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MUNDO

Presagian la llamada «era del desorden»: Una tecnología que puede cambiar al mundo: blockchain

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Economía Global, por Alberto Gómez R. //

El fin de la segunda era de la globalización es ahora inminente, y está dando paso a una reconversión de la economía global, no solamente en su forma sino también en la manera que se visualiza ahora la generación de la riqueza.

La economía, como todo en el universo, se mueve en ciclos; el último gran ciclo económico bajo el aún imperante sistema económico –que está mutando cada vez con mayor aceleración- inició con la Gran Recesión del 2008-2009, a partir de la grave crisis financiera mundial originada en Estados Unidos con la caída de algunas de las entidades financieras más grandes y reconocidas hasta entonces, de quienes se pensaba no podrían nunca cometer errores o fraudes dado el enorme caudal de fondos de inversión que manejaban.

Los mercados financieros nunca olvidarán el 15 septiembre de 2008, el día en el que Lehman Brothers, uno de los bancos de inversión más grandes en los Estados Unidos, se declaró, oficialmente, en quiebra, tras más de 150 de años de historia.

Fue un suceso histórico. En el momento del evento, Lehman gestionaba activos con un valor estimado cercano a los 639 mil millones de dólares, poco más de la mitad del Producto Interno Bruto (PIB) de México, que el Banco Mundial estima fue de 1.15 billones de dólares en 2017.

El colapso de Lehman se debió, en gran parte, a su involucramiento con las hipotecas subprime, un esquema bajo el que se concedieron miles de créditos a personas que carecían de la solvencia para afrontar los pagos de los mismos, lo cual generó un alto nivel de deudas de mala calidad, que los bancos agruparon en productos financieros sintéticos, de manera que podían ser comercializados como inversiones de bajo riesgo, a pesar que los subyacentes eran de menor calidad. Estos productos financieros (derivados) fueron colocados en los mercados de finanzas en todo el mundo, por lo que la inversión en estos rebasó por mucho el valor real de los créditos de alto riesgo otorgados, convirtiéndose en una burbuja especulativa que en el algún momento tenía que reventar.

La burbuja estalló y dio lugar a una de las peores crisis que ha golpeado a los mercados bursátiles y a todas las economías desde la Gran Depresión.

Aunque los ciclos marcan un antes y un después, muchos de ellos están envueltos en un marco más amplio similar, lo que permite realizar una agrupación más gruesa en eras o súper-ciclos. El 2020 podría marcar el fin de una de esas eras y el comienzo de otra nueva, según el banco alemán Deutsche Bank (DB). El mundo abandona la segunda era de la globalización para adentrarse en la “Era del Desorden”. Este nuevo súper-ciclo contará con varias tendencias que lo diferencian de los demás, pero sobre todo tiene su sello en la reversión de la globalización y transición demográfica.

Jim Reid, estratega de Deutsche Bank, junto a un equipo de cuatro investigadores, ha publicado un trabajo en el que estudian las diferentes eras por las que ha pasado la economía en los últimos 160 años. Todo parece indicar que el mundo está entrando en una nueva etapa que venía gestándose tiempo atrás, pero cuya transición se ha acelerado con la irrupción del covid-19: «El súper-ciclo más reciente, la segunda era de la globalización (1980-2020) comenzó lentamente y se ha ido desgastando gradualmente en la última media década. No obstante, el final de esta era se ha acelerado por el covid-19, y es muy probable que dentro de algunos años se conozca que este gran cambio surgió a partir de la pandemia del coronavirus (2020).

Estos expertos, más allá de analizar la nueva era que viene, han identificado cinco súper-ciclos durante los últimos 160 años: la primera era de globalización entre (1860 y 1914), las grandes guerras y la depresión (1914-1945), Bretton Woods y la vuelta del patrón oro (1945-1971), el comienzo del sistema fiduciario y la era de la inflación elevada (1971-1980), la segunda era de globalización (1980-2020) y la era del desorden (2020-????).

Antes de analizar esta nueva Era del Desorden, los expertos del banco alemán creen que es necesario poner sobre el lienzo el boceto de lo que ha sido la segunda ola de globalización, la era inmediatamente anterior. Esta era comenzó alrededor de 1980 con el impulso global para abolir las regulaciones y los controles de capital, que posteriormente impulsaron el libre comercio (y los flujos globales de capital) y engendraron un orden mundial más liberal, el llamado neoliberalismo económico.

La demografía mundial apoyó masivamente este fenómeno (generación del baby-boom) y aseguró un enorme aumento de mano de obra, que también ha estado impulsada por China y otros países con unos costes laborales inferiores a los de las economías avanzadas. A mediados de la década de 1980, la segunda era de globalización estaba en pleno apogeo.

«Esta era fue beneficiosa para la mayor parte del mundo, y todo encajó a la perfección en las siguientes dos o tres décadas. La inflación cayó en gran parte debido al gran aumento de trabajadores (China, Europa del Este…) que presionó a la baja sobre la inflación salarial debido a la integración del mercado laboral mundial», señalan los expertos de DB. (eleconomista.es)

No obstante, los súper-ciclos también terminan por muy bien que comiencen. Las grietas en esta era comenzaron a surgir de forma evidente después de la crisis de 2007-2008, que sacó a la luz los problemas que la globalización había creado en muchos países occidentales. En el foco se encontraban cuestiones como el bajo crecimiento de los salarios reales, la subcontratación de muchos trabajos mal remunerados y el aumento de la desigualdad.

La inequidad en la distribución de la riqueza se ha ido incrementado en las últimas décadas, provocando paulatinamente el crecimiento sostenido de los niveles de endeudamiento de las clases baja y media, lo que se puso de manifiesto durante la crisis financiera del 2008; el impago fue lo que finalmente hizo estallar la burbuja subprime.

A partir de entonces, la globalización se ha comenzado a cuestionar fuertemente, ya que lejos del supuesto beneficio con el que se vendió la idea en todas partes –a través de acuerdos, tratados, préstamos internacionales y políticas económicas alineadas para facilitar la entrada a la globalización- las brechas salariales y de la distribución de la riqueza se han acentuado; las más recientes generaciones demográficas, especialmente la Z –también llamada Centennial- nacieron bajo este modelo económico de clases –castas- lo que ha moldeado su manera de ser, pensar y ver al mundo.

Para los Centennials ya no existen fronteras para la movilidad –al menos hasta antes del confinamiento social por la pandemia- y tampoco les genera miedo el aventurarse a conocer nuevas latitudes para probar suerte en toda clase de empleos, aunque no siempre resulten lo mejor pagados; no quieren responsabilidades ni ataduras, ni matrimonio ni relaciones a largo plazo, tampoco piensan en tener hijos, y ven lejano el arraigarse en algún lugar para poseer algún bien inmueble, mientras más se aleja esa posibilidad dado el desmedido aumento de precio de estos, en contraste con la contracción del poder adquisitivo.

(…continuará…)

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