MUNDO
Nueva guerra comercial de Trump vs Asia: Implicaciones para la economía global

Actualidad, por Alberto Gómez R. //
En los últimos años, Estados Unidos ha intensificado su política proteccionista mediante la imposición de aranceles a productos estratégicos, especialmente aquellos provenientes de Asia, especialmente desde el primer período de Donald Trump como presidente (2017-2021). Entre las medidas más recientes, ahora bajo su segunda administración en la Casa Blanca, destaca la aplicación de un gravamen del 25% a automóviles y repuestos fabricados en Japón, Corea del Sur y China, una decisión que ha generado tensiones económicas y políticas.
Las marcas japonesas enviaron 1,37 millones de vehículos a Estados Unidos el año pasado, mientras que los fabricantes surcoreanos exportaron 1,43 millones. Además, 821.000 vehículos ligeros vendidos en Estados Unidos el año pasado fueron ensamblados en la Unión Europea, según JATO, una empresa de investigación. Por el contrario, los fabricantes de automóviles estadounidenses tienen una presencia mínima en Japón, Corea del Sur y Alemania, una realidad que ha irritado a Trump desde su primer mandato como presidente. (nytimes.com)
La administración estadounidense ha justificado los aranceles como un mecanismo para proteger la industria automotriz local, argumentando que las importaciones asiáticas —en particular las chinas— han perjudicado a los fabricantes nacionales. El gobierno sostiene que estas medidas buscan equilibrar la balanza comercial y recuperar empleos en el sector manufacturero.
Sin embargo, críticos señalan que los aranceles podrían tener un efecto contrario, encareciendo los precios para los consumidores y afectando a empresas que dependen de cadenas de suministro globales. (thewashingtonpost.com)
Por otro lado, analistas de The Financial Times destacan que detrás de esta política hay un componente geopolítico: limitar el ascenso tecnológico y económico de China, que en la última década ha desplazado a Estados Unidos en industrias clave, como la producción de vehículos eléctricos y componentes electrónicos. Japón y Corea del Sur, aunque aliados estratégicos de Washington, también han sido afectados debido a su fuerte competitividad en el sector automotor.
Las acciones de las empresas japonesas Toyota Motor, Honda Motor y Nissan Motor cayeron alrededor de un 2 por ciento en las operaciones asiáticas del jueves, luego del anuncio de las medidas arancelarias de Trump. Las acciones de las surcoreanas Hyundai Motor y Kia, así como de Mazda Motor y Subaru —dos fabricantes japoneses más pequeños que dependen especialmente de las ventas estadounidenses— cayeron entre un 3 y un 6 por ciento.
Si bien las agresivas políticas comerciales de Trump buscan supuestamente proteger a la industria automotriz y un renacer de esta, lo cierto es que es una apuesta de alto riesgo, ya que las consecuencias inmediatas para los consumidores estadounidenses será un impacto económico sumado a la incierta situación actual en aquel país.
CHINA: RESISTENCIA Y ADAPTACIÓN
China, el principal objetivo de las medidas arancelarias, ha respondido con una combinación de retaliaciones comerciales y estímulos a su mercado interno. El gigante asiático ha acelerado su transición hacia vehículos eléctricos y ha buscado mercados alternativos en Europa y América Latina para compensar las pérdidas en Estados Unidos. No obstante, el arancel del 25% supone un golpe significativo para empresas como BYD o Geely, que habían incrementado sus exportaciones al mercado estadounidense. (theeconomist.com)
A largo plazo, expertos prevén que China podría reducir su dependencia de las exportaciones hacia Occidente, impulsando el consumo interno y fortaleciendo acuerdos regionales, como la Asociación Económica Integral Regional (RCEP). Sin embargo, en el corto plazo, el impacto en su crecimiento económico podría ser notable, especialmente si Estados Unidos decide ampliar las restricciones a otros sectores.
JAPÓN Y COREA DEL SUR: ALIADOS BAJO PRESIÓN
A diferencia de China, Japón y Corea del Sur mantienen una relación más compleja con Washington, pues son socios comerciales y aliados en materia de seguridad. Empresas como Toyota, Honda y Hyundai enfrentan un dilema: absorber parte de los costos adicionales o trasladarlos a los consumidores estadounidenses, arriesgando su participación en el mercado.
The Financial Times reporta que ambas naciones han intensificado sus diálogos con la administración estadounidense para obtener exenciones, al menos parciales. Corea del Sur, por ejemplo, ha argumentado que sus inversiones en plantas de ensamblaje en Estados Unidos —como las de Kia en Georgia— deberían ser consideradas como un aporte a la economía local. Mientras tanto, Japón ha optado por diversificar sus exportaciones hacia el Sudeste Asiático, aunque sin abandonar su estrategia de lobby en Washington.
EFECTOS EN LA INDUSTRIA Y LOS CONSUMIDORES
Aunque el objetivo declarado de los aranceles es proteger a los fabricantes estadounidenses, algunos analistas advierten que la medida podría perjudicar más que beneficiar. Primero, porque muchas empresas automotrices en Estados Unidos dependen de componentes importados desde Asia. Un informe del Centro de Investigación Automotriz (CAR) estima que el aumento en los costos de producción podría reducir la competitividad de marcas como Ford o General Motors, que ya enfrentan presiones por la transición hacia vehículos eléctricos, y estas empresas estadounidenses van muy retrasados en el desarrollo de estos, sobre todo en lo que a eficiencia energética se refiere.
Segundo, los consumidores podrían enfrentar precios más altos, no solo en autos asiáticos, sino también en modelos estadounidenses que utilizan piezas fabricadas en los países afectados. Según datos de J.P. Morgan, el incremento promedio en el precio de un automóvil nuevo podría oscilar entre 1,500 y 3,000 dólares al menos, lo que frenaría la demanda en un momento de inflación persistente.
Grandes corporaciones, como Tesla y BMW, han expresado su preocupación por el alza en los costos operativos. Incluso fabricantes estadounidenses con cadenas de suministro globalizadas han solicitado excepciones, señalando que los aranceles podrían desencadenar despidos en lugar de crear empleos. The Economist resalta que, en el pasado, medidas similares —como los aranceles al acero— terminaron perjudicando más a la industria local que a sus competidores extranjeros.
Esta guerra comercial está acelerando un fenómeno preocupante: la fragmentación de las cadenas de suministro. Muchas empresas están considerando trasladar sus operaciones a países como Vietnam, India o México para evitar los aranceles. Pero esto no es algo que pueda hacerse de la noche a la mañana; requiere tiempo y grandes inversiones.
Si EE.UU. sigue adelante con estas medidas, es probable que China y otros países respondan con represalias, afectando sectores como la tecnología o la agricultura. La Organización Mundial del Comercio ya ha advertido sobre los riesgos de un proteccionismo generalizado, que podría reducir el crecimiento económico global. Algunos economistas sugieren que, en lugar de aranceles, Estados Unidos debería impulsar acuerdos comerciales que garanticen competencia justa sin desestabilizar el mercado. No obstante, en un contexto de rivalidad estratégica con China, parece improbable un cambio de rumbo en el corto plazo.
La imposición de aranceles del 25% a los automóviles asiáticos refleja una política económica con profundas ramificaciones geopolíticas. Mientras China busca alternativas para minimizar el impacto, Japón y Corea del Sur enfrentan el desafío de preservar su acceso al mercado estadounidense sin sacrificar su competitividad. Por su parte, Estados Unidos podría descubrir que el remedio es peor que la enfermedad, con consecuencias negativas para su industria y consumidores.
Algunos economistas sugieren que, en lugar de imponer aranceles, EE.UU. debería buscar acuerdos comerciales que garanticen una competencia justa. Pero en medio de la rivalidad con China, es poco probable que las cosas cambien pronto.
En un intento por defenderse de los fuertes aranceles que ha puesto en marcha el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y para reforzar sus lazos de libre comercio, China, Corea del Sur y Japón firmaron este domingo (30 de marzo) un acuerdo durante la primera reunión de alto nivel entre los máximos responsables de comercio de los países en cinco años.
En el escenario global, la medida acelera la fragmentación comercial y amenaza con debilitar el sistema multilateral que ha regido la economía durante décadas. En un mundo cada vez más polarizado, el costo de la guerra comercial podría extenderse mucho más allá de los balances económicos, redefiniendo las alianzas y el futuro del comercio internacional.
MUNDO
La Reserva Federal de Estados Unidos baja la tasa de interés: impacto directo en México

– Por Redacción Conciencia Pública
La Reserva Federal de Estados Unidos (la Fed) decidió este martes bajar su tasa de interés en un cuarto de punto, dejándola en 4.00 a 4.25%. En palabras simples: el dinero en Estados Unidos será más barato para bancos, empresas y consumidores. Y cuando eso pasa en la mayor economía del mundo, el efecto se siente en todo el planeta.
¿Por qué lo hicieron? Porque la economía estadounidense se está enfriando: se generan menos empleos y el consumo pierde fuerza. Con tasas más bajas, la Fed quiere darle un empujón al crecimiento, hacer que pedir prestado sea más barato y que la gente gaste e invierta más.
¿Y a México cómo le pega? Directo. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial, así que si su economía respira, la mexicana también. Una recuperación allá significa más compras de autos, electrónicos y alimentos de México, lo que da oxígeno a nuestras exportaciones.
En el terreno financiero también hay movimiento. Cuando las tasas bajan en Estados Unidos, muchos inversionistas voltean a ver a países como México para buscar mejores rendimientos. Eso puede traer más dólares al país y fortalecer al peso, aunque un peso demasiado fuerte también complica a los exportadores.
Otro punto clave: la deuda en dólares. Tanto el gobierno como varias empresas mexicanas tienen compromisos en esa moneda. Si las tasas en Estados Unidos bajan, el costo de pagar esa deuda también se reduce, lo que significa un respiro en sus finanzas.
Claro que no todo es miel sobre hojuelas. Si llegan capitales especulativos en exceso, el tipo de cambio puede volverse inestable. Y si el dólar se debilita demasiado, algunos insumos importados podrían encarecerse, lo que se traduciría en presión inflacionaria aquí en México.
En resumen: la decisión de la Fed es una buena noticia para México solo en el corto plazo. Habrá más aire para exportaciones, para las finanzas y para el peso. Pero el Banco de México (Banxico) tendrá que jugar con cuidado sus cartas para que este respiro no se convierta después en un dolor de cabeza.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.