liga.
Los managers, como Shildt y Roberts, tienen una responsabilidad ética. En lugar de avivar rivalidades, deben calmar a sus jugadores y promover el respeto mutuo. Un cambio cultural en el béisbol es esencial, destacando a figuras como Ohtani, cuya conducta contrasta con la agresividad de algunos. La MLB debe fomentar una narrativa de competencia limpia, donde el talento, no la intimidación, defina el juego.
El desafío por venir
La próxima serie entre Dodgers y Padres, del 15 al 17 de agosto de 2025, será una prueba crucial. ¿Lograrán las sanciones actuales y el liderazgo de la MLB apaciguar esta rivalidad, o seguirá la “guerra de los pelotazos” opacando el espectáculo? El béisbol merece ser un deporte donde la estrategia y la destreza brillen, no la violencia.
La reflexión es clara: el deporte rey no puede seguir atrapado en tradiciones que comprometen su integridad. Es momento de que la MLB actúe con firmeza, inspire un cambio cultural y garantice que el béisbol sea un ejemplo de respeto para las nuevas generaciones. Como dijo Manuel Álvarez, admirando a Ohtani: “El mejor béisbol del mundo requiere disciplina”. Que así sea.
Beisbol
Charros en ascenso: Pitcheo y racha ganadora

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
A mitad de la temporada 2025 de la Liga Mexicana de Béisbol (LMB), con 47 de los 90 juegos del rol regular disputados hasta el sábado 14 de junio, los Charros de Jalisco han encendido las alarmas con una racha ganadora que los reposiciona en la Zona Norte.
Tras vencer en siete de sus últimos ocho encuentros, incluyendo seis triunfos consecutivos, el equipo jalisciense muestra señales de recuperación tras un bache que amenazó con descarrilar su campaña. ¿Qué impulsa este resurgimiento y qué perspectivas tienen los Caporales en la pelea por los playoffs? Para responder, consulté a dos figuras clave: Luis Alberto González, director general, y Juan Carlos González Iñigo, asesor del equipo.
El pitcheo, que representa al menos el 70% del éxito en el béisbol, ha sido el talón de Aquiles no solo de los Charros, sino de varios equipos de la LMB. La salida del abridor estelar Bryce Conley, fichado por los Nacionales de Washington tras un arranque dominante, dejó un hueco en la rotación. “Su partida nos obligó a improvisar, aunque lo anticipábamos”, reconoce Luis Alberto González.
Los abridores iniciales, tanto mexicanos como extranjeros, no rindieron como se esperaba, forzando ajustes en el bullpen. En las últimas tres semanas, Charros reforzó su cuerpo de relevistas con incorporaciones como Henry Mejía, José Fernández y Alex Bustamante, despidiendo a pitchers como Vidal Nuño, Jonathan Aro y Esteban Haro. “Ahora tenemos un bullen más confiable, clave en una liga donde un juego puede requerir hasta diez relevistas”, subraya González.
Juan Carlos González Iñigo, por su parte, destaca el potente bateo del equipo, pero coincide en que el pitcheo es la preocupación central. “La pelota está más viva y volátil esta temporada, y la altitud de estadios como el Panamericano en Guadalajara, Aguascalientes o Querétaro amplifica los batazos”, explica.
La rotación sufrió tras la salida de Conley, y pitchers como el cubano Elian Leyva y Jeremy Rhoades fueron dados de baja por bajo rendimiento, sustituidos por Pavel Hernández y Dovydas Neverauskas. Sin embargo, los mexicanos Eduardo Vera, Luis Payán y el puertorriqueño Dereck Rodríguez han mostrado mayor adaptación a las condiciones del Panamericano. “Los pitchers mexicanos se adecúan mejor por su experiencia en estas alturas”, afirma González Iñigo, citando al ex ganador del Cy Young norteamericano Trevor Bauer como ejemplo de versatilidad e inteligencia, una cualidad escasa pero vital.
La esperanza también recae en el regreso de Luis Iván Rodríguez, esperado tras el Juego de Estrellas en julio, para fortalecer la rotación junto a Vera y Payán. “Con un cuerpo de diez relevistas sólidos y abridores consistentes, somos más competitivos”, asegura Luis Alberto González. Esta reestructuración llega en un momento crucial, pues la LMB es una liga impredecible donde las rachas no garantizan el éxito en playoffs.
Hace apenas unas semanas, los Charros parecían hundirse luego de tres series perdedoras, pero su reciente racha los coloca a 4.5 juegos del líder en la Zona Norte, donde Tecolotes, Algodoneros, Sultanes, Toros y Acereros libran una cerrada batalla por la supremacía, con solo 3.5 juegos de diferencia entre el primero y el cuarto.
La clave para los Charros será mantener la consistencia en el montículo y capitalizar su bateo explosivo, que ha sido un pilar en esta campaña. Los ajustes a mitad de temporada, aunque arriesgados, parecen rendir frutos, posicionando al equipo no solo para asegurar un boleto a los playoffs, sino para competir de tú a tú con potencias como Sultanes, Toros o Acereros, que combinan experiencia y profundidad en sus rosters.
Si el bullpen sigue consolidándose y los abridores mexicanos mantienen su nivel, los Caporales podrían escalar hasta la cima de la Zona Norte antes del cierre del rol regular. Por ahora, la racha ganadora en el Panamericano, frente a rivales como Leones de Yucatán, es una señal alentadora de que los Charros están encontrando su ritmo justo a tiempo.
Beisbol
La hazaña para la historia de Ronnie Camacho: 27 jonrones hace 62 años en la Liga del Pacífico

Por Gabriel Ibarra Bourjac //
El sol se alzaba implacable sobre Empalme, Sonora, aquel febrero de 1963, tiñendo de dorado las calles polvorientas que conducían al estadio de los Rieleros. Ronaldo “Ronnie” Camacho, el “roperón de Empalme”, caminaba hacia el diamante con el peso de su pueblo sobre los hombros.
En su mirada se mezclaban la determinación y el nerviosismo: sabía que la penúltima serie del rol regular en la Liga Mexicana del Pacífico sería su prueba de fuego.
Los Naranjeros de Hermosillo, líderes de la liga, llegaban a retarlo, y con ellos, dos titanes del bateo, Héctor Espino, el “Supermán de Chihuahua”, y Saúl Villegas. Ronnie cargaba 24 jonrones; Espino y Villegas, empatados con 23, acechaban su corona. El aire vibraba con la expectativa de 15 mil fanáticos que abarrotaban las gradas, ansiosos por presenciar una batalla que pasaría a la historia.
Desde el primer juego, el estadio se convirtió en un caldero de emociones. Ronnie, con su bat al hombro, sentía cada mirada mientras se paraba en la caja de bateo. El pitcher de los Naranjeros lanzó una recta alta, y el sonido del impacto resonó como un trueno: jonrón 25. La multitud estalló en un rugido que hizo temblar las gradas de madera.
Al día siguiente, en el segundo juego, otro cuadrangular surcó el cielo, el 26, y la afición ya soñaba con la gloria. Pero fue en el cuarto y último juego de la serie cuando Ronnie selló su leyenda. Con un swing poderoso, la bola voló más allá de las bardas, marcando su jonrón 27. El récord estaba hecho, y Empalme se rindió a sus pies. Ese récord, implantado hace 61 años, sigue intacto, solo igualado por Bob Darwin en 1971-1972 con Hermosillo.
El sonido que nunca se olvida
Días atrás, sentado frente a mí en una tarde cálida de junio de 2025, le pregunté a Ronnie cuál de esos jonrones había gozado más. Sus ojos, cargados de nostalgia, se iluminaron mientras respondía: “Nada es más hermoso que escuchar el sonido del impacto del bat con la bola y verla viajar arriba de las bardas”. Su voz temblaba al recordar aquel invierno del 63, cuando en su tierra natal, con los Rieleros, superó a Espino y Villegas para conquistar la corona de jonrones. “Fue una emoción inmensa”, añadió, “sentir que no le fallé a mi gente”.
Ronnie, junto a Espino, fue uno de los bateadores más temidos de México, un bombardero que acumuló 457 jonrones en su carrera: 317 en la Liga Mexicana de Béisbol (LMB) y 140 en la del Pacífico, un poder que aún resuena en la memoria colectiva.
Una vida dedicada al diamante
Ronnie Camacho nació el 26 de octubre de 1935 en Empalme, un pueblo ferroviario de Sonora donde el béisbol era más que un deporte: era un rito. A los 17 años, en 1953, debutó con Fresno en la Liga de California, sucursal de los Cardenales de San Luis, siendo el más joven del equipo. En 1958, ya con los Rieleros, ganó la triple corona de bateo en la Liga Invernal de Sonora, preludio de lo que sería su gloriosa carrera.
Durante más de 20 años y 2,200 juegos, Ronnie brilló en México y Estados Unidos, jugando para equipos como Águilas de Mexicali, Tecolotes de Nuevo Laredo y Pericos de Puebla, hasta su retiro en 1975 con Aguascalientes. En 1983, su nombre ingresó al Salón de la Fama del Béisbol Profesional de México, un reconocimiento a su legado inmortal.
Un homenaje que une pasiones
El eco de sus hazañas llegó hasta Guadalajara, donde tuve el privilegio de rendirle homenaje en el Palacio Municipal, durante el último año de la administración de Enrique Alfaro, con Enrique Ibarra como alcalde interino.
Como relató Diego Morales Heredia en Conciencia Pública, destaqué a Ronnie como un ícono mexicano, un ejemplo de profesionalismo y entrega que inspira a la juventud. “Cuando hay talento, pasión y vocación, se puede lograr”, dije, emocionado, mientras recordaba mis inicios en el periodismo, nacidos de mi amor por el béisbol.
Rodeado de la peña beisbolera más apasionada del occidente, con 150 miembros, celebramos a este sonorense que encarna la grandeza del rey de los deportes. Su récord de 27 jonrones en la Liga del Pacífico, y los 39 en la LMB, lo convierten en el protagonista de las mayores proezas cuadrangulares del béisbol mexicano, un legado que sigue motivando a generaciones.
Un faro para los nuevos peloteros
Ronnie Camacho no es solo un nombre en los libros de récords; es un faro para las nuevas generaciones de peloteros que sueñan con el éxito. Su historia enseña que el talento, forjado con disciplina y amor por el juego, puede romper barreras y conquistar hazañas eternas.
En cada swing de un joven bateador, en cada grito de la afición, resuena el eco de aquellos 27 jonrones de 1963, un recordatorio de que, con pasión y entrega, el diamante siempre recompensa a quienes lo honran. Ronnie, el “roperón de Empalme”, sigue siendo la chispa que inspira a los futuros campeones del béisbol mexicano.
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