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OPINIÓN

Si no haces paro, entonces ¡haz paro!

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Educación, por Isabel Venegas //

Si no haces paro, entonces ¡haz paro! Así decía una de las tres propuestas que se refería a la inmovilización de las mujeres a nivel nacional programada para el día 9 de marzo. La primera llama a que tan solo 24 horas después de haber conmemorado el Día Internacional de la Mujer, de haber estado presentes en el escenario cotidiano desparecieran de la escena; #UnDiaSinNosotras significa no asistir a trabajos, a escuelas, a tiendas, a restaurantes…no estar.

Casi a la par empezó a circular otra imagen “No al paro nacional”, y con ello se identificaron quienes no veían bien la medida a la que se sumaban la mayoría de los colectivos feministas. Simultáneamente una tercera opción apareció, “Si no puedes hacer paro, viste de camiseta morada”; con esta opción se entendía que había muchas mujeres que por diversas razones no podrían (aunque quisieran), unirse al paro que representaría según El Economista, más de 26 mil millones de pesos en afectación económica, sin considerar el trabajo no remunerado del hogar, cifra que asciende a más de 37 mil millones de pesos, incluso lo comparan con parar la industria automotriz por completo ¡durante casi un mes!

La fuerza laboral de las mujeres es del 40% y parar sus labores justo en el momento en el que la economía de México enfrenta grandes retos y complicaciones, va implicada también con el consumo, con la activación de la producción, el transporte y todo lo que la vida activa de una comunidad significa. Pero ¿Quién estaría pensando en las implicaciones económicas en una crisis de seguridad de estas dimensiones? Ciertamente no hay valor más alto que el ser humano, y particularmente la mujer; no se podría nunca ponderar por encima el interés económico pero es en ese sentido que debemos analizar el tema, como lo complejo de la vida misma en la que las interrelaciones de sus componentes se ven implicadas de tal manera que el fenómeno en general resulta abrumadoramente difícil de resolver, pero pensando en los mismos mecanismos vitales, es la supervivencia la que hace que emerjan líneas en las que podemos potenciar las ideas.

Hasta ahora el pronunciamiento de quienes se “solidarizan” con las mujeres anunciando que no habrá represalias, que pueden faltar a sus labores principalmente son universidades, sindicatos, gobiernos municipales y estatales. Una solidaridad que proviene de un sector que no tiene nada que perder y mucho que ganar; para los directivos el presupuesto es el mismo, para los operativos la base ya está ganada, pero más aún ¡Es a ellos justamente a quienes va el reclamo!

Son las dependencias de gobierno las que deberían de estar en el banquillo de los acusados, son ellos los que no están haciendo más eficientes las fiscalías, las policías, los cuerpos de atención a mujeres agredidas, los sistemas de integración familiar, etc.

¿Quién sabía que las cámaras de vigilancia no estaban funcionando desde hacía meses, y que si funcionan, igual no sirven para detectar un rostro de quien va a plena luz del día caminando?

¿Quién dejó de hacer el trabajo de investigación para integrar las carpetas de averiguación en “n” casos recientes, y mejor ofrece 1, 2 o 3 millones de pesos a quien proporcione “cualquier información?

¿Cuántos funcionarios públicos fueron notificados con órdenes de restricción por incurrir en delitos de violencia de género?

¿Cuántos directivos de planteles escolares y universitarios saben de profesores que acosan a sus estudiantes y los siguen protegiendo?

¿Cómo fue que el juez dejó en libertad a un agresor a pesar de contar con los elementos de riesgo mortal para su pareja?

¿Quién (dentro de las fiscalías) sigue filtrando fotografías, videos e información sensible?

Es en esas dependencias que conviven tanto hombres como mujeres, unos indiferentes, otros cansados y angustiados por no poder cambiar las cosas. Este es el costo real de la huelga: reconocer en dónde estamos y lo que nos toca por cambiar, el enorme compromiso que debemos asumir y el tiempo que ya está cobrando facturas de algo que se debió haber resuelto hace más de diez años.

Para todas las mujeres que van a participar en el paro nacional del 9 de marzo va el mensaje: si quieres hacer paro debes ser consciente de lo que se trata. Esto no puede ser otro “día de la madre” con la concesión a aquellas que el 10 de mayo se tenían que presentar a laborar. El sector público y el sector privado deben enfrentar este reto de introspección global desde una mirada humilde y con ello ser capaces de reconocer los más serios errores.

Si eres mujer y tienes un poder de influencia, te invito a que hagas una reflexión profunda para detectar carencias y áreas de oportunidad. Si eres hombre y compartes estos espacios, revisa tu organización y mira cómo toda la disfuncionalidad que se vive es un reflejo del modo en que nos valoramos como individuos y como sociedad, así toma sentido el refrán “tenemos el gobierno que nos merecemos”, no por quien ostenta el poder en Los Pinos o en Palacio Nacional, sino porque cada quien debiéramos gobernarnos a nosotros mismos, teniendo clara conciencia del trabajo que realizamos y sus implicaciones en lo personal y lo comunitario, pero contrario a eso parece que vivimos en la anarquía cotidiana, en la indiferencia que solo se contiene por el cobro de la quincena y la idea de una rutina básica que incluye el fin de semana, y se retoma una y otra vez.

Yo, Isabel Alejandra María me sumo a las acciones de valor, apoyo a todas las mujeres que valientemente han decidido tomar el control de sus vidas, así como a los hombres que también lo han conseguido o que se encuentran en el camino de lograrlo. Me uno a los intentos por disminuir la violencia, las agresiones, el abuso, el egoísmo, causantes de tanto dolor, pero creo que todo eso va de la mano con una buena planeación estratégica. Esta lucha requiere de dar un golpe certero, un gancho al hígado que lleva toda nuestra fuerza, pero si en lugar de dar al centro del enemigo se impacta el puño contra la pared, entonces toda esa energía va en dirección contraria causando más daño y dolor; es porque eso que no es cierto lo que sea que se haga está bien, yo más bien creo que, “lo que sea que se haga, que se haga bien”.

Mat. y M. en C. Isabel Alejandra María Venegas Salazar

E-mail: isa venegas@hotmail.com

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1 Comment

1 Comments

  1. Ivan

    25 de febrero de 2020 at 8:49 AM

    Bien dicho 🙂

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