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OPINIÓN

Los desafíos de la libertad de expresión: El por qué el periodismo está en crisis; entorno y retos de nuestro periodismo

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Por Pedro Vargas Avalos //

En México actual, se desató el debate sobre si la libertad de expresión está acosada, si el régimen ejerce una especie de censura o si los medios optan más bien por cierta autocensura, a efecto de mejorar su relación con el gobierno.

Al respecto, el foro organizado por la Universidad de Guadalajara y la Fundación Internacional para la Libertad, del peruano-español Mario Vargas Llosa, se pensó podría aportar razonamientos certeros, equilibrados e ilustrativos. Empero, el evento ofreció un desfile de impugnadores del poder público representado por el Presidente de la república. Para no ir muy lejos, en días pasados, el aludido premio Nobel, entrevistado por Carlos Loret, pertinaz discrepante de la Cuatro T, afirmó que AMLO es populista, que se quiere reelegir, llegando a lo cómico por instar a España pida perdón por lo abusos inferidos a los indígenas durante su dominación. El mandatario le dio puntual contestación el 29 pasado: “yo tengo convicciones, tengo principios. Yo voy a estar aquí nada más el tiempo de mandato, y eso si la gente lo decide en la revocación del mandato, que va a llevarse a cabo”. Sin embargo, recordó López Obrador, Vargas Llosa admitió que no había dictadura y que si existía libertad de expresión, lo cual habla bien del escritor.

En anterior artículo, vimos que solo un periodista partícipe del Foro antedicho, hizo contrapeso a los adeptos del opulento hispanófilo Vargas Llosa, a quien secundaron en sus ideas ubicadas en la derecha: el excanciller foxista Jorge Castañeda; la ardorosa comentarista Ivabelle Arroyo, quien cuando AMLO ordenó no aplicar la reforma educativa de Peña Nieto, tan dañina para educación, maestros y alumnos, confesó su antipatía escribiendo: “López Obrador mancha la historia de la izquierda, escupe a la memoria de los que antes de él lucharon por la democracia en el país, ofende a los demócratas que votaron por él, ensucia el historial de los movimientos que construyeron con sangre su llegada a Palacio Nacional y se burla de los mexicanos todos”.

Para ella, eso rebasó la grave corrupción nacional a cargo de todos los partidos políticos, incluyendo los fraudes electorales. (El Informador, 17-IV-19). También participaron Salvador Camarena, de “El Financiero” y Cristopher Domínguez, editor de Letras Libres, la revista de Enrique Krauze, empresario-historiador enfrentado con el primer mandatario. Dicho intelectual exorgánico, fue el moderador de la mesa, misma que como cereza en el pastel, escuchó al retoño de Vargas Llosa, de nombre Álvaro, quien fue lapidario: El balance mundial de la libertad de expresión, es que no son buenos tiempos para ella: quienes la ejercen, están en riesgo, a la defensiva, porque los valores republicanos se erosionaron en América Latina, y el populismo en su peor vertiente, la deteriora.

En esa tesitura, Castañeda aseveró que en el orbe hay un problema real, gestado en el cuatrienio de Trump por su ofensiva a los medios más liberales (NBC, Washington Post, New York times, CNN, etc.) lo cual arrojó un efecto intimidatorio. Y aquí el “Güero” regurgitó su antiobradorismo: eso es lo que hace AMLO todos los días, particularmente los miércoles. Y agregó: el trumpismo cunde en Brasil, con Bolsonaro, pero China, “es el principal ejemplo de la represión, aunque nunca fue baluarte de la libertad de expresión”.

El embate contra el gobierno mexicano, lo elevó Ivabelle Arroyo: México, no es lugar seguro para ejercer el periodismo, por la descomposición del Estado como garante de ese derecho, ante el crimen organizado. Y redobla la carga: impera la muerte, la encarcelación por las ideas, el ostracismo, el miedo a ser señalado, un día si y otro también, por el dedo de AMLO (quien estigmatizó a Krauze, Aguilar Camín, etc.) con “el objetivo de acabar con la pluralidad”. Y sigue arguyendo esta incisiva articulista: El periodismo en México tiene un escenario negro. Especialmente el periodismo político, cuya agenda monolítica es dictada perversa y hábilmente desde el púlpito presidencial.

Salvador Camarena, tapatío de origen, chilango por decisión propia (Manuel Baeza dixit) remató los juicios anteriores: es ejercicio pernicioso que el poder califique a los medios, pues quien los debe evaluar son los lectores. Y muy cáustico, agrega: a pesar de que el presidente dice 88 mentiras diarias, sus mensajes se reproducen antes, “diga lo que diga”, pareciendo que hasta los ataques agradecemos. El mandatario “nos dice mentirosos y nosotros lo aceptamos”, y generaliza afirmando que incontables “son criminales embozados”. Al finalizar, Krauze irradió un complaciente ¡Magnífico!

Cerró esta mesa Cristopher Domínguez, el krausista editor de “Nexos”, preconizando: “el régimen siembra el odio a través de las conferencias del presidente”, pues aunque no hay censura, y se puede decir lo que se quiera, “puede haber consecuencias… hay un deseo de acosar al periodismo” y formula un reto: “¿por qué no ir a las mañaneras para confrontar al presidente? …nos podríamos turnar, si nos unimos”.

El tema “Los desafíos del periodismo”, lo moderó una mujer (¡por fin!) Adela Navarro, premio María Moors Cabot, quien atinadamente insinuó discernir sobre los convenios de publicidad gubernamental (son premio o castigo); el desafío de los medios alternativos de comunicación; si las noticias falsas, son pagadas por la clase política en redes sociales y si el centralismo de la información del gobierno Federal, limita la de los Estados.

Pero sus panelistas no hicieron cabal caso. Solo Jorge Zepeda Paterson, apuntó que vivimos “la peor tragedia en el mundo del periodismo…en 200 años”, que ahora tiene “casi en la lona” a la empresa periodística, confrontando la circulación gratuita de noticias en las redes sociales, con un nuevo lenguaje, donde es viral el dicterio y común la irreverencia, sumándose, señaló Zepeda, la polarización extrema, por el intento de cambio de régimen, que provocó enfrentemos proyectos de nación divergentes. Además, “los tambores de guerra de las mañaneras, prenden fuego en la pradera”, obligándonos a mantener la ecuanimidad cuando se ve uno impugnado. Eso no lo aceptó “Reforma”, diario que quitó a René Delgado y puso un antiobradorista, con lo que se declaró abiertamente antigobierno. Y concluyó: “Si un periodista se convierte en activista político, rehúye la posibilidad de hacer del periodismo un espacio de confluencia, para tratar de entendernos, aunque seamos distintos”. Al respecto, Ricardo Raphael, que postula el principio de “el coraje de decir la verdad”, afirmó que” El periodismo no ha muerto, está en crisis, porque está pasando de la edad media al renacimiento” y la crisis de los medios, está llevando a la crisis del oficio. Por ello, si el medio o el periodista practica el activismo, faltan al periodismo. El ejercicio periodístico está destinado a desmentir donde hay mentira, pero ha de hacerlo con pruebas bien corroboradas.

Tras los dos anteriores expositores, irrumpieron de nuevo los anti régimen: Héctor de Mauleon, sosteniendo que tenemos un presidente que diario nos cuenta lo maravilloso que es él, ante personas que lo apoyan; luego, exhibe una serie de periodistas contra los que siembra la idea de que son mentirosos. Por ello, recalca, “En este momento en México, el periodismo se haya en una de las zonas más vulnerables que haya desde que se abrió la libertad de expresión… estamos en un sexenio violento en su trato hacia la prensa”. Respaldando tal perfil, Raymundo Riva Palacio enarboló la idea de que “la arena pública se ha convertido en un cuadrilátero”, exponiendo: A lo largo de 40 años han existido presiones contra periodismo y periodistas.

Con Fox y Calderón, hubo peticiones directas para despedir. Los anunciantes privados surgidos hace años fueron duros, como cuando retiraron publicidad a “Excélsior”, y por 3 años, la nómina la pagó Echeverría; pero al presente hay cambio cualitativo, con efectos nefastos: el presidente no pide se despida a alguien, pero al elevar los costos del medio con sus mañaneras estigmatizantes, hace que se despidan a los periodistas que sufren cierto linchamiento.

En el Foro, campeó por lo general la idea del copatrocinador y su vástago, de que nadie quiere que el mundo se reparta entre EU y China. ¿porqué? Porque en Europa nació la libertad, la democracia, esa libertad de expresión que hoy día celebramos, que es importante para saber si una sociedad es democrática o no lo es.

Los españoles no llegaron solos, trajeron Grecia, Inglaterra, Alemania, Francia, España, y desde entonces los latinoamericanos somos herederos de esa tradición en que está fundada la democracia y la libertad: Europa occidental es nuestra cultura.

Hoy por hoy, se afirmó en el evento, los que defendemos la democracia, debemos resguardarla con razones; convenzamos a nuestros compatriotas de que, si queremos prosperar, evitemos discordias, pues destruyen la posibilidad de unirnos y trabajar por el bienestar. Hay que privilegiar el diálogo, que destierra la violencia y permite encontrar soluciones.

Por cierto, el panel final, fue de matiz internacional, moderado por Roberto Salinas León, médico argentino de profesión, periodista de oficio. Integró al chileno Cristian Pizarro; a Marcel Granier, empresario venezolano que vivió en México y con la pandemia se fue a EU y al periodista sudamericano Nelson Castro, quien, del tocayo cubano, no tiene más que el apellido. Álvaro Delgado, reconocido reportero jalisciense, sobre estos panelistas expresó: “no conozco a ninguno como periodista”.

En general sobre el Foro, podemos decir con el periodista Alejandro Páez: fue casi de puros chilangos, convocados en Guadalajara. Y en cuanto a la ideología de la inmensa mayoría, devotos del premio nobel patrocinador, con tono ocurrente, Jairo Calixto Albarrán sentenció: “A veces no sé diferenciar entre Vargas Llosa y el ultraderechista Santi Abascal de VOX” (Sin Censura, 25 sept.21).

El epílogo del tan mentado acontecimiento, para los periodistas no sectarios, fue evitar que del Foro se saliera proclamando: “en México no existe libertad de expresión y por lo tanto la democracia está en peligro”, lo cual, el día a día de nuestra prensa, lo desmiente a plenitud.

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CARTÓN POLÍTICO

Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

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Los retos de Mirza Flores como líder de MC: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»

Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco

95 aniversario del natalicio de Porfirio Cortés Silva: Deja legado de política, amistad y generosidad

La disputa del agua entre Jalisco y Guanajuato: Debe ser un reparto justo, no uno político, Arturo Gleason

La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

 

 

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JALISCO

La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III

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– Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac

La autorización del Tribunal de Justicia Administrativa (TJA) para construir 17,000 viviendas en Valle de los Molinos y la presión de desarrolladores para levantar una torre de 15 pisos en Colomos III amenaza la sostenibilidad de Jalisco, evidenciando un sistema donde los intereses privados prevalecen sobre el bien público.

El gobernador Pablo Lemus, el alcalde de Zapopan, Juan José Frangie, al igual que la presidenta municipal de Guadalajara enfrentan una batalla jurídica contra desarrolladoras, mientras la sociedad exige proteger el patrimonio natural.

¿Es irreversible esta situación? ¿Qué revela sobre el desarrollo urbano en Jalisco?

COLOMOS III: UN PULMÓN EN PELIGRO

El Bosque Los Colomos, un Área Natural Protegida vital para el agua en Guadalajara, enfrenta una seria amenaza si el TJA accede a la demanda de la empresa Paseo Pabellón S.A. de C.V. para que construya 140 departamentos en Colomos III. Lemus ha jurado impedir esta obra, calificándola de atentado ecológico.

El TJA suele justificar sus fallos por omisiones de los gobiernos municipales, como no entregar información a tiempo, un ejemplo de lo que el especialista Jesús Ibarra llama la “mafia del ladrillo”. Este patrón, donde ayuntamientos fallan y tribunales favorecen a constructoras, pone en riesgo el derecho a un medio ambiente sano.

Lemus insiste en que Colomos III es una zona de protección hidrológica, pero el fallo del Sexto Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Tercer Circuito, que ordenó devolver 5.7 hectáreas de Colomos III a particulares, representa un revés para el gobierno de Jalisco.

Jurídicamente, la decisión no es irreversible: el gobierno y el Ayuntamiento pueden recurrir a amparos federales o revisiones extraordinarias, argumentando el impacto ambiental y la violación de planes parciales que prohíben urbanizar esta área. Sin embargo, la lentitud burocrática y omisiones pasadas han permitido avances de desarrolladores, complicando la defensa del bosque.

VALLE DE LOS MOLINOS: UN DESASTRE INMINENTE

En Zapopan, el TJA autorizó 17,000 viviendas en Valle de los Molinos, una zona frágil en infraestructura y recursos hídricos. Frangie advierte que este megaproyecto, que duplicaría la población con 65,000 habitantes, colapsaría servicios y agravaría inundaciones y cambio climático al reducir la filtración de agua.

Lemus respalda esta postura, prometiendo frenar el desarrollo. El Plan Parcial de Desarrollo Urbano de Zapopan limita la urbanización en esta área, y un amparo colectivo, coordinado con la Consejería Jurídica, busca revertir la autorización del TJA, priorizando el interés público y la sostenibilidad.

UN SISTEMA CORRUPTO Y LEYES LAXAS

Ambos casos reflejan un “triángulo de corrupción urbanística” entre el TJA, ayuntamientos y el Congreso de Jalisco. Omisiones municipales, como no proporcionar información completa, permiten fallos favorables a desarrolladoras, mientras el Congreso no ha fortalecido leyes ambientales ni revisado la designación de magistrados del TJA.

El ambientalista Miguel Magaña Virgen alerta que esta urbanización descontrolada convierte a Jalisco en una “isla de calor”, afectando el equilibrio ecológico y la calidad de vida.

El Plan Estatal de Desarrollo y Gobernanza 2024-2030 prioriza la agenda ambiental, pero casos como Colomos III y Valle de los Molinos prueban la capacidad del gobierno de Lemus para pasar de palabras a hechos.

Paula Bauche, titular de Semadet, subraya que el medio ambiente es una prioridad, especialmente para los jóvenes, y promete trabajar por un Jalisco sustentable. Sin embargo, el desafío es equilibrar el desarrollo económico con la preservación del patrimonio natural.

LA LUCHA POR EL BIEN COMÚN

Lemus, Frangie y Vero Delgadillo enfrentan un desafío monumental. La vía jurídica, con amparos respaldados por estudios técnicos, es la herramienta inmediata para frenar estos proyectos. La Consejería Jurídica, liderada por Tatiana Anaya, coordina estrategias con Zapopan y Guadalajara, involucrando a la sociedad civil para fortalecer la defensa.

Colectivos ciudadanos y propuestas como la del PRI Jalisco, que exige información pública y movilizaciones, refuerzan la presión social para proteger estas áreas.

Más allá de los tribunales, Jalisco necesita transformar su modelo de desarrollo urbano. Fortalecer planes parciales, regular la designación de magistrados y fomentar la participación ciudadana son clave para evitar que intereses privados prevalezcan.

La sociedad jalisciense, como actor crucial, debe mantener el activismo para defender el agua, los bosques y el derecho a la ciudad. Como ciudadanos, debemos preguntarnos: ¿permitiremos que el lucro de unos pocos destruya el patrimonio de todos?

No hay que bajar la guardia. Luchas como las que encabeza Laura Haro, activista defensora del medio ambiente, son muy loables, esa ha sido su bandera desde que se inició en el activismo social y que ha cambiado convertida en lideresa política.

Los casos de Valle de los Molinos y Colomos III exponen un sistema que favorece a desarrolladoras sobre el bien público. Lemus y Frangie, con el apoyo de la Consejería Jurídica, luchan por revertir estas decisiones mediante amparos y presión ciudadana, alineados con el Plan Estatal 2024-2030. La sociedad debe permanecer vigilante para garantizar un Jalisco sustentable, donde el medio ambiente y el interés público no sean negociables.

 

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JALISCO

Gobierno desaparecido: La marcha que desnuda la impunidad

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– Crónicas de Pacheco, por Daniel Emilio Pacheco

Un niño preguntó en la marcha por qué su padre estaba en la lona y no en casa. La madre, con la voz rota por el cansancio de tres años, respondió lo que la Fiscalía de Jalisco calla desde el primer día: “porque aquí no buscan a nadie”.

Esa escena, tan breve como brutal, explica lo que ocurrió el 30 de agosto en Guadalajara: cientos de familias arrastrando fotografías en lugar de abrazos, nombres en carteles en lugar de voces en la mesa, retratos colgados en pancartas en lugar de vivos.

El escenario fue la avenida Chapultepec, convertida en galería macabra: paredes humanas de cartón y lona con rostros que se repiten como si fueran estampas de un álbum interminable. Colectivos de nombres luminosos —Luz de Esperanza, Madres Buscadoras de Jalisco, Corazones Unidos en Búsqueda, Entre el Cielo y Tierra— marcharon con la resignación activa de quienes saben que no habrá Estado que los acompañe. Más brigadas de madres con palas que ministerios públicos con oficio. Más plegarias y consignas que sentencias.

El archivo 15,838 es el verdadero expediente del estado. Así debería llamarse: “Caso Jalisco”. Son más de quince mil ochocientas treinta y ocho personas desaparecidas. No es un número: es la nómina macabra de un gobierno que tolera el secuestro permanente. Es el catálogo del fracaso institucional. Marta Leticia García, de Entre el Cielo y Tierra, lo resumió con precisión quirúrgica: “Cada 30 de agosto que pasa, las cifras siguen aumentando sin que haya medidas reales de prevención ni sanciones”.

El dato no miente: Jalisco concentra casi una tercera parte de los desaparecidos del país. Supera a Tamaulipas, a Veracruz, a Guanajuato. Si esto fuera un campeonato, Jalisco sería líder absoluto en la tabla del horror. Y las autoridades, en lugar de pedir disculpas, presumen avances que no existen, sentencias que se cuentan con los dedos de la mano, búsquedas que se hacen más en comunicados que en terrenos.

En medio de la marcha, familiares de desaparecidos sostenían las fotografías de sus hijos, padres, esposos y amigos. Algunos con años de búsqueda que no han dado frutos. Años de puertas cerradas en la Fiscalía.

El comentario es generalizado: “Voy a pedir informes de la investigación y siempre es lo mismo, casi yo tengo que hacer la investigación para llevarles pruebas a ellos”, denuncian los familiares de los desaparecidos. La frase es un dardo en el corazón del sistema: el Estado obliga a las víctimas a convertirse en detectives improvisadas.

No es exageración. Madres que pagan investigadores privados, familias que rastrean llamadas, colectivos que cavan con picos comprados en ferreterías de barrio. Mientras tanto, la Fiscalía, con presupuesto millonario, produce carpetas de papel mojado.

Entre 2018 y 2024, Jalisco apenas consiguió 35 condenas por desaparición cometida por particulares y ocho por desaparición forzada. En 2025, suman nueve sentencias. Haga cuentas: con más de quince mil casos, la impunidad roza el 99.9%. Dicho en lenguaje llano: desaparecer en Jalisco es un delito de bajo riesgo, casi un negocio seguro.

Los nombres ya forman un rosario: rancho Izaguirre, La Vega, Las Agujas. Cada sitio descubierto añade más cuerpos a la lista, más bolsas negras al conteo. Espacios donde la tierra se convierte en archivo, donde la pala sustituye al expediente. Cada hallazgo, lejos de ser un triunfo de la Fiscalía, es la confirmación de su fracaso. No encuentran vivos; encuentran muertos. Y casi nunca por ellos mismos, sino por las familias que insisten en buscar.

Héctor Flores, de Luz de Esperanza, lo dijo sin rodeos: “Encontramos a nuestros hijos despedazados, torturados o esclavizados en vida”. La palabra “esclavitud” no es metáfora: es literal. En los testimonios se documenta el reclutamiento forzado para sicariato, para la producción de drogas, pero también para la pizca de aguacate, de limón, de caña. Mano de obra gratuita para el crimen. El desaparecido convertido en jornalero, en recurso explotable, en herramienta descartable.

El contraste es grotesco. Mientras miles de familias buscan a sus seres queridos, la Fiscalía apenas acumula expedientes como si fueran objetos perdidos. Más que ministerio público, parece la Oficina Nacional de Extraviados. “Se le perdió un hijo, vuelva en seis meses”, parece ser la consigna tácita. La ironía duele: la institución creada para proteger a las personas funciona como bodegón de papeles sin salida.

Y cuando detienen a algún sospechoso, el resultado es igual de indignante: pruebas débiles, carpetas mal integradas, jueces que liberan. El caso de Teuchitlán fue emblemático: policías municipales que operaban como escoltas de criminales. ¿Qué puede esperar el ciudadano cuando la patrulla es taxi de secuestro?

La justicia se vuelve simulacro: se detienen “sospechosos” para la foto, se filtran comunicados que hablan de avances, pero la realidad es que la impunidad se recicla una y cuando la marcha llegó a Palacio de Gobierno, las paredes de cantera fueron cubiertas con lonas de desaparecidos. La sede del poder convertida en muro de acusaciones. Cada rostro colgado era una denuncia silenciosa: usted, señor gobernador, no busca. Usted, señor fiscal, no previene. Usted, señor Estado, no sanciona.

La imagen fue brutal: el poder custodiado por policías, rodeado de fotografías de sus propios fracasos. Un espejo incómodo que no puede maquillarse con ruedas de prensa.

El clamor no fue solo un acto de memoria, fue un interrogatorio político: ¿Dónde están? ¿Quién los desapareció? ¿Quién se beneficia de su ausencia? Preguntas que la Fiscalía archiva en la gaveta equivocada. Preguntas que ningún funcionario se atreve a responder.

Mientras tanto, la sociedad mira de lejos, como si el dolor ajeno no fuera una advertencia propia. Pero la desaparición no es un problema de colectivos: es un crimen de lesa humanidad que erosiona la estructura del Estado. Hoy son las madres las que cavan, mañana serán comunidades enteras las que entierren su confianza en las instituciones.

Jalisco arde en la paradoja: tierra del tequila y de la innovación tecnológica en los discursos oficiales, pero territorio de fosas clandestinas en la realidad. Valle del Silicio en los folletos de inversión, pero valle del silencio en las fiscalías. Estado de modernidad en el eslogan, pero estado de madres con palas en el campo.

Con 15 mil desaparecidos, lo que se tambalea no es solo la seguridad pública, sino la idea misma de Estado. Porque un gobierno que no busca a sus ausentes es, él mismo, un gobierno desaparecido.

En X: @DEPACHECOS

 

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