MUNDO
Previo a la Cumbre de la APEC en San Francisco, EEUU presume super bomba nuclear a China y Rusia

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
El próximo 15 al 17 de noviembre se realizará la cumbre de la APEC (Asia Pacific Economic Cooperation Forum). El escenario será la hermosa Ciudad de San Francisco, California. Nuestro presidente acudirá por la insistencia -¿chantaje?- de Biden quien como Trump tratará de utilizarlo para ganar votos para su reelección que culmina el 2024.
Así es, la campaña por la Casa Blanca inicia en unas semanas y Biden no está muy seguro, la mayoría de las encuestas lo dan por debajo de sus contrincantes, incluso por debajo de Trump. Pero la reunión con los presidentes del Pacifico será uno de los espectáculos secundarios. El centro de la atención será la Cumbre entre EUA y China protagonizada por Joe Biden, Xi Jinping, el gran ausente Rusia.
La APEC se compone de 21 países con costas en el Océano Pacífico, desde Filipinas a China, Japón y Australia hasta Rusia, Canadá, México y Chile. Ojo, no todos los países de América son parte de la APEC, de hecho, la mayoría de la organización está integrada por países asiáticos y sólo cinco de nuestro continente.
Rumbo a esta cumbre los EUA presumieron, ¡Sí!, presumieron a China y a Rusia, su nueva super bomba nuclear. La prueba preliminar para dicho artefacto se realizó hace unos días y se dio a conocer que los EUA invitaron a sus contrapartes de China y Rusia para presenciar el evento.
Rusia y Estados Unidos están en un tratado firmado en 1996, mismo que está por vencerse. Dicho tratado evita la proliferación de armas, pero permite la actualización, de cualquier forma, Rusia y EEUU parecen estar calentando motores para una nueva carrera armamentista en la que China no está obligado a decir lo que tiene o detenerse en su propia proliferación por no ser parte del tratado.
Hace unos años Trump trató de forzar a China a entrar lo que veremos si Biden consigue, aunque el Departamento de Defensa de EUA dice que tal vez no se renueve dicho tratado porque Rusia puede no seguirlo. En este escenario, parece que la idea de Biden es decirles que las armas nucleares de EUA pueden destruir de un jalón Moscú o Beijing.
Según el Departamento de Defensa de Estados Unidos la nueva bomba será 24 veces más poderosa que la que se detonó en Hiroshima y contará con tecnología stealth, es decir, supuestamente no la detectarían los radares. El costo de dicha tecnología es una modesta cantidad cercana a los 600 millones de dólares, más otros mil 800 millones para actualizaciones tecnológicas de sistemas nucleares.
A la nueva bomba nuclear se sumó el viernes pasado, el nuevo bombardero invisible B-21 que puede llevar desde su base en california, dicha bomba nuclear a cualquier parte del mundo sin necesidad de aterrizar. El juguete cuesta $750 millones de dólares y se espera tener más de 100 en operación durante los próximos años. Así es, EUA dice que no están en una nueva guerra fría o carrera armamentista, pero por si las dudas le siguen mintiendo.
Dicho sea de paso, la semana pasada el ahora ex ministro de cultura de Israel fue entrevistado y respondió que no se descarta el uso de una bomba nuclear en Gaza. Obviamente de inmediato fue desmentido por el primer ministro, Benjamín Netanyahu, quien insistió que su país hace todo lo posible por evitar pérdidas de civiles en esta guerra contra Hamas.
El comentario provocó una terrible reacción internacional y claro, puso en aprietos a Israel ya que nunca han admitido tener bombas nucleares. La noticia se suma a la estupidez de presumir armas nucleares cuando se supone que los países occidentales están más allá de ese tipo de acciones o eso dicen.
Claro que en San Francisco se hablará de economía, pero qué mejor negocio que la economía de guerra. Para Biden que está a la baja en las preferencias de sus connacionales rumbo a la reelección esta cumbre es muy importante y tal vez lograr un acuerdo con China y su nuevo súbdito Rusia para frenar las guerras en Ucrania e Israel sea su sueño, pero al mismo tiempo sus acciones -EUA- parecen estar financiando los dos lados de los dos conflictos, porque por un lado depende de China y de Oriente para sus productos diarios y energéticos y por otro da financiamiento a conflictos en las que juega del otro lado.
La prueba nuclear de EUA se dio al día siguiente de algunas declaraciones de Rusia sobre su falta de ganas de renovar el acuerdo de 1996 y para seguir el reto, a unos días de la prueba de EUA, Rusia anunció que había probado también con éxito sus nuevos misiles nucleares lanzados desde submarinos.
Siguiendo el show, el director de comunicaciones estratégicas de seguridad nacional de EUA dijo que no tenía sentido seguir en el trato sin el acuerdo de Rusia. La base de pruebas nucleares de EUA está en Nevada. Desde hace décadas que no se hacen pruebas con bombas completas a cielo abierto, pero se hacen pruebas seccionadas de forma subterránea.
Si yo fuera el presidente Xi, aprovecharía la oportunidad para obtener concesiones de Biden quien podría remover las tarifas que Trump impuso a China desde el 2019. A cambio China podría bajar el apoyo a Rusia o a Irán por no decir a los BRICS y su nueva moneda digital. Pero también puede que Xi Jinping vaya a medirse de tú a tú en un foro regional en suelo estadounidense.
La gran mayoría de los países de la APEC son pro EUA pero ya veremos los resultados y en especial las acciones porque los presidentes -todos- dirán que les fue muy bien y que ellos fueron el centro de la reunión en particular Biden que está en campaña. Pero la verdad es que los demás están de apoyo porque el centro son EUA y China con el elefante blanco Rusia.
La sede de la reunión electoralmente es importante pero el conflicto de Oriente le quita algo de significado mediático inmediato, pero no a largo plazo. En esa misma ciudad al final de la Segunda Guerra Mundial se fundó la ahora demeritada ONU. Hoy San Francisco y California representan una fuerza económica superior a 17 de los 21 países de la APEC.
Como dato electoral interno de EUA para Biden, California es una de las dos anclas indispensables para la elección de cualquier candidato presidencial del Partido Demócrata, la otra es Nueva York. Porque con los votos electorales de esos dos estados se compensan los de Texas y Florida.
California es hogar de la mayor población asiática fuera de Asia y de latinos fuera de Latinoamérica. Muchos de ellos votan, pero todos ellos influyen en las políticas locales y por ende en los resultados de las elecciones federales del país del tío Sam. De hecho, vale la pena recordar que hace unas semanas el gobernador de California Gavin Newsom, quien es del mismo partido que Biden, se dio una vuelta por China en donde se reunió con el presidente Xi a su reunión en San Francisco en donde él y Biden serán anfitriones.
Algunos dicen que, si algo le pasa a Biden por su edad, o por propia decisión, no sería Kamala la única sustituta, sino que se necesitaría a Newsom para ganar por su poder económico y popularidad al interior de su partido, el voto latino y de las zonas urbanas, digamos que es como el Peña mexicano en el 2012.
Pero el tema de la guerra entre Israel y Hamas puede hacer que en Nuev York las tendencias electorales a favor de Biden se pongan en riesgo, porque ahí residen una parte muy importante de israelíes y de árabes, quienes como vemos han sido muy vocales en ambos lados del conflicto.
El movimiento de Biden presionando a AMLO para ir es tan obvio que provocó la innecesaria reacción del expresidente Trump quien para variar no se guarda nada y en sus mensajes se mete en líos innecesarios, declaró que si hay una Tercera Guerra Mundial México podría desaparecer, al asegurar que si atacan a Estados Unidos por las faltas de Biden a México también y claro nosotros los mexicanos no tenemos la misma capacidad de defensa.
Un comentario totalmente innecesario, creo yo estúpido, que puede afectar el terreno ganado con los latinos que hoy en día han migrado del Partido Demócrata al Republicano por la economía y políticas demasiado liberales que parecen más bien de regímenes totalitarios.
Es obvio que tanto en el tema económico como en el militar China se ha convertido en centro de la contienda mundial por su apoyo a Rusia e Irán y relaciones muy cercanas con varios de los países árabes como Saudi Arabia o Egipto a lo que debemos sumar los famosos BRICS con los que México coquetea, eso sin mencionar que nuestro país está siendo el segundo frente de China para rodear a EUA.
Así las cosas y aunque el centro de la APEC es el futuro comercial de la región en donde China pide más acceso a sus mercancías sin impuestos, las elecciones presidenciales en EUA, las guerras en Ucrania, en Israel y el riesgo de Taiwán son sin duda platos del amplio y variado buffet por el nuevo orden mundial en el que muchos quieren sustituir a EUA o de menos a los valores que representan, eso sin mencionar el dólar como moneda de monedas al que muchos desean desplazar en especial los países pobres o los otros rivales. Como lo dije la semana pasada “… cuidado con lo que se desea…”
A propósito, si usted desea exportar o conocer sobre temas globales, acudir como invitado a la reunión de la APEC es una oportunidad muy importante para exportar a Norteamérica y Asia o conocer sobre la región. Así es, usted puede, si puede pagar el viaje y el acceso, acudir a dicho evento en especial a las conferencias del mismo.
La APEC que tiene sus oficinas centrales en Singapur que se fundó en 1989 a iniciativa de los EUA, Canadá y Japón con una abrumadora mayoría de países asiáticos, de ahí China se sumó en 1992 y México en 1993. Perú y Chile son los otros países del continente americano. La APEC era algo así como la madre del tratado de libre comercio del pacifico llamado TPP que fue abortado en el 2017 pero podría revivir.
MUNDO
Rechaza ser deportado Hernán Bermúdez Requena de Paraguay

– Por Francisco Junco
Hernán Bermúdez Requena, el ex secretario de Seguridad Pública, nombrado por el entonces Gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, ahora senador de la República, rechazó ser extraditado a México.
Durante la audiencia inicial, donde un juez dictó prisión preventiva, se le ofreció la extradición voluntaria, pero Bermúdez Requena, presunto líder del cartel de “La Barredora”, no aceptó.
Ahora se iniciará un proceso ordinario, que podría tardar hasta 60 días, en tanto, Bermúdez Requena, continuará bajo la custodia de la Secretaría Nacional Antidrogas de Paraguay.
En tanto, en México se informó que la Fiscalía General de la República ya presentó la solicitud de extradición contra Hernán Bermúdez Requena al gobierno guaraní.
“El Abuelo” o “El Comandante H”, como se le conoce al exfuncionario del gobierno del morenista Adán Augusto López en Tabasco, e identificado como el presunto líder del Cártel de “La Barredora”, fue detenido la madrugada del sábado, en Paraguay, en una residencia ubicada en la zona exclusiva de Marino Roque Alonso, donde permanecía escondido.
Este fin de semana, el presidente Santiago Peña, dio a conocer, en un pequeño video de 45 segundos, cómo fue el arresto de Bermúdez Requena.
En las imágenes, primero se ven aspectos de la residencia, se ve cómo las fuerzas especiales, revisaron la finca y derribaron la puerta, suben una escalera y someten a ex secretario de seguridad, lo encañonaron y lo tiraron al suelo, donde lo tenían sometido, bocabajo y un elemento le pone un pie en la espalda.
Después, el presunto líder de La Barredora, quien cuenta con una ficha roja activa de la Interpol, aparece sentado en un sillón con ropa deportiva, pelo más largo y canoso, barba larga.
Cuenta con una orden de captura en México por asociación delictuosa, extorsión y secuestro exprés.
En el video, se muestra que en la residencia, donde permanecía escondido, había fajos de dólares y guaraníes, moneda uruguaya, así como joyas, tarjetas bancarias, identificaciones y una camioneta de alta gama.
Manuel Doltane, titular de Asuntos Internacionales de la Fiscalía de Paraguay, reveló que Bermúdez, entró de manera ilegal al país.
Y es que en febrero de este año, después de hacer pública la orden de aprehensión en su contra, el ex funcionario estatal huyó del país.
De acuerdo con las autoridades, viajó primero a Panamá, después a España, más tarde a Brasil, para terminar en Paraguay.
En medios locales del país sudamericano, como el diario ABC, informaron que la detención del ex funcionario de Adán Augusto López, se logró, gracias a que en el mes de julio se detuvo a Gerardo Bermúdez Arreola, sobrino del presunto líder de “La Barredora”.
CARTÓN POLÍTICO
Edición 807: Magistrada Fanny Jiménez revoca rechazo de pruebas y defiende Bosque de Los Colomos
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Crónica de una semana tensa en la UdeG: La rebelión estudiantil que desafía a la FEU
MUNDO
Tolerancia en tiempos de algoritmos

– Opinión, por Miguel Anaya
¿Qué significa ser conservador en 2025? La etiqueta, lejos de significar a una persona o grupo de ellas, aglutinadas en torno a la Biblia o valores cristianos, se ha vuelto un acto de rebeldía. El conservadurismo pareciera significar a una nueva minoría (o una mayoría silenciosa) que enfrenta un prejuicio constante en redes sociales.
En sociedades donde la corrección política dicta el guion, ser conservador implica defender valores tradicionales —para algunos valores anacrónicos— en medio de un mar de redefiniciones. La sociedad dio un giro de 180 grados en tan solo 20 años y aquellos que señalaban hace dos décadas, hoy son señalados.
¿Y ser liberal? El liberalismo que alguna vez defendió la libertad frente al Estado hoy se ha transformado en progresismo militante: proclamar diversidad, reivindicar minorías, expandir derechos. Noble causa, sin duda.
El problema comienza cuando esa nobleza se convierte en absolutismo y se traduce en expulsar, callar o cancelar a quien no repite las consignas del día. El liberal de hoy se proclama abierto, pero con frecuencia cierra la puerta al que discrepa. Preocupante.
He aquí la contradicción más notable de nuestro tiempo: vivimos en sociedades que presumen de “abiertas”, pero que a menudo resultan cerradas a todo lo que incomoda. Lo que antes era normal hoy puede costar reputación, trabajo o, en casos extremos, la vida. Hemos reemplazado la pluralidad por trincheras y el desacuerdo por el linchamiento mediático (“funar” para la generación Z).
La polarización actual funciona como un espejo roto: cada bando mira su fragmento y cree que posee toda la verdad. Los conservadores se refugian en la nostalgia de un mundo que quizá nunca existió, mientras que los liberales se instalan en la fantasía de que el futuro puede aceptar todo, sin limitantes.
Ambos lados olvidan lo esencial: que quien piensa distinto no es un enemigo para destruir, sino un ciudadano con derecho a opinar, a discernir y, por qué no, a equivocarse humanamente.
La violencia y la polarización que vivimos, no son fenómenos espontáneos. Son herramientas. Benefician a ciertas cúpulas que viven de dividir, a las plataformas digitales que lucran con cada insulto convertido en tema del momento.
El odio es rentable; la empatía, en cambio, apenas genera clics. Por eso, mientras unos gritan que Occidente se derrumba por culpa de la “ideología woke”, otros insisten en que el verdadero peligro son los “fascistas del siglo XXI”. Y en el ruido de esas etiquetas, el diálogo desaparece.
Lo más preocupante es que ambos discursos se han vuelto autorreferenciales, encerrados en su propia lógica. El conservador que clama por libertad de expresión se indigna si un artista satiriza sus valores; el liberal que defiende la diversidad se escandaliza si alguien cuestiona sus banderas.
Todos piden tolerancia, pero solo para lo propio. Lo vemos en el Senado, en el país vecino, tras el triste homicidio de Charlie Kirk y hasta en los hechos recientes en la Universidad de Guadalajara.
En buena medida, este mal viene precedido de la herramienta tecnológica que elimina todo el contenido que no nos gusta para darnos a consumir, solo aquello con lo que coincidimos: EL ALGORITMO.
El algoritmo nos muestra un mundo que coincide totalmente con nuestra manera de pensar, de vivir, de vestir, nos lleva a encontrarnos únicamente con el que se nos parece, creando micromundos de verdades absolutas, haciendo parecer al que piensa un poco distinto como ajeno, loco e incluso peligroso. Algo que debe ser callado o eliminado.
Occidente, en 2025, parece olvidar que lo que lo hizo fuerte no fue la homogeneidad, sino la tensión creativa y los equilibrios entre sus diferencias. Quizá el desafío es rescatar el principio básico de que la idea del otro no merece la bala como respuesta.
Solo la palabra, incluso aquella que incomoda, puede mantener vivo un debate que, aunque imperfecto, sigue siendo el único antídoto contra el silencio y la complicidad impuestos por el miedo o la ignorancia.
MUNDO
De espectador a jugador: El Plan México y los nuevos aranceles

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la historia de la política internacional, las decisiones económicas suelen asemejarse a partidas de ajedrez: cada movimiento no solo busca ganar terreno en el presente, sino también anticipar jugadas futuras que podrían definir la victoria o la derrota.
México, con el anuncio de aranceles de hasta un 50% a productos provenientes de países sin acuerdos comerciales —particularmente China—, ha hecho una jugada que puede parecer arriesgada, pero que revela un cálculo estratégico más amplio: equilibrar una balanza comercial desigual y, al mismo tiempo, alinearse con el tablero donde Estados Unidos y China libran una guerra cada vez más abierta.
La presidenta Claudia Sheinbaum ha justificado la medida bajo dos argumentos centrales: primero, la necesidad de equilibrar la balanza comercial con China, que hoy refleja una brecha difícil de ignorar; y segundo, el impulso del llamado Plan México, su proyecto estrella para transformar la economía y fomentar la producción nacional.
Visto desde esa óptica, el arancel no es un simple impuesto, sino un muro de contención frente a la dependencia excesiva de productos chinos y, al mismo tiempo, una palanca para reconfigurar las cadenas de valor en territorio mexicano.
El gesto tiene también una lectura geopolítica. Estados Unidos ha reactivado una estrategia de confrontación comercial contra China y la Unión Europea ha hecho lo propio. México, tercer socio comercial de Estados Unidos y pieza clave en la industria automotriz de Norteamérica, no podía permanecer neutral. Imponer aranceles de este calibre es enviar una señal de lealtad estratégica a Washington, asegurando que México no será el eslabón débil en la cadena norteamericana.
La analogía podría entenderse si imaginamos un puente colgante sobre un río. Durante décadas, México ha cruzado ese puente que fue construido con materiales chinos y que servían de soporte a la industria nacional. Ahora, la decisión de elevar aranceles implica retirar varios de esos tablones y reemplazarlos con productos propios o con piezas de otros socios.
No es una tarea sencilla. Estos cambios en un inicio podrían debilitar el puente, pero esto se hace con la finalidad de consolidar la estructura y hacerla menos dependiente de un solo proveedor.
Los críticos señalan que el golpe puede resultar contraproducente. La industria automotriz mexicana, uno de los grandes motores de la economía, ha construido buena parte de su competitividad sobre la base de insumos chinos.
No obstante, esta medida podemos verla desde otra perspectiva y no solo como una medida para eliminar de golpe la presencia china, sino que esta busca generar incentivos para que la inversión y la producción se instalen en territorio mexicano o en países con reglas más claras.
Esta jugada puede entenderse también como una apuesta al futuro del nearshoring, el fenómeno que ha llevado a empresas globales a trasladar operaciones de Asia a países más cercanos al mercado estadounidense. México, por su ubicación geográfica y su red de tratados, se ha convertido en uno de los destinos más atractivos.
Para capitalizar esa ventaja era necesario enviar una señal firme: que el país está dispuesto a reordenar su comercio exterior y a reducir su dependencia de un socio con el que no comparte compromisos de largo plazo.
No obstante lo anterior, en lo político, México también gana margen de maniobra. Al mostrar una postura clara frente a China, fortalece su posición en la relación con Estados Unidos, con quien compartimos más que fronteras. Recordemos que, en el contexto sociopolítico actual, el T-MEC exige disciplina y coordinación en temas comerciales, especialmente en la industria automotriz, que es clave tanto en México como en Estados Unidos.
El reto, sin embargo, será enorme. La transición hacia cadenas de suministro menos dependientes de China implicará costos de corto plazo, ajustes en la industria y tensiones con empresarios acostumbrados a la eficiencia y el bajo precio de los insumos chinos.
Pero en la economía, como en la vida, no siempre se trata de elegir el camino más fácil, sino el que garantiza mayor estabilidad y desarrollo a largo plazo. Si el Plan México logra que las fábricas, en lugar de importar piezas, empiecen a producirlas en territorio nacional, la apuesta habrá valido la pena.
Imaginemos por un momento la industria del automóvil como un gran árbol. Sus raíces se extienden en múltiples direcciones: hacia Estados Unidos, hacia Europa y, en las últimas dos décadas, con fuerza, hacia China. Lo que hoy propone el gobierno mexicano es podar algunas de esas raíces para que el árbol no dependa en exceso de un solo suelo.
Es verdad que hay incertidumbre. Nadie puede asegurar que los aranceles funcionarán como palanca de desarrollo interno y no como un freno a la producción. Nadie puede anticipar hasta qué punto las tensiones con China podrían derivar en represalias.
Pero lo que sí es claro es que seguir con una dependencia de 130 mil millones de dólares en importaciones de China, frente a apenas 15 mil millones en exportaciones de México, es caminar sobre una cuerda floja demasiado delgada.
México está intentando, con esta decisión, dejar de ser un simple espectador en la guerra comercial de Estados Unidos contra China, para convertirse en un jugador que elige con quién y cómo quiere relacionarse. El Plan México puede ser la brújula que oriente esta transición, y los aranceles, la herramienta que marque el rumbo.
No se trata de cerrarse al mundo, sino de abrirse de manera más inteligente, cuidando que el intercambio económico no se convierta en una relación de dependencia.
Al final, lo que está en juego no es solo la balanza comercial con China ni la competitividad de la industria automotriz, sino la posibilidad de que México aproveche este momento de reconfiguración global para fortalecerse como un país capaz de producir, innovar y sostener su crecimiento sin depender de los caprichos de una sola potencia. El puente que hoy tambalea puede convertirse, si se refuerza con visión, en la vía sólida hacia un futuro de mayor autonomía económica.