MUNDO
Los odios en la era del COVID: Las visiones entre blanco y negro se apoderan de México y el mundo

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Expresión objetiva, modulando nuestra subjetividad. Ser objetivo dentro de nuestra subjetividad individual al compartir información que se ve impregnada por nuestras ideas particulares es muy difícil, pero quienes se dedican a difundir información tienen el deber de resguardar la objetividad e informar a sus interlocutores cuando la opinión se mezcla con las noticias que difunden, de lo contrario la información pierde valor objetivo y el lector se ve afectado por una realidad distorsionada.
En contraste quien emite su opinión como tal sobre hechos particulares tiene y debe gozar del derecho a expresarse sin que dicha manifestación de ideas le cause mayor daño, salvo en los casos en los que violente garantías y derechos de terceros afectados.
Los ciudadanos debemos estar atentos para resistir la ola de desinformación y de bloqueo noticioso que se está dando a nivel mundial por bloques ideológicos que de una u otra forma sabotean los datos para desacreditar a sus contrapartes. Pasando de la libertad de expresión al autoritarismo.
Me gustaría decir que es un tema de derecha o de izquierda pero no es así, es un tema de todos contra todos en una era en la que las redes sociales son el único vehículo por medio del cual las personas se están reuniendo a comentar temas de interés para evitar los riesgos del COVID19.
Seamos cuidadosos con la información que recibimos, pero también con la que desechamos y con el bullying o acoso que le hagamos a los que opinan distinto, porque podríamos afectarnos a nosotros mismos, al privarnos de conocer datos u opiniones que nos permitan enriquecernos intelectual y materialmente. Hay muchas oportunidades de cultura, de amistad y de negocio que se desarrollan entre personas de distintas ideologías o pensamientos.
Quiero aprovechar la oportunidad para agradecer a los editores de este medio por mantenerse al margen de las opiniones y permitir pluralidad de ideas, únicamente exigiendo que los hechos o datos que aquí se expresan sean reales y no distorsiones para avanzar una ideología como lo hacen muchos medios en la actualidad, que con el fin de cumplir una narrativa muy alejada del deber periodístico de reportar hechos concretos separando opinión de realidad dan rienda suelta a campañas de desinformación.
En este medio y en este espacio usted puede leer datos reales y opiniones plurales siempre con libertad de expresión y enfoques que buscan desafiar al conocimiento convencional, invitando al lector a despertar su curiosidad acerca de los temas abordados y cualquier otro que llegue a sus manos.
ACUSAN AL NEW YORK TIMES
Bari Weiss, ex directora editorial de la sección de Opinión Editorial del afamado medio estadounidense The New York Times presentó una extensa y muy elocuente carta de renuncia que se puede consultar en www.berweiss.com. La también escritora y líder feminista hizo acusaciones muy delicadas y serias en contra de sus superiores y colegas. Su separación se da en medio de un ambiente muy convulsionado y dividido en la historia del periodismo mundial en el que las redes sociales como Twitter podrían ser también llamadas “navajas sociales”.
La editora se comportó como una periodista de centro, abriendo el espacio editorial del “Times” a personajes de cualquier ideología incluyendo a minorías o pensadores controvertidos tanto de derecha como de izquierda, cristianos, musulmanes o ateos.
Parece que su amplitud de criterio en donde buscaba la confrontación de ideas para enriquecer el criterio del lector, fue lo que le causó más daño según sus propias declaraciones, “las lecciones acerca de la importancia sobre entender a otros (…) La necesidad de resistir actitudes de tribu y la centralidad del libre intercambio de ideas en una sociedad democrática, no han sido aprendidas (…) Un nuevo consenso ha emergido en la prensa, pero tal vez especialmente en ente medio -NYT-, en el que La Verdad no es un proceso que se descubre de manera colectiva, sino una que conocen unos cuantos iluminados cuyo trabajo es informar -educar- a los demás”.
«He sido constantemente acosada, insultada y llamada, racista, nazi y mentirosa por mis compañeros de trabajo. La ética y conducta de la plataforma -Twitter- se han convertido en la propia del periódico (…) Las historias son seleccionadas y descritas para satisfacer a esa pequeñísima audiencia (…) Siempre pensé que el periodismo estaba a cargo de escribir la primera versión sin pulir de la historia pero ahora parece que la propia Historia –de la Humanidad-, es algo efímero que debe moldearse para satisfacer una narrativa predeterminada. El periódico se ha convertido en un ambiente contraliberal…Algunos compañeros insistieron en que yo debía dejar el periódico para que éste fuese verdaderamente incluyente, mientras que otros ponían emojis con figuras de hachas junto a mi nombre acosándome e insultándome en Twitter sin temor a ser sancionados, lo que nunca sucede”, denunció la periodista Weiss. Los extremistas tanto de derecha como de izquierda recientemente han exhibido una conducta de intolerancia en contra de todos aquellos que no piensan u opinan exactamente igual que ellos.
En nuestro país está ocurriendo algo similar con la polarización anti o pro AMLO, parece que si alguien reconoce que AMLO hizo algo bueno de inmediato se le señala como chairo-amlover. De igual manera si uno critica errores del Ejecutivo, pasa a ser fifí de la mafia del poder. Naturalmente podemos alegar que algunos candidatos fueron igualmente escandalosos, pero no creo que debamos correr para ver quién cae primero al precipicio.
Es bien sabido que hay quienes dentro y fuera del gobierno extrañan al régimen autoritario que la senadora Beatriz Paredes describió el pasado 20 de febrero, pero también es cierto que hay otros que no dan oportunidad al reconocimiento de aciertos pasados o presentes, porque no son partidarios del gobierno pasado o del que está en turno según sea el caso. Todo eso está muy bien en el ambiente de la libertad de expresión, lamentablemente así como en el régimen pasado, actualmente en México y parece que en Estados Unidos, se está tratando de silenciar a los que no comulgan con lo que la ortodoxia social del momento opina.
En muchas ocasiones son los propios gobiernos los que descalifican a los medios o pensadores que señalan sus errores sin darse cuenta de que esa actitud les genera daños a muchos de sus propios seguidores, quienes se ven obligados a callar errores que podrían solucionarse antes de acumular más agravios.
Esta conducta de neo fanatismo acentuada en el ciberespacio afecta a los gobiernos de varias partes del mundo porque suprime la opinión centrada o plural perdiendo una valoración equilibrada de la realidad. Los medios de comunicación también se ven muy afectados porque muchos periodistas son acosados por sus posturas u opiniones bajo la amenaza de perder el empleo por expresar sus opiniones a favor o en contra del gobierno, pero los más afectados son los ciudadanos comunes, porque no sólo les priva de información plural, sino que los orilla a silenciar sus propias opiniones para evitar cacerías o acosos.
A todo esto hay que incluir el ignorado efecto de campañas electrónicas coordinadas lanzadas para desacreditar a una persona o a una idea, o de interferir en la política de algún país. Lamentablemente esas campañas tienen un profundo impacto psicológico en las relaciones humanas de comunidades y de familias, especialmente en la era del COVID-19 en la que convivimos encerrados por largas horas.
La violencia en el discurso pronto pasa a la violencia en la acción
En México sabemos que la impunidad es campo fértil para los asesinatos en contra de mujeres y de periodistas, pero el acoso intelectual en redes sociales podría disparar estas conductas. Tomemos como ejemplo los acontecimientos de la semana pasada en EEUU, donde media docena de iglesias católicas fueron atacadas, se encontraron imágenes de Jesús decapitadas e incluso un templos incendiados y destruidos como fue el caso de la hermosa e histórica Misión de San Gabriel en California que fue fundada en 1771 por el misionero San Junípero Serra cuya estatua también había sido derrumbada unos días antes en otra Misión ubicada en el pintoresco y elegante pueblo de Carmel en la alta California cercano a San Francisco.
Los acontecimientos se dieron días después de que el líder de la poderosa asociación civil Black Lives Matter declarase que habría que incendiar “literalmente” a las ciudades para lograr el cambio y que habría que derribar las imágenes occidentales de Jesús y María. Nos preguntamos ¿dónde está la tolerancia y la pluralidad de dicha agrupación?, que incluso permite ataques racistas perpetrados por sus propios agremiados durante las manifestaciones “pacíficas” en contra de policías negros o de comerciantes hispanos.
El autoritarismo se ha dado en todas las culturas e ideologías, por lo que una mente y sociedad sanas, deben cuidar no caer en fanatismos o fobias infundadas que terminan por afectarnos directa e indirectamente.
AMLO, ALFARO y TRUMP
Estos personajes ganaron por sus alianzas y por los errores de sus adversarios. Los ciudadanos y los gobernantes estamos siendo presionados al límite de la fuerza humana por la crisis sanitaria y económica que se suma a la de seguridad pública en ambos países, pero sus promotores y sus críticos debemos ser objetivos para evitar falsas desilusiones o esperanzas que dividan y afecten más a una sociedad occidental muy dividida. Para los políticos es muy fácil decir frases incendiarias que simplemente se dan o se quitan dependiendo la ocasión, pero los daños a terceros son muchos más difíciles de curar.
El mundo saldrá adelante, pero debemos preservar nuestra cultura que alcanzó libertades por la evolución del pensamiento y de aprendizaje sacándonos de la esclavitud y de los sacrificios humanos de la América precolombina, mismos que también se practicaban en África hasta el siglo antepasado.
El pensar que una persona es mala, ignorante o incapaz por su color de piel, religión, origen, condición social o sexual es racismo, clasismo, sexismo e inaceptable para nuestra ideología, pero podría ser que estemos cayendo en esa misma intolerancia al sancionar o pedir que se sancione a otros por no opinar como nosotros. Exijamos y demos respeto a las ideas propias y ajenas.
No odiemos a los que opinan o piensan distinto a nosotros, tratemos de entender y si no coincidimos respetemos nuestra diferencia pero no mintamos o difamemos para lograr probar nuestra opinión.
Hace unos días leí que la congresista americana Ocasio Cortez decía que la gente roba porque no tienen para la renta o para comer en esta crisis, pero creo que el ser pobre no es sinónimo de ser ladrón, ella busca disculpar los saqueos a las tiendas en Nueva York por lo que decidió que saquear tiendas de Gucci, Nike, Apple y otras marcas era correcto si uno era pobre, lo que es un insulto en general y en especial a los paisanos trabajadores.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 805: Entrevista a Mirza Flores: «La silla del poder es prestada; no olvidemos de dónde venimos»
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LAS CINCO PRINCIPALES:
Arranca el Sistema Estatal de Participación Ciudadana en Jalisco
La corrupción urbanística: Valle de los Molinos y Colomos III
MUNDO
La tradición del saqueo: Naturaleza depredadora del poder imperial

– Actualidad, por Alberto Gómez R.
(Parte 1) A lo largo de la historia de la humanidad, el poder económico de los grandes imperios se ha construido frecuentemente sobre pilares tan sombríos como la guerra, el saqueo sistemático y el sometimiento de pueblos enteros.
Este patrón de comportamiento, visible desde los primeros imperios de la antigüedad hasta las potencias contemporáneas, revela una lógica de acumulación basada en la extracción violenta de recursos más que en la productividad o la innovación endógena.
El historiador económico Douglas North, citado en uno de los documentos analizados, señalaba que los imperios antiguos establecían sistemas burocráticos sofisticados que permitían la expropiación sistemática de excedentes de las regiones conquistadas.
En el mundo actual, Estados Unidos representa la última encarnación de este impulso imperial, aunque sus métodos hayan evolucionado hacia formas más sofisticadas de dominación económica y militar.
Como se advierte en el panorama actual, esta potencia estaría experimentando un rápido declive relativo en el escenario global, lo que intensificaría sus comportamientos depredadores hacia naciones ricas en recursos que se resisten a someterse a su hegemonía.
Venezuela, con las mayores reservas petroleras certificadas del planeta, se encontraría en la mira de este mecanismo de saqueo contemporáneo, al igual que lo estuvieron Irak, Libia y Siria en las últimas décadas, solo por citar algunos ejemplos.
LOS CIMIENTOS HISTÓRICOS DEL SAQUEO IMPERIAL
Los primeros grandes imperios de la historia establecieron las bases de lo que sería una larga tradición de explotación económica mediante la conquista. En Mesopotamia, Egipto, China y la India, surgieron estructuras estatales centralizadas que «legislaban, impartían justicia y ejecutaban sobre un extenso territorio que agrupaba a muchas ciudades» (eumed.net).
Estos imperios perfeccionaron sistemas de extracción de riqueza mediante tributos, esclavitud y control de las rutas comerciales.
El Imperio de Alejandro Magno ofrece un ejemplo temprano de cómo la conquista militar servía como vehículo para la acumulación de riqueza. Como se describe en los documentos, Alejandro y sus falanges macedonias conquistaron todo el Imperio persa en tan sólo ocho años, apoderándose de inmensos tesoros y estableciendo un sistema de control sobre territorios que se extendían hasta la India. Patrón similar exhibiría el Imperio Romano, que transformó el Mediterráneo en su «Mare nostrum» y extrajo recursos de todos los territorios conquistados, desde las minas de plata hispanas hasta los graneros egipcios.
Con la era de los descubrimientos, las potencias europeas perfeccionaron el arte del saqueo imperial a escala global. España y Portugal inauguraron lo que podría considerarse el primer «imperio global» de la historia: «por primera vez un imperio abarcaba posesiones en todos los continentes del mundo» (eumed.net).
El flujo de metales preciosos desde América hacia Europa financió las guerras y el desarrollo económico europeo durante siglos, a costa del exterminio y la explotación de poblaciones indígenas.
El Imperio británico llevaría este modelo a su máxima expresión, estableciendo una red global de colonias y territorios controlados que proveían de recursos naturales y mercados cautivos a la metrópoli. El comercio de esclavos, la extracción de recursos en condiciones de cuasi-esclavitud y la destrucción de industrias locales competitivas fueron algunas de las estrategias empleadas para consolidar su hegemonía económica.
ESTADOS UNIDOS, LA SUPERPOTENCIA DEPREDADORA
Estados Unidos emergió como potencia global practicando una versión modernizada del juego imperial tradicional. Bajo la Doctrina Monroe y su corolario Roosevelt, se autoproclamó potencia hegemónica en América Latina y el Caribe, interviniendo militarmente en múltiples ocasiones para proteger sus intereses económicos. La diplomacia de las cañoneras y las intervenciones directas aseguraban el acceso a mercados, recursos y rutas comerciales estratégicas.
Tras la Segunda Guerra Mundial, con las potencias europeas debilitadas, Estados Unidos ascendió a la condición de superpotencia global, rol que se consolidaría tras el colapso de la Unión Soviética.
Como se señala en uno de los documentos, «después de que se desintegrase la Unión Soviética a principios de 1990, Estados Unidos quedó como la única superpotencia restante de la Guerra Fría». Esta posición hegemónica le permitió moldear las instituciones internacionales a su medida y establecer un sistema económico global que privilegiara sus intereses.
La economía estadounidense se ha vuelto profundamente dependiente de lo que el presidente Eisenhower denominó el «complejo militar-industrial». Con un presupuesto militar que supera al de los siguientes diez países combinados, Estados Unidos ha convertido la guerra en un negocio extraordinariamente lucrativo para sus corporaciones de defensa.
Como se documenta en uno de los artículos revisados, la administración Biden ha solicitado al Congreso «842 mil millones de dólares para el Pentágono en el año presupuestario 2024», lo que representa «la solicitud más grande desde el pico de las guerras de Irak y Afganistán» (france24.com).
Este apetito insaciable por el gasto militar requiere enemigos externos y conflictos perpetuos, creando un círculo vicioso de intervencionismo que justifique tales desembolsos. Los resultados son visibles en las sucesivas guerras e intervenciones que han marcado las últimas décadas, desde Vietnam hasta Afganistán, pasando por Irak, Libia y Siria.
EL SAQUEO CONTEMPORÁNEO
La invasión de Panamá en 1989 constituye un ejemplo paradigmático de cómo Estados Unidos utiliza pretextos para justificar intervenciones militares que persiguen objetivos geoeconómicos estratégicos. Como se documenta extensamente en varios de los materiales consultados, la llamada «Operación Causa Justa» fue oficialmente justificada como una medida necesaria para detener el narcotráfico y defender la democracia.
El general Manuel Antonio Noriega, quien había sido durante años un aliado útil para Washington y colaborador de la CIA, fue convertido de pronto en enemigo público número uno. Como se describe en los documentos, Noriega «había sido aliado clave de Estados Unidos durante el final de la Guerra Fría, trabajando como agente de la CIA, al tiempo que tejía vínculos con el narcotráfico» (elnacional.com). Cuando dejó de ser funcional a los intereses estadounidenses, fue acusado de narcotráfico y derrocado mediante una invasión militar que causó entre 500 y 4 mil víctimas panameñas, según distintas fuentes.
El verdadero objetivo de la invasión, sin embargo, habría sido asegurar el control estratégico del Canal de Panamá en vísperas de su traspaso completo a soberanía panameña, previsto para el año 2000 según los Tratados Torrijos-Carter de 1977. Como se señala en uno de los documentos, estos tratados «condicionaba la defensa del canal de manera conjunta, a través de un tratado adicional, dando la posibilidad de intervenir militarmente en Panamá si la operación del canal se viese comprometida».
La invasión aseguró que, aunque panameño en papel, el canal permaneciera bajo control efectivo estadounidense.
Continuará…
MUNDO
Inteligencia artificial: La arquitectura del nuevo orden mundial

– Análisis, por Victor Hugo Celaya Celaya
El mapa del poder mundial se ha reorganizado. Hoy, la influencia no se mide únicamente en arsenales o acuerdos comerciales, sino en algoritmos y capacidad de procesamiento.
Nos enfrentamos a un nuevo tablero geopolítico y geoeconómico definido por tres grandes polos de poder: Estados Unidos, con su enfoque en el desarrollo tecnológico, las finanzas y la seguridad; China, que ha apostado por la manufactura avanzada, la innovación y la inversión masiva en infraestructura; y Rusia, que basa su estrategia en el control de energía, minerales estratégicos y su poder militar.
Esta reconfiguración global plantea preguntas cruciales para el resto del mundo. ¿Cómo coexistir con estos bloques? ¿Cómo aprovechar las corrientes de innovación que emanan de ellos sin sacrificar nuestra soberanía? Y, sobre todo, ¿cómo podemos acompasar nuestras políticas públicas y nuestros esfuerzos nacionales para no quedarnos atrás en esta nueva era de equilibrios de poder?
La visión de una «aldea global» que definimos en los años noventa, unida por la apertura del comercio, ha dado paso a una realidad más compleja. La interconexión actual se teje con redes de inteligencia artificial (IA), investigación científica y ecosistemas digitales.
Aunque las tensiones militares persisten, el verdadero campo de batalla se ha trasladado a la biotecnología, la robótica y, de manera central, a la inteligencia artificial. Esta revolución ya impacta nuestra vida diaria, transformando la educación, la salud, el trabajo y la seguridad. Ninguna sociedad puede sustraerse a ella.
LA CARRERA POR EL FUTURO: ESTRATEGIAS EN COMPETICIÓN
Cada una de las grandes potencias ha trazado una ruta clara para liderar esta era tecnológica, obligando al resto de los países a replantear la cooperación y la competencia.
Estados Unidos ha optado por un modelo que prioriza la innovación impulsada por su dinámico sector privado. En 2023, la inversión privada en IA en este país alcanzó los $67.2 mil millones, una cifra superior a la suma de los siguientes 14 países.
El gobierno actúa como un catalizador estratégico, como lo demuestra la Orden Ejecutiva 14110 para el desarrollo seguro y confiable de la IA, o la Ley CHIPS y de Ciencia, que destina más de $52 mil millones a revitalizar la fabricación de semiconductores, el hardware fundamental sobre el que corre toda la inteligencia artificial.
Esta estrategia se materializa en proyectos monumentales como ‘Stargate’, el centro de datos de $100 mil millones de Microsoft y OpenAI, o la Alpha School en Virginia, que ya personaliza el aprendizaje con IA.
China avanza con un enfoque centralizado y dirigido por el Estado, con la meta clara de alcanzar el liderazgo mundial en IA para 2030. A través de iniciativas como «AI+», integra soluciones de IA en sectores clave. El resultado es un ecosistema robusto: se estima que el valor de la industria de IA en China superará los $220 mil millones para 2026.
Este esfuerzo se refleja en su dominio de la propiedad intelectual, acumulando casi la mitad de todas las solicitudes de patentes de IA en el mundo. Gigantes tecnológicos como Baidu, Alibaba y Tencent no son solo empresas, sino instrumentos de la estrategia nacional para establecer estándares globales.
Rusia, por su parte, enfoca su estrategia de IA en la soberanía digital y la seguridad nacional. A través del proyecto nacional “Economía de Datos”, que se extenderá hasta 2030, busca reducir su dependencia de la tecnología extranjera e integrar la IA en sectores gubernamentales clave.
Más que competir en el mercado de consumo global, su prioridad es aplicar la IA para la optimización de sus industrias estratégicas (energía, defensa) y la administración pública. Su marco regulatorio es estricto y busca asegurar un uso responsable de la tecnología, priorizando el control estatal y el desarrollo de talento local a través de iniciativas educativas supervisadas.
La Unión Europea ha decidido jugar un papel distinto, posicionándose como el gran regulador global. Su enfoque no es competir en una carrera de velocidad, sino establecer las reglas del juego. Con su Ley de Inteligencia Artificial (AI Act), aprobada en 2024, introduce el primer marco legal integral para la IA, basado en niveles de riesgo. Este prohíbe aplicaciones consideradas inaceptables (como el «social scoring» estatal) y regula estrictamente los sistemas de alto riesgo.
Este poder normativo se complementa con fuertes inversiones a través de programas como Horizonte Europa y Europa Digital, que movilizan miles de millones de euros para construir una infraestructura de datos soberana bajo iniciativas como GAIA-X y apoyar a un ecosistema de IA «confiable y centrado en el ser humano».
EL DESPERTAR DE AMÉRICA LATINA: PRIMEROS PASOS
Frente a estas estrategias consolidadas, América Latina no es un simple espectador; la región ha comenzado a mover sus propias piezas. Aunque de manera desigual y con retos importantes, están surgiendo iniciativas notables.
En México, la coalición multisectorial IA2030MX ha impulsado una agenda para el desarrollo de una Estrategia Nacional de Inteligencia Artificial. Polos de innovación como Monterrey y Guadalajara concentran talento y startups, mientras que universidades como la UNAM y el Tec de Monterrey lideran la investigación.
Otros países también marcan el paso. Chile fue pionero en la región al lanzar su Política Nacional de Inteligencia Artificial en 2021, centrada en el desarrollo de talento, la ética y la adopción de IA en la industria. Brasil cuenta con una robusta red de centros de investigación en IA y debate activamente un marco legal propio. Por su parte, Colombia ha establecido un marco ético para la IA en el sector público y promueve proyectos de datos abiertos para fomentar la innovación. Estos esfuerzos, aunque incipientes, demuestran una conciencia creciente sobre la urgencia de participar activamente en esta revolución.
DE ESPECTADORES A PROTAGONISTAS
Ante este escenario, la pregunta para nuestros países es ineludible: ¿nos conformaremos con estos primeros pasos o aceleraremos el ritmo para jugar un rol protagónico? Si queremos dejar de ser simples compradores de tecnología para convertirnos en creadores, necesitamos una hoja de ruta clara y acciones inmediatas.
La interconexión de hoy, definida por algoritmos, nos obliga a innovar. Para ello, es fundamental avanzar en tres áreas estratégicas:
- Formar talento e invertir en educación digital. Esto debe empezar desde la educación primaria y extenderse hasta los posgrados.
- Crear alianzas estratégicas entre universidades, gobierno y empresas. Los esfuerzos aislados son insuficientes.
- Diseñar políticas públicas con visión de futuro. Debemos impulsar el uso integral de la IA y desarrollar un marco ético sólido que garantice la equidad y la protección de datos.
Esto implica fomentar centros de inteligencia artificial que apoyen a startups y consoliden proyectos de investigación propios, aprendiendo de las experiencias globales. La tecnología no debe ser vista como algo «importado» o lejano, sino como un campo fértil donde podemos liderar.
Nos encontramos en un punto de inflexión histórico. La inteligencia artificial está redefiniendo las reglas del desarrollo económico y social a una velocidad sin precedentes. No podemos permitirnos el lujo de la duda o la postergación. La tarea es clara: debemos alinear nuestros recursos, talentos y voluntades para integrarnos de manera soberana y estratégica a esta nueva era. Lo que hagamos, o dejemos de hacer, durante esta década determinará las oportunidades de las próximas generaciones.