JALISCO
Pepe, Morquecho y Chema vivieron con pasión el periodismo: Becky Reynoso
Por Diego Morales //
Un recuerdo a su brillante trayectoria, su capacidad para hacer entrevistas, el profesionalismo para hacer análisis y su visión en el gremio, pero más que todo, un homenaje a los que se fueron, los que partieron del mundo terrenal y dejaron en vida grandes amigos, quienes aún los recuerdan con cariño, es el que se llevó a cabo en “La Vecindad”, con el altar de muertos en honor a los periodistas Marco Antonio Nava, Héctor Morquecho, José María Pulido y José Antonio Fernández.
Entre anécdotas de los más de 20 años de convivencia en la vecindad, la periodista Becky Reynoso tomó la palabra para recordar la vida de los homenajeados. Recordó que a pesar de que en algún momento ya cargaban con alguna enfermedad, se entregaron hasta el final por la pasión que los unía: el periodismo.
“La figura de Héctor a 15 años de su muerte sigue vigente. Enamorado de su oficio, honesto, un devorador de libros, generoso, incorruptible y como dijo en una ocasión Enrique Ibarra, alérgico e inmune al poder”.
“Chema era discreto en su vida personal, respetuoso, con un humor fino, sarcasmo elegante, siempre alegre, creyente que al jefe no se le rebasa ni por el Periférico, como solía decir, se ganó el cariño de un gran número de periodistas que acudían a él y siempre los escuchaba, se daba el tiempo para un café y nunca dudó dar sus consejos”.
Agrega: “A Pepe lo calificaban de hosco y hasta creído, pero era todo lo contrario. Defendía la amistad como pocos, tuvo sus ratos de humildad, pero nunca fue dejado. Un gran ser humano, nació para la televisión, dominaba el escenario como pocos, con un gran olfato de periodista. Un excelente entrevistador, políticamente incorrecto. Con Marco casi no conviví, pero lo poco que lo traté, me encantaba su forma relajada de vivir”.
Con emoción, afirmó que de Héctor, Chema y Pepe, se queda con sus enseñanzas, sobre todo, con su amistad. “Aprendí que sin importar lo que uno sienta, con los amigos hay que hablar de sus problemas con el corazón en la mano. Más allá de las indudables cualidades profesionales, todos eran personas de bien, se esforzaban cotidianamente, dejaron huella entre sus amigos, fueron amorosos son sus familiares y adoraban a sus hijos.

Becky Reynoso no olvida los días que compartía cabina por las mañanas en el programa en Tela de Juicio con José Antonio Fernández y Chema Pulido, quienes en menos de tres años partieron de este mundo. Le queda el grato recuerdo, de tantas charlas, de tantos análisis, de las diversas entrevistas, consciente que en este corto tiempo perdió su mano izquierda y su mano derecha.
“Me tocó estar muy de cerca en los últimos momentos de Chema y de Pepe. Dos personas con las que me tocó convivir todos los días. Su dolor y partida me siguen doliendo y más de una ocasión me he preguntado si haber estado tan cerca y haber pasado por momentos de tanto dolor es un castigo o una bendición. Siempre queremos tener larga vida y en ocasiones no es así. Nos toca despedir a quienes coincidimos para ser amigos y terminamos siendo familia”.
ELLOS SÍ TRAÍAN BOZAL
En medio del contexto que se vive en el ejercicio del periodismo en la actualidad, Rubén Bautista recordó a sus ex compañeros de profesión y amigos como brillantes, con una capacidad profesional intachable, cultos y con la chispa que le distingue a Bautista afirmó: “Ellos que se fueron, ellos sí traían bozal”.
Sobre Héctor Morquecho, lo recuerda como un periodista trascendente. Un personaje que hace falta en el aspecto profesional, pero también en las reuniones, culto, devorador de libros. Incluso, muchos consideran a Rubén Bautista el formador de Héctor Morquecho, ya que con el tuvo la oportunidad de iniciar en la labor periodística.
“Si fuera un periodista del montón, no te acordabas. Yo era el jefe de información del periódico El Jalisciense, llegaban muchachos nuevos que les interesaba trabajar, los capacitaba durante dos o tres semanas, al término de eso unos no servían, otros se quedaban a trabajar. Con Héctor, desde la primera nota que me presentó me asombró, no tuvo errores, me dijo que a él le gustaba esto”.
En José Antonio Fernández recordó a un periodista sensible, trabajador y con facilidad de palabra, lo cual se reflejó en su brillante trayectoria profesional. “Mucha gente lo veía con prepotencia, no, daba una imagen y era otro, era muy inteligente, muy trabajador, trabajaba los domingos, los siete días de la semana trabajaba. Yo sí le admiraba la facilidad de palabra, tanto en el micrófono como en lo personal, a nosotros cada ocho días nos tenía muertos de risa por horas sin parar, no le faltaban temas, es como si trajera su sketch, tanto en la broma como en los temas serios le entraba”.
Con Chema Pulido tuvo la fortuna de convivir por mucho tiempo, su paisano del famoso pueblo de Tingüindin, con el cual compartió charlas, colaboraciones, pero sobre todo, una amistad que trasciende aún después de su partida.
“Hizo dos carreras, como periodista era muy bueno, bastante bueno para el análisis, se preparó en algunos temas como lo electoral donde fue consejero y lo dominaba perfectamente. Fue periodista deportivo, político, de todo, tanto en la Universidad de Guadalajara, el Occidental y otros medios como Conciencia Pública”.
PROFESIONALES
Uno de los periodistas que tuvo la fortuna de trabajar con cada uno de los homenajeados fue Gabriel Ibarra Bourjac, quien los recuerda con cariño y respeto, destacando además de sus habilidades, lo profesionales que eran en su labor.
“Yo le reconozco entre muchas de sus cualidades algo fundamental: su profesionalismo. Yo no iba a las cenas en la vecindad, porque no me puedo levantar si me desvelo, Chema iba y no sé hasta qué hora se quedaba, a las 9 o 10 de la mañana estaba presente, nunca falló. Cuando ya estaba enfermo, le decía que descansara, no quería. De las personas que he tenido la oportunidad de trabajar, creo que el más profesional que he conocido es Chema”.
Subraya: “Con Héctor tuve la fortuna que la última conferencia que dio la impartimos juntos, un taller de periodismo político, dos días antes de que muriera. También muy profesional, esa semana no había ido a trabajar, se sentía mal, pensé que no iba a ir, pero me dijo que si quedó conmigo no me iba a fallar, llegó con su chamarra de cuero negra, y cumplió”.
En cuanto a José Antonio Fernández, compartió espacio en el programa de Televisa Periodistas en Plural, en donde recuerda siempre llegaba sobre la hora a pedir los temas y era el encargado de poner el debate y encender la chispa, un tipo que nació para ser periodista, aun cuando su intención era ser abogado, tal como quedó plasmado en un Personalidades que se publicó en Conciencia Pública.
“José Antonio un protagónico, un provocador, nació para hablar. Un periodista natural, un entrevistador extraordinario, esa habilidad que tenía de preguntar, de interrumpir, ese mando de conducir. En Plural llegaba a pedir los temas, ponía la chispa, el condimento, generaba el debate. Pepe no iba a estudiar periodismo, iba a ser abogado, hubiera sido un buen abogado”.
