OPINIÓN
Luchas Sociales: Oportunidad de cambio laboral
Por Mónica Ortiz //
Una clase laboral privilegia y sobreprotegida por la Ley Federal del Trabajo y las premisas de la buena fe y la verdad sabida, es lo que creemos con respecto al ámbito laboral y también es en teoría la manera en que supuestamente imparten justicia las Juntas de Conciliación y Arbitraje. Se aprobará la Reforma Laboral en “fast track, la presión internacional por fin surtió efecto, en la búsqueda de mejores condiciones para nuestro propio sistema de justicia laboral, mismo que el tiempo lo volvió enemigo de los propios trabajadores y obreros, pero hoy existe una esperanza de cambio.
La razón lógica del por qué es necesaria una reforma laboral, gobierne quien gobierne, es romper con los intereses de grandes grupos del poder como lo son los sindicatos, las grandes transnacionales, los partidos políticos, los propios ejecutivo federal y estatales, hasta un gremio de litigantes que mediante las Juntas de Conciliación y Arbitraje, controlan y condicionan el sentido de los soportes a sindicatos, partidos, empresarios etc., olvidando la defensa de los grupos y sectores menores o más vulnerables, las Juntas de Conciliación y Arbitraje no tienen ya en sus prioridades a los trabajadores ni a las pequeñas y medianas empresas, menos a las empresas familiares, solo se convirtieron con el paso del tiempo en poderosos motores de estabilidad de poderes políticos, empresariales y sindicales.
¿Es necesaria una reforma? Sí y sin importar el gobierno en turno, ni el anterior, mucho menos el que venga, tampoco debe ser importante el origen de la presión mediática de otros países, sino la oportunidad de cambiar la justicia laboral, ésta deberá pasar de ser sólo de algunos para ser de todos, se ha postergado tanto, con pequeños parches sin efecto práctico o jurídico, con la idea política de salir de los compromisos internacionales, tratados, acuerdos y colaboraciones, mismos que siempre tienen apariencia de mejoras y que en la práctica son hermosos adornos que hasta expertos doctrinarios y letrados confunden, pues viven fuera de la realidad de las juntas, los sindicatos y trabajadores, por lo que elogian y aplauden.
En el 2012 la reforma laboral no generó cambio alguno a la práctica del procedimiento laboral, la supuesta regulación de las subcontratadoras no tuvo efecto más allá de los titulares de prensa, las outsourcing son una trampa para el trabajador y un peligro para la mediana y pequeña empresa, las únicas cinco empresas reconocidas y certificadas como outsourcing están fuera del alcance de las empresas medianas y pequeñas; en el 2016 con Enrique Peña Nieto la reforma laboral se quedó en el intento, se realizó la forma pero no de fondo, aunque aprobada con la desaparición de las Juntas de Conciliación y Arbitraje, permaneció varada en la creación de la ley secundaria y la puesta en marcha; ambas fueron creadas y socializadas para lo mismo, lograr que la comunidad internacional no les requiriera por un tiempo poner atención en nuestro injusto y corrupto ambiente laboral, esperemos que la que se apruebe no se quede en el tinte y los elogios de la envoltura, pues quizás el interior este vacío para la clase trabajadora, las medianas industrias y las empresas familiares.
En este sentido habrá que entender que hemos transitado durante décadas y como en muchos ámbitos sociales de nuestro México, por supuestos avances sin impacto social, sólo para aquellos que tienen peso político, gubernamental y por supuesto poder, esta reforma figuraría como la más importante en materia de derecho laboral, trastoca y converge con todos los espacios de la vida de un ciudadano, por lo que sin duda causaría un cambio visible y notorio, es también el juicio por lo que se sabe que las reformas laborales anteriores, no tienen por objetivo a la clase trabajadora y las empresas menores, ya que nunca hubo cambio expuesto o sentido por la sociedad.
México es un país de gente trabajadora y de mediana empresa, sin embargo si la reforma logra alcanzar a estos sectores sociales, dentro de los cambios estructurales moverá el país, habrá que esperar que sea de manera satisfactoria, soltando y rompiendo cotos de poder, volteando a los sectores más golpeados por la corrupción de los poderes ejecutivos a través de sus secretarías del trabajo quienes tienen a su resguardo, la intervención de la justicia laboral mediante las Juntas de Conciliación y Arbitraje, por lo que les consiente tener control de ámbitos y sectores, como los son el empresarial y el sindical, para delimitar o ampliar su poder durante las administraciones gubernamentales.
No podemos negar que el poder judicial, no está blindado contra corrupción e impunidad, pero la carrera judicial es más susceptible al equilibrio de la justicia social, además es por lógica jurídica el encargado de impartir la justicia, deberá asumir y cumplir sus cargos, México nunca ha tenido justicia laboral, se quedó atorado en los logros de la revolución en materia laboral, no ha transitado en el desarrollo y la globalización, por lo que no podemos permitir nos presuman gobiernos de grandes cambios cuando nuestra gente trabajadora y emprendedora vive sorteando injusticia, corrupción y olvido.
