NACIONALES
Elecciones en Edomex, cruda posdebate: Una política vacía

A título personal, por Armando Morquecho Camacho //
La semana pasada tuvo lugar el primero de los dos debates obligatorios entre las candidatas a la gubernatura de Estado de México, y si usted como yo sintonizó el magno evento político, no me queda nada más que darle mi más sentido pésame porque fue uno de los 31 mil ciudadanos que perdieron su tiempo viendo un debate vacío, sin ideas, sin propuestas claras y que solo reflejó el detrimento de la actividad política en nuestro país.
Por ello, es que no podemos coincidir, bajo ninguna circunstancia, con la declaración del coordinador de campaña de Alejandra del Moral, Alejandro Ozuna Rivero, quien después del debate aseguró que el verdadero ganador del debate fue la ciudadanía, ya que, según él, los mexiquenses tuvieron la oportunidad de constatar quien tiene la capacidad para gobernar el Estado de México.
Al respecto creo que deberíamos de decirle a Alex que, si la capacidad para gobernar un Estado se basa en las descalificaciones y no en la capacidad de plantear soluciones a los problemas reales de la ciudadanía explicando detalladamente el cómo se plantea solucionar dichas problemáticas, entonces estamos midiendo la capacidad para gobernar con una vara muy pero muy baja, ya que para descalificar, cualquier puede.
Mientras que en lo que respecta a la candidata del partido Morena la realidad es que tampoco es digna de recibir aplausos ni mucho menos de ser catalogada como la ganadora de dicho evento electoral, ya que al igual que su contrincante, pero con algunos matices, tampoco fue muy clara en el cómo solucionar los problemas ni mucho menos fue clara en el cómo implementaría lo que ella presentó como soluciones.
Ahora bien, al margen de lo anteriormente expuesto y al margen de las propuestas y las participaciones escuetas de estas candidatas, lo único que podemos destacar es que para gusto de muchos y para el disgusto de otros tantos, la candidata Delfina Gómez evidenció en la transmisión uno de los problemas más grandes de la oposición y, por ende, una de las virtudes de las que gozan los personajes que forman parte del partido Morena.
Y es que el hecho de poder contar con un Gobierno Federal emanado de su partido les da a personajes como Delfina la oportunidad de defender y promover una idea (al margen de si simpatizamos o no con ésta) situación que, a su vez, les permite construir un discurso coherente y estructurado que obedece al proyecto de nación idealizado y construido desde la 4ta Transformación.
En ese tenor, si tomamos en cuenta que una parte importante de la política, pero más aun de los procesos electorales es el trabajo de construir un mensaje y promover una idea que sea aceptada por una gran parte del electorado, resulta lógico que el partido Morena lleve la delantera en las encuestas para la gubernatura del Estado de México, ya que cuando se trata de construir mensajes y promover ideas, ellos sí han cumplido con su tarea.
Pero en lo que obedece a la oposición, ha quedado en evidencia que, por un lado, para salir avante en los procesos electorales es necesario construir un discurso o bien, un mensaje que vaya más allá de un «anti lopezobradorismo» ya que esa idea no solo carece de fuerza, sino que también carece de efectivadad toda vez que este sentimiento anti López no se traduce en aquello que busca la ciudadanía: soluciones inmediatas a sus problemas más sensibles, y en ese sentido, la oposición ha sido incapaz de construir y por consiguiente, promover una idea que logre penetrar en el tejido social de un electorado en el que prevalece un sentimiento de desplazamiento por parte de los líderes que gobiernan el país.
Y por el otro lado, queda en evidencia que la oposición requiere de líderes que en efecto, sí tengan la calidad moral y capacidad intelectual para construir proyectos políticos para contrarrestar el proyecto de nación de Morena.
Así que, contradiciendo al coordinador de campaña de Alejandra del Moral, no, los ganadores de este debate en ninguna circunstancia fueron los ciudadanos.
Al contrario, la ciudadanía es la única perdedora, ya que una vez más lograron constatar que su futuro está en manos de personas que a simple vista no tienen idea de lo que van a hacer una vez que lleguen al tan ansiado y deseado trono del Estado de México.
Y la verdad, aunque las elecciones son en el Estado de México creo que este es un tema que nos debería de preocupar a todos ya que lo vivido en el debate de la semana pasada no es un caso aislado, al contrario, se suma a la larga lista de debates que terminan por convertirse en una fiesta de descalificaciones y falacias ad hominem cuyo único propósito parece ser ganar en el terreno de la superioridad moral (que ninguno tiene).
Es decir, los debates, lejos de ser eventos para contrastar ideas, proponer soluciones y construir mensajes, se han convertido en una absurda lucha para demostrar quién es más malo.
En ese orden de ideas, y a manera de conclusión, si las cosas no cambian (no creo que cambien) y la oposición no comienza a articular un mensaje contundente que vaya más allá de un «anti todo», parece indicar que Delfina Gómez terminará con una larga historia de gobiernos priistas en el Estado de México.
Actualmente, en lo que refiere al partido con el que los mexiquenses tienen mayor simpatía, Morena se coloca en el primer lugar con el 46% seguido del PRI con el 18.3%, el PAN con 11% y el PRD con el 3.1%, mientras que en cuanto a las preferencias respecto a los candidatos, Delfina Gómez encabeza las encuestas con un 48.1%, seguida de Alejandra del Moral con el 34.7%, pero con un 17% de indecisos.
En consecuencia, de lo anterior, si el día de hoy se llevaran a cabo las elecciones, la victoria de Morena en el Estado de México resulta inminente, ya que después de lo que la candidata de la Alianza va x México demostró, se ve complicado que logre convencer a ese 17% de indecisos, mientras que Delfina Gómez tiene más posibilidades de mantener esa base de 48.1% y guarda la posibilidad de que en un contra golpe, se pueda robar a uno que otro de los ciudadanos que forman parte de ese 17%.
Ahora bien, debemos tener mucho cuidado a la hora de analizar el Estado de México, ya que la delantera de Morena en esta entidad no necesariamente implica que el partido en el Gobierno Federal sea un éxito total, sino que en el fondo esto se debe a la incapacidad de la oposición de construir y articular un proyecto sólido, eficiente y coherente en los últimos cinco años que le permita mantener y recuperar territorios, esto aunado a la complicidad del Gobierno de Alfredo del Mazo con el Gobierno Federal, quien seguramente estará buscando o una embajada, o bien, una orden de aprehensión.
MUNDO
El dilema mexicano: Entre Caracas, Pekín y Washington

– Opinión, por Miguel Anaya
México tiene la mala costumbre de creer que los conflictos internacionales son películas que se ven desde la butaca, con palomitas en mano y distancia segura. Pero lo que hoy ocurre en el Caribe, con barcos estadounidenses hundiendo lanchas venezolanas y un Nicolás Maduro agitando la bandera de resistencia, no es un espectáculo ajeno: es una tormenta que, tarde o temprano, alcanzará nuestras costas.
La posible intervención de Estados Unidos en Venezuela —sea directa o disfrazada de “operativo contra el narcotráfico”— nos recuerda varias cosas incómodas. La primera: que Washington sigue viendo a América como su jardín trasero, y que cuando la Casa Blanca mueve barcos y marines hacia el sur, México queda automáticamente dentro del perímetro de seguridad. No se nos pregunta si queremos, se nos asume dentro del esquema.
La segunda: que cada bomba que caiga en el Caribe traerá repercusiones en nuestras fronteras. No se necesita ser un experto en migración para imaginar lo que significaría una oleada de venezolanos huyendo de un conflicto bélico. Ya con los flujos actuales, el Estado mexicano colapsa en recursos y paciencia social; con una guerra en Sudamérica, el caos migratorio se multiplicaría. Y, como siempre, la presión no llegaría solo de los migrantes, sino de Estados Unidos exigiendo que México sea muro, policía y albergue al mismo tiempo.
El aspecto económico tampoco es menor. Si Venezuela, el país con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, se incendia, el mercado energético se agita. Podría ser una oportunidad para que México venda más crudo, pero también un riesgo de volatilidad y chantaje. Estados Unidos exigiría “solidaridad energética” a cambio de no apretarnos más en otros frentes. Y mientras tanto, China, Rusia y Corea del Norte —muy juntos, muy sonrientes en el reciente desfile de Pekín— lanzarían el mensaje de que existe un bloque alternativo para quienes no se sometan al viejo orden. Un coqueteo tentador, pero peligroso, porque México no puede darse el lujo de enemistarse con su principal socio comercial y cultural.
¿Y qué papel debe jugar la presidenta Sheinbaum? Aquí es donde la película se vuelve mexicana. Sheinbaum no puede limitarse al guion tradicional de “neutralidad” y “no intervención”, fórmulas diplomáticas que sirven en conferencias de prensa, pero no en medio de una crisis migratoria, militar y energética.
México debe anticiparse: diseñar políticas de contención migratoria con dignidad y sin colapso; blindar su economía para resistir turbulencias externas; y, sobre todo, plantear una estrategia clara frente a Washington. Porque la historia nos dice que, cuando el imperio se pone nervioso, México no es invitado a opinar: es arrastrado.
El dilema es cruel, pero inevitable: si nos alineamos ciegamente con Estados Unidos, perdemos margen de soberanía; si coqueteamos demasiado con Pekín y Moscú, arriesgamos represalias inmediatas. Lo que no podemos hacer es fingir que nada pasa. Porque cuando los cañones apuntan hacia el sur y las banderas ondean en Pekín, lo que está en juego no es la geopolítica abstracta, sino nuestra seguridad, nuestras fronteras y nuestra estabilidad interna. Una situación geopolítica muy complicada que deberá resolverse.
En suma, México no tiene opción de hacerse el distraído: lo que se juega en el Caribe no es un pleito lejano entre Maduro y Trump, sino un recordatorio brutal de que la geopolítica siempre cobra factura. El estado mexicano deberá decidir si quiere ser jugador con estrategia o simple ficha movida por inercia.
Y aunque la tentación nacional sea encogerse de hombros y decir “eso es problema de ellos”, lo cierto es que cuando los cañones rugen en el sur, los migrantes caminan hacia el norte y entre tanto, el centro tiembla. Lo irónico es que México siempre quiso ser neutral; lo triste es que, en este tablero, la neutralidad es el nombre elegante de la indefensión.
MUNDO
Tejiendo lo colectivo: La política más allá del individuo

– A título personal, por Armando Morquecho Camacho
En la mitología griega, existe un relato fascinante sobre las Moiras, esas tres hermanas encargadas de hilar, medir y cortar el destino de los hombres; de hecho, probablemente muchos más las recuerden por la famosa película de Disney: Hércules, donde son representadas por esas figuras enigmáticas y divertidas de un solo ojo que en algún punto de la película amenazan la vida de la amada de Hércules.
En esta historia, Cloto hilaba la hebra de la vida, Láquesis la medía y Átropos la cortaba cuando llegaba el final. Lo interesante de esta narración no es únicamente su carácter fatalista, sino la metáfora que encierra: ninguna hebra aislada tenía sentido por sí misma. El tejido de la vida es posible porque cada hilo se entrelaza con otros, formando un entramado que da consistencia a la existencia.
Por eso la política debería funcionar de la misma manera. No se trata de un solo individuo que define la ruta de una sociedad, sino de la capacidad de entrelazar múltiples hilos —experiencias, voces, demandas, historias— hasta construir un tejido común y, por ende, un movimiento plural articulado a través de causas que unan. Por eso, cuando olvidamos que la política es ante todo una tarea colectiva, corremos el riesgo de reducirla a un espectáculo personalista en el que se sobrevalora la figura del líder y se subestima la fuerza de la comunidad.
Nuestra cultura política ha sido moldeada por el mito del héroe. Desde tiempos antiguos, se nos ha enseñado a imaginar a los grandes líderes como Aquiles o Ulises: figuras que, gracias a su valor o astucia, logran conquistar batallas imposibles. El héroe se presenta como la encarnación de la voluntad y del destino de todo un pueblo. Sin embargo, esa visión, aunque seductora, es profundamente peligrosa cuando se traslada al ámbito de lo público.
Cuando la política se concentra en un solo rostro, en un nombre que se convierte en marca, se desdibuja la noción de comunidad y, por ende, el poder deja de responder a las necesidades colectivas, si no a la lógica de la autopreservación del líder, construyendo así una narrativa en la que la ciudadanía deja de ser protagonista y pasa a ser espectadora. Y sin ciudadanía activa, la democracia se vuelve frágil.
La democracia, en su sentido más profundo, no consiste en depositar un voto cada cierto tiempo, de hecho, la propia Constitución de nuestro país define a la democracia como un estilo de vida y una tarea constante a través de la cual se debe priorizar la construcción del destino común y el progreso constante.
En ese contexto, la democracia significa reconocernos como parte de una trama compartida, como hilos que sostienen un mismo tejido. Las grandes transformaciones políticas no han surgido de la genialidad de un individuo aislado, sino del esfuerzo conjunto de comunidades que se organizaron para reclamar justicia, igualdad o libertad.
El movimiento obrero del siglo XIX, las luchas feministas que han cambiado estructuras jurídicas y culturales, o los procesos de descolonización del siglo XX no habrían sido posibles sin una visión de lo colectivo. Ninguna de esas causas prosperó porque alguien decidiera “iluminar” a los demás, sino porque miles de voces se entrelazaron hasta hacerse escuchar como un clamor ineludible.
En contraposición, cuando los proyectos políticos se sostienen únicamente en figuras individuales, se vuelven endebles. La historia está llena de ejemplos de líderes que, al caer en desgracia, arrastraron consigo a toda una estructura de gobierno, esto debido a que un tejido construido en torno a un solo hilo inevitablemente se rompe.
Hoy vemos cómo muchas democracias sufren precisamente de este mal. La política se reduce a una competencia de carisma, o de opiniones mediáticas y controversiales que buscan dividir desde la confrontación; basta con ver a Ricardo Salinas Pliego. Lo colectivo queda relegado. Y lo más alarmante: la ciudadanía se acostumbra a delegar su responsabilidad, convencida de que “otro” debe resolverlo todo.
Por eso, la tarea urgente es volver a tejer comunidad, y eso a su vez implica repensar los espacios políticos no como arenas de competencia individual, sino como laboratorios de cooperación. Significa promover el diálogo, la escucha y la corresponsabilidad. En un mundo donde las redes sociales amplifican el protagonismo del individuo, necesitamos contrarrestar esa tendencia con proyectos que valoren lo común por encima del ego personal.
Construir política desde lo colectivo no significa anular la individualidad, sino integrarla en un horizonte compartido. Como en el telar de las Moiras, cada hebra conserva su singularidad, pero cobra sentido únicamente al entrelazarse con las demás.
El gran reto de nuestro tiempo es que vivimos en sociedades fragmentadas, donde la desconfianza se ha instalado como norma. Desconfianza hacia las instituciones, hacia los partidos, hacia los otros ciudadanos. Y sin confianza no hay tejido posible. La política colectiva requiere precisamente lo contrario: la certeza de que lo común vale la pena, de que cooperar produce más frutos que competir sin tregua.
Eso demanda nuevas formas de organización social y política. Demandará partidos que funcionen menos como maquinarias electorales y más como espacios de deliberación ciudadana. Demandará gobiernos que consulten y construyan con la gente, no solo para la gente. Y demandará ciudadanos que asuman su papel no como espectadores, sino como coautores del destino común.
Quizá ha llegado el momento de desplazar al héroe individual y recuperar la épica de lo colectivo. No necesitamos más relatos donde un líder salva a todos; necesitamos narrativas donde todos nos salvamos a nosotros mismos al reconocernos como parte de la misma trama.
Así como en la Grecia antigua el mito de las Moiras recordaba que ningún destino estaba aislado del conjunto, hoy debemos recordar que ningún proyecto político puede sostenerse en soledad. La política que realmente transforma es aquella que se teje desde abajo, desde los barrios, desde los colectivos, desde las voces diversas que encuentran en la pluralidad su mayor riqueza.
La política futura debe ser colectiva para fortalecer la democracia y enfrentar desafíos. Apostar por el individualismo arriesga liderazgos frágiles y sociedades divididas, debilitando el tejido común.
Si, en cambio, entendemos que nuestro destino depende de la fortaleza del tejido, podremos enfrentar con mayor solidez los desafíos de nuestro tiempo: la desigualdad, la crisis climática, la violencia, la polarización.
El hilo aislado se rompe con facilidad; el tejido entrelazado resiste el paso del tiempo. Esa es la lección que la mitología griega, con su sabiduría ancestral, nos recuerda. Y esa es la lección que deberíamos aplicar a la política: dejar de pensar en términos de “yo” para construir un sólido “nosotros”.
NACIONALES
Lo que está en juego para tu vejez: Conoce lo mejor de dos mundos, Ley 73 vs Ley 97

– Consejos para tu jubilación, por Arturo Pérez Díaz
La jubilación es una etapa inevitable, pero su calidad depende en gran medida de las decisiones que se tomen desde hoy. O te informas sobre tu ahorro en la Afore y los esquemas de pensión que aplican a tu caso, o te expones a vivir una vejez llena de complicaciones financieras.
Quienes llegan a la tercera edad sin ingresos estables enfrentan limitaciones graves para cubrir necesidades básicas de salud, dado que la tercera edad requiere muchos cuidados y los costos de un hospital privado pueden dejar en la bancarrota una familia.
De ahí la importancia de conocer cómo funciona el sistema de pensiones en México y cuáles son las alternativas que ofrece, dependiendo del año en que cada trabajador inició su vida laboral.
EL SISTEMA DE PENSIONES EN MÉXICO
México cuenta actualmente con dos regímenes principales de pensión: la Ley del Seguro Social de 1973 (Ley 73) y la Ley del Seguro Social de 1997 (Ley 97). La diferencia fundamental entre ambos es la forma en que se determina la pensión.
La Ley 73 garantiza un beneficio definido; es decir, el monto de la pensión depende principalmente de las semanas cotizadas, la edad y el salario base promedio de cotización en los últimos cinco años. En contraste, la Ley 97 funciona bajo un esquema de cuentas individuales: la pensión se calcula con base en el ahorro acumulado en la Afore, los rendimientos generados y, las semanas cotizadas.
Este año 2025, los trabajadores nacidos en 1965, ya cumplieron 60 años, por lo que se encuentran en un momento crucial, ya pueden jubilarse bajo el régimen de la Ley 73, que sigue ofreciendo ventajas notables frente a la Ley 97.
LOS BENEFICIOS DE JUBILARSE BAJO LA LEY 73
El primer gran beneficio de la Ley 73 es la cantidad mínima de semanas necesarias para pensionarse: solo 500 semanas, equivalentes a 9 años con 7 meses de trabajo. Esto representa una oportunidad invaluable para miles de trabajadores que, aunque no tuvieron largas trayectorias laborales, sí lograron acumular años de cotización.
De tal forma que una persona de 55 años que solo trabajó afiliado al IMSS de los 20 a los 30 años de edad, 25 años después, puede retomar su expediente del Seguro Social, reactivarse e ir por una pensión, aunque sea del mínimo garantizado. Muchos lo dicen a tarifas de este año 2025, una pensión mínima de 9,400 pesos, ¿dónde estaban?
Además, bajo este régimen es posible incrementar la pensión a través de aportaciones voluntarias, que pueden llegar hasta el equivalente a 25 veces la UMA. Esto abre la posibilidad de alcanzar pensiones mucho más elevadas, incluso superiores a los 80 mil pesos mensuales, en casos de personas que lograron cotizar durante más de 35 años y aprovecharon esquemas de incorporación voluntaria, en sus modalidades 10 y 40.
LA AVALANCHA DE LA GENERACIÓN LEY 97
Actualmente, son pocas las personas que buscan jubilarse bajo la Ley 97. La generación de trabajadores que nació en 1979 es la que, en términos generales, se enfrentará de lleno al nuevo esquema. Quienes nacieron ese año y comenzaron a trabajar desde los 18 años, lo hicieron bajo la Ley de 1997. Hoy tienen 46 años de edad, y les faltan aproximadamente 14 años para alcanzar la edad mínima de retiro.
Esto significa que será en el año 2039 cuando el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) enfrente un colapso administrativo, al recibir un mar de solicitudes de pensión bajo la Ley 97. México entrará entonces, en la frontera del año 2040, con una profunda transformación del sistema de pensiones dado que ese grupo poblacional es enorme.
Entonces, las jubilaciones representarán una carga muy elevada, lo que obligará a los trabajadores a depender de rentas vitalicias contratadas con instituciones privadas, así como de planes personales de retiro. Estos planes, ofrecidos hoy como una “maravilla de jubilación”, prometen pagos atractivos, siempre y cuando los trabajadores ahorren con disciplina. Por ejemplo, un plan de 4 mil pesos mensuales de ahorro durante 20 años puede traducirse en pensiones complementarias significativas.
EL MOMENTO DE DECIDIR ES HOY
El llamado más urgente es para quienes hoy tienen 55 años de edad. Este grupo tiene aproximadamente 250 semanas por delante para planear una jubilación estratégica.
Existen mecanismos dentro del propio IMSS que permiten elevar el salario base de cotización, por ejemplo, a través de la Modalidad 40 (Continuación Voluntaria en el Régimen Obligatorio). Esto significa que una persona que en su vida laboral activa cotizó con un sueldo promedio de tres salarios mínimos puede alcanzar una cotización mucho más alta, incluso hasta 25 UMA.
LO QUE ESTÁ EN JUEGO PARA TU VEJEZ
La diferencia entre vivir una vejez digna y tranquila o enfrentar carencias permanentes, radica en atender la jubilación a tiempo, cinco años previos es lo adecuado, porque toma en cuenta que el sistema de salud público se encuentra colapsado ya, y los costos médicos en instituciones privadas aumentan cada año y un tratamiento en cualquier hospital privado puede dejar a la familia en banca rota.
La buena noticia es que todavía hay margen para actuar, siempre que se tomen decisiones informadas: revisar tu estado de cuenta en la Afore, consultar tu número de semanas cotizadas en el IMSS, revisar si tienes conservación de derechos, evaluar si calificas para el régimen de la Ley 73, y en su caso, aprovechar las oportunidades de aumentar tu pensión mediante aportaciones voluntarias o mecanismos de incorporación.
INFÓRMATE Y ACTÚA
El panorama de las pensiones en México refleja un futuro complejo: la transición de la Ley 73 a la Ley 97 marcará un antes y un después en la seguridad social del país. Quienes hoy pueden jubilarse bajo la Ley 73 deben valorar las ventajas de este régimen, mientras que las generaciones más jóvenes tienen que asumir que su retiro dependerá principalmente de su propio ahorro y de la disciplina con que administren su vida laboral.
Si tienes entre 55 y 60 años, aún estás a tiempo de diseñar una estrategia que te permita mejorar tu pensión y asegurar un ingreso digno en tu vejez.
Si necesitas orientación personalizada sobre tu situación en materia de seguridad social, busca asesoría profesional. Con información correcta y una planeación adecuada, es posible transformar la incertidumbre en certeza.
E-mail: amper61@hotmail.com
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Arturo Pérez Díaz, es periodista independiente, ha sido docente de Política, Opinión Pública y Mercadotecnia Política, así como asesor profesional de Comunicación Pública.