Estados Unidos
El nuevo eje comercial: México consolida su doble rol, principal proveedor y comprador de EE.UU.
Actualidad, por Alberto Gómez R. (Primera parte)
En la compleja y dinámica relación económica entre México y Estados Unidos, el año 2025 ha marcado un hito histórico que redefine décadas de intercambio comercial. Por primera vez en al menos treinta años, México no solo se ha consolidado como el principal proveedor de bienes para su vecino del norte, sino que también se ha erigido como el principal comprador de productos estadounidenses, superando por primera vez a Canadá en este crucial indicador.
Este doble rol, inédito en la historia comercial norteamericana, refleja una transformación estructural de profundo calado que consolida a México como un socio estratégico en la reconfiguración de las cadenas de suministro globales y la integración económica regional.
Los datos oficiales del U.S. Census Bureau para los primeros ocho meses de 2025 revelan un giro significativo en las relaciones comerciales: las exportaciones estadounidenses a México alcanzaron los 226,400 millones de dólares, superando por un margen estrecho —pero históricamente significativo— los 225,600 millones de dólares que recibió Canadá. Esta diferencia del 0.05% marca un cambio simbólico y sustancial en los patrones comerciales de Norteamérica.
Como señaló Alfonso Muñoz, economista de la consultora De la Calle Madrazo Mancera: “Hoy es el punto de inflexión. Hay una altísima complementariedad de las economías de México y Estados Unidos”. La tendencia no es aislada: México ya había logrado posicionarse como el principal proveedor de Estados Unidos en 2023, superando a China, y ahora completa este dominio comercial al convertirse también en el principal destino de las exportaciones estadounidenses.
La transformación no ocurrió de la noche a la mañana. Es el resultado de un proceso gradual de integración económica impulsado inicialmente por el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994 y profundizado posteriormente por el T-MEC.
A lo largo de las décadas, la participación de Canadá en las exportaciones estadounidenses ha disminuido de manera constante, mientras que la de México ha mantenido un crecimiento sostenido. Lo que hace particularmente notable el hito de 2025 es que representa la culminación de esta tendencia de largo plazo, coronando a México como el socio comercial más completo que Estados Unidos ha tenido en la era moderna.
Varios factores convergen para explicar esta reconfiguración del comercio en Norteamérica, que trasciende lo meramente coyuntural y apunta a cambios estructurales en las economías de ambos países.
- La proximidad geográfica como ventaja estratégica. México y Estados Unidos comparten la frontera terrestre más transitada del mundo, una característica que ha facilitado el desarrollo de cadenas de suministro altamente integradas y eficientes. La infraestructura fronteriza ha evolucionado para soportar este intenso intercambio comercial, con el Port Laredo en Texas, que maneja el 39.48% de todo el comercio bilateral, seguido por el Puente Ysleta-Zaragoza, cerca de El Paso, con 11.86%, y el cruce de Otay Mesa, en California, con 6.92%. Esta proximidad no solo reduce costos de transporte y tiempos de entrega, sino que proporciona una flexibilidad invaluable en un contexto global donde la resiliencia de las cadenas de suministro se ha vuelto prioritaria.
- La integración manufacturera y productiva. El corazón de la relación comercial bilateral late en la industria manufacturera, particularmente en el sector automotriz, donde las cadenas de valor están profundamente entrelazadas. Como explicó el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs, “la competitividad de muchas industrias norteamericanas, pensemos en la automovilística, depende masivamente de cadenas de suministro que están en México o en Canadá; de manera que cualquier arancel, cualquier obstáculo a esas cadenas de suministro, afecta directamente la competitividad de multinacionales norteamericanas”. Esta interdependencia productiva crea un poderoso incentivo para mantener y profundizar la integración comercial.
- Factores geopolíticos y cambios en el comercio global. La guerra comercial iniciada durante el primer mandato del presidente Trump, con la imposición de aranceles elevados a las importaciones chinas, actuó como catalizador de cambios ya en gestación. Como documenta Forbes, este conflicto aceleró un proceso de desacoplamiento parcial de China, con empresas trasladando operaciones a países como Vietnam, Taiwán y, significativamente, México. Este fenómeno, combinado con la creciente competitividad de la mano de obra mexicana y su mayor especialización técnica, ha posicionado a México como alternativa natural a la manufactura china para el mercado estadounidense.
- La expansión del mercado interno mexicano. El crecimiento y fortalecimiento de la clase media mexicana, en un país de más de 130 millones de habitantes, ha generado un apetito sostenido por productos estadounidenses. Sectores como el procesamiento de carnes y ganado, lácteos, petróleo y gas, productos químicos, manufactura textil y equipos electrónicos muestran una demanda creciente de insumos y productos de origen estadounidense. Esta evolución transforma a México de ser principalmente un proveedor de manufacturas a convertirse también en un mercado de consumo vital para las exportaciones de Estados Unidos.
EL PERFIL SECTORIAL DE UN INTERCAMBIO EN EXPANSIÓN
El análisis de los flujos comerciales específicos revela la diversificación y sofisticación del intercambio bilateral. Según datos de Forbes, cuatro categorías de exportaciones estadounidenses a México han experimentado incrementos particularmente significativos —superiores a los mil millones de dólares— en 2025: partes de computadora (con un aumento de 3,010 millones de dólares, equivalente a 69.09%), computadoras completas (incremento de 1,870 millones de dólares, 99.61%), gas natural (1,550 millones más, 57.16%) y aeronaves civiles y partes (1,140 millones adicionales, 45.95%).
Estos datos ilustran patrones más profundos de integración. Las exportaciones de componentes y equipos informáticos forman parte de una cadena de suministro centrada en la región de El Paso–Ciudad Juárez, donde empresas como Foxconn, Flex, Jabil y Dell han establecido operaciones significativas, beneficiándose del auge en la demanda de servidores y equipos vinculados a la industria de la inteligencia artificial.
Paralelamente, las exportaciones de gas natural viajan principalmente a través de gasoductos cercanos a Brownsville, Pharr y Laredo, Texas, aprovechando la producción mediante fracking dentro del mismo estado. Este intercambio energético es particularmente crucial para México, que enfrenta desafíos persistentes en su capacidad para refinar su propio crudo.
La importancia de México como mercado para Estados Unidos se extiende más allá de estos sectores de alto crecimiento. El país figura como primer o segundo mercado destino en tres cuartas partes de los sectores de exportación estadounidenses, incluyendo industrias como materiales metálicos, confección, electrodomésticos y dispositivos médicos. Esta diversificación sectorial reduce la vulnerabilidad bilateral ante fluctuaciones en industrias específicas y consolida los cimientos para una relación comercial de largo plazo.
(Continuará…)
