OPINIÓN
Malos negocios

Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //
El gobierno nunca ha sido un buen empresario, no está en sus funciones serlo, aunque lo intenta y generalmente con malos resultados. En la presente administración no se puede esperar que sea diferente, porque no está en el ADN de los funcionarios, empezando por el presidente, cuya aptitud empresarial no se vislumbra por ningún lado.
Mucho menos se puede esperar del actual director de PEMEX y el de la CFE, o el de SEGALMEX o el del Banco del Bienestar y estará por verse la de los altos mandos militares a los que se ha confiado ya la administración de trenes y aeropuertos.
Estos últimos, sensatamente han dado a conocer que las empresas que reciben requerirán de subsidios durante algunos años hasta alcanzar su punto de equilibrio, y hacen bien en protegerse o proteger el prestigio del ejército como administrador, porque lo que les han dado a administrar son empresas creadas por capricho sin contar con los estudios técnicos, ambientales, de impacto social y rentabilidad, en síntesis, de dudosa viabilidad empresarial pero altamente rentables política y electoralmente.
El recién inaugurado Aeropuerto Felipe Ángeles, concebido sobre las rodillas de un constructor, como una alternativa para desahogar la saturación del Aeropuerto de la Ciudad de México, ilustra perfectamente como son otros criterios, no empresariales ni de beneficio social, los que guían las acciones de esta administración y más concretamente del presidente de la República, al que en particular los negocios aeronáuticos no se le dan y cuando se empeña en hacerlos tienen altos costos financieros.
Empecemos con su primera decisión aeroportuaria, que fue la cancelación del NAIM o Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México, que resultó no un mal, sino un pésimo negocio. Los costos erogados en la inversión de la construcción del NAICM y la terminación anticipada de contratos al 31 de diciembre de 2019 ascendieron a la cantidad de 113 mil 327.7 millones de pesos, cantidad ajustada a solo esos conceptos, después de que la auditoría integral había determinado un costo tres veces mayor 331 mil millones de pesos. Subsisten sin embargo obligaciones con los tenedores de bonos, que están siendo pagadas con los ingresos por derechos de uso del aeropuerto.
Sigamos con el otro mal negocio que ha sido la venta del avión presidencial, puesto en exhibición para su venta durante meses en el exterior, pagando renta, mantenimiento y servicios adicionales, sin haber logrado su colocación. Enseguida la infortunada rifa del mismo, en la cual no se vendieron todos los cachitos de la Lotería Nacional y hasta la fecha no se han entregado todos los premios, o no se ha informado sobre ello. Mientras el avión sigue inactivo pero costando.
Abundemos con la construcción del Aeropuerto Internacional de Santa Lucía o AIFA, cuyo costo fue superior a lo estimado y su utilidad, para quitar presión al saturado Aeropuerto Benito Juárez, es cuestionable pues incluso cuando haya obtenido su punto de equilibrio, en cuanto a operaciones y número de pasajeros, quedará por debajo de los aeropuertos de Guadalajara, Monterrey o Cancún.
Los costos de esta primera etapa llegaron a 74 mil millones de pesos, sin contar con las obras de vialidad y accesos cuyos costos no se integran en esta cifra, y el sistema aeroportuario que integraría al Benito Juárez, con el de Toluca y el Felipe Ángeles quedará en buenos deseos, pues el de Toluca no maneja actualmente ninguna operación de aerolíneas comerciales, solo privados y del Felipe Ángeles solo salen 10 vuelos.
Mucha inversión para poca rentabilidad y a esta debe sumársele el costo de la cancelación del NAIM, pero el actual aeropuerto seguirá saturado y en constante deterioro. Estos tres, proyectos emblema del actual sexenio, han sido malos negocios que sin embargo, le han llevado alta rentabilidad política, particularmente éste último, el AIFA, que llega a enviar a un segundo plano en la discusión pública, el asunto de la casa gris que habitó el primogénito del presidente y los escándalos por el desvío de dinero en SEGALMEX y las pugnas entre importantes miembros de su administración, que han llevado a exhibir el uso arbitrario del poder en beneficio del fiscal y las componendas que en las alturas realizan para torcer la ley en su beneficio.
Hay más que analizar y exhibir, además de estos que hemos mencionado, relativos a aviones y aeropuertos y habrá que dar un repaso a lo que está sucediendo con el Tren Maya, repleto de irregularidades y el costoso y utópico proyecto del tren que habrá de unir a Coatzacoalcos con Salina Cruz y crear 10 parques industriales.
Cierto es, que ninguno ha sido pensado para obtener beneficios económicos sino en razón de la utilidad social, como lo justifica el gobierno, pero el dispendio de recursos es evidente y la racionalidad de las decisiones dudosa, tanto como la pretendida utilidad social que se busca. Por lo pronto, los tres emprendimientos aeronáuticos han resultado un fiasco. Se han dilapidado miles de millones y los beneficios quedan en el aire, sujetos a condiciones que no dependen de la voluntad gubernamental.
Salen caros los malos negocios, pero capitalizan mucho a favor de la imagen presidencial.
MUNDO
Musk, el gran perdedor en su choque con Trump

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El enfrentamiento entre Elon Musk y Donald Trump, dos titanes que pasaron de aliados a fieros adversarios, revela una lucha de poder con profundas implicaciones. Musk emerge como el principal perdedor, con daños a su reputación, empresas y capital político, mientras Trump consolida su autoridad y avanza su agenda.
Este choque, más allá de una disputa personal, refleja tensiones entre nacionalismo y globalismo, errores estratégicos de Musk y desafíos para países como México en un contexto de políticas proteccionistas.
Musk cometió un error al integrarse al gobierno de Trump, asumiendo que su riqueza, influencia mediática y popularidad en redes le otorgarían un rol protagónico en Washington. Subestimó la dinámica política estadounidense, donde el poder reside en cargos electos, no en asesores externos. Su visión globalista y tecnocrática chocó con el nacionalismo de Trump, especialmente en temas como aranceles y gasto público, generando fricciones con figuras clave de la administración, como Peter Navarro y Howard Lutnick.
La incursión política de Musk tuvo un costo elevado para sus empresas, particularmente Tesla. Las acciones de la compañía se desplomaron, con pérdidas estimadas en 9,000 millones de dólares en valor de mercado, tras la controversia con Trump. Esta caída, junto con las críticas a su gestión, refleja una pérdida de confianza de los inversores, quienes percibieron que Musk priorizó ambiciones políticas sobre la innovación tecnológica. La estabilidad de Tesla y su futuro están ahora en entredicho, evidenciando el impacto desastroso de esta aventura.
El choque entre Musk y Trump también fue una batalla de egos. Musk, acostumbrado a liderar, no estaba preparado para un rol subordinado en una administración que exige lealtad absoluta a Trump. La ruptura era previsible: dos personalidades dominantes compitiendo por controlar la narrativa política en un momento de reacomodo del orden global. Musk buscó influir en políticas que beneficiarían a Tesla y SpaceX, como desregulación y contratos federales, pero subestimó el costo reputacional y financiero de alinearse con Trump.
En un contexto geopolítico, la agenda proteccionista de Trump, que prioriza la economía estadounidense frente a competidores como China, chocó con la visión globalista de Musk, defensor del libre comercio.
Este desacuerdo refleja tensiones más amplias entre nacionalismo económico y globalización, con implicaciones para México. Los aranceles propuestos por Trump podrían imponer nuevas barreras comerciales, afectando la economía mexicana, que depende de su relación con Estados Unidos. México debe prepararse para negociar con una administración fortalecida tras neutralizar a Musk.
Musk podría argumentar que su incursión política buscaba beneficiar a sus empresas a largo plazo, consolidando su imagen entre los círculos conservadores que apoyan su discurso de libre mercado. Sin embargo, los resultados inmediatos muestran un fracaso: no logró influir en las políticas clave y sacrificó la estabilidad de sus compañías. Su falta de experiencia en el ámbito público lo hizo vulnerable a los juegos de poder de Washington, una lección que otros empresarios han aprendido a un costo similar.
Para recuperar su posición, Musk debe enfocarse en restaurar la confianza en Tesla y sus otras empresas, evitando futuras incursiones políticas mal calculadas. Su reputación como innovador está en riesgo, y la percepción de oportunismo político podría alejar a inversores y consumidores. Mientras tanto, Trump sale fortalecido, manteniendo el control de su administración y demostrando que, en la política estadounidense, el poder electoral supera a la influencia mediática o económica.
El caso de Musk es un recordatorio de que el poder económico no siempre se traduce en poder político. Su intento de influir en Washington, sin comprender las dinámicas de poder, resultó en un revés significativo.
México y América Latina, por su parte, enfrentan el desafío de adaptarse a un entorno de políticas proteccionistas, donde la fortaleza de Trump podría complicar las relaciones comerciales. La lección es clara: en los juegos del poder, la estrategia y la preparación son tan cruciales como la ambición.
P.D. Tras su ruptura el 5 de junio de 2025, Musk acusó a Trump en X de aparecer en los archivos de Epstein, sin pruebas. Trump lo llamó “loco” en Truth Social, amenazando con cancelar contratos del gobierno estadounidense con Musk. Tesla perdió 150 mil millones de dólares. Musk reclamó la victoria electoral de Trump en 2024; Trump lo acusó de ingratitud, marcando un quiebre definitivo.
Beisbol
Julio Urías y el sueño guinda: ¿Un regreso triunfal a Tomateros?

Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es posible que en octubre veamos a Julio Urías, el talentoso pitcher mexicano, lanzar con los Tomateros de Culiacán en la Liga Arco Mexicana del Pacífico? ¿O es solo un anhelo de los aficionados que soñamos con ver al monticulista sinaloense retomar su carrera tras la sanción impuesta por la MLB, que concluirá el 17 de julio de 2025, después del Juego de Estrellas?
La afición guinda, reconocida como una de las más apasionadas de México, vibraría con el regreso de su hijo pródigo al montículo. Urías podría encabezar un roster estelar junto a ex grandes ligas como el relevista Víctor González y el poderoso Joey Meneses, formando un equipo competitivo que elevaría el espectáculo de la Liga Arco y atraería a más aficionados al estadio.
A sus 28 años, Julio Urías sigue siendo un talento excepcional. Su recta, que supera las 97 millas por hora, y su variado repertorio de pitcheos lo consolidaron como una pieza clave en la Serie Mundial de 2020 con los Dodgers de Los Ángeles. Sin embargo, su carrera se vio opacada por un caso de violencia doméstica que derivó en cinco cargos menores en Los Ángeles. Aunque la Fiscalía del Condado no presentó cargos graves, Urías se declaró no culpable a uno de los delitos, mientras que los otros cuatro fueron desestimados tras aceptar un programa de tratamiento de un año.
La MLB, tras su investigación, determinó que Urías violó la Política Conjunta de Violencia Doméstica, Agresión Sexual y Abuso Infantil, imponiéndole una suspensión que finalizará a mitad de la temporada 2025. Aunque esto le permitirá recuperar su elegibilidad, el estigma y el «pacto no escrito» entre los dueños de equipos de Grandes Ligas podrían complicar su retorno al béisbol estadounidense.
Aquí es donde surge la posibilidad de verlo en la Liga Arco con los Tomateros, el equipo de sus amores desde niño. Vestir el uniforme guinda en Culiacán, su ciudad natal, sería más que un regreso al béisbol: sería una oportunidad para reconectar con sus raíces, donde brilló en categorías infantiles y juveniles antes de ser firmado por los Dodgers a los 16 años.
La afición culichi, conocida por su lealtad, recibiría a Urías con los brazos abiertos, ofreciéndole el apoyo que necesita tras los momentos difíciles. Este retorno cumpliría un sueño que el propio pitcher expresó en 2021: jugar con el equipo de su tierra. Más allá de lo deportivo, sería un capítulo de redención personal, un mensaje de que los errores no definen el futuro de un talento generacional.
Si Urías demuestra un cambio genuino y compromiso, su incorporación a los Tomateros no solo revitalizaría su carrera, sino que también inspiraría a peloteros y aficionados, mostrando que la perseverancia puede superar los tropiezos. Su llegada sería un hito para la Liga Arco, un impulso para el béisbol mexicano y una narrativa de superación que combina datos, pasión y emoción.
Aunque no hay certeza de que Urías juegue con los Tomateros, la posibilidad existe. Todo dependerá de si un equipo de MLB lo contrata tras el fin de su sanción o si decide regresar a casa para escribir un nuevo capítulo en su historia. La pelota está en el aire, y los aficionados guindas ya sueñan con verla cruzar el plato.
MUNDO
El rompimiento de Musk con Trump

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
El quiebre se anticipaba, lo que muchos preveían ocurrió antes de lo esperado: la ruptura entre el magnate Elon Musk y el presidente Donald Trump. Musk, quien había apoyado fervientemente a Trump durante su reelección en 2024 y fue nombrado jefe del Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE), anunció su separación del gobierno trumpista, frustrado por políticas que calificó de “absurdas” y decepcionantes.
Críticas contundentes a la política fiscal
El 3 de junio de 2025, Musk arremetió en la plataforma X contra la ley “One Big Beautiful Bill Act”, aprobada por la Cámara de Representantes, que incluye recortes de impuestos por billones de dólares y un aumento en el gasto de defensa. La describió como una “abominación repugnante”, advirtiendo que incrementará el déficit presupuestario en $600 mil millones para el próximo año fiscal, según señaló en CBS News.
Musk, quien logró ahorros estimados en $175 mil millones a través de DOGE, criticó que el proyecto contradice sus esfuerzos de austeridad, alertando que “este nivel de gasto excesivo llevará a Estados Unidos a la esclavitud de la deuda”, con un déficit proyectado de más de $2 billones anuales y un 25% de los ingresos gubernamentales destinados a intereses.
Tensiones económicas y políticas
Análisis independientes de la Oficina Presupuestaria del Congreso respaldan las preocupaciones de Musk, estimando que la ley podría elevar el déficit entre $2.3 y $3.8 billones en una década, aunque cuestionan la efectividad de las cifras de DOGE por inconsistencias. Además, la eliminación de incentivos para vehículos eléctricos en el proyecto afecta directamente a Tesla, lo que podría influir en la postura de Musk, cuya empresa ya enfrenta protestas y caídas en ventas por su asociación con Trump.
Mientras tanto, Trump defiende los recortes fiscales, aunque reconoce aspectos mejorables, y su administración, a través de Stephen Miller, niega que la ley agrave el déficit, contradiciendo los análisis.
Un rompimiento con repercusiones
La ruptura no solo refleja diferencias ideológicas sobre el gasto público, sino también tensiones comerciales, como los aranceles que Musk ya había criticado por su impacto en Tesla. Aunque Trump no ha confrontado directamente a Musk, la influencia del magnate podría complicar el avance de la ley en el Senado, donde enfrenta resistencia de republicanos fiscalmente conservadores.
Este quiebre evidencia las complejidades de una relación marcada por intereses económicos y políticos en conflicto, dejando un escenario incierto para ambos.
Un futuro incierto en el tablero del poder
El rompimiento entre Elon Musk y Donald Trump no solo sacude la política fiscal estadounidense, sino que también podría redefinir alianzas en el escenario global. La salida de Musk del gobierno trumpista, junto con su capacidad para influir en la opinión pública y en el Senado, amenaza con frenar la ambiciosa «One Big Beautiful Bill Act», mientras las tensiones comerciales y los intereses de Tesla agravan el distanciamiento.
Este quiebre podría debilitar la cohesión del bloque republicano, afectar la credibilidad de Trump en temas económicos y abrir un nuevo capítulo de incertidumbre, donde la voz de Musk, aún poderosa, podría moldear el rumbo de Estados Unidos en un momento crítico.
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