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OPINIÓN

Irresponsabilidad política

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Opinión, por Miguel Ángel Anaya Martínez //

Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir.” Esta frase de José Saramago -Premio Nobel de Literatura-, muestra algo de lo que debería ser nuestra realidad individual y social diariamente. Saramago, un idealista de izquierda, era crítico de las posiciones políticas tibias, tenía posicionamientos firmes y directos y aunque se puede estar de acuerdo o no con las ideas que representaba, su inteligencia, elocuencia y coherencia dejaron un legado en los países hispanohablantes.

La responsabilidad implica el cumplir nuestras obligaciones, ser cuidadosos de las consecuencias de nuestras acciones y asumir las consecuencias de estas. La responsabilidad política implica el cuidar los recursos públicos, tomar decisiones pensando en las próximas generaciones y asumir el desgaste que implica gobernar, entendiendo que hay determinaciones que no son buenas para la tribuna pero que benefician a la comunidad que se gobierna; desgraciadamente, la responsabilidad política es una cualidad cada vez más difícil de encontrar entre los gobernantes.

Tenemos ejemplos actuales -y no tanto- de acciones políticas que en busca de colgarse medallas o ganarse el aplauso fácil generan un hueco o malestar en los ciudadanos. Comparemos dos de ellas: En noviembre de 2018 el entonces gobernador priísta, Aristóteles Sandoval “inauguró” la línea 3 del tren ligero, sin embargo, la misma inició operaciones hasta septiembre de 2020 casi dos años después; la obra se presupuestó inicialmente en 18 mil 800 millones de pesos pero terminó costando más de 33 mil millones, casi el doble; en un inició se proyectó que esta línea moviera más de 300 mil pasajeros diariamente, en la actualidad mueve poco más de 200 mil; este año se ha planteado una nueva línea de tren, habrá que observar si la ruta propuesta es la opción más viable para mejorar la movilidad de la ciudad.

Por otro lado, hace unos días a pesar de ser todavía inoperante se “inauguró” la refinería de Dos Bocas. Mientras en el gobierno federal aseguran que la refinería comenzará a funcionar el próximo año, expertos señalan que en el mejor de los casos entrará en operaciones en 2024, dos años después; la obra se presupuestó inicialmente en 8 mil millones de dólares, hoy se calcula que el costo final rondará los 17 mil millones, más del doble; construir una refinería cuando en la mayoría de los países del mundo se habla de utilizar energías más limpias, parece más un capricho político que un proyecto viable para la comunidad que se gobierna; así le podemos seguir, las similitudes entre las prácticas de una administración y otra son muchas, la diferencia podría ser la utilidad social de una y otra.

Las muestras de irresponsabilidad política anteriores y actuales siguen, podemos mencionar la Estela de Luz construida hace más de diez años, el irresponsable manejo de Pensiones del Estado de la anterior administración o la cancelación del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para darle paso al Aeropuerto Felipe Ángeles; todo huele igual, todo sabe a demagogia y vaya usted a saber a qué más. Si todo se parece, ¿cuál es la diferencia de los que hoy gobiernan con los que anteriormente lo hacían? ¿Dónde está la memoria de los ciudadanos para alzar la voz y señalar que el montaje de actos inaugurales de obras disfuncionales es un cuento que ya habíamos escuchado? ¿Dónde está la acción ciudadana para enfrentar tantos discursos vacíos?

Ayudemos a refrescar la memoria colectiva, recordemos que los millones de mexicanos que votaron en 2018 lo hicieron buscando un cambio que no se ha dado, asumamos nuestras responsabilidades individuales y colectivas y finalmente, señalemos que aquellos gobernantes que no cumplen con sus responsabilidades, que se excusan en los fallos de los anteriores o que le quieren ver la cara a los ciudadanos simulando con obras inconclusas, no deberían existir en el sistema político mexicano.

 

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1 Comment

1 Comments

  1. Jessica Rivas

    4 de julio de 2022 at 8:39 PM

    Sin lugar a dudas, la responsabilidad que asumimos al ejercer el voto, debería generarnos una responsabilidad también de acción y demanda a las promesas no cumplidas, a los compromisos no ejercidos, a las tareas incompletas que nos entregan los gobiernos, municipales, estatales y federales.

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