MUNDO
FMI pronostica inflación de 6.5% en 2023: La Cumbre de Davos, un foro muy devaluado

Economía Global, por Alberto Gómez-R. //
Del 16 al 20 de enero se llevará acabo la cumbre del Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) edición 2023, en Davos, Suiza, su ciudad sede, con el lema “Cooperación en un mundo fragmentado”. A diferencia de anteriores ediciones del encuentro económico, el actual será probablemente el más devaluado; en este sólo un par de líderes políticos de potencias han confirmado su asistencia, como el caso de Olaf Scholz, canciller de Alemania.
Más de 2.500 participantes, incluidos jefes de Estado o de Gobierno, llegarán a ese centro turístico invernal de los Alpes.
Como es la costumbre, llegan representantes del mundo de los negocios, la política, la ciencia y la cultura. Según las autoridades suizas, entre 200 y 300 de ellos están protegidos por el Derecho internacional (por ejemplo, jefes de Estado y de gobierno, ministros o altos representantes de organizaciones internacionales) lo que exige una seguridad mayor.
El dispositivo de seguridad del Foro de Davos costará cerca de 9.7 millones de dólares, de los cuales un tercio es financiado por el mismo y el resto por instancias federales, cantonales y municipales, es decir, por los contribuyentes helvéticos. Factor subrayado en repetidas críticas por medios de prensa nacionales que cuestionan esta desmedida participación estatal en una convocatoria de naturaleza privada.
Tal como señalan los organizadores del Foro, el mundo se confronta a una crisis desgastante. Y agregan que las consecuencias de la pandemia del Covid-19 y de la inesperada guerra Rusia – Ucrania aumenta la incertidumbre planetaria producen una marcada caída del crecimiento y el aumento significativo de la inflación. Lo que exige buscar soluciones colectivas y audaces.
La 53 edición del Foro de Davos se estructurará en torno a cinco ejes temáticos: las crisis energéticas y alimentarias; la economía en un período de alta inflación, bajo crecimiento y alta deuda; los obstáculos de la industria; la vulnerabilidad social en el contexto de un nuevo sistema de trabajo; así como los riesgos geopolíticos en el marco de un nuevo sistema mundial multipolar. (rebelion.org)
La cumbre de Davos ha generado una gran expectativa por el contexto actual de un muy bajo crecimiento económico mundial, lo que representa una gran amenaza de potenciales disturbios sociales –como los que ya comenzaron a suceder- lo que pondrá a prueba la templanza de las élites políticas y empresariales ante un impredecible 2023.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que un tercio de la economía mundial podría caer en recesión y anticipa que la inflación cederá, pero alcanzará de todas formas un nivel del 6,5 % a nivel mundial (frente al 8,8% esperado en 2022).
“Para la mayor parte de las economías del mundo este año va a ser duro, aún más difícil que el que dejamos atrás”, afirmó Kristalina Goergieva, directora gerente del FMI, durante una entrevista concedida a la emisora estadounidense CBS el pasado 1 de enero.
El encarecimiento de los combustibles y los alimentos provocó protestas y huelgas en todo el mundo durante el año pasado. El descontento popular impulsó cambios de régimen político en Sri Lanka, Gran Bretaña, Perú –que sigue viviendo una gran convulsión social por el golpe de estado asestado al gobierno democráticamente electo- y Brasil, en este último país fue tomado el Congreso en Brasilia durante los primeros días de enero, de forma parecida a la observada en Estados Unidos en 2021.
«La gente está insatisfecha con la sociedad y se pregunta por qué sigue colaborando”, afirmó Morris Pearl, presidente de Patriotic Millionaires, una organización que reúne a una elite de personas acaudaladas en Estados Unidos quienes, paradójicamente, afirman que deben pagar más impuestos para ayudar a luchar contra la inequidad.
“La gente tiene razón en molestarse. Piensan que el sistema está amañado en su contra y están en lo cierto. Pero tememos que, a menos de que la gente rica haga cambios de forma voluntaria, las masas salgan a las calles a rebelarse, cambiando las cosas para nosotros”, añadió. (swissinfo.ch)
Los desbordamientos sociales están en ciernes en muchos países del mundo occidental en los que se adoptaron políticas económicas neoliberales desde hace años, y cuyo resultado ha sido el crecimiento de la pobreza y la desigualdad social.
Los países que permitan las elecciones democráticas, con verdaderos cambios de rumbo en sus políticas económicas y sociales, serán en los que prevalezca la delicada paz social, tan fragilizada por múltiples factores en los últimos tres lustros.
El crecimiento económico y el desarrollo social sostenido, serán clave en los próximos años para lograr la homeostasis de una nueva sociedad, que se encuentra en una etapa evolutiva en defensa de su supervivencia y en la búsqueda de un sistema más justo, equitativo y solidario.
MUNDO
Francia mira hacia México: interés europeo por el gobierno de Claudia Sheinbaum

– Por José Modesto Barros Romo
A un año de haber asumido la presidencia de México, Claudia Sheinbaum se ha convertido en una figura de atención global. Desde París hasta Bruselas, su estilo de gobierno, sus reformas sociales y su firmeza frente a los Estados Unidos despiertan un creciente interés en los círculos políticos y académicos europeos.
En Francia, medios como France 24, Le Monde y el CNRS han dedicado amplios espacios a analizar su perfil, su política interior y su papel como la primera mujer presidenta en la historia mexicana.
El interés francés no es casual. En un contexto internacional marcado por el avance de la derecha populista y el repliegue de muchas democracias, México ofrece un caso singular: un gobierno progresista que combina ciencia, ecología y política social.
Sheinbaum, doctora en ingeniería energética y exintegrante del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), representa para Europa una nueva clase de liderazgo: técnico, racional y comprometido con la justicia social. Su discurso feminista y su promesa de “poner a los pobres primero” contrastan con las tendencias autoritarias que dominan en buena parte del continente americano e incluso en algunas partes de Europa y Asia.
Durante su primer año de gestión, Sheinbaum ha mantenido una alta popularidad, impulsada por un avance en la reducción de la pobreza, el aumento del salario mínimo y el fortalecimiento de los programas sociales. Los observadores europeos destacan que estos resultados no se explican solo por la continuidad del proyecto de López Obrador, sino por una administración más metódica, con énfasis en el orden, la transparencia y la rendición de cuentas.
Francia, que atraviesa su propio debate sobre la igualdad de género y la transición ecológica, observa en México un experimento político de gran valor simbólico.
Uno de los temas que más atención ha generado en los foros franceses es la reforma judicial mexicana. La elección directa de jueces y magistrados —una medida sin precedentes a nivel mundial— ha sido vista en Europa como una apuesta arriesgada por democratizar la justicia, aunque no exenta de riesgos.
Investigadores del Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia (CNRS, por sus siglas en francés), como Hélène Combe, han subrayado la importancia del intento mexicano por romper con décadas de impunidad, aun cuando la baja participación electoral (13 %) y las acusaciones de politización ensombrecen los resultados iniciales.
En materia de relaciones exteriores, la prensa francesa destaca la capacidad de Sheinbaum para mantener la autonomía nacional frente a Estados Unidos. Su frase “cooperamos, pero no nos sometemos” resonó en los medios galos como símbolo de una política exterior soberana.
Incluso cuando el expresidente Donald Trump amenazó con endurecer aranceles y militarizar la frontera, México optó por la diplomacia firme, enviando refuerzos militares a sus fronteras sin ceder en su dignidad. Ese equilibrio entre pragmatismo y soberanía ha sido interpretado en Europa como una lección de política exterior latinoamericana.
Francia también observa con atención el componente feminista y cultural de la llamada “Cuarta Transformación”. En los debates televisivos franceses, se ha destacado cómo el ascenso de Sheinbaum refleja tres décadas de feminización de la vida política mexicana. Hoy el Congreso es paritario y más del 50% de los cargos locales están ocupados por mujeres. “El tiempo de las mujeres ha llegado”, dijo un analista en France 24, aludiendo al impacto simbólico que tiene que una nación históricamente patriarcal haya elegido a una científica feminista como jefa del Estado.
Este interés europeo no se limita a la política. En el ámbito económico y ambiental, el modelo de desarrollo sustentable promovido por México podría ofrecer nuevos puentes de cooperación con la Unión Europea. París ve en Sheinbaum una interlocutora con quien se puede dialogar sobre energía limpia, justicia climática y reducción de desigualdades.
La “presidenta científica” se ha convertido en un referente de gobernanza moderna, donde, hasta el momento, la evidencia y la ética pública reemplazan el populismo y la improvisación de administraciones pasadas.
México, por tanto, vuelve a ocupar un lugar importante en el mapa de la atención internacional. A ojos de Francia y del mundo, el país se está transformando en una especie de laboratorio político donde se combinan la ciencia, la igualdad y la justicia social bajo un liderazgo femenino que redefine la izquierda latinoamericana.
Los expertos europeos coinciden en que si logra consolidar sus reformas y mantener su independencia diplomática, política y administrativa, incluso frente a varios de sus propios compañeros de partido (Morena-AMLO), Claudia Sheinbaum podría pasar a la historia no solo como la primera presidenta de México, sino como el rostro de una nueva era de cooperación entre América Latina y Europa.
AQUÍ PUEDE VER UNO DE LOS PROGRAMAS FRANCESES DONDE SE HA ANALIZADO EL GOBIERNO DE CLAUDIA SHEINBAUM:
JALISCO
Edición 810: Claroscuros de la reforma a la Ley de Amparo de Sheinbaum: Javier Hurtado ve la mano de EEUU, GAFI y T-MEC
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LAS NOTICIAS PRINCIPALES:
Fernando Espinoza de los Monteros: Reforma a la Ley de Amparo, una traición a su esencia
MUNDO
Del arroz al silicio

– Opinión, por Miguel Anaya
En octubre de 1949, Mao Zedong proclamó la República Popular China sobre los escombros de una guerra civil y de siglos de invasiones extranjeras. Era un país rural, analfabeto, con hambre y sin rumbo. 75 años después, esa misma nación fabrica teléfonos y desarrolla apps que influyen en todo el mundo. El gigante, en teoría comunista, es parte vital del rompecabezas capitalista. Ironías del progreso.
China no conquistó el mundo con ejércitos, sino con contenedores, con comercio. No levantó su poder con discursos sensacionalistas, sino con fábricas. Mientras occidente se perdía en contradicciones sociales y culturales, China hablaba poco, trabajaba mucho y exportaba todo.
El secreto no está solo en la economía, sino en la idiosincrasia. China entendió el comunismo con alma confuciana: orden antes que libertad, armonía antes que rebeldía. Mao, no impuso una doctrina foránea; apenas adaptó la vieja idea de que el individuo debe inclinarse ante el todo. Así, el Partido Comunista se convirtió en una versión moderna de un imperio: no se cuestiona, se obedece; no se dice, se hace.
Claro que el camino no fue un cuento chino. El “Gran Salto Adelante” fue más bien un salto al vacío: millones sufrieron entre hornos de hierro y campos estériles. La Revolución Cultural desató una purga donde callar se volvió virtud y la lealtad, salvoconducto. Pero incluso en el desastre, el sistema sobrevivió. China tiene una habilidad ancestral para convertir la tragedia en método.
Luego llegó Deng Xiaoping, un pragmático con alma de comerciante. Su frase, “no importa de qué color sea el gato con tal de que cace ratones”, inauguró el comunismo más rentable de la historia. Permitió la riqueza privada, pero no la libertad pública; abrió las puertas del mercado, pero cerró las ventanas del poder. El resultado: cientos de millones salieron de la pobreza, mientras el partido consolidó el control absoluto.
Hoy, China es el espejo que el mundo observa con una mezcla de fascinación y recelo. Produce, compra, vende y presta. Dirige satélites, controla redes sociales y construye su propio universo digital. Lo que empezó como una extraña mezcla del capitalismo de Occidente y el comunismo de la Unión Soviética, la convirtió en el competidor más disciplinado.
Mientras en las democracias los presidentes cambian cada cuatro o seis años, en China los planes se diseñan para medio siglo. Mientras aquí debatimos el precio de la gasolina, allá diseñan los autos eléctricos que la harán obsoleta.
Y mientras unos discuten si la inteligencia artificial es peligrosa, China ya la utiliza para vigilar a sus ciudadanos, predecir sus hábitos y hasta modelar su “buena conducta”. Orwell se quedó corto: el Gran Hermano aprendió mandarín.
Pero más allá de todo, hay algo que resulta innegable: China entendió el poder como una ciencia exacta. No necesita persuadir, solo demostrar eficiencia. Donde Occidente se desangra en ideologías, China se concentra en resultados. Donde otros prometen libertad, China ofrece prosperidad. Y aunque lo nieguen los románticos, la prosperidad convence mejor que cualquier discurso.
El dragón no rugió: esperó. Tejió mientras otros se distraían en guerras, elecciones o redes sociales. Planeó mientras el mundo lo subestimaba. Y cuando todos despertaron, ya era demasiado tarde: China estaba en los bolsillos, en las pantallas, en las deudas y en los sueños del siglo XXI.
Quizá no sea el modelo ideal para imitar, pero sí el espejo que obliga a mirar sin filtros. Porque, al final, China no sustituye el poder económico, militar y ni el alto consumo de Estados Unidos, pero si hace ver un mundo distinto. Una realidad qué algunos admiran y otros más, temen.
CULTURA
Edición 809: La visita de Claudia Sheinbaum a Jalisco: Anuncia inversión en obras estratégicas
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Día Nacional del Arquitecto: Llaman a reflexionar sobre la visión de ciudad a largo plazo
Conflicto en la UdeG; la rectora como factor clave: Diálogo y respeto, la ruta de la solución