NACIONALES
El bloque negro
Opinión, por Gerardo Rico
Después de las manifestaciones de la Generación Z del 15 de noviembre, que derivaron en hechos violentos y en la vandalización de edificios públicos en la Ciudad de México y Guadalajara, a lo largo de la semana escuchamos y leímos sobre el bloque negro. Pero ¿qué es realmente el bloque negro y de dónde surgió?
Un bloque negro, o black bloc en los países de habla inglesa, es una táctica de manifestación cuyos participantes visten de negro para evitar ser identificados por las autoridades. Surgió en Europa durante la década de los años ochenta entre activistas autonomistas en protestas antinucleares.
Ganó atención internacional en 1999, durante las manifestaciones contra la Cumbre de la Organización Mundial del Comercio en Seattle, Estados Unidos, donde hubo destrozos a negocios y enfrentamientos con la policía.
Actualmente, esta táctica está asociada principalmente a movimientos anarquistas, autonomistas, feministas y, sobre todo, al movimiento antiglobalización presente en diversas protestas en todo el mundo. Una de sus características es que no utiliza violencia contra personas, sino contra símbolos y representaciones del poder político y económico.
En México, los llamados bloques negros se conocieron antes como “porros”, especialmente en la Ciudad de México. Su presencia fue visible en manifestaciones pro-Ayotzinapa, en los aniversarios del Movimiento Estudiantil de 1968, en las marchas feministas del 8 de marzo y en tomas de instalaciones universitarias, como en la UNAM.
Ideológicamente, se les asocia con movimientos de izquierda, particularmente en América Latina. Sin embargo, en la UNAM también se han identificado grupos de porros ligados a la derecha; el caso más recordado es el del Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) en la década de los setenta, cuyos dirigentes se hacían llamar “Los 12 apóstoles”.
El bloque negro ha aparecido independientemente del partido político en el poder. En México, el primer gran referente ocurrió el 1 de diciembre de 2012, durante la toma de protesta del presidente Enrique Peña Nieto. En aquella movilización, convocada por #YoSoy132 y la APPO, se registraron daños millonarios y 96 detenidos acusados de vandalismo, daños y rapiña; todos fueron liberados en los siguientes 27 días.
En 2019 surgió otro capítulo relevante con el movimiento feminista #NoMeCuidanMeViolan, tras la denuncia de una presunta violación cometida por policías. Las protestas derivaron en ataques a negocios, estaciones del Metrobús y la quema de instalaciones policiacas. La violencia disminuyó temporalmente el 25 de noviembre con el performance “Un violador en tu camino”, replicado en 18 ciudades del país.
En Guadalajara se han vivido episodios similares. Uno de los más recordados ocurrió el 28 de mayo de 2004, durante la Cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de América Latina, el Caribe y la Unión Europea. Entonces, bajo el gobierno de Francisco Ramírez Acuña, diversas organizaciones realizaron una “cumbre alternativa y antisistémica” para presionar a los mandatarios que visitaron la ciudad, exigiendo políticas a favor de las mayorías y de la preservación del planeta.
Otro momento significativo ocurrió en junio de 2020, en plena pandemia de Covid-19, durante las protestas por la muerte de Giovanni López, un hombre de 30 años de Ixtlahuacán de los Membrillos, localizado sin vida tras ser detenido presuntamente por no portar cubrebocas. La manifestación derivó en la quema de dos patrullas a un costado de Palacio de Gobierno, en Plaza Liberación. Decenas de jóvenes fueron detenidos. Según el entonces gobernador Enrique Alfaro, las detenciones fueron para “defender a Jalisco” de supuestos intereses del Gobierno Federal.
A ello se suman las manifestaciones anuales del 8 de marzo, caracterizadas en los últimos años por actos de vandalismo a lo largo del recorrido. Ahí es común observar a personas vestidas de negro con aerosoles en mano y, en ocasiones, agrediendo a quienes reprueban sus acciones.
El bloque negro es utilizado por distintas tendencias políticas, ideológicas y según los intereses del momento; en el centro del país incluso se ha convertido en un negocio lucrativo. En años recientes se han identificado también grupos pagados por el narcotráfico, que llevan la violencia a niveles más preocupantes en diversas manifestaciones.
La radicalización en protestas de cualquier índole será cada vez más visible. Vestidos de negro, encapuchados y armados con martillos o diversos objetos, los integrantes del bloque negro se han vuelto una constante. El Centro Nacional de Inteligencia tiene identificados grupos anarquistas en por lo menos 14 estados del país, caracterizados por “acciones violentas, pintas, incendios, detonaciones de artefactos explosivos y de armas de fuego”, entre ellos agrupaciones vinculadas al bloque negro.
