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OPINIÓN

Trump loves AMLO

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Opinión, por Luis Manuel Robles Naya //

Nunca como ahora se han intercambiado tantos agradecimientos y halagos entre dos presidentes como los que han expresado Donald Trump y López Obrador y es notable como el hasta hace poco perseguidor de mexicanos ha desterrado de su retórica las referencias a los “bad men” que llegan de México por sus fronteras. El muro ha pasado a los entretelones de su discurso y ya no se destacan las razias de migrantes ni las descalificaciones a las ciudades que se consideran santuarios de protección para ellos. En síntesis, el discurso racista y xenófobo ha bajado de volumen en la pre campaña estadounidense.

Por su parte, López Obrador ha cambiado su discurso de campaña en el que hacía de la defensa de la soberanía y de los mexicanos una cuestión de dignidad nacional, por otro de respeto a las decisiones de Trump y negociación de condiciones para satisfacer sus exigencias, como lo hizo en el tema migratorio. En respuesta el gobierno norteamericano le ha otorgado concesiones (suspensión de aranceles a las exportaciones y al acero, a las que se suma la no declaración de terroristas a los cárteles de la droga y la aprehensión de Genaro García Luna), que le van muy bien para detener la caída en el apoyo a su gestión y apoyarle en la esgrima política que libra con su antecesor (Peña) y sus hoy francos opositores (Fox y Calderón).

Trump, utilizando como un hábil cabildero a su yerno Jared Kushner y a funcionarios de su administración, como el fiscal general, astutamente le vende sus favores, consolidando así una época incomparable en nuestra relación vecinal.

No es gratuita la actitud amistosa y casi cariñosa, que despliega Donald Trump. En 2020 se eligen en ese país, no solo al presidente, sino también una parte del senado y la totalidad de la cámara de representantes. Será un episodio donde se exhiba la polarización existente en esa sociedad, representada en dos partidos cada vez más distanciados y más radicalizados en sus posiciones. El Partido Demócrata no asimila aún que en la pasada elección presidencial haya perdido los votos electorales a pesar de haber logrado una mayoría de voto ciudadano, por un mal cálculo electoral.

Trump y su equipo demostraron tener un buen olfato y/o una muy acertada interpretación del humor social norteamericano y descubrieron las vetas discursivas necesarias en los estados definitorios de la elección. Eligieron su público objetivo y le hablaron de lo que querían oír y eso fue suficiente. En 2020, pareciera que habrán de repetir la estrategia consolidando los segmentos leales y buscando aquellos susceptibles de convencer, para una elección que se antoja se definirá por márgenes ajustados. Trump ha sido un presidente polémico y muy criticado, no obstante, más de la mitad de la población aprueba su desempeño y en el panorama general, aún sin campaña ni candidato opositor declarado, registra diferencias de tres a once puntos con el más adelantado de los demócratas, Joe Biden.

Es evidente que Trump mantiene sólido su voto duro, fincado en una mayoría blanca conservadora y convencida de la radicalización de sus políticas y de que, con él harán América grande otra vez, y presumiblemente su equipo ha entendido que no les será suficiente la misma estrategia para conservar el poder y ahora la han enfocado a seducir a las grandes “minorías” étnicas.

Trump sabe que millones de mexicanos, residentes en Estados Unidos y con capacidad de voto respaldan a López Obrador y está seduciendo a esa masa de probables votantes. La colaboración y presión de Trump por que se aprobara el adendum del TMEC va enfocada sin duda a dejar a los demócratas sin poder para capitalizar el respaldo a los sindicatos obreros norteamericanos, con lo cual se incide en un segmento electoral persuadible de variar su voto, particularmente cuando una de las áreas de mayor éxito de su administración es el empleo, que ha aumentado en los últimos meses; éste es sin duda uno de los rubros a los que el elector norteamericano le está dando más importancia, porque ven mejorado su ingreso. Lo anterior se refleja en recientes encuestas que muestran el apoyo a Trump entre la población masculina negra, que asciende a un robusto 35%, once puntos más que en la pasada elección.

Es cuestión de números, lo que motiva el aprecio de Trump a México y su presidente, por ello, su partido habrá de desestimar primero el juicio político que han inducido los demócratas, y enseguida aprobarán el adendum al TMEC, para continuar ya en 2020, con la franca seducción de las minorías étnicas, latinos y negros, para socavar la fortaleza del voto demócrata, que ha tenido en esos segmentos la preferencia electoral durante muchos años.

La elección demostrará si otra vez la estrategia electoral republicana tiene éxito. Lo previsible es, que la luna de miel terminará después de ella.

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