MUNDO
Menos del 3% del agua del mundo es dulce: La economía del agua, antecedentes

Economía Global, por Alberto Gómez R. //
Actualmente más de 2,300 millones de personas viven en áreas con escasez de agua potable, y esta cifra aumenta a cada minuto.
El agua cubre el 70% de nuestro planeta y es fácil pensar que siempre será abundante. Sin embargo, el agua dulce, la que bebemos, en la que nos bañamos, irrigamos nuestros campos de cultivo, es increíblemente rara. Solamente menos del 3% del agua del mundo es agua dulce, y dos tercios de ella están escondidos en glaciares congelados o no están disponibles para el uso humano.
La escasez de agua puede significar poca disponibilidad debido a la escasez física, o en el acceso debido a la falla de las instituciones para garantizar un suministro regular o debido a la falta de infraestructura adecuada, o también ocasionada por la ausencia de la cultura del agua en la sociedad, lo que puede provocar su escasez.
La falta de agua ya afecta a todos los continentes. El uso del agua ha aumentado a nivel mundial a más del doble de la tasa de aumento de la población en el último siglo, y un número cada vez mayor de regiones está llegando al límite en el que los servicios de agua pueden prestarse de manera sostenible, especialmente en las regiones áridas.
Algunos hechos y cifras:
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El 72% de todas las extracciones de agua son utilizadas por la agricultura, el 16% por los municipios para los hogares y los servicios y el 12% por las industrias. (ONU-Agua 2021)
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Cuando un territorio extrae el 25% o más de sus recursos renovables de agua dulce, se dice que tiene «estrés hídrico». Cinco de las 11 regiones tienen valores de estrés hídrico superiores al 25%, incluidas dos regiones con alto estrés hídrico y una con estrés hídrico extremo. (ONU-Agua 2021)
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Más de 2 mil millones de personas viven en países que experimentan un alto estrés hídrico. (ONU, 2018)
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3,200 millones de personas viven en zonas agrícolas con escasez o escasez de agua de alta a muy alta, de las cuales 1,200 millones de personas, aproximadamente una sexta parte de la población mundial, viven en zonas agrícolas con graves limitaciones de agua. (FAO, 2020)
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Hoy en día, 1,420 millones de personas, incluidos 450 millones de niños, viven en áreas de alta o extremadamente alta vulnerabilidad al agua. (UNICEF, 2021)
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Aproximadamente 4 mil millones de personas, que representan casi dos tercios de la población mundial, experimentan una grave escasez de agua durante al menos un mes del año (Mekonnen y Hoekstra, 2016)
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700 millones de personas en todo el mundo podrían verse desplazadas por la intensa escasez de agua para 2030 (Global Water Institute, 2013).
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Casi la mitad de la población mundial ya vive en áreas con potencial escasez de agua al menos un mes al año y esto podría aumentar a entre 4,800 y 5,700 millones en 2050. Aproximadamente el 73% de las personas afectadas viven en Asia (69% para 2050). (Burek et al., 2016)
Muchos de los sistemas de agua que mantienen a los ecosistemas funcionando y alimentan a una población humana en crecimiento se han visto afectados. Los ríos, lagos y acuíferos se están secando o contaminándose demasiado para su uso. Más de la mitad de los humedales del mundo han desaparecido.
La agricultura consume más agua que cualquier otra fuente y desperdicia gran parte de ella debido a ineficiencias. El cambio climático está alterando los patrones del clima y el agua en todo el mundo, provocando escasez y sequías en algunas áreas e inundaciones en otras.
Al ritmo de consumo actual, esta situación solo empeorará. Para 2025, dos tercios de la población mundial podrían sufrir escasez de agua. Y los ecosistemas de todo el mundo sufrirán aún más. (worldwildlife.org)
Uno de los continentes más afectados es África: dos de cada tres habitantes no tienen acceso a este elemento y le sigue América Latina y el Caribe, con 106 millones de personas que no cuentan con un saneamiento adecuado.
Ya es latente y manifiesta la grave amenaza de que dentro de los próximos 5 a 10 años, a muchas de las grandes ciudades del mundo les llegue su Día Cero, es decir, el día en que se acabó el agua.
La escasez de agua en cada vez más regiones del mundo está provocando conflicto políticos y bélicos, que se irán incrementado a medida que el estrés hídrico crezca.
Según el Fondo de Población de Naciones Unidas, dentro de un período entre 15 y 20 años una de cada tres personas en la Tierra tendrá poca agua o nada.
Las obvias consecuencias de esta escasez (desertificación, menos producción de alimentos, aumento de enfermedades infecciosas y destrucción de ecosistemas), ya es motivo de tensiones políticas y sociales internas en África y Latinoamérica, tal como ocurrió hace pocos años en Bolivia, donde la privatización del agua potable de Cochabamba, levantó a su gente en multitudinarias protestas en las calles, que acabó con varios muertos y con la ciudad en estado de sitio. Una lucha social en contra de las empresas extranjeras privatizadoras del agua, que con su gran poder económico habían logrado ya cambiar las leyes para que las personas tuvieran prohibido guardar o almacenar agua de lluvia.
La empresa municipal de agua potable y alcantarillado de Cochabamba (la SEMAPA), pasó a manos de un consorcio internacional llamado Aguas del Tunari. Este conglomerado —formado por las compañias estadounidenses Bechtel y Edison, la española Abengoa y las bolivianas Petrovich y Doria Medina—, decretó, de la noche a la mañana, un incremento en las tarifas de entre el 30% y el 300%.
La Ley 2029, abría la puerta para que estas nuevas empresas cobraran por el uso particular de los acuíferos públicos y para que los ciudadanos tuvieran que hacer frente a sus deudas de agua con sus bienes inmuebles. Sobre el papel, esto significaba que Aguas del Tunari podía cobrar por el agua que los vecinos obtuvieran de sus pozos, del río o incluso recogieran de la lluvia, y que si éstos no pagaban estaba autorizada a desahuciarles y quedarse con sus casas. (elpais.com)
Estos mismos problemas internos, se transformarán pronto en conflictos internacionales, cuando se acentúe aún más la diferencia entre países ricos en agua y los que no cuentan con grandes reservas; todo esto enmarcado en un sistema económico que ha sido incapaz de asignar eficientemente este recurso. (voltairenet.org)
Lo anterior es un reflejo de dos fenómenos crecientes en todo el planeta: la privatización del agua, donde las grandes transnacionales están haciendo sentir su poder económico en muchos pueblos del Tercer Mundo, en un negocio que se sabe es altamente lucrativo -como en México, en donde estas grandes empresas se adueñan aceleradamente de importantes fuentes de abastecimiento del vital líquido.
El segundo fenómeno es la cada vez más acelerada militarización de las grandes fuentes de agua, o como se presenta eufemísticamente bajo la «protección» de potencias extranjeras. Por ejemplo, diversos analistas concuerdan que uno de los objetivos estratégicos de la invasión a Irak fue el control de los dos ríos más importantes del Medio Oriente, territorio donde el agua es tan preciada como el petróleo. (continuará…)
MUNDO
La Reserva Federal de Estados Unidos baja la tasa de interés: impacto directo en México

– Por Redacción Conciencia Pública
La Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) decidió este martes bajar su tasa de interés en un cuarto de punto, dejándola en 4.00 a 4.25%. En palabras simples: el dinero en Estados Unidos será más barato para bancos, empresas y consumidores. Y cuando eso pasa en la mayor economía del mundo, el efecto se siente en todo el planeta.
¿Por qué lo hicieron? Porque la economía estadounidense se está enfriando: se generan menos empleos y el consumo pierde fuerza. Con tasas más bajas, la Fed quiere darle un empujón al crecimiento, hacer que pedir prestado sea más barato y que la gente gaste e invierta más.
¿Y a México cómo le pega? Directo. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, así que si su economía respira, la mexicana también. Una recuperación allá significa más compras de autos, electrónicos y alimentos de México, lo que da oxígeno a nuestras exportaciones.
En el terreno financiero también hay movimiento. Cuando las tasas bajan en Estados Unidos, muchos inversionistas voltean a ver a países como México para buscar mejores rendimientos. Eso puede traer más dólares al país y fortalecer al peso, aunque un peso demasiado fuerte también complica a los exportadores.
Otro punto clave: la deuda en dólares. Tanto el gobierno como varias empresas mexicanas tienen compromisos en esa moneda. Si las tasas en Estados Unidos bajan, el costo de pagar esa deuda también se reduce, lo que significa un respiro en sus finanzas.
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Si llegan capitales especulativos en exceso, el tipo de cambio puede volverse inestable. Y si el dólar se debilita demasiado, algunos insumos importados podrían encarecerse, lo que se traduciría en presión inflacionaria aquí en México.
En resumen: la decisión de la Fed es una buena noticia para México solo en el corto plazo. Habrá más aire para exportaciones, para las finanzas y para el peso. Pero el Banco de México (Banxico) tendrá que jugar con cuidado sus cartas para que este respiro no se convierta después en un dolor de cabeza.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.