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OPINIÓN

Concluye ciclo escolar el 19 de junio: ¿Quién quiere reprobar el ciclo escolar?

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Educación, por Isabel Venegas //

Una sorpresa más que nos regala el COVID19 a este ciclo escolar: por primera vez se realiza el cierre a distancia. Teóricamente suele haber una discusión entre ¿qué es lo que debemos evaluar? y ¿cómo debemos hacerlo? Estas preguntas se hacen a partir de la consciencia de cómo los procesos de cada estudiante son diferentes, de que sus momentos y circunstancias obedecen a estímulos que los llevan a asimilar el proceso educativo desde formas diversas que no pueden ser representadas o reducidas a un número o una letra, pero hoy no solo van esas reflexiones, sino que incluso nos debemos preguntar ¿Para qué evaluamos?

Si consideramos que muchos de nuestros estudiantes vivieron realidades que los retaron a ir más allá de los planes curriculares, podemos intuir que aprendieron desde ayudar a sus papás en el trabajo, a cuidar de los hermanos, hasta cocinar y a colaborar en el aseo de la casa; vieron documentales y exploraron páginas de alto contenido…, todo pudo suceder, siempre y cuando ellos tuvieran el deseo de aprender y la tutela de alguien que los guiara en la formación.

Oficialmente el día 19 de junio daremos por concluido el ciclo escolar 2019 – 2020, pero por la emergencia sanitaria ya no vamos a tener la oportunidad de despedir a nuestros estudiantes, de felicitarlos, de motivarlos para que sigan esforzándose un poco más. Muchos profesores ya están mandando el último mensaje a sus alumnos a través de las redes sociales, de un correo electrónico o de un archivo audiovisual.

Las diferentes reacciones de la comunidad en general y particularmente la educativa ante una emergencia sanitaria como la que hemos visto estos últimos meses, hacen evidente la obligación de actuar responsablemente con la información que se va obteniendo, así como también empuja a la reflexión con miras a dejar grandes aprendizajes para el futuro, de ahí que se vuelve sumamente importante escuchar las voces de investigadores como la vicerrectora académica de la Universidad Iberoamericana, Sylvia Schmelkes cuando afirma que la evaluación de los aprendizajes con el programa ‘Aprende en Casa’, no puede ser elemento de evaluación, aunque también dijo que aunque el programa sí cumple con el propósito de enriquecer entornos de aprendizaje los cuales se han limitado a las «cuatro paredes del hogar», no se debe pensar que la escuela puede ser sustituida por la casa.

El pasado lunes 8 de junio se llevó a cabo la séptima sesión de Consejo técnico escolar en su fase ordinaria bajo la modalidad a distancia. Entre los trabajos que se llevaron a cabo, se debió hacer un análisis sobre las enseñanzas que ayudan a entender la situación que nuestros estudiantes están viviendo de cara a hacer una sensibilización básica, considerando los siguientes puntos medulares:

  1. Debemos ayudar a disminuir las brechas.

  2. Contribuir a que no se profundice el abandono escolar.

  3. La evaluación debe ser un aliciente para que el alumno continúe con sus estudios.

  4. Lo más importante es cuánto mejoró el niño con respecto a él mismo.

  5. Identificar cuáles aprendizajes son imprescindibles y cuáles no lo son.

  6. No podemos evaluar lo que como sistema educativo no tuvimos la posibilidad de ofrecer.

  7. El docente ha trabajado de manera presencial con sus alumnos durante dos períodos y los conoce.

  8. Debemos identificar aquellos aprendizajes para la vida que no están en el currículum y que sí se generaron.

  9. Considerar que las condiciones de la contingencia han sido determinantes en el empleo y estabilidad de las familias.

Por su parte la Secretaría de Educación Pública emitió el acuerdo 12/06/20. La publicación del Diario Oficial de la Federación era un exhorto a los docentes para que consideren todos los elementos posibles de modo que su sensibilidad impacte en la potestad que tienen al momento de emitir una calificación. Es una motivación a ser conscientes de la compleja situación que se atraviesa para tratar de ayudar a los alumnos, pero que al mismo tiempo tiene que ver con resultados e indicadores concretos, no se debe perder de vista que también las instituciones son calificadas y los números con los que reporta nuestro país el avance en materia educativa quedan en manos de profesores titulares de grupo o de asignatura.

Dejar de ver a la escuela como un cúmulo de tareas por cumplir, un montón de puntos que juntar, implica dejar en libertad a los alumnos, libertad que cuesta, que requiere un ejercicio mucho más serio de formación con una propuesta auto-reflexiva y crítica.

-¡Maestra, que dice Fulanito que ya no se preocupe, que él no se va a conectar porque como sacó 9 en el primer parcial y 8 en el segundo, que ya no “necesita” entregar ningún trabajo… él ya la armó!

En coherencia a la vida en libertad, al asumir cada una de las decisiones con claridad de las consecuencias, supondría que la lógica estaría asociada a la normatividad que se establece en cada institución; para este alumno había dos posibilidades, reprobar con una calificación de 5 el tercer parcial o sacar 6 por una conmiseración colectiva que nos lleva a querer ser contemplativos de una situación generalizada de ayuda, pero que es la línea de políticas educativas que ya se han venido instaurando desde hace varios años con aras de proteger los reportes de reprobación y deserción escolar.

La voluntad de ayudar no siempre es buena cuando no se analiza de fondo el argumento. Estamos trabajando en dos vía y tal parece que no terminan por encontrarse; por un lado las escuelas mantienen una fuerte tradición en la evaluación cuantitativa, en la que cada punto cuenta y en la que los exámenes, tareas y reportes son básicamente la definición del estudiante, pero por otro lado pretendemos ser humanistas, ir más allá del número en la boleta y motivar al aprendizaje significativo.

Es urgente tomar una definición para orientar de una buena vez a un cambio paradigmático en los procesos de formación. Muchas veces los estudiantes nos están tratando de hacer llegar mensajes que por una desatención estructural, no terminamos por escuchar. Cuando un chico de secundaria “quiere” o “espera” obtener un 5 de calificación y aparece en su boleta un 6 o un 7, no solo estamos ejecutando un modelo obsoleto que ya no debiera encasillar a los chicos en una pobre representación de sus procesos de aprendizaje, sino que incluso ese modelo está siendo mal operado, con lo que el choque cognitivo resulta perjudicial. Ese doble discurso desfavorece a la institución, resta seriedad a la autoevaluación del estudiante y generalmente conlleva una de-formación, dado que la razón por la cual él trataba de manifestar algo, es desatendida y por el contrario, simula una ayuda que casi siempre no aprecia como tal.

¡Muchas felicidades a todos los miembros de esta generación! Mi más grande reconocimiento a los profesores, directivos, administrativos, estudiantes y padres de familia, que han visto en esta etapa, una oportunidad para ser mejores seres humanos. ¡Adelante, el mundo con ustedes será cada vez mejor!

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar
E-mail: isa venegas@hotmail.com

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