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CULTURA

Vida, obra y legado: Miguel de Cervantes, el hombre detrás del Quijote

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– Conciencia en la Cultura, por Luis Ignacio Arias

Miguel de Cervantes escribió un libro conocido por todos, pero leído por pocos: El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, considerada la primera novela moderna y la obra más importante de la lengua española. Pero Cervantes fue más que un escritor: fue prófugo, militar, héroe de guerra, prisionero de piratas, funcionario público, víctima de plagio y rechazado de la corona.

Gracias al Quijote, su nombre aún resuena, aunque la figura del escritor ha sido opacada por la magnitud de su obra. Detrás del genio existió un hombre con una vida intensa y llena de contrastes que merece ser conocida a 477 años de su nacimiento.

Miguel de Cervantes Saavedra nació en Alcalá de Henares, en septiembre de 1547. Se desconoce el día exacto, pero se asume que fue el 29, ya que, por tradición, se asignaba el nombre del santo correspondiente al día del nacimiento; en este caso, San Miguel. Desde su juventud, el carácter fuerte y explosivo salió a flote, estuvo involucrado en un duelo en el que dejó gravemente herido a su rival. Para evitar las repercusiones legales, huyó hacia Italia y, posteriormente, se enroló como militar al servicio de la corona española.

Fue así como participó en La Batalla de Lepanto, una de las más importantes en la historia militar de España, ya que constituyó una victoria cristiana sobre el islam. En esta batalla Cervantes fue herido en el pecho y la mano izquierda, perdiendo la movilidad en ella, motivo por el cual fue llamado “el manco de Lepanto” aunque no le fue amputada.

En 1575, después de varios años de servicio militar, Cervantes y su hermano fueron capturados por piratas mientras regresaban a España y llevados a Argel. Como su familia no tenía recursos suficientes para pagar el rescate de ambos, Cervantes insistió en que se priorizara la libertad de su hermano, un gesto que le valió el respeto y la admiración de los demás cautivos.

Permaneció prisionero durante cinco años, tiempo en el que logró convencer a sus captores de que era un hombre influyente, gracias a las cartas de recomendación que llevaba consigo; por ello, podían exigir un precio elevado por él. Con esta estrategia buscaba evitar ser vendido a otro dueño, lo que habría hecho imposible su rescate.

Intentó escapar en cinco ocasiones, todas fallidas. Fue traicionado y castigado, pero mantuvo su liderazgo y el respeto entre los demás prisioneros. Finalmente, fue liberado gracias a la acción conjunta de su familia y de los frailes trinitarios, cuya orden se dedicaba a rescatar a católicos cautivos, logrando reunir el dinero para su rescate, lo que le permitió regresar a España.

Aunque libre, su suerte no mejoró. Intentó obtener cargos y protección de la corona por sus acciones en la Batalla de Lepanto, solicitó puestos administrativos en las Indias y buscó patronazgo, pero fue rechazado.

Terminó como recaudador de impuestos y enfrentó problemas legales al ser acusado de malversación de fondos, lo que lo llevó en dos ocasiones a prisión. En la segunda de ellas nació el Quijote, se desconoce si comenzó entonces a escribirlo o solo gestó la idea.

En 1585 publicó su primera novela, La Galatea, una obra pastoril que combina amores, intrigas y reflexiones sobre la vida. La novela no generó el impacto que Cervantes esperaba, pero todo eso sería compensado con la publicación de El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha. Esta sí tuvo éxito tanto con la crítica como entre el público, que disfrutaba de las fallidas aventuras del Quijote y de su escudero, Sancho Panza.

Alonso Quijano es un viejo hidalgo, así se les llamaba a los miembros de la baja nobleza española, con ciertos derechos y posesiones, pero sin gran riqueza, quien decide convertirse en caballero después de haber leído varias novelas de caballería. El Quijote es una crítica a estas obras. Cervantes, que sí participó en batallas reales, utilizó su novela para criticar todos los sinsentidos de las historias de caballeros.

A pesar del éxito que alcanzó El Quijote, la situación financiera de Cervantes no mejoró, en esa época no existía un sistema de derechos de autor como el actual. Los escritores no recibían regalías por cada copia vendida; normalmente cobraban una suma fija al editor por la publicación. Cervantes vendió su obra a editores, y muchas veces las ganancias se repartían de manera que él recibía solo una fracción del valor real del libro.

Aun así, no se desanimó. En 1613 publicó Las novelas ejemplares, doce relatos cortos que incluyen historias de amor, engaños, honor, astucia, codicia y justicia. Algunas son realistas y cotidianas, mientras que otras son más fantásticas o de aventuras. Cervantes murió creyendo que esta obra sería la que le daría fama e inmortalidad, incluso por encima de El Quijote.

En 1614 apareció El Quijote de Avellaneda, la segunda parte de El Quijote pero que no fue escrita ni autorizada por Cervantes. Se desconoce quién fue el autor, pero esto hizo que Cervantes acelerara la publicación de la auténtica segunda parte. Así, en 1615 publicó El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha, en la que critica al Quijote de Avellaneda y da cierre definitivo a las aventuras de su personaje, asegurándose que nadie lo volviera a utilizar sin su autorización.

Cervantes falleció el 22 de abril de 1616, a los 68 años. Actualmente, se desconoce la ubicación exacta de su tumba. Como homenaje a Cervantes y a William Shakespeare, quien también murió en 1616, en fechas cercanas según el calendario juliano, el Día Internacional del Libro se celebra el 22 de abril, misma fecha que el deceso de Cervantes.

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