OPINIÓN
Opinión: Los maestros y los exámenes
Por Isabel Venegas //
Parece que las aguas se han calmado y que la tempestad por lo menos nos da un poco de tregua, aunque todavía no podemos cantar victoria, seguimos en el tema: Los maestros no quieren ser evaluados, o por lo menos no de manera punitiva, o no de manera estandarizada; y es que el asunto sigue y seguirá en boga, dado que el Presidente Andrés Manuel López había tomado como principal bandera de campaña la cancelación de la reciente reforma educativa, pero a pesar de estar ya sobre la mesa la nueva propuesta, todo parece indicar que las evaluaciones continuarán.
En particular, el Estado de Jalisco también hizo un ejercicio de análisis que implicó una fuerte participación social, con lo cual pretende construir una iniciativa propia. A todo esto ¿Qué tanto sabemos sobre el proceso de evaluación y su evolución en la práctica?
Enfoquemos la atención en un solo aspecto: el examen como instrumento de evaluación.
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Las pruebas estandarizadas son herramientas objetivas que más allá de los sentimientos, emociones y apreciaciones sesgadas, ayudan en la identificación de qué tanto se han cumplido las metas; es bueno tener en consideración el contexto para el diseño de los ambientes de aprendizaje, pero no para la evaluación de los avances y/o resultados. Un niño que vive en la bella ciudad de Puebla, debería saber leer y escribir igual que un niño de la majestuosa sierra tarahumara, u otro de la fascinante Ciudad de México,… eso siempre y cuando la intención sea que esos niños aprendan a “leer y escribir”
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Uno de los elementos que más abona al proceso de enseñanza – aprendizaje es la evaluación formativa, esa que, durante el transcurso del ciclo escolar nos permite ir identificando qué tanto ha aprendido el alumno y de qué elementos sigue careciendo a pesar de haberlos trabajado en clase. Para ello la información inmediata que arrojan los exámenes continuos, es imprescindible.
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Tanto en tiempo como en recursos, es mucho más factible evaluar de manera estandarizada, máxime si estos cuestionarios se tienen en plataformas digitales y se califican de manera automática.
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Nota interesante: los primeros cuestionarios que se aplicaron datan de 1840, cuyo interés era el de medir temas del psicoanálisis. La pedagogía no solo ha venido a apropiarse del utensilio, sino de los aportes que la misma psicología, las neurociencias, la sociología y todas las áreas del conocimiento han ido arrojando.
Considerando esto, queda claro que las evaluaciones dotan de información precisa al profesor para poder regresar a la planeación didáctica y hacer las adecuaciones pertinentes, generando así lo que en el argot docente se conoce como “planeación argumentada”; es decir, los profesores se tienen que enfocar en la elaboración de la planeación previa (anual, semestral, cuatrimestral), al diseño de cada una de las secuencias didácticas con la construcción del ambiente de aprendizaje idóneo, y después de su ejecución, retornar a la documentación “base” a través de un cuestionario breve, estandarizado y objetivo que al final de la semana (por ejemplo) le dota de la capacidad para identificar las áreas de oportunidad, tanto individual como colectivamente.
No se trata de hacer un análisis lastimero, llevando de trasfondo cuánto tiene que trabajar un profesor a quien le pagan por hora-clase; al contrario, hoy por hoy vivimos en una cultura en la que se suele usar como referencia estándares de calidad. Ciertamente hasta ahora no terminamos por consensuar qué es una “educación de calidad” lo que sí podemos extrapolar de la cultura empresarial, es la preocupación por aprovechar y cuidar nuestros recursos. El tiempo de los maestros es un recurso muy valioso y no renovable, pero el de la Secretaría de Educación también, porque cada generación de alumnos es la esperanza de nuestro éxito como comunidad.
Los exámenes estandarizados son necesarios y su diseño debe ser pertinente y eficiente con el ánimo de medir la distancia entre los objetivos (inherentes a su contexto y circunstancias) y la realidad de su ejercicio diario; el profesor que imparte clase en Tamaulipas debiera tener las mismas competencias que uno que se desempeña en Puerto Vallarta o en el Municipio de Tlajomulco, al igual que el caso de los niños de Puebla, de Chihuahua o la Ciudad de México.
No estoy hablando de cuánto sufre un profesor para llegar a su escuela, si trabaja debajo de un árbol o tiene pizarrón interactivo, hablo de una medición certera que proporcione luz acerca de cuánto se aproxima a un perfil como el que propone Perrenoud, quien lo define como un ser capaz de:
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Organizar y animar situaciones de aprendizaje
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Gestionar la progresión de los aprendizajes
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Elaborar y hacer evolucionar dispositivos de diferenciación
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Implicar a los alumnos en sus aprendizajes y su trabajo
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Trabajar en equipo
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Participar en la gestión de la escuela
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Informar e implicar a los padres
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Utilizar las nuevas tecnologías
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Afrontar los deberes y los dilemas éticos de la profesión
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Organizar la propia formación continua
¿Hasta dónde posibilitan los exámenes la exploración de cada uno de estos aspectos? ¿Cuáles serían los mecanismos complementarios que nutrieran de información sólida y bien estructurada para el mapeo completo de la situación académica? El padre de familia debe poder tener la certeza que le permita devolver su confianza al cuerpo académico a quién confía a sus hijos, muchas veces sin tener otra opción; para el docente (que en gran porcentaje también tiene hijos en etapa escolar), es apremiante recuperar el crédito de sus acciones, pero más aún, darles el valor agregado que éstas merecen; por su parte para la Secretaría, las evaluaciones estandarizadas deben ser pieza de una estrategia sólida de enseñanza-aprendizaje: una documentación abierta tanto de los datos que va arrojando al aplicarse, como de la forma en la que se construye cada uno de sus reactivos.
Si el niño es evaluado por su profesor, el profesor por la secretaría y la SEP por la comunidad, entonces la institucionalidad está funcionando, y aunque hay corrientes que prefieren menos “estado” y más “ciudadanía”, en tanto el Sistema siga asumiendo el compromiso de la educación, deberá hacer mucho más eficiente la escuela a través de una correlación evidente entre sus objetivos y sus estrategias, socializando ambas; si es así ¡Enhorabuena! ¡Vamos bien! Ya nada más hará falta… todo lo demás y de lo cual, ya hablaremos después.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa_venegas@hotmail.com
JALISCO
El líder de la paz y la estabilidad laboral
Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
¿Es injusta la vida? ¿Por qué hay quienes nacen en un ambiente de abundancia o en condiciones que permiten caminar por este sendero sin mayores dificultades, y otros a los que les falta todo?
La vida no se planea, son decisiones o indecisiones las que te van marcando por ese largo caminar, de sueños y de miedos, de desafíos que se van encarando, nos dijo un día don Alfredo Barba Hernández.
La incertidumbre es lo que envuelve a esos y esas valientes que tienen un presente lleno de dudas cuyas condiciones para salir adelante son adversas.
El reto es romper ese escenario cuesta arriba y poder desarrollar el potencial que cada quien trae por dentro; se requiere voluntad y decisión.
Son muy pocos los que logran romper esas cadenas de atavismos para liberarse y correr por la vida, saltando obstáculos para alcanzar la cima.
En este escenario cobra relevancia la vida de Rafael Yerena Zambrano, el líder obrero más importante de Jalisco, después del fundador de la Federación de Trabajadores de Jalisco, don Heliodoro Hernández Loza.
Su infancia se desarrolló en un ejido alejado de la vida urbana, enclavado en la sierra madre occidental, donde apenas se podía estudiar hasta el cuarto de primaria.
Son dos caminos los que podemos tener enfrente en este tránsito mundano. Uno puede ser la seguridad del hogar, donde vives con cierta comodidad que te permite la familia y otro el asumir retos, el tomar la decisión de salir y buscar otros horizontes que te permitan encontrar oportunidades de crecimiento y desarrollo.
El dejar la familia e ir a la gran ciudad para buscar ser alguien es un dilema que algunos hemos tenido en la vida. Llegar a un lugar donde eres un desconocido, sin amigos, con recursos limitados para sobrevivir y no hay alternativa más que generar los ingresos de cada día para seguir adelante.
¿Cuál es la ruta que debemos de seguir?
Es interesante conocer la vida de un personaje como Rafael Yerena Zambrano. Su vida estaba condenada a trabajar de sol a sol en una parcela de su natal Mirandilla, que era el patrimonio familiar y el futuro que su padre le había marcado.
Un mundo diminuto, rodeado de miseria, como el propio Rafael lo ha comentado, “salí de Mirandilla huyendo del hambre”.
LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO
El pasado fin de semana me tocó participar en Puerto Vallarta en la presentación del libro que tuve la fortuna de escribir sobre la vida de este trascendente líder sindical, “Rafael Yerena Zambrano, El líder de la paz y la estabilidad laboral”, en el que se encuadra su trayectoria desde los 12 años de su vida, cuando decidió salir de su natal ex hacienda de Mirandilla, que pertenece al municipio de Mascota.
La vida de Rafael Yerena Zambrano es admirable y para la reflexión. Un niño que a temprana edad mostró tener dotes de liderazgo, que era distinto a los de su generación, como lo advirtieron tanto el cura como el maestro del pueblo.
Pero su padre pensaba diferente. Rafael a los seis años demostró su talento frente a aquel Obispo con el discurso que de memoria le recitó al prelado religioso que visitó Mirandilla.
Rafael tuvo el temple para tomar la decisión. Dejar su seno familiar y asumir los riesgos que ello implicaba.
MI CONVICCIÓN
Con pleno convencimiento escribí: “Rafael Yerena es ejemplo de liderazgo responsable, cuyo talante como representante de los trabajadores ha contribuido a la armonía entre capital y trabajo, cuya síntesis es el desarrollo social y económico de una región como Puerto Vallarta, insertada hoy en el mapa del turismo mundial y que al recibe entre 6 y 8 millones de habitantes.
Su vida la consagró al servicio y defensa de los trabajadores para que pudieran tener acceso ellos y sus familias a una mejor calidad de vida desde el reconocimiento y valoración a su trabajo con una mejor remuneración y distribución más equitativa de las utilidades de la empresa.
Fue Puerto Vallarta la región que vio nacer y crecer al líder obrero que se erigiría en las últimas cinco décadas en uno de los factores fundamentales para su desarrollo y consolidación como destino turístico.
Su sensibilidad, inteligencia y capacidad de conciliación, permitiría que Vallarta viviera y viva la paz laboral y la certidumbre -que en los últimos 20 años se ha extendido también a Bahía de Banderas- para que empresarios nacionales y extranjeros invirtieran y crearan empleos bien remunerados, convirtiendo la región en polo de desarrollo que se vio transformado para estar en el mapa mundial y convertirse en uno de los dos destinos turísticos más exitosos y pujantes de México.
En el libro hacemos una retrospectiva de la vida de Rafael Yerena, desde que a los 12 años salió de la ex hacienda de Mirandilla y la ruta que siguió los 62 años siguientes.
La vida de aquel niño que triunfó en la vida, vale la pena conocerla, ver las vicisitudes y desafíos que fue enfrentando en el camino para salir adelante, como podemos advertirlo al hacer un recorrido por aquella ruta que siguió para alcanzar la cúspide del poder político y sindical, pero al que le dio una utilidad social, hacer el bien, ayudar a los demás y tanto los trabajadores como los empresarios de Puerto Vallarta, lo pueden atestiguar.
Creo que hay mucho que aprender de Rafael Yerena, particularmente de una de sus frases que nos dice mucho de lo que es el poder: “Hay gente que se sube al ladrillo y sufre mareo de montaña…yo no concibo el poder ni para alimentar el ego, ni para sobajar, ni para hacerle daño a nadie”.
Y traigo a colación otra frase: “El poder enloquece a los inteligentes y a los pendejos los enloquece”.
Beisbol
Armando Navarro, el hombre que trajo al Toro a Charros
Deporte Rey, por Gabriel Ibarra Bourjac //
En Jalisco, como en mi estado natal Sonora hay mucha gente que quiere al beisbol y que dedica gran parte de su vida a la promoción del deporte rey. Puedo citar a dos grandes promotores de este deporte que tantas emociones provoca, como son Bardo Galindo y Eliseo Villarreal, quienes han sembrado por años la semilla del beisbol en la niñez y juventud aquí y ya vemos los frutos de su labor de años.
Pero hay otro gran personaje a quien Jalisco le debe mucho, como es Armando Navarro, el apasionado del beisbol que trajo a Fernando “Toro” Valenzuela a Charros de Jalisco, quien lamentablemente la pasada semana el mundo del beisbol sufrió su pérdida, sin duda el lanzador mexicano más exitoso en Grandes Ligas, su gran año fue 1981 que hoy se recuerda cuando fue novato del año, Premio Cy Young y además haber ganado el primer juego para Dodgers ante Yankees cuando el legendario equipo de las rayas había ganado los dos primeros juegos del Clásico de Otoño.
Me tocó conocer a Fernando Valenzuela en una comida a la que me invitó allá por 2019 Armando Navarro en la ciudad de Mexicali. Fuimos a paladear la comida china. Hombre muy parco Fernando.
Fue Armando Navarro y nadie más quien trajo a Fernando Valenzuela a Charros en 1992 y así me lo platicó, a propósito que aparecen algunos personajes que se quieren adjudicar la iniciativa de haber traído a El Toro a la tierra del tequila y del mariachi.
Armando Navarro, no olvidemos, fue quien trajo de nuevo el beisbol profesional a Jalisco en 2014, convenciendo al entonces gobernador Aristóteles Sandoval de que apoyara la iniciativa con la aportación del estadio Panamericano para que fuera la sede del conjunto en su participación en Liga Mexicana del Pacífico.
Platiqué con Armando sobre aquella atinadísima decisión de cómo convenció al Toro de que jugara con Charros y esto me relató:
“En marzo de 1992 los Angelinos anunciaron la baja del jugador Fernando Valenzuela. Ese mismo día le pedí a mi gerente José Luis Gutiérrez me comunicara con Tony de Marco, el apoderado de Fernando para invitarlo a jugar con Charros.
“Me contestó la llamada y me dijo que de inmediato hablaría con Fernando y me devolvería la llamada”.
“Al día siguiente me llamó Tony de Marco y me dijo que Fernando Valenzuela estaba agradecido de la invitación y lo autorizo a tratar conmigo”.
“Nos vimos el fin de semana en Puerto Vallarta y logré la firma para Charros de Fernando”.
“El principal acuerdo fue que venía solo como prestado y en cualquier momento podía dejar Charros si un equipo de Grandes Ligas lo llamaba y ganar un peso más que el mejor pagado de la liga”.
“Se logró la firma por haberlo intentado”.
“Cuando avisé a la liga se me dijo que los derechos de retorno de Fernando Valenzuela eran de Yucatán por lo que se convocó a junta extraordinaria urgente y tuvimos que pagar los derechos”.
“Se hizo el anuncio oficial y fue una locura de medios. Se programó el debut el 28 de abril contra Campeche, recuerdo que en preventa se vendió toda la serie y se agotaron los 3 juegos vendiendo 45 mil boletos”.
“Desafortunadamente el 22 de Abril fueron las explosiones del Sector reforma que impidieron los juegos y devolvimos las entradas y se reprogramó para el 1 de Mayo el debut de Fernando contra Yucatán”.
TODA UNA TRAGEDIA LAS EXPLOSIONES
“Tuvo 10 victorias Fernando con llenos en todos los parques donde jugó esa temporada”.
“Para 1993 regresó a Grandes Ligas”.
“En 1994 regreso a Charros y a media temporada se fue a Orioles”.
“Nos hicimos grandes amigos ambas familias”.
“Para el año 2014 que regresó el béisbol a esta ciudad con los Charros de Jalisco en la liga del Pacifico firmé al Torito Valenzuela como jugador de Charros e invité a Fernando a que se retirara oficialmente con Charros en un juego contra Navojoa, lo cual aceptó”.
“Para nuestra sorpresa su primer lanzamiento lo hizo a la primera base a el Torito Jr.”
“La directiva le hizo en el estadio una estatua como reconocimiento al mejor beisbolista mexicano de toda la historia y a su ejemplo para todos los mexicanos”.
“Una persona sencilla, íntegra, con una gran familia”
“En mi opinión el mejor deportista mexicano de todos lo tiempos”.
MUNDO
La importancia del servicio civil de carrera
Columna invitada, por Raúl Gutiérrez Zaragoza //
El servicio civil de carrera es un pilar fundamental en la administración pública moderna. Este sistema, que se basa en la profesionalización y estabilidad de los empleados públicos, busca garantizar una gestión eficiente, transparente y orientada al bien común lo que se convierte en base angular para el funcionamiento del Estado y el bienestar de la sociedad.
André Molitor ha sido un destacado académico en el campo de la administración pública, en su obra, ha enfatizado la importancia de la formación y profesionalización de los funcionarios públicos para asegurar una administración eficiente y efectiva
En mi experiencia de más de treinta y cinco años dedicados a la administración pública, me he percatado que uno de los principales beneficios del servicio civil de carrera es la profesionalización de los empleados públicos. A través de procesos de selección rigurosos y basados en el mérito, se asegura que los funcionarios posean las competencias y conocimientos necesarios para desempeñar sus funciones de manera efectiva. Esto no solo mejora la calidad de los servicios públicos, sino que también fomenta una cultura de excelencia y responsabilidad en la administración.
De igual forma es relevante mantener la estabilidad laboral que ofrece este servicio civil, ya que permite a los empleados públicos desarrollar una carrera a largo plazo dentro de la administración. Esta continuidad es esencial para la implementación de políticas públicas sostenibles y coherentes. Las y los funcionarios con experiencia y conocimiento acumulado pueden contribuir de manera significativa a la formulación y ejecución de estrategias que requieren un enfoque a largo plazo, evitando así los cambios abruptos y la improvisación.
Por otra parte, concuerdo con Christopher Pollitt, quien es conocido por sus estudios sobre la reforma administrativa y la gestión pública, cuando argumenta “que un servicio civil de carrera bien estructurado es esencial para la implementación de políticas públicas coherentes y sostenibles”.
El servicio civil de carrera también juega un papel crucial en la promoción de la transparencia y la rendición de cuentas. Al estar sujetos a normas y procedimientos claros, los empleados públicos deben actuar con integridad y en conformidad con los principios éticos. Además, la estabilidad en el empleo reduce la influencia de intereses políticos y personales, lo que contribuye a una administración más imparcial y justa.
Es innegable que la profesionalización y estabilidad del servicio civil de carrera de la que escribo, crean un entorno propicio para la innovación y la mejora continua. Los empleados públicos, al sentirse valorados y seguros en sus puestos, están más dispuestos a proponer y adoptar nuevas ideas y tecnologías que puedan mejorar la eficiencia y efectividad de los servicios públicos. Este espíritu de innovación es vital para que la administración pública pueda adaptarse a los cambios y desafíos del entorno.
Sostiene mi afirmación anterior con lo que Oscar Oszlak, reconocido experto en administración pública en América Latina, ha escrito extensamente sobre la profesionalización del servicio civil y su impacto en la eficiencia y transparencia de la gestión pública.
De igual forma se expresa Rafael Martínez Puón, que nos da luz al referir que “la profesionalización de la función pública en Latinoamérica, cómo un servicio civil de carrera puede mejorar la calidad y continuidad de los servicios públicos”.
Otro aspecto para destacar es que el servicio civil de carrera fortalece la democracia, al asegurar que la administración pública opere de manera independiente y al servicio de todos los ciudadanos, sin favoritismos ni discriminaciones. Un cuerpo de funcionarios públicos profesional y estable es esencial para la implementación equitativa de las políticas públicas y para garantizar que los derechos y necesidades de la población sean atendidos de manera justa y eficiente.
Pareciera que hay suficiente evidencia que permite señalar que el servicio civil de carrera es una pieza clave para el buen funcionamiento de la administración pública. Su enfoque en la profesionalización, estabilidad, transparencia, innovación y fortalecimiento de la democracia contribuye de manera significativa al desarrollo y bienestar de la sociedad.
Ahora que, en México, se viven cambios de gobierno en sus tres órdenes federal, estatal y municipal, la aspiración fundamental que tenemos los ciudadanos es que los gobiernos entrantes continúen apoyando y fortaleciendo este sistema para asegurar una gestión pública eficiente y al servicio del bien común.
En los gobiernos, en sus distintos niveles, existen diversas áreas de oportunidad dentro de las administraciones para darle continuidad al aspiracional servicio civil de carrera, las Contralorías de los estados parecieran un buen ejemplo de ellas.
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