CULTURA
Obsesión y admiración literaria: El guardián entre el centeno, la censura y el culto

-Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias
Jerome David Salinger publicó “El guardián entre el centeno” en julio de 1951, de ese día a la fecha, John Hinckley Jr. intentó asesinar al expresidente Ronald Reagan, en la habitación de Hinckley fue encontrado un ejemplar de la novela, Robert John Bardo asesinó a la actriz Rebecca Schaeffer y Mark David Chapman a John Lennon, ambos tenían una copia de El guardián entre el centeno al momento de cometer su crimen.
Además, fue prohibida en múltiples escuelas y bibliotecas de Estados Unidos por sus referencias sobre sexo, alcohol, blasfemias y cuestionamiento de la autoridad. En 2009, el sueco Fredrik Colting publicó la segunda parte de la novela, sin la autorización de J.D. Salinger, lo que llevó a una demanda que redefinió el tema de derechos de autor.
¿Qué hay en la obra de Salinger que genera obsesión o admiración? Holden Caulfield, de 16 años, tiene un desencanto por el mundo, el mundo de los adultos, con sus reglas y normas que carecen de sentido para él. Al ser expulsado del colegio, se escapa a Nueva York, en la ciudad se siente en un ambiente de soledad, de incapacidad de conectar de manera profunda con otra persona, generándole una angustia por la existencia, por el mañana.
La obra destacó por el uso de un lenguaje informal, que no buscaba la prosa bella o elegante, no tiene pretensiones estéticas, es como una confesión directa y honesta, al grado que puede llegar a ser muy crudo o fuera de lo aceptado y que en su época fue visto como muy atrevido. Algo que parece comprensible para alguien de esa edad encontró eco en lectores jóvenes y adultos que, al igual que Holden, no encontraban relación o vínculos con la sociedad en la que vivían.
La pérdida de la inocencia, la búsqueda de identidad, los problemas de crecer en un mundo que se percibe como falso son los temas centrales de la novela. En ella no se encuentra una luz de esperanza al final del túnel; no es un proceso de autodescubrimiento hasta llegar a la madurez y la aceptación de mundo, se trata de la lucha de Holden Caulfield por mantener su identidad, por preservar la inocencia y la autenticidad, no solo en él, sino en todos los que busca proteger.
Salinger escribió esta novela después de haber servido en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial, su experiencia en la guerra lo llevó a ser hospitalizado por estrés postraumático. Aunque no se trata de una novela autobiográfica, se piensa que los temas tratados en ella son la consecuencia de lo vivido en la guerra.
Aunque la novela había sido publicada en serie por diferentes revistas, la publicación en libro fue rechazada por varias editoriales debido a los temas, el lenguaje y la forma en la que retrata la adolescencia, hasta que fue aceptada en Little, Brown and Company. Desde entonces El guardián entre el centeno es considerada una de las novelas más influyentes del siglo XX, siendo inspiración de escritores, pintores, músicos y, como ya se mencionó, de todo tipo de lectores.
A causa del éxito logrado con la novela, Salinger se mudó de Nueva York a una casa aislada en Cornish, Nuevo Hampshire, escapando de los medios, las entrevistas, los fans y la fama en general. Así se mantuvo, aislado de todo lo relacionado a su obra y con esporádicas o forzadas apariciones públicas, como la ocurrida en 2009 reapareciendo para demandar a Fredrik Colting, quien decidió publicar una segunda parte del guardián, llamada 60 años después: Cruzando el campo de centeno.
Fredrik Colting tomó al personaje, el ambiente y otras referencias y lanzó la obra sin el consentimiento de Salinger, quien demando por plagio y derechos de autor. En principio, Salinger ganó la demanda, pero Colting contrademandó alegando que se atentaba contra su libertad de prensa y expresión. J. D. Salinger murió en 2010; la demanda se solucionó fuera de los juzgados, 60 años después: Cruzando el campo de centeno no puede publicarse ni venderse en EEUU, pero sí en el resto del mundo. Abriendo el debate sobre el derecho del autor sobre su obra intelectual y la libertad de prensa de otro autor para tomar inspiración o referencias.
¿Qué es lo que hace que personajes como Hinckley, Bardo o Chapman, se declaren grandes fans de la novela y la lleven consigo incluso al cometer el crimen, o que Colting se aventure a tomar al protagonista de otro autor y hacer una secuela no autorizada que claramente terminaría en una demanda? La respuesta está en cada lector que se enrede a través de El guardián entre el centeno.