MUNDO
Una guerra donde todos pierden: Rusia denuncia la amenaza bioterrorista de Ucrania y Estados Unidos

Opinión, por Cayetano Frías Frías //
El 24 de febrero la invasión rusa a Ucrania sorprendió a todo mundo, pero más a quienes experimentaban en una treintena de laboratorios con patógenos de la peste, ántrax, cólera y otras enfermedades mortales, dentro de un programa financiado por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, con base en un convenio firmado desde 2005.
María Zajárova, secretaria de Estado adjunta para Asuntos Políticos de Rusia, lo describe así: “Desde los empleados de los laboratorios ucranianos se recibió la documentación sobre la destrucción de emergencia el 24 de febrero de patógenos especialmente peligrosos de la peste, ántrax, cólera y otras enfermedades mortales”.
En principio se denunció el hallazgo de 26 laboratorios, dentro de los cuales se encontró documentación sobre experimentos dirigidos a personas de nacionalidad rusa, sin que a la fecha se haya aclarado el objetivo final, aunque las autoridades norteamericanas han aceptado que se investigaban algunos coronavirus.
Las versiones sobre la gravedad de estos experimentos no se hicieron esperar. Ígor Konashénkov, portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, declaró que en los laboratorios de Ucrania a los cuales se les han destinado por lo menos 200 millones de dólares, se estaban desarrollando componentes de armas biológicas y después del inicio de la operación militar, norteamericano y ucranianos habrían destruido las evidencias de un programa de armas biológicas.
Zhao Lijian, ministro de Relaciones Exteriores de China, denunció luego que las fuerzas armadas de EU no solo tienen 26 laboratorios de este tipo en Ucrania, sino que alrededor del mundo suman por lo menos 336 ubicados en 30 de sus países aliados. El martes pasado, dijo que solicitaron a EU revelara detalles sobre los laboratorios biológicos en territorio ucraniano, de manera particular, que hiciera pública la información sobre los tipos de virus que almacenan y las investigaciones que llevan a cabo esas entidades.
«No estamos desarrollando armas biológicas o químicas dentro de Ucrania. Eso no está ocurriendo», respondió John Kirby, vocero del Pentágono en una conferencia de prensa, para luego tachar de ridículas y absurdas las denuncias de Rusia y China.
Ante la negativa para aclarar los objetivos de dichos laboratorios, Rusia convocó a una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas (ONU), la cual se verificó el viernes pasado, con nulos resultados y cero explicaciones por parte de los indignados representantes de Estados Unidos.
Más patética la postura de la burocracia de la ONU, cuyo portavoz Stéphane Dujarric, declaró a la prensa al concluir esta reunión que no tienen la obligación de realizar una investigación sobre este tema, a menos que la Asamblea se los ordene.
Marco jurídico
Lo cierto es que la ONU tiene herramientas de sobra para investigar y aclarar estos hechos tan graves que tienen alcance mundial y directamente pueden causar mortandad en por lo menos 30 países, que es donde Estados Unidos tiene instalados este tipo de laboratorios. Desde Liberia, Camerún, Irak, Vietnam, Afganistán, Pakistán, es necesario que surjan explicaciones del porqué operan esos laboratorios de alta peligrosidad.
El mecanismo más idóneo es el tutelado en diciembre de 2011 a través de la Convención sobre la prohibición del desarrollo, la producción y el almacenamiento de armas bacteriológicas (biológicas) y toxicas y sobre su destrucción. También es soporte la Conferencia que reconoce el Protocolo de Ginebra de 1925, que prohíbe el empleo en la guerra de gases asfixiantes, tóxicos o similares y de medios bacteriológicos.
Está además la Resolución 1540 del Consejo de Seguridad de la ONU, el cual afirma su apoyo a los tratados multilaterales que tienen por objeto eliminar o prevenir la proliferación de armas nucleares, químicas o biológicas, así como la Convención que prohíbe la producción y almacenamiento de las armas biológicas, la cual entró en vigor en marzo de 1976.
El Convenio de 2011 establece la obligación de los Estados que realicen experimentos o investigaciones con patógenos peligrosos, de presentar informes anuales sobre sus trabajos, los cuales siempre deben estar encaminados hacia la prevención y defensa, pues se establece claramente que a todos los firmantes les está prohibido la creación de armas biológicas. En este caso, ni Ucrania, ni Estados Unidos han cumplido con presentar dichos informes y tampoco los presentaron en esta sesión urgente del Consejo de Seguridad.
En el Artículo IV, numeral 16 del documento, se establece que “la Conferencia reafirma que, en cualesquiera circunstancias, el empleo de armas bacteriológicas (biológicas) y toxicas está efectivamente prohibido por la Convención”.
Y aunque el Artículo VI, numeral 29, faculta al Consejo de Seguridad a conocer de este tipo de denuncias y a 0rdenar al Secretario General de las Naciones Unidas que investigue estos casos, debe ser aprobado por los integrantes de este cuerpo colegiado, lo cual no ocurrió en la sesión del viernes.
LO que sí ocurrió es que Linda Thomas-Greenfield, embajadora de Estados Unidos ante la ONU, acusó a Rusia de mentir y difundir desinformación, para al mismo tiempo planear el uso de agentes químicos y biológicos contra Ucrania.
Desde Ginebra, el vocero de la Organización Mundial de la Salud, Tarik Jasarevic, recomendó al Ministerio de Sanidad de Ucrania y al resto de agencias responsables –sin citar por su nombre al Pentágono-, que destruyan los patógenos muy peligrosos para evitar que se propaguen por accidente y se proceda con un enfoque basado en la evaluación de los riesgos. La OMS parece no tener información de la situación que guardan estos laboratorios en zona de guerra y cuáles fuerzas militares los tienen bajo su custodia.
Lo cierto es que no hay certeza del manejo que el gobierno de Ucrania tiene de las instalaciones ni de los patógenos con alta peligrosidad. La ONU en su Convención de 2011 mandata la creación de una base de datos abierta a todos los Estados miembros, la cual evidentemente no existe pues ninguno de los países involucrados en este escándalo ha informado con claridad sobre su manejo y si estos laboratorios tutelados por el Departamento de Defensa de Estados Unidos, son en realidad para crear armas biológicas.
Guerra extendida a medios de comunicación, mercados y energéticos
Aunque las hostilidades entre ejércitos no han trascendido físicamente más allá de los territorios de Ucrania y Rusia, la guerra se ha extendido en los fantasmas latentes del hambre, las armas nucleares, la supresión del comercio de energía, a la especulación inflacionaria y para colmo, en la censura general de los medios de comunicación.
Por lo pronto, la solicitud de ingreso de Ucrania en la UE podría llevar meses o años, según declaró el primer ministro holandés, Mark Rutte, al concluir primer día de la cumbre informal de la Unión Europea en Versalles.
En tanto, militares de Ucrania volaron el edificio del Instituto de Física y Tecnología de Kharkov, presuntamente para ocultar el trabajo sobre temas nucleares y donde habrían quedado atrapados alrededor de 50 empleados de la institución, según versión de Mikhail Mizintsev, jefe del Centro de Control de Defensa Nacional de la Federación Rusa.
La empresa YouTube eliminó el canal de Ahí Les Va y el de RT, el primero que tenía más de un millón de suscriptores y el segundo con una cantidad superior a 6 millones, como parte del boicot a los medios comunicación de origen ruso. El gobierno ruso por su parte, bloqueó la aplicación Instagram, del grupo Meta, por haber permitido difundir mensajes de odio contra el ejército y la población de Rusia.
En el tema energético, Annalena Baerbock, ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, declaró que es imposible dejar de comprar petróleo a Rusia: “No producimos mucho petróleo. Un tercio de nuestras importaciones de petróleo procede de Rusia. Si las detenemos ahora, dentro de unos días no podremos transportarnos”, dijo.
En tanto, desde Texas el secretario general de la OPEP, Mohammad Barkindo, declaró el 9 de marzo en el Foro Mundial de Energía, que el mundo no puede remplazar la participación de Rusia en las exportaciones de petróleo y pidió la despolitización energética. “Lo que está en juego aquí es la capacidad del mundo para satisfacer esta escasez percibida”, explicó.
El 9 de marzo, la secretaria de Comercio de EU, Gina Raimondo, amenazó a China con cerrar la empresa de semiconductores que es la más grande en el mundo, con oficinas en Estados Unidos, Japón e Italia, si insiste en ser neutral.
Por su parte, la subsecretaria para Asuntos Políticos, Victoria Nuland, dijo en su comparecencia ante el Congreso el día 9, que tanto Olaf Scholz como Emmanuel Macron, le advirtieron a Xi Jinping que “la neutralidad no es una opción”.
Estados Unidos también amenazó a Rusia con excluirlo del principio de reciprocidad en las transacciones comerciales, con lo cual tendría que pagar aranceles más elevados, con un trato igual al que reciben Corea del Norte y Cuba. Actualmente el rublo se ha depreciado hasta 76 por ciento frente al dólar, aunque sus principales reservas monetarias, las tiene en yuanes.
Rusia por su parte ya decretó cerrar las exportaciones de productos básicos hasta diciembre de 2022, además de amenazar con cerrar la exportación de petróleo y gas a Europa a través del Nord Stream 1, si los países occidentales insisten en las sanciones económicas. Esta medida, causaría emergencia humanitaria en Europa, pues como afirma el jefe de la OPEP, no existe abasto disponibles de productos del petróleo que remplacen la producción de Rusia.
En una información difundida por la Agencia Sputnik, se alerta sobre el riesgo de socavar la seguridad alimentaria a nivel internacional por fallas en la producción agrícola de Rusia y Ucrania, según advertencia del director de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu.
Al ocupar el primer y quinto lugar en exportación de trigo respectivamente, se verían afectados 50 países directamente, en África del Norte, Asia y Oriente Medio, los cuales dependen en un 30 por ciento en el suministro de trigo.
Ambos países representan el 19 por ciento del suministro mundial de cebada, 14 por ciento de trigo y 4 por ciento de maíz, por lo que un escenario de hambruna si prosigue la guerra, no es lejano.
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China, Japón y México: la batalla global por el internet del futuro con matices locales

– Por José Modesto Barros Romo, Conciencia Pública
El internet de ultra velocidad ya no es un asunto de ciencia ficción, sino un campo estratégico donde las potencias tecnológicas definen su hegemonía. Japón, China y, en menor medida, México, han roto en este año barreras históricas de transmisión de datos, cada uno desde trincheras distintas, pero con un objetivo común: asegurar ventajas en la economía digital del siglo XXI.
Japón sorprendió al mundo al anunciar que sus científicos del Instituto Nacional de Información y Comunicaciones Tecnológicas (NICT) lograron transmitir datos a 1.02 petabits por segundo a través de fibra óptica.
Se trata de un récord mundial que equivale a descargar en un segundo la información de más de 10 millones de videos en alta definición, el equivalente a todo el catálogo de Netflix en un solo segundo.
Más allá de la hazaña técnica, el logro japonés envía un mensaje claro: su apuesta es consolidar infraestructuras terrestres estables y de larga distancia, con la mira puesta en mantener la competitividad industrial frente a China, Estados Unidos y Europa.
El gigante asiático, por su parte, libra otra batalla: el dominio del espacio inalámbrico. China Mobile reveló que en una red experimental de 6G alcanzó velocidades de 280 gigabits por segundo, descargando un archivo de 50 GB (unas 25 películas de mediana calidad) en apenas 1.4 segundos.
A esto se suman proyectos universitarios que exploran transmisiones en frecuencias en terahercios y enlaces satelitales de 100 Gbps, tecnologías que se perfilan como piezas centrales en la construcción de un ecosistema digital global, donde China pretende marcar la pauta a la espera lanzar comercialmente las redes 6G para el año 2030 en todo su territorio.
La estrategia china es evidente: no se conforma con desplegar infraestructura terrestre, busca liderar el futuro de las comunicaciones en el espacio y en el aire, donde se definirá el control de datos y, con ello, el poder geopolítico. De ahí que los experimentos en 6G no solo representen avances científicos, sino una carta de presentación en la carrera tecnológica frente a los estadounidenses, japoneses y los europeos.
México, en contraste, aparece con un logro más modesto pero simbólico. El año pasado la empresa Megacable, en alianza con Nokia, alcanzó 1.1 terabits por segundo en pruebas de fibra óptica de larga distancia.
No es un récord mundial ni una revolución en telecomunicaciones (aunque sí es un hito a nivel Latinoamérica, equivalente a descargar un videojuego como Call of Duty: Modern Warfare III en un segundo). Esta es una señal de que nuestro país busca modernizar su infraestructura digital con miras a los próximos años.
El reto está en si estos avances se traducirán en beneficios reales para los ciudadanos o quedarán como demostraciones técnicas en un país donde millones aún carecen de acceso a internet estable.
La comparación es reveladora: mientras Japón apuesta por la perfección de la fibra, China por la supremacía inalámbrica y espacial, México apenas intenta ponerse al día. El dilema nacional es mayúsculo: ¿apostar por ser solo consumidores de tecnologías extranjeras o trazar un plan estratégico que coloque a la región en la disputa global por la soberanía digital?
Lo cierto es que el internet del futuro no será solo más rápido; también será la nueva frontera de poder. Quien controle las redes de transmisión controlará la información, la seguridad nacional y el desarrollo económico. Japón y China ya están en esa carrera. México, como suele ocurrir, observa desde la periferia.
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TMEC enfrenta nubarrones económicos: riesgo de estanflación en la región

– Por Redacción Conciencia Pública
La economía de los países del TMEC —Estados Unidos, México y Canadá— atraviesa un escenario de creciente incertidumbre marcado por la desaceleración del crecimiento y las presiones inflacionarias.
Aunque ninguno de los tres socios comerciales ha entrado oficialmente en un proceso de estanflación, los riesgos de caer en este fenómeno se han intensificado en los últimos meses debido a las tensiones comerciales, las tarifas arancelarias y el enfriamiento de la actividad productiva.
En el caso de Estados Unidos, analistas y organismos internacionales han señalado la presencia de un entorno conocido como “stagflation-lite”: una versión leve de estanflación caracterizada por inflación persistente y crecimiento económico débil.
Las tarifas impuestas a México, Canadá y otros socios han encarecido bienes y servicios, lo que eleva los precios al tiempo que limita la competitividad. La Reserva Federal ha reconocido la complejidad del momento, pero evita hablar de una estanflación plena como la de los años setenta.
Canadá enfrenta también un panorama complicado. Su crecimiento económico se ha frenado y diversos sectores productivos anticipan pérdidas importantes debido a los aranceles de Washington. Medidas de emergencia como el programa “Buy Canada” buscan proteger empleos y mitigar el impacto en la industria automotriz y energética, aunque las proyecciones apuntan a la posible pérdida de decenas de miles de empleos si las tensiones comerciales se prolongan. La inflación no ha escalado con la misma fuerza que en Estados Unidos, pero el riesgo de estanflación no se descarta.
México, por su parte, lidia con un crecimiento prácticamente nulo, con estimaciones de apenas 0.4 % del PIB en 2025, lo que coloca al país al borde de la recesión. A diferencia de sus socios, la inflación mexicana se ha mantenido moderada, en torno al 3.5 % anual, dentro del rango objetivo del Banco de México.
No obstante, la combinación de bajo dinamismo económico y presiones externas genera preocupación. El banco central ha optado por recortar tasas de interés en un intento de estimular la economía sin perder el control inflacionario.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y otros organismos han advertido que la política de tarifas en Estados Unidos está generando un “shock de oferta” que afecta no solo al propio mercado estadounidense, sino también a Canadá y México.
El encarecimiento de insumos y bienes intermedios repercute en las cadenas de suministro de la región, golpeando la inversión y elevando los costos para las empresas y consumidores.
En conjunto, el TMEC enfrenta un escenario de alto riesgo: crecimiento bajo, tensiones comerciales y presiones inflacionarias que ponen en entredicho la estabilidad económica regional.
Aunque la estanflación no se ha instalado de manera formal, la combinación de factores actuales mantiene a los tres países al filo de este fenómeno, lo que obliga a sus gobiernos y bancos centrales a buscar estrategias coordinadas que eviten repetir una crisis como la de los años setenta.
👉 Este cuadro ayuda a visualizar rápido que ninguno de los tres socios está formalmente en estanflación, pero todos enfrentan presiones distintas: EE. UU. por inflación, México por bajo crecimiento y Canadá por el impacto de las tarifas arancelarias impuestas por Donald Trump:
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Cielos de Europa en alerta: la OTAN dispara por primera vez contra drones rusos en territorio aliado

– Por Redacción Conciencia Pública
El 10 de septiembre de 2025 marcó un hito en la historia de la defensa colectiva de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN): por primera vez, aviones del pacto —en apoyo a Polonia— abrieron fuego contra drones rusos que penetraron en el espacio aéreo aliado, convirtiéndose en la primera acción militar directa de la alianza sobre su territorio desde el inicio de la guerra en Ucrania.
Polonia reportó la entrada de hasta 19 drones, algunos procedentes de Bielorrusia, los cuales fueron considerados amenazas directas y, por ello, neutralizados con apoyo de aviones caza F-16 polacos y F-35 neerlandeses.
Las operaciones implicaron el cierre temporal de los aeropuertos de Varsovia y Lublin, y órdenes de resguardo para la población en regiones orientales del país, cercanas a Ucrania.
El primer ministro polaco, Donald Tusk, calificó el incidente como una “provocación a gran escala” de parte de los rusos, y afirmó que la situación era “la más cercana a un conflicto abierto desde la Segunda Guerra Mundial”.
A raíz de lo ocurrido, Polonia invocó el Artículo 4 de la organización, dando inicio a consultas urgentes entre los países aliados, entre los que se encuentra Estados Unidos, el país con más capacidades militares en el tratado.
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, condenó firmemente la acción rusa y reafirmó el compromiso de la alianza de defender cada centímetro de su espacio aéreo. El coronel Martin O’Donnell, portavoz del Mando Supremo Aliado en Europa (SHAPE), enfatizó: «Esta es la primera vez que aviones de la OTAN han enfrentado amenazas potenciales en el espacio aéreo aliado».
La incidencia se produjo durante un amplio ataque de Rusia contra Ucrania la noche de ayer, que involucró cientos de drones y decenas de misiles.
El presidente ucraniano, Volodímir Zelenskiy, advirtió que al menos ocho de esos drones estaban dirigidos hacia Polonia y consideró el episodio como un “precedente extremadamente peligroso para Europa”.
Aunque Polonia activó el Artículo 4, no llegó a invocar el Artículo 5, que establece el mecanismo de defensa colectiva inmediata (en ese artículo se señala que todos los países de la OTAN deben acudir inmediatamente a defender al país atacado). Analistas consideran este movimiento como una señal de diplomacia firme más que un preludio a una escalada militar mayor.
Mientras tanto, la Unión Europea propone reforzar la protección de sus fronteras, con iniciativas como la construcción de una “muralla antidrón” en el este del continente.