JALISCO
Zapopan, la joya de la corona: ¿Para quién?
A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
Esta semana, mi reflexión gira en torno a un tema que adquiere una relevancia innegable en medio del ambiente político-electoral: Zapopan. Sumergirme en esta discusión se vuelve casi imperativo, pues este municipio no solo representa el lugar físico donde mi familia y yo hemos elegido establecer nuestro hogar, sino que además ha sido el epicentro de mi compromiso cívico y social desde hace ya varios años.
Desde el 2016, mis pasos han recorrido sus calles, plazas y avenidas, cada uno de ellos marcado por encuentros significativos con amigos y aliados comprometidos con el bienestar de Zapopan. Marisela Meza, Eduardo Vallejo, Gerardo Mora, Ivonne Castillo, y Chayo de la colonia Nuevo México, entre otros iguales de importantes que por la infidelidad de la memoria no están, son solo algunos de aquellos que, en su diversidad y particularidades, han compartido conmigo la visión de un Zapopan próspero y equitativo.
Cada rincón de este municipio ha sido testigo de mis experiencias y de la amalgama de desafíos y oportunidades que caracterizan a esta localidad. Desde las alturas de sus zonas más privilegiadas hasta los rincones donde las carencias y las dificultades sociales se hacen más evidentes, he sido parte de una travesía que me ha permitido conocer de cerca las realidades diversas que coexisten en esta tierra.
Por eso, en el contexto actual, hablar de Zapopan adquiere una relevancia crucial, ya que, si su potencial de crecimiento económico e innovación se aprovechan adecuadamente, el municipio puede convertirse en un catalizador para el progreso de Jalisco y, en consecuencia, posicionar al municipio como uno de los principales motores económicos de México.
Sin lugar a duda, Zapopan tiene un potencial innegable que, de ser aprovechado de manera efectiva, podría llevarlo a niveles insospechados de crecimiento y desarrollo. Sin embargo, este brillo y potencial no deben eclipsar los desafíos que enfrenta la ciudadanía zapopana en su día a día, ya que la disparidad en el acceso a servicios básicos como la educación, la salud, la vivienda digna y el empleo se convierten en una dura realidad para muchos de sus habitantes.
Zapopan carga con deudas históricas, arrastrando problemáticas que se han perpetuado a lo largo del tiempo. Estas deudas no son únicamente financieras, también se refieren a deudas sociales, a la falta de equidad y justicia para una ciudadanía que ha vivido y sufrido los contrastes y desigualdades dentro de un municipio complejo, pero que, a pesar de todo, muestra una inquebrantable fuerza y voluntad para progresar.
Los contrastes son evidentes: barrios prósperos y zonas desfavorecidas conviven en el mismo espacio geográfico. La brecha entre estas realidades es uno de los mayores desafíos que enfrenta Zapopan. Es vital reconocer que el desarrollo económico no puede ni debe dejar atrás a una parte significativa de la población.
En consecuencia, al estar en la antesala de un proceso electoral, el poder transformar estas realidades adversas en posibilidades tangibles están latentes, solo se requiere una acción decidida y colectiva para abordar estos desafíos que deben de ser abordados a través de políticas públicas diseñadas con un enfoque inclusivo, priorizando la equidad y la justicia social.
En ese orden de ideas, catalogar a Zapopan como «la joya de la corona» me ha llevado a reflexionar sobre cómo la gestión gubernamental parece haberse reducido a un juego de intereses, donde lo personal supera a lo colectivo. Surge así una pregunta que demanda respuesta: si Zapopan es esa joya, ¿para quién es esta corona? ¿Acaso para los ciudadanos anhelan cambios tangibles en sus vidas, para los gobernantes o la iniciativa privada?.
La etiqueta de «joya de la corona» implica un valor excepcional, una preciada posesión. En este contexto, ¿qué representa verdaderamente Zapopan? ¿Es acaso un símbolo de riqueza y oportunidades para todos sus habitantes o se ha convertido en un activo codiciado por intereses particulares?
Desde mi perspectiva, Zapopan es, en efecto, una joya, pero su brillo no puede limitarse a ser un mero objeto de deseo político o económico. Su verdadero valor radica en el bienestar y la calidad de vida que pueda ofrecer a sus ciudadanos. La corona, por ende, debería ser para ellos, para aquellos que diariamente construyen la identidad y la riqueza de esta comunidad.
No obstante, el desafío persiste. ¿Cómo logramos que esa joya, Zapopan, sea accesible y beneficiosa para todos? La respuesta no es sencilla, pero implica un compromiso genuino con políticas públicas transparentes, inclusivas y enfocadas en las necesidades reales de la población.
Es momento de trascender las etiquetas y enfocarnos en acciones concretas. Zapopan necesita líderes comprometidos, tanto en el ámbito político como en la iniciativa privada, que trabajen en conjunto para fomentar el desarrollo equitativo y sostenible.
La clave reside en una colaboración efectiva entre los diferentes actores sociales. Los gobernantes deben actuar como facilitadores del progreso, brindando oportunidades para el crecimiento económico, la educación de calidad, el acceso a la salud y la promoción de la innovación, por ello, el papel de los líderes políticos y gubernamentales es crucial ya que estos deben comprometerse con el desarrollo integral del municipio garantizando que dicho crecimiento sea inclusivo y llegue a todos los estratos sociales.
Por otro lado, la iniciativa privada también tiene un papel crucial. Su participación, no solo en términos económicos, sino también en programas de responsabilidad social empresarial que puedan contribuir significativamente al tejido social de Zapopan.
La comunidad, por su parte, debe ser partícipe activa en la toma de decisiones. El empoderamiento ciudadano y la exigencia de rendición de cuentas son pilares fundamentales para asegurar que la «joya de la corona» sea verdaderamente un bien común.
En conclusión, catalogar a Zapopan como «la joya de la corona» es un llamado a la reflexión y la acción. La corona debe ser para aquellos que aspiran a un municipio próspero, inclusivo y justo. Es hora de que todos los involucrados trabajemos juntos para convertir este calificativo en una realidad palpable, donde el verdadero valor de Zapopan resida en el bienestar y la felicidad de sus ciudadanos.
