OPINIÓN
Una mente en expansión: Los niños investigadores, ciencia desde pequeños
Educación, por Isabel Venegas //
La ciencia se construye a partir del andamiaje cognitivo, se estructura con base en las aportaciones que la humanidad va reconociendo, y requiere como vértebra elemental la pregunta, el deseo de encontrar soluciones a problemáticas muy específicas o a interrogantes que nacen del deseo de trascender.
¿Por qué soñamos? ¿Qué hay después de la muerte? ¿Cómo podemos curar el coronavirus? Planteamientos que activan grandes esfuerzos, retos que implican acopiar datos de los objetos de estudio, y grandes debates de cómo no trastocar los límites de la ética sin que se altere la imagen de la realidad para poderla estudiar tal cual es.
La educación se presenta como la mejor manera de articular la formación de nuevos científicos cuyas bases también refieren a esa ética, al modo particular en el que se hace la investigación.
La necesidad de fomentar la honestidad con la que se respeta el trabajo de otros investigadores, la inteligencia para buscar formas creativas de experimentación, la innovación para hacer mucho más ágil la difusión de los hallazgos, etc., dan cuenta de la importancia de formar a los jóvenes con ese espíritu de búsqueda, de construcción académica y de respeto a las aportaciones de otros.
Sin embargo, siempre existe el peligro de que sea la misma escuela la limitante, el freno en el ejercicio de una mente en expansión; en muchos ámbitos sigue siendo reproductora y mecanicista a pesar de enormes esfuerzos por innovar pedagógicamente; frecuentemente podremos observar a un niño que ingresó al preescolar con unas ansias enormes por descubrir el mundo que lo rodea y explicarse tantas cosas que no entiende, pero para cuando esté cursando los grados de cuarto y quinto de primaria ya solo estará preocupado por entregar las tareas y sacar buenas notas.
La vida de perfeccionamiento intelectual muchas veces se puede convertir en adoctrinamiento conductual, por lo que es apremiante estar atentos a las reacciones de los estudiantes, encontrando los motores y protegiendo los espacios creativos que verdaderamente incidan en la producción de nuevas estrategias, diseños y creaciones de prototipos, para que en su momento, la vida universitaria se oriente al registro de patentes en el área tecnológica, por ejemplo.
Según reportes de El Financiero, en el 2017 México registró 11 mil 711 fórmulas o ideas, 2.6% mayor a lo que se había reportado en el 2016. Para el 2019 el país ya se posicionaba como una potencia en materia de propiedad intelectual, ocupando el puesto número dos en América Latina en cuanto a registros de patentes y marcas, por encima de países como Chile, Colombia y Argentina.
Es comprensible que la numeralia del 2020 no sea tan favorecedora por las afectaciones de la pandemia en el sector económico y educativo (por mencionar solamente algo), pero tal vez sea la misma crisis un detonante para incentivar el interés por investigar cosas diversas enfocando la atención a este fenómeno devastador, quizá pueda ser una ventana de oportunidad para volver a motivar a nuestros jóvenes talentos a cuestionar el modo de vida actual y retar a sus mentes para generar nuevas ideas.
Mucho tienen que ver los diseños curriculares y la orientación técnica en el nivel medio superior y superior, de modo que hay campos en donde se observan más logros registrados que en otros espacios teóricos, así como casas de estudio cuyo enfoque promueve tanto la formación de investigadores como el registro de sus prototipos, en ese sentido la estadística muestra que son el sector químico, la ingeniería mecánica, la electricidad y las programación digital, los más dinámicos en los registros, mientras que en el ámbito académico destacan la Universidad Nacional Autónoma de México, el Instituto Politécnico Nacional y el Tecnológico Nacional de México, señala el Heraldo de México.
Las nuevas generaciones reclaman una seria transformación en el ámbito académico, y ya desde hace mucho tiempo se venía exigiendo una mayor articulación entre los distintos niveles educativos.
Nuevamente nos encontramos ante las respuestas técnicas, pero no las significativas, porque en el caso de la educación básica se atendió por medio de la eliminación de certificados y graduaciones de cada nivel, haciendo el tránsito con el flujo que marca solo dos puntos importantes: el ingreso al preescolar y el egreso de secundaria.
Desgraciadamente a eso todavía le falta la estrategia para promover en la comunidad docente la primacía intención de dotar al niño de una visión en la que la formación se vuelve significativa y permanente, encausando y potenciando su capacidad de indagación a fin de que se vea a sí mismo como un ser capaz de producir conocimiento nuevo, útil e impactante. Habremos entonces de procurar:
-Estructuras educativas mayormente articuladas, promotoras del espíritu científico, la ética en la investigación y la experimentación, así como la orientación a los procesos de divulgación y de registro de patentes.
-Instituciones gubernamentales flexibles y accesibles a la ciudadanía, cuyos mecanismos posibiliten el registro ágil de los avances que las nuevas generaciones van construyendo, más allá de la rentabilidad que puedan o no significar.
-Espacios de difusión y divulgación científica, con nuevas perspectivas, mayores recursos y alcances.
-Empresas y dependencias vinculadas de manera más significativa desde la perspectiva de la modalidad dual, patrocinando espacios de investigación, para que la experiencia de los adolescentes y jóvenes tenga mayor relevancia a partir de observar los procesos idearios de la escuela, y las realidades de la industria. Realidades que no solo tienen que ver con la maquinaria y la tecnología, sino con los comportamientos, actitudes y experiencias de la vida cotidiana y particularmente la laboral.
Los científicos no son seres que de un día para otro aparecieron enfundados en sus batas blancas en medio de un laboratorio; son personas que desde pequeñas mantuvieron el interés por algo, niños con ojos grandes y espíritu abierto ante las maravillas que hay por descubrir.
Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa_venegas@hotmail.com
