MUNDO
Trump por primera vez va abajo en las encuestas: El miedo electoral se cuela en la Casa Blanca

Por Francisco Herranz //
(Sputnik Mundo). Aunque faltan poco menos de seis meses para las presidenciales, una cierta sensación de miedo ya recorre los pasillos de la Casa Blanca. La pandemia por el coronavirus se ha convertido en el legendario ‘cisne negro’ —un suceso sorpresivo de gran impacto socioeconómico— que podría dar al traste con la hasta ahora cantada reelección de Donald Trump.
Las encuestas no le son nada propicias a Trump.
Según la empresa demoscópica Gallup, el índice de aprobación de Trump ha caído seis puntos porcentuales desde mediados de marzo a mediados de abril. Ahora se sitúa en el 43% cuando estaba entonces en el 49%. Es el descenso más pronunciado que afecta a Trump en los tres años que lleva al frente del país. Y esa tendencia claramente perjudicial se inclina mucho más cuando se pregunta a los ciudadanos su valoración de la gestión de la crisis sanitaria.
LAS ENCUESTAS FAVORECEN A BIDEN
La misma encuesta revela que hay una impresionante caída en el nivel de satisfacción del público estadounidense por el estado actual de las cosas. Un número que por lo general está atado al desempeño del primer mandatario.
Los fríos datos no solo confirman el desgaste de Trump sino también las verdaderas opciones de Joe Biden. En las ocho encuestas que analiza la firma RealClear Politics, el candidato demócrata le sobrepasa a Trump en todas ellas, a excepción de la realizada para la cadena de televisión Fox News, claramente trumpista, que les da un empate. En la de la CNN, Biden le supera 53 a 42.
Biden podría afianzar esa importante diferencia numérica. Depende de los pasos que tome. Y de que no dé ningún traspié, algo más complejo. Dentro de poco tiempo tendrá que decidir quién será su compañero de viaje, su candidato a la vicepresidencia del país. Debe buscar una persona complementaria, que capte adeptos y que tenga un perfil diferente al suyo. A él le encantaría que esa persona fuera Michelle Obama, la ex Primera Dama. «La elegiría de inmediato. Es brillante. Conoce el camino», dijo en una entrevista.
Biden ya se ha comprometido a elegir a una mujer como vicepresidenta y Michelle es, sin duda, una de las mujeres (y de las personas) más populares entre el electorado demócrata e independiente. No hay otra persona en EEUU que pueda aumentar más el caché y las oportunidades de triunfo del pretendiente demócrata. La auténtica incógnita no es si ayudaría a mejorar la candidatura de Biden (algo innegable), sino si ella está realmente dispuesta a aceptar esa propuesta. Por ahora todo indica que no lo hará. Pero el entorno de Biden podría convencerla.
Ante este alarmante panorama, Trump ha lanzado mensajes grandilocuentes destinados a contentar a sus votantes más primarios. Solo así se entiende su anuncio de suspender la importante aportación económica de EEUU al mantenimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o sus llamamientos, que rayan la ilegalidad, a los habitantes de Minnesota, Michigan o Virginia para que se salten las medidas de confinamiento decretadas por gobernadores de ideología demócrata.
LA INMIGRACIÓN COMO CORTINA DE HUMO
«A la luz del ataque del enemigo invisible, así como por la necesidad de proteger los trabajos de nuestros grandes ciudadanos estadounidenses, ¡firmaré una orden ejecutiva para suspender temporalmente la inmigración a Estados Unidos!», afirmó Trump a través de su tradicional y apreciado medio de comunicación, Twitter.
El líder norteamericano argumenta que la suspensión se justifica para salvaguardar a sus compatriotas, puesto que en menos de dos meses se han destruido 22 millones de empleos, una cifra sobrecogedora que evoca a los tiempos de la Gran Depresión.
Pero, ¿qué necesidad existe realmente de aprobar un decreto de ese calado si las fronteras terrestres con Canadá y con México permanecen cerradas y el tráfico aéreo internacional está prácticamente suspendido? Consulados y embajadas estadounidenses han limitado al máximo sus servicios de emisión de visados a consecuencia de los estragos de la pandemia. ¿Está justificada una norma tan restrictiva?
Ni la Casa Blanca ni el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, en sus siglas en inglés), la entidad encargada de la gestión de la inmigración, dieron muchos detalles al principio. Luego trascendió que la suspensión se extenderá por un periodo de 60 días, es decir, dos meses, prorrogables, pero el documento no es tan radical como parecería. De hecho, recoge una serie de excepciones a trabajadores que son considerados «esenciales», concretamente, a médicos y enfermeras, y a agricultores que se ocupan de la recolecta de cultivos. Por ejemplo, acaba de arrancar la temporada de la fresa en California y pronto le tocará el turno a la cereza y el albaricoque.
La Administración Trump ya había detenido, desde el pasado 18 de marzo, el rutinario procesado de visados y peticiones de asilo a consecuencia de COVID-19. Eso significa que la orden es redundante en la mayoría de los casos. Por no hablar del hecho de que muchos inmigrantes que buscan la codiciada green card —la tarjeta que otorga la residencia permanente y es el primer paso para obtener la ciudadanía— ya residen en Estados Unidos.
DECISIONES ELECTORALISTAS
Por consiguiente, la decisión de Trump tiene un marcado carácter electoralista. «Retrasar un poco la concesión de green cards a quienes en su mayoría ya están en EEUU trabajando, ignorar los visados de trabajo ni ayuda a los trabajadores estadounidenses ni reduce la presión en los hospitales«, opinó Mark Krikorian, director ejecutivo del Centro de Estudios de Inmigración, citado por el medio online Politico. «Esto parece más un gesto que un movimiento político serio», añadió.
Lo paradójico es que los sectores republicanos más conservadores tampoco aplaudieron la orden ejecutiva ya que les pareció insuficiente. Poco después de que Trump terminara de hablar, el presentador de Fox News Tucker Carlson, quien ocasionalmente aconseja al presidente, criticó el esfuerzo y dijo que Trump «falló» en proteger los empleos de los estadounidenses.
«Continuar con la inmigración en estos momentos sería una cruel falta de consideración hacia aquellos norteamericanos que están soportando un profundo sufrimiento económico», declaró por su parte Roy Beck, presidente de NumbersUSA, una organización que apoya las restricciones migratorias.
LA OPINIÓN DEL AUTOR NO COINCIDE NECESARIAMENTE CON LA DE SPUTNIK
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China, Japón y México: la batalla global por el internet del futuro con matices locales

– Por José Modesto Barros Romo, Conciencia Pública
El internet de ultra velocidad ya no es un asunto de ciencia ficción, sino un campo estratégico donde las potencias tecnológicas definen su hegemonía. Japón, China y, en menor medida, México, han roto en este año barreras históricas de transmisión de datos, cada uno desde trincheras distintas, pero con un objetivo común: asegurar ventajas en la economía digital del siglo XXI.
Japón sorprendió al mundo al anunciar que sus científicos del Instituto Nacional de Información y Comunicaciones Tecnológicas (NICT) lograron transmitir datos a 1.02 petabits por segundo a través de fibra óptica.
Se trata de un récord mundial que equivale a descargar en un segundo la información de más de 10 millones de videos en alta definición, el equivalente a todo el catálogo de Netflix en un solo segundo.
Más allá de la hazaña técnica, el logro japonés envía un mensaje claro: su apuesta es consolidar infraestructuras terrestres estables y de larga distancia, con la mira puesta en mantener la competitividad industrial frente a China, Estados Unidos y Europa.
El gigante asiático, por su parte, libra otra batalla: el dominio del espacio inalámbrico. China Mobile reveló que en una red experimental de 6G alcanzó velocidades de 280 gigabits por segundo, descargando un archivo de 50 GB (unas 25 películas de mediana calidad) en apenas 1.4 segundos.
A esto se suman proyectos universitarios que exploran transmisiones en frecuencias en terahercios y enlaces satelitales de 100 Gbps, tecnologías que se perfilan como piezas centrales en la construcción de un ecosistema digital global, donde China pretende marcar la pauta a la espera lanzar comercialmente las redes 6G para el año 2030 en todo su territorio.
La estrategia china es evidente: no se conforma con desplegar infraestructura terrestre, busca liderar el futuro de las comunicaciones en el espacio y en el aire, donde se definirá el control de datos y, con ello, el poder geopolítico. De ahí que los experimentos en 6G no solo representen avances científicos, sino una carta de presentación en la carrera tecnológica frente a los estadounidenses, japoneses y los europeos.
México, en contraste, aparece con un logro más modesto pero simbólico. El año pasado la empresa Megacable, en alianza con Nokia, alcanzó 1.1 terabits por segundo en pruebas de fibra óptica de larga distancia.
No es un récord mundial ni una revolución en telecomunicaciones (aunque sí es un hito a nivel Latinoamérica, equivalente a descargar un videojuego como Call of Duty: Modern Warfare III en un segundo). Esta es una señal de que nuestro país busca modernizar su infraestructura digital con miras a los próximos años.
El reto está en si estos avances se traducirán en beneficios reales para los ciudadanos o quedarán como demostraciones técnicas en un país donde millones aún carecen de acceso a internet estable.
La comparación es reveladora: mientras Japón apuesta por la perfección de la fibra, China por la supremacía inalámbrica y espacial, México apenas intenta ponerse al día. El dilema nacional es mayúsculo: ¿apostar por ser solo consumidores de tecnologías extranjeras o trazar un plan estratégico que coloque a la región en la disputa global por la soberanía digital?
Lo cierto es que el internet del futuro no será solo más rápido; también será la nueva frontera de poder. Quien controle las redes de transmisión controlará la información, la seguridad nacional y el desarrollo económico. Japón y China ya están en esa carrera. México, como suele ocurrir, observa desde la periferia.
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TMEC enfrenta nubarrones económicos: riesgo de estanflación en la región

– Por Redacción Conciencia Pública
La economía de los países del TMEC —Estados Unidos, México y Canadá— atraviesa un escenario de creciente incertidumbre marcado por la desaceleración del crecimiento y las presiones inflacionarias.
Aunque ninguno de los tres socios comerciales ha entrado oficialmente en un proceso de estanflación, los riesgos de caer en este fenómeno se han intensificado en los últimos meses debido a las tensiones comerciales, las tarifas arancelarias y el enfriamiento de la actividad productiva.
En el caso de Estados Unidos, analistas y organismos internacionales han señalado la presencia de un entorno conocido como “stagflation-lite”: una versión leve de estanflación caracterizada por inflación persistente y crecimiento económico débil.
Las tarifas impuestas a México, Canadá y otros socios han encarecido bienes y servicios, lo que eleva los precios al tiempo que limita la competitividad. La Reserva Federal ha reconocido la complejidad del momento, pero evita hablar de una estanflación plena como la de los años setenta.
Canadá enfrenta también un panorama complicado. Su crecimiento económico se ha frenado y diversos sectores productivos anticipan pérdidas importantes debido a los aranceles de Washington. Medidas de emergencia como el programa “Buy Canada” buscan proteger empleos y mitigar el impacto en la industria automotriz y energética, aunque las proyecciones apuntan a la posible pérdida de decenas de miles de empleos si las tensiones comerciales se prolongan. La inflación no ha escalado con la misma fuerza que en Estados Unidos, pero el riesgo de estanflación no se descarta.
México, por su parte, lidia con un crecimiento prácticamente nulo, con estimaciones de apenas 0.4 % del PIB en 2025, lo que coloca al país al borde de la recesión. A diferencia de sus socios, la inflación mexicana se ha mantenido moderada, en torno al 3.5 % anual, dentro del rango objetivo del Banco de México.
No obstante, la combinación de bajo dinamismo económico y presiones externas genera preocupación. El banco central ha optado por recortar tasas de interés en un intento de estimular la economía sin perder el control inflacionario.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que la política de tarifas en Estados Unidos está generando un “shock de oferta” que afecta no solo al propio mercado estadounidense, sino también a Canadá y México.
El encarecimiento de insumos y bienes intermedios repercute en las cadenas de suministro de la región, golpeando la inversión y elevando los costos para las empresas y consumidores.
En conjunto, el TMEC enfrenta un escenario de alto riesgo: crecimiento bajo, tensiones comerciales y presiones inflacionarias que ponen en entredicho la estabilidad económica regional.
Aunque la estanflación no se ha instalado de manera formal, la combinación de factores actuales mantiene a los tres países al filo de este fenómeno, lo que obliga a sus gobiernos y bancos centrales a buscar estrategias coordinadas que eviten repetir una crisis como la de los años setenta.
👉 Este cuadro ayuda a visualizar rápido que ninguno de los tres socios está formalmente en estanflación, pero todos enfrentan presiones distintas: EE. UU. por inflación, México por bajo crecimiento y Canadá por el impacto de las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump:
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Cielos de Europa en alerta: la OTAN dispara por primera vez contra drones rusos en territorio aliado

– Por Redacción Conciencia Pública
El 10 de septiembre de 2025 marcó un hito en la historia de la defensa colectiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN): por primera vez, aviones del pacto —en apoyo a Polonia— abrieron fuego contra drones rusos que penetraron en el espacio aéreo aliado, convirtiéndose en la primera acción militar directa de la alianza sobre su territorio desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Polonia reportó la entrada de hasta 19 drones, algunos procedentes de Bielorrusia, los cuales fueron considerados amenazas directas y, por ello, neutralizados con apoyo de aviones caza F-16 polacos y F-35 neerlandeses.
Las operaciones implicaron el cierre temporal de los aeropuertos de Varsovia y Lublin, y órdenes de resguardo para la población en regiones orientales del país, cercanas a Ucrania.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó el incidente como una “provocación a gran escala” de parte de los rusos, y afirmó que la situación era “la más cercana a un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial”.
A raíz de lo ocurrido, Polonia invocó el Artículo 4 de la organización, dando inicio a consultas urgentes entre los países aliados, entre los que se encuentra Estados Unidos, el país con más capacidades militares en el tratado.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, condenó firmemente la acción rusa y reafirmó el compromiso de la alianza de defender cada centímetro de su espacio aéreo. El coronel Martin O’Donnell, portavoz del Mando Supremo Aliado en Europa (SHAPE), enfatizó: «Esta es la primera vez que aviones de la OTAN han enfrentado amenazas potenciales en el espacio aéreo aliado».
La incidencia se produjo durante un amplio ataque de Rusia contra Ucrania la noche de ayer, que involucró cientos de drones y decenas de misiles.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenskiy, advirtió que al menos ocho de esos drones estaban dirigidos hacia Polonia y consideró el episodio como un “precedente extremadamente peligroso para Europa”.
Aunque Polonia activó el Artículo 4, no llegó a invocar el Artículo 5, que establece el mecanismo de defensa colectiva inmediata (en ese artículo se señala que todos los países de la OTAN deben acudir inmediatamente a defender al país atacado). Analistas consideran este movimiento como una señal de diplomacia firme más que un preludio a una escalada militar mayor.
Mientras tanto, la Unión Europea propone reforzar la protección de sus fronteras, con iniciativas como la construcción de una “muralla antidrón” en el este del continente.