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OPINIÓN

Pifia tras pifia

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Opinión, por Héctor Romero Fierro //

Semana de grandes desaciertos por parte del gobierno federal, siguen sin saber qué hacer ante la pandemia y la crisis económica que se avecina. Iniciemos por comentar la primer estupidez, la gerente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia (CONACYT) les solicita a los investigadores «donar voluntariamente de uno a tres meses del estímulo que reciben como integrantes del sistema nacional» que los beca, recursos que son indispensables no solo para sostener sus investigaciones sino para su propia manutencion.

Con estas presiones solo van a provocar que salgan del país, ya que muchísimas empresas y universidades del mundo los esperan con los brazos abiertos.

Continuó el Presidente señalando que los principales periódicos del mundo distorsionan la información, la molestia inició porque un periódico mostró un reportaje sobre panteones y crematorios de la Ciudad de México que demuestra que en nuestro país descaradamente se ocultan las cifras de personas muertas por el coronavirus, y eso molestó al peje que acabó diciendo: “los periódicos más famosos del mundo mienten, calumnian, El New York Time (sic), El Washington Post, El Financial Time, El País, muy famosos pero sin ética”.

Es reiterado su ataque contra el periódico El Norte en franca violacion a la libertad de expresion, situación que provocó que algún chairo psicópata, feligrés de la “CuatroTé” y adorador de Pejeová, amenzara con dinamitar la sede de ese periódico.

AMLO ataca por igual a profesionistas, periodistas, columnistas, y ahora tocó a ingenieros y arquitectos ya que “les cuesta trabajo aceptar que la gente pueda hacer un camino sin ellos, que una familia pueda hacer una casa sin ellos”, ya me imagino a los miembros de una comunidad construyendo sin ingenieros o arquitectos un puente como el Baluarte Bicentenario ubicado en la autopista Durango-Mazatlán, el cual por cierto fue reconocido en su momento como el puente atirantado mas alto del mundo (Récord Guinness), con una longitud de 1124 metros y una altura sobre el Río Baluarte de 402.57 metros.

El colmo de las pifias morenistas de la semana fue el ilegal, inconstitucional y regresivo “Acuerdo por el que se emite la política de confiabilidad, seguridad, continuidad y calidad en el sistema eléctrico nacional”, mediante el cual la Secretaría de Energia (SENER), asume en su totalidad el control del Sistema Eléctrico Nacional, lo que le permite dar prioridad a las plantas de la CFE y limitar a las generadoras de energías renovables, frenando las inversiones en esas plantas. Increíble que muchos pseudo ecologistas ahora aplaudan la decisión cuando la generación de energía eléctrica se hará quemando carbón y combustoleo, hecho criminal que atenta contra nuestro medio ambiente.

Este “acuerdo” es violatorio de tratados internacionales, entre otros el TLC, y el Acuerdo de París, (México tiene vigentes 77 tratados inherentes al cuidado del medio ambiete) de la Ley de Transición Energética, la Ley General de Cambio Cimático, así como la Ley de la Industria Eléctrica, y atribuyéndose facultades que le corresponden a la Comisión Reguladora de Energía, ente autónomo que se opuso al citado decreto, y que solo originó que lo ignoraran y renunciara al cargo su comisionado.

Según un estudio, de 96 centrales de la CFE, solo 62 son eficientes y el resto carecía de mantenimiento y los inversionistas privados generaban cerca del 50% del consumo nacional de energía, a precios mucho más competitivos por megawatt hora MWh para la CFE, de entre 17 y 60 dólares, mientras que las plantas de la CFE alcanzan entre los 80 hasta 200 dólares por MWh. Ya no se diga el precio a la industria donde la CFE les cobra hasta 120 dólares el MWh cuando los privados se la venden etre 50 a 60 dólares.

La explicación del Presidente en otro episodio del Show de la Mañanera fue irrisoria, la CFE le compra energía a particulares y ahora vende menos, y como se tomó la decisión de no aumentar las tarifas de consumo doméstico, por ello hay una pérdida, y resulta que los particulares no aportaban nada.

«Ahora lo que se está haciendo es que se le da un trato justo a la CFE en cuanto a subir la energía a la red» (según el gobierno federal), porque antes la preferencia la tenían los particulares (por precio), porque en el periodo neoliberal se les entregó el mercado. Su justificación es que hay que rescatar a la CFE cuando la verdad es que esa empresa «trasnacional» tiene pérdidas por su notoria ineficiencia y alta corrupción al interior y la protección a millones afines a Morena que simplmente se roban la energía electrica y no se actúa en su contra.

Los motivos para evitar que operen plantas de energía “solar y eólica” son: El ideológico, ya que es muy rentable, en plena debacle en las encuestas de aceptación, vender el argumento de la recuperación de la soberanía nacional energética “cuya conducción debe estar en manos del gobierno”, y la segunda es que por los errores de nuestra brillante especialista en materia energética y secretaria de Energía, Rocio Nahale, se buscaría dónde quemar el combustóleo residual de Pemex y quedar bien con el amigo de AMLO y senador Armando Guadiana Tijerina así como con los productores de carbón, a quienes les arreglaron una licitación a modo para comprarles 735 mil toneladas con posibilidades de extenderlo hasta 2021 con un millón cien mil toneladas; el tercero es evitar las pérdidas impresionantes de la CFE por ineficiente.

Las generadoras se instalaron al amparo de tratados internacionales, los cuales cuentan con capítulos destinados a la protección de las inversiones efectuadas al amparo de ellos, por lo que la respuesta de los gobiernos no se dejó esperar, la delegación en México de la Unión Europea le advirtió al gobierno federal que tal conducta afectaría 44 proyectos de energía limpia en 18 estados de la República, lo que pondría en riesgo inversiones que superan los 6 mil 400 millones de dólares, el Gobierno de Canadá  reaccionó igual. pero el viernes por la noche, (ahora les encantan las ediciones vespertinas) publicaron el “acuerdo”; esperemos amparos y demandas arbitrales internacionales.

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JALISCO

¿Qué hacer con tantas motos?

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De Frente al Poder, por Óscar Ábrego //

Angie (así le decimos de cariño) circulaba al mediodía de norte a sur sobre López Mateos. A la altura de la colonia Las Fuentes, un motociclista que llevaba una mochila con el logotipo de entrega de comida, de esas de plataforma, iba zigzagueando entre los carriles centrales cuando de pronto derrapó, justo en frente de mi amiga, quien para evitar atropellarlo frenó de golpe, provocando que el carro que veía detrás de ella impactara al suyo ocasionando un daño bastante notorio.

El sujeto, luego de incorporarse, simplemente se alejó de la escena, dejando a su espalda un caos vial y un montón de problemas para quienes sufrieron por su tremenda imprudencia.

El anterior, es uno de los veinticinco accidentes diarios que en promedio suceden en la zona metropolitana.

Hay mediciones oficiales que datan del 2023 que indican que al menos un motociclista muere cada día como consecuencia de este tipo de percances.

Y es que algo ocurre en la mente de un buen número de motociclistas que se transforman en una especie de cirqueros viales, poniendo en peligro su vida y en riesgo la seguridad de los automovilistas.

Pareciera que pierden la noción de la gravedad que implica maniobrar por las calles a altas velocidades en medio de camiones de carga o de pasajeros.

¡Cuántos jóvenes han perdido la vida debajo de las llantas de una unidad del transporte público!

Es como si en algún momento de su viaje se sintieran impunes, elásticos o inmortales.

Pero la cosa no para ahí, a pesar de la violación a los reglamentos en la materia, si los conductores no les abrimos espacio para que puedan avanzar a su ritmo, se molestan a un nivel de insulto como una mentada de madre.

Más aún, todo apunta a que persiste la idea de que, en un incidente en el que estén involucrados un motociclista y un automovilista, este último es el que resultará culpable, aunque no lo haya sido.

Al respecto, este fin de semana, El Informador publicó un trabajo de investigación revelador e inquietante.

Cito: “De acuerdo con la Secretaría de Transporte (SETRAN), hasta el 6 de mayo, apenas 168 mil motociclistas contaban con licencia vigente en el estado. En contraste, el padrón vehicular estatal registra más de un millón 16 mil motocicletas, según datos de la Secretaría de Hacienda. Esto indica que solo dos de cada diez motociclistas tienen su licencia al día, mientras que ocho de cada diez manejan sin permiso”.

Si a ello agregamos que hay más de un millón de unidades rodando por la entidad, concentrando la mayor cantidad en la metrópoli, el asunto se complica más en virtud de que no hay regulación del tipo ni del modelo.

Por eso vemos pasar por igual a motos de alto cilindraje, enduro o vespas. Claro que el tema es en extremo complejo, pues todos tenemos derecho a ganarnos la vida; sin embargo la situación debe ser controlada de algún modo.

Tengamos en cuenta que en Guadalajara los delitos más comunes cometidos en motocicleta son el robo, el asalto y las ejecuciones porque los agresores aprovechan la agilidad de estos vehículos para escapar. 

Tlaquepaque, por ejemplo, reporta que tres de cada cuatro delitos se cometen utilizando motocicletas. 

Especialistas y diputadas en el Congreso local concentran su atención en campañas de concientización y la aplicación de la ley con más rigor.

En lo personal, estimo conveniente también acudir a experiencias internacionales con el ánimo de contener el crecimiento de este delicado problema.

De continuar así, en breve vamos a lamentar no haber tomado las medidas necesarias cuando aún teníamos tiempo para hacerlo.

En X: @DeFrentealPoder

*Óscar Ábrego es empresario, consultor en los sectores público y privado, activista social, escritor y analista político.

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MUNDO

Discurso de individualismo extremo: La derecha que no salva, un riesgo disfrazado de esperanza

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A título personal, por Armando Morquecho Camacho //

A la derecha le gusta imaginarse como el lugar del orden, de la razón y del mérito. Su narrativa gira en torno a ideas como “eficiencia”, “disciplina”, “libertad individual” y “trabajo duro”. Durante décadas, fue una forma efectiva de contrastarse con los excesos o fracasos de ciertas izquierdas: burocracias gigantes, discursos revanchistas, populismos disfuncionales.

Pero esa imagen está dejando de sostenerse. La nueva derecha —la que hoy marca tendencia en redes, encabeza algunos gobiernos y monopoliza micrófonos— ya no representa ninguna de esas virtudes. Lo que ofrece no es ni orden ni racionalidad: es puro espectáculo.

Ahí están Donald Trump, Javier Milei y Santiago Abascal como muestra. Tres líderes que han hecho del grito una política, del insulto un argumento y del caos una bandera. Ninguno de ellos ha demostrado ser particularmente eficiente, pero todos han sabido capitalizar una narrativa emocional basada en el resentimiento. Dicen luchar contra “el sistema”, pero lo hacen desde la cima.

Se presentan como outsiders, aunque lleven años en la política. Proclaman amor por el mercado, pero están más cómodos en la cultura del meme que en los fríos informes financieros.

Ya no les interesa defender un modelo económico coherente, ni sostener el legado intelectual de la derecha liberal o conservadora clásica. Su apuesta es otra: dominar el flujo de la conversación pública. Ser tendencia. Explotar la ansiedad de las masas que se sienten traicionadas por las élites ilustradas, por los expertos, por las instituciones. No importa si lo que dicen es contradictorio, vacío o incendiario: lo importante es provocar, atraer, dividir.

Este fenómeno tiene su correlato empresarial. En América Latina, por ejemplo, el caso de Ricardo Salinas Pliego es ilustrativo. El magnate no solo es dueño de empresas y medios: se ha posicionado como una figura política, aunque sin partido ni candidatura. Lo hace desde sus redes sociales, donde predica una mezcla de darwinismo social, desdén por los pobres, burla al Estado y culto a su propio éxito. Su mensaje no es técnico ni ideológico: es emocional. Una especie de “si yo pude, tú también, y si no puedes, es tu culpa”.

Se presenta como víctima del gobierno, del sistema judicial, del fisco, de la prensa. Lo paradójico es que lo hace desde una posición de privilegio absoluto. Pero funciona. Porque hoy ser rico no te quita autoridad moral: te la da.

Lo que representa Salinas Pliego es la figura del empresario redentor. Ya no se trata sólo de emprender o generar empleos. Se trata de suplantar al político. De sugerir, directa o indirectamente, que sólo quienes han tenido éxito en los negocios deberían tener poder de decisión. Como si administrar una cadena de tiendas fuera lo mismo que diseñar políticas públicas complejas, garantizar derechos o defender libertades.

La nueva derecha abraza con entusiasmo esta figura. En lugar de cuadros técnicos, promueve personajes estridentes. En lugar de programas serios, vende frases virales. En lugar de instituciones sólidas, propone personalismos autoritarios. El resultado es un nuevo tipo de populismo: no uno basado en el pueblo contra las élites, sino en el individuo omnipotente contra todo lo que le incomoda: el Estado, los impuestos, los medios, la ciencia, el disenso.

Esto es peligroso por muchas razones. Primero, porque convierte la política en un campo de guerra cultural permanente, donde todo se juega en el terreno de la identidad y el agravio, no de las soluciones. Segundo, porque desmantela los equilibrios democráticos bajo la excusa de “quitar trabas” al genio del líder. Y tercero, porque socava la idea misma de lo público: el Estado ya no es visto como una herramienta de justicia o bienestar, sino como un obstáculo para los exitosos.

La derecha que alguna vez promovió instituciones, reglas, competencia ordenada y responsabilidad fiscal, ha cedido el paso a una versión desfigurada de sí misma: histriónica, rabiosa, individualista hasta el delirio. Y con ello ha perdido una oportunidad valiosa de ofrecer respuestas a las crisis reales del presente: desigualdad, cambio climático, desinformación, polarización social.

Lo más inquietante es que esa derecha ni siquiera cree en la derecha. No cree en la tradición, ni en los contrapesos, ni en la democracia representativa. No cree en el pensamiento liberal clásico ni en los valores conservadores. Lo que quiere es mandar, imponer, sobresalir. Su único principio es el triunfo inmediato. Su única ideología es el narcisismo.

No se trata de negar que muchas izquierdas también han fallado, ni de defender modelos ineficientes o autoritarios. Reconocer esos errores es fundamental para avanzar y evitar repetirlos. Sin embargo, es necesario advertir que esta derecha contemporánea no es en absoluto el remedio frente a esos fallos.

Más bien, puede ser vista como una versión invertida, que comparte con ellos la misma concentración de poder en figuras carismáticas, la misma tendencia a polarizar y simplificar debates complejos, y la misma dificultad para aceptar matices o posiciones críticas.

La derecha actual, con su discurso enfocado en el individualismo extremo, el rechazo a la diversidad de ideas y la tendencia a imponer su visión como la única válida, representa un riesgo igual de serio para la democracia y la convivencia social. Así, lejos de ser una alternativa equilibrada o una corrección necesaria, esta derecha puede resultar igual de problemática y dañina en el largo plazo.

Lo sensato —y quizás lo verdaderamente subversivo hoy— es pedir madurez política. Pedir ideas complejas. Pedir responsabilidad institucional. Pedir liderazgos que no se alimenten del conflicto constante. En tiempos de histeria, el pensamiento es revolucionario.

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MUNDO

El dominio del dólar

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Gracias a Donald Trump y su política económica, la incertidumbre permea en las economías occidentales y genera desconfianza en la potencia de la economía estadounidense para hacer que el dólar siga siendo la moneda internacional de referencia. La inquietud existe, es real, principalmente por la fragilidad actual de las finanzas estadounidenses.

Las finanzas públicas de los Estados Unidos lucen mal, con un déficit de 7.26% en 2024 y una deuda pública de 34.5 billones de dólares, equivalente al 120.7% del PIB. Lo anterior y la falta de acciones fiscales que reduzcan el déficit han llevado a las calificadoras internacionales, Moodys la última, a rebajar la calificación de la deuda estadounidense que por primera vez cae de la calificación AAA y la mayoría la mantiene en ese nivel con perspectiva negativa, recomendando cautela.

No será la primera vez que los EUA caigan en situación económica comprometida, pero sí es la primera vez que el encargado de resolverlo no tiene las mejores calificaciones y sus políticas parecen tener las prioridades invertidas.

Algunos teóricos argumentan, con razón, que la estabilidad de una economía abierta depende de la existencia de una potencia capaz de garantizar mercados abiertos para el comercio, una economía sólida de respaldo para economías en crisis y una moneda estable, y esas condiciones parece estarlas perdiendo el país emisor del dólar. Por el momento no inspira confianza ni a sus aliados y su economía no es tan sólida.

Sin embargo, a pesar de esas condiciones adversas, no existe por el momento otra moneda capaz de sustituir al dólar como moneda de referencia. La fortaleza creciente de China no le da al Yuan esa posibilidad, porque en ese país sus mercados de capitales carecen de liquidez propia y el control estatal es rígido, sin que dejemos de notar el hecho de que en la competencia por mercados y en inversión ha incrementado su presencia en países emergentes, como duro rival comercial.

Por otra parte, el euro, producto del consenso de la Unión Europea, tampoco ofrece garantías sólidas como moneda de respaldo, pues el conjunto de Estados que conforman la Eurozona no siempre camina en la misma dirección.

Las alternativas no son atractivas por ahora y es mucho más aventurado pensar que las criptomonedas pudieran ser alternativa. Es un hecho que, en el momento, la debilidad del dólar ha propiciado que las operaciones financieras busquen monedas más fuertes como protección temporal en tanto cesa la incertidumbre arancelaria y se estabiliza el dólar. Pero esto es coyuntural en espera de mayor estabilidad de mercados.

Quedan tres años de zozobra e incertidumbre en los que la esperanza es que las fuerzas reales de la economía obliguen al impredecible presidente estadounidense a reconsiderar sus decisiones. La responsabilidad global que contrajo al liderar al país más poderoso del mundo lo deben obligar a considerar otras premisas, distintas a lo que parece ser su guía, que es su manual de negociación comercial.

Se advierte su preocupación por mejorar el ingreso y compensar el déficit, sin embargo, la política arancelaria que busca ser recaudatoria ha tenido graves efectos en la estabilidad de su moneda. La otra prioridad es el nivel de la deuda, y ese no podrá ser reducido sin afectar al gasto gubernamental. Adicionalmente, en ese contexto, surge la iniciativa de ley fiscal actualmente discutiéndose en el Congreso, la cual reduce el gasto social, pero también reduce impuestos, lo cual no suena muy congruente si lo que se busca es reducir el déficit. Sus efectos han sido ampliamente criticados por economistas de renombre.

No es halagüeño el panorama económico de los EUA y eso ha venido a sacudir la economía mundial, pero eso no será por el momento la causa de que el dólar deje de ser la moneda de referencia.

En México, algunos celebran que la paridad peso-dólar mejore, pero es un espejismo que no debiera engañarnos. El dólar está débil; no es que el peso esté fuerte y nuestro déficit, al igual que lo elevado de la deuda, tienen en riesgo la calificación crediticia del país.

Añadiendo la reforma judicial y la falta de normatividad para las nuevas instituciones que sustituirán a los desaparecidos reguladores, no hay buenas señales. Nuestra economía es un espejo de la estadounidense y dada la incertidumbre que nos acompañará en los próximos tres años, es más recomendable generar alternativas más potentes, realistas y creativas que el Plan México, que nos permitan no caer víctimas de la turbulencia vecina.

Por lo demás, el mundo seguirá negociando, teniendo, por ahora, al dólar como moneda de referencia, pues aun en la situación de vulnerabilidad de la economía estadounidense no hay moneda que lo remplace y la comunidad internacional puede, como lo ha hecho hasta hoy, navegar en la incertidumbre, pagando el costo con un magro crecimiento.

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