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MUNDO

El decrecimiento poblacional selectivo: La nueva era del control racial

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Política Global, por Jorge López Portillo Basave //

Hace décadas que se ha sabido que las potencias controlan el natalicio de cierto tipo de poblaciones para evitar que sobrepasen la propia. No es nada nuevo. Lo hicieron los egipcios con los judíos hace más de 5 mil años y con un halo de “buenas” intenciones, la norteamericana Margaret Sanger fundó la clínica Planned Parenthood. Pero claro, quién puede oponerse a ofrecer ayuda a personas que por pobreza no pueden permitirse ser padres.

En ese orden de ideas esa organización ha “ayudado” anualmente a millones de mujeres en los EUA a terminar con embarazos no deseados. Lo interesante y natural es que por la pobreza las clínicas hayan estado instaladas principalmente en barrios de raza negra. No podemos pasar por alto que la fundadora y sus hermanas fueron promotoras de derechos femeninos y de acceso a la salud para millones, popularizando la expresión Control Natal, pero tampoco se puede pasar por alto que su idea de raza era clara.

Como Margaret Sanger lo dijo en su autobiografía, fue impulsora del llamado “Negro Project” y oradora de honor en asambleas del KKK antes de que éstas fueran prohibidas, su visión era poder controlar el desarrollo racial por medio de la Eugenesia.

Como la creadora de la clínica Planned Parenthood lo expresó, “la gradual supresión, eliminación y eventual extinción de cosas defectuosas, esas hierbas malas humanas, que amenazan al florecimiento y refinamiento de la civilización de América”.

Claro ella, además de ser ejemplo y pionera en el tema del control natal, también fue ejemplo y pionera de la idea de una supremacía racial por el medio del control natal y genético inducido, que ahora se ha vuelto natural y casi obligatorio por razones de salud global.

Me llama la atención que esta mujer haya tardado 100 años en ser expuesta con sus penas y glorias, es decir que su legado de racismo en contra de la raza negra, se haya mantenido casi en secreto cuando ella era muy vocal al respecto. Irónicamente su militancia política e ideológica le mantuvo como una heroína del movimiento de izquierda en EUA hasta el 2021.

Gracias a Margaret hay importantes avances en favor de todos los que buscan control natal económico o gratuito en ese país. Pero las razones de ella fueron raciales y eso se mantuvo muy oculto a pesar de haber sido un medio efectivo de control racial que afectó y aún afecta el desarrollo de una comunidad por razón de raza con el pretexto de razón económica.

Se convenció a una parte importante de la población de mejor no tener hijos para así no tener que preocuparse por progresar económicamente. No parce ser mala idea, mejor dar mucho a un hijo que poco a dos. Pero ¿qué pasa cuando de un hijo, la reproducción pasa a cero hijos?  Margaret era militante de la Izquierda norteamericana pero sus ideas buenas y malas, fueron usadas por la izquierda y la derecha.

El éxito de la propaganda es tal que del 100% de los abortos legales en los EUA, 30% son blancos quienes representan más del 50% de la población y 39% de los abortos son de raza negra cuando ésta representa menos del 15% de la población. En ese país hay más de 800 mil abortos al año lo que es un gran negocio para la industria de las partes de nonatos y como se ve fue un éxito para la visión de Margaret.

Hasta la fecha, la empresa que ella fundó, Planned Parenthood, sigue siendo la entidad privada que más dinero recibe del gobierno de EUA para la llamada atención a la salud reproductiva, incluida recientemente la llamada afirmación de género para menores que desean cambiar de sexo. Nada mal para la selección racial si es que sus principios aún están en práctica.

Otro ejemplo del control natal por razones de estado nos lo dio China, que mandataba la reducción de natalicios, lo que ayudó a bajar su población y que en consecuencia generó un mercado laboral y migratorio clandestino. Durante los años 80´s en ese país, las parejas que tenían más de un hijo eran sancionadas, debían abortarlo, donarlo al estado o simplemente mantenerlo oculto sin derechos laborales ni sociales, lo que permitió una mano de obra muy económica por décadas de la que se benefició China y Occidente al recibir productos muy económicos.

En los primeros años de la década del 2000, la política se elevó a dos hijos con derechos. Irónicamente y debido al terrible decrecimiento poblacional, el actual líder Xi Jinping ha levantado las restricciones y desde el 2021 las familias de ese país pueden tener hijos sin temor a ser sancionados.

El Nuevo Orden Mundial y su política de natalidad y reproducción sexual. En occidente se está desarrollando una nueva política de control natal, ahora enfocado en la cultura occidental misma que es demasiado exigente y por ende difícil de controlar. Los nacidos en Occidente demandan libertades, comodidades y otros beneficios como la democracia y la libertad de expresión, que son dolores de cabeza para las élites.

Los líderes de occidente están promoviendo de manera casi coercitiva por adoctrinamiento, la reducción natal a pasos acelerados de sus connacionales, lo que contrasta con la política poblacional de Japón, Austria, de China, de Arabia y de muchas otras zonas del planeta, en donde están dispuestas a seguir diseminando su cultura y sus tradiciones, buenas o malas. Las nuevas generaciones de Occidente y en especial los que tienen acceso a las redes sociales están cada día más convencidos de no tener ni un hijo. Es decir, la mente de estos jóvenes ya no está programada con la idea de supervivencia de su especie.

Más aun, para muchos de ellos, si los encierran, enmascaran y dejan a vivir en la realidad virtual, tal vez sea mejor. Los jóvenes con condiciones mucho menores que las de sus abuelos o sus padres se niegan a tener hijos, prefieren hacer su vida y heredar la casa de sus padres o incluso regresar a ella para sacarlos, mientras que los de zonas más populares siguen procreando y aún tienen un sueño del crecimiento social y económico.

La salud mental utilizada para bajar la natalidad. Cuando la población está deprimida y piensa que las cosas no irán mejor, tienden a bajar sus deseos de reproducción. No es raro que durante grandes problemas sociales los jóvenes perciban como una mejor opción el no tener hijos. Insisto, la decisión puede estar basada en propaganda más que en realidad informativa y ahí es donde radica la coerción.

Los grandes empresarios y políticos de occidente han acordado que ellos pueden usar jets privados, comer de todo, tener muchos hijos y claro, derrochar. Pero eso no es sostenible para todos. Por eso y para evitar presiones sociales que les demanden ser menos voraces o que cuando menos sean más eficientes, es mejor bajar la población de estos habitantes que nos demandan igualdad por vivir en democracias.

Así la decisión de tener hijos está siendo afectada por propaganda institucional como lo fue en Egipto en contra de los judíos, en EUA en contra de los negros o en China en contra de sus propios connacionales, que con el uso de datos mixtos incentivaron a los jóvenes para inhibir o de plano cancelar el deseo natural de tener descendencia. Siempre ha habido personas que desean no tener hijos, pero esto ha sido una minoría y por razones muy personales. Ahora parece ser una moda occidental.

Elon Musk promueve que las familias sigan teniendo hijos, esto es un franco contraste con lo que promueve Bill Gates. Ambos dicen que el futuro de la humanidad está en riesgo. Ambos tienen varios hijos, ambos comen lo que desean, pero solo uno de ellos nos dice que él puede hacer lo que otros no, mientras que el otro nos incentiva a procrear.

La historia nos ha indicado que el control político y social es la principal razón por la que se da el control natal compulsivo para una población determinada. Es decir, cuando se pasa de una decisión libre e informada a una decisión impuesta por coerción directa o indirecta. Y esta vez no será la excepción. Como nota informativa, esta semana se dio a conocer que los tres primeros enfermos de Covid19 eran científicos del laboratorio de Wuhan China, pero se insiste en que la pandemia no salió por accidente de un laboratorio que desarrolla armas bioquímicas que además estaba patrocinado por recursos de los EUA en colaboración con China.

Las razones para frenar el crecimiento poblacional pueden ser correctas pero los fines y los caminos pueden ser incorrectos, como lo fue la razón de Margaret al fundar la organización que más ha ayudado a suprimir la explosión demográfica de la raza negra en los EUA. Japón, Corea del Sur, Austria, Kuwait, Arabia Saudita y China son todos países ricos como EUA y Francia o Alemania, pero que están tratando de promover la subsistencia de su raza en contraste con los países clásicos de Occidente y sus satélites llamados países en vías de desarrollo.

Algunos humanos se han preguntado si es nuestro fin el existir para dar continuidad a la especie o a la raza. O tal vez nuestro existir solo sea para ser parte del círculo de vida en el planeta. Y bueno, del plan Divino ya mejor ni hablar. En ese sentido si no somos necesarios, pues podríamos ser un estorbo.  Y ¿qué pasa si como especie sí somos necesarios, pero también un riesgo para los demás? ¿Cómo podemos decidir quién de los que pueden procrear tienen mejores aptitudes o derechos, para en consecuencia tener el derecho a tener descendencia y por ende sus hijos tener derecho a nacer? Tal vez la mejor forma para evitar esos problemas es no tener que decidir y mejor convencer a los que uno cree no necesarios, de no reproducirse y de esa forma no podrán reclamar. Si el civismo se eliminó, tal vez se elimine la moral y bueno ya entrados en eso podemos también eliminar el individualismo porque parecen estar fuera de moda y ser un estorbo para la supervivencia del nuevo orden mundial.

Por milenos la política de control natal fue promovida para evitar una raza, pero ahora parece ser para evitar una cultura. El derecho a la reproducción voluntaria está siendo explotado para fines menos públicos. En occidente pasamos de la prevención del embarazo y la píldora de las 24 horas a los abortos pasando el tercer mes y ya entrado el octavo. De no tener más de uno o dos hijos a menor no tener ninguno. De buscar el apoyo para tener hijos con reproducción asistida a la renta de cuerpos para evitar la molestia y los estragos del embarazo.

Lo dicho todas razones económicas, pero no populares ni democráticas sino de una élite que puede hacer lo que quiera y eso incluye el convencer a millones de individuos que ellos no son indispensables, es más ni siquiera son necesarios y por ende pueden ser limitados en sus derechos como lo fue en la pandemia. Lo dicho antes, las restricciones y las herramientas de la pandemia llegaron para quedarse y para ser utilizadas cuando se crea más conveniente.

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El nacionalismo de Donald Trump: ¿Una solución o un riesgo?

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Opinión, por Samantha Contreras Guerrero //

La victoria de Donald Trump, basada en un mensaje de fuerte nacionalismo, marca un cambio que impactará tanto a Estados Unidos como al resto del mundo. Sus promesas de traer empleos de vuelta y proteger la economía estadounidense responden al descontento de muchos de sus votantes.

Su idea de “América Primero” busca hacer que Estados Unidos sea más independiente y fuerte, pero en un mundo tan conectado, esta visión enfrenta muchos retos y posibles problemas.

Para los estadounidenses, en un mercado donde casi todo se produce a través de cadenas internacionales, enfocarse en lo nacional podría hacer que los precios aumenten y haya menos opciones para los consumidores. Este tipo de enfoque proteccionista no solo implica costos altos para las empresas, sino que podría dar una falsa idea de seguridad económica, ya que el crecimiento estaría limitado solo al mercado interno, dejando de lado oportunidades con otros países.

En el ámbito internacional, el enfoque nacionalista de Estados Unidos genera preocupación entre sus aliados. Países como México, que dependen en gran medida del comercio y la inversión estadounidense, ven en riesgo la posibilidad de mantener relaciones estables e igualitarias.

El decremento en sectores como el nearshoring —donde América Latina ha visto una oportunidad de crecimiento— podrían ser afectados con este tipo de políticas. Además, al alejarse de acuerdos internacionales, Estados Unidos podría debilitar el sistema de cooperación global, necesario para enfrentar problemas complejos como el conflicto en Oriente Medio o la crisis climática.

La gran pregunta es si este regreso al proteccionismo es una solución real a los problemas económicos actuales. La inflación y la desigualdad están en aumento en todo el mundo, y Estados Unidos no es la excepción. En lugar de cerrarse, podría beneficiarse de una política que tome en cuenta las necesidades de todos sus sectores, buscando reducir las diferencias internas como la acumulación de riquezas, sin renunciar a los beneficios del comercio global.

El nacionalismo de Trump es una reacción a los problemas de un sistema económico que ha dejado atrás a muchas personas en Estados Unidos. Sin embargo, en un mundo hiperconectado, el aislamiento no puede evitar generar preocupación. Aunque la intención de proteger a los ciudadanos es válida, esta ideología corre el riesgo de afectar a largo plazo a aquellos mismos sectores que busca ayudar, reduciendo la capacidad de Estados Unidos para influir y crecer en la economía global.

E-mail: samcg2002@gmail.com

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MUNDO

Querámoslo o no, Donald Trump ha vuelto

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Desde los campos del poder, por Benjamín Mora Gómez //

Lo recuerdo, era mi cumpleaños 20 y también domingo, y corría el año de 1973, y mi padre me regalaba “El Gran Gatsby”, la muy apasionante novela de F. Scott Fitzgerald, dos de sus ejes contenidos me cautivaron: La alienación y el impulso de Jay Gatsby por sentirse aceptado por una alta sociedad segregante, aun y a pesar de ser inmensamente rico, realidad que quizá se expresa más claramente en una frase de la obra: “La vida es una lucha de apariencias, una lucha de lograr y de tener más de lo que uno merece”.

Donald Trump es un claro ejemplo, muy actual y presente en el mundo, de la fuerza del impulso de tenerlo todo: Poder económico y poder político. Donal Trump está entre los hombres más ricos de Estados Unidos, y fue el 45º y será el 47º presidente de aquella nación.

Donald, quien perdió en 2020 ante Joe Biden al buscar reelegirse como presidente de Estados Unidos, cuatro años después descarriló a Biden en su también anhelada reelección, obligándolo a abandonar la carrera presidencial, y derrotó ampliamente a Kamala Harris, la relevo en el Partido Demócrata.

Donald Trump ha vuelto al poder más fuerte de lo jamás imaginado para cumplir con sus planes de preeminencia y grandeza norteamericana e imponer su visión conservadora de Estados Unidos ante sí mismo y ante el mundo. Trump es un hombre transparente; jamás deja nada a la imaginación y dudas de sus seguidores y detractores. Así, por ejemplo, para él, la Teoría de Género tiene los días contados en EEUU y sus promotores sabrán que tienen ante sí a su peor pesadilla.

El presidente Donald Trump, a partir del 20 de enero próximo, actuará con todo el poder para poner orden en su frontera con México en dos temas fundamentales, las acciones de los cárteles de la droga, declarándolos terroristas, y el tráfico humano, ambos vistos como gravísimas omisiones del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Marco Rubio, próximo secretario de Estado norteamericano, lo ha acusado públicamente, y nos lo recordará todos los días. Rubio es de palabra dura y mano aún más dura. Para Trump y Rubio los narcotraficantes son terroristas y los perseguirá con toda la fuerza del Estado norteamericano.

La esperanza nunca debería sustentarse en la venganza. No entiendo a quiénes cifran la satisfacción de su venganza hacia López Obrador en Marco Rubio. Sea cual fuere el resultado de la dureza del nuevo secretario de Estado norteamericano, es mi deseo que México vuelva, de mutuo propio, al orden y la paz, y que el gobierno y el congreso mexicanos no nos convoquen a rasgarnos las vestiduras ante las exigencias norteamericanas. Son justas.

En México, muchos de quienes estaban a favor de Kamala Harris, hoy se muestran muy a favor de Donald Trump. Su nacionalismo se mantiene muy firme; sin embargo, aceptan que ya es tiempo de poner en orden las cosas en México pues el estado mexicano, sin duda, está doblegado y resquebrajado ante los cárteles de la droga. Claudia Sheinbaum no ha demostrado estar dispuesta a cumplir a cabalidad con su mandato presidencial en materia de seguridad a pesar de los buenos oficios de Omar García Harfuch pues, peor, no desea tomar el mando que aun detenta López Obrador.

Sheinbaum deberá entender que solo tiene de dos sopas, o se arma de valor ante los cárteles y los traficantes de gente y los combate con toda la fuerza del Estado mexicano, o los gringos cumplirán con esa su obligación constitucional, interviniendo aun en nuestro territorio. Que de nada le valdrán las bravatas de Marcelo Ebrard en materia económica ante los gobiernos norteamericano y canadiense.

Que esto nos es pleito entre escolapios en donde uno echará al otro a su padre que es bombero y lo mojará con su manguera, y el otro a su padre que es policía y lo llevará a la cárcel. Que en cosas de gobierno se actúa conforme a la ley y se cumple con los tratados internacionales. Que Naciones Unidas tiene un centro en contra del terrorismo que a México obliga.

Un adelanto de la presión internacional que el gobierno de México enfrentará en los años próximos ya lo recibimos en esta semana. La calificadora Moody’s cambió de estable a negativa la perspectiva económica de México por el debilitamiento de nuestro Estado de derecho por la reforma judicial y el deteriorado entorno institucional gubernamental, el esperado aumento en el costo de la deuda internacional de México y la mayor rigidez del gasto público, que podrían socavar nuestros resultados fiscales y económicos.

Tanto Moody’s, como los principales analistas de los futuros económicos en el mundo, coinciden en calificar como de muy alto riesgo la reciente reforma aprobada por Morena, PT y Verde al Poder Judicial. Sheinbaum, obedeciendo a López Obrador, ha decidido alterar los controles y equilibrios del poder político y económico en México, y eso se le, se nos, cobrará muy caro.

Quiero invitarte a pensar en que Trump no está para salvarnos, ni Rubio para vengarnos. Ellos tienen sus tareas más allá del Rio Bravo. De este lado, todo depende de nosotros. Vamos, ni Sheinbaum hará nada para salvarnos; a ella solo le interesa obedecer a López.

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MUNDO

En riesgo la hegemonía estadounidense: El retorno de Donald Trump; retos económicos y sociales

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Actualidad, por Alberto Gómez R. //

En los últimos cuatro años, la economía y la cohesión social de Estados Unidos han enfrentado un deterioro significativo, marcando uno de los periodos más complicados en su historia reciente.

La administración de Joe Biden, aunque intentó implementar políticas para estimular la recuperación tras la pandemia de COVID-19, dejó profundas brechas económicas y sociales que ahora desafían al presidente electo Donald Trump. Con un escenario global en transformación y un entorno interno polarizado, Estados Unidos se encuentra en un momento crítico de redefinición de su papel como potencia mundial.

LA ECONOMÍA BAJO LA ADMINISTRACIÓN DE BIDEN

La inflación se convirtió en uno de los mayores retos durante la administración Biden. La epidemia de Covid-19 dejó tras de sí trastornos económicos; en junio de 2022, la inflación alcanzó un pico histórico del 9.1%, las tasas más altas que los estadounidenses han experimentado en 40 años, según la Oficina de Estadísticas Laborales (BLS) lo que, por supuesto, en la práctica suponía un recorte salarial. La explosión del gasto militar para apoyar las guerras en Ucrania y Gaza también ha alimentado la inflación.

Como resultado, el nivel de vida de las y los trabajadores estadounidenses ha disminuido bajo la administración Biden, mientras que el auge del mercado de valores ha ayudado a las y los estadounidenses más ricos a hacerlo bastante bien. Este fenómeno, impulsado por interrupciones en las cadenas de suministro globales, estímulos fiscales masivos y el aumento de los precios de la energía, erosionó el poder adquisitivo de las familias estadounidenses. Aunque las medidas de la Reserva Federal lograron reducir la inflación a un 3.7% al cierre de 2024, esta cifra seguía por encima del objetivo del 2%, lo que refleja un entorno económico aún frágil.

El aumento del costo de vida se manifestó en productos esenciales. Según la Administración de Información Energética (EIA), el precio promedio de la gasolina aumentó un 40% entre 2020 y 2024. Asimismo, los alimentos básicos experimentaron un incremento promedio del 25%, afectando especialmente a las familias de ingresos medios y bajos. Esta situación exacerbó la desigualdad, ya que los salarios reales apenas crecieron un 3% durante el mismo periodo, según el Economic Policy Institute.

DÉFICIT FISCAL Y DEUDA PÚBLICA

El déficit fiscal alcanzó los $1.7 billones en 2024, mientras que la deuda pública superó los $36 billones, según la Oficina de Presupuesto del Congreso (CBO), un incremento alarmante respecto a los $27 billones reportados al inicio de la administración Biden. Este nivel de endeudamiento, alimentado por programas de estímulo económico y políticas de infraestructura, limita la capacidad del gobierno para responder a futuras crisis económicas. Además, el creciente costo del servicio de la deuda, derivado del aumento de las tasas de interés, se ha convertido en una carga significativa para el presupuesto federal.

La brecha económica continuó ampliándose durante la administración Biden. El 1% más rico de la población concentró el 38% de la riqueza total en 2023, mientras que los sectores más vulnerables enfrentaron mayores dificultades para acceder a empleos estables, y apenas aumentaron un 4% en términos reales, según un informe de la Oficina del Censo. Según el Departamento de Trabajo, el empleo precario representó el 30% de los nuevos puestos creados entre 2020 y 2024, con un aumento notable en los contratos temporales y trabajos a tiempo parcial. Esto ha exacerbado la pobreza en comunidades vulnerables, con un índice de pobreza que aumentó del 11.4% en 2020 al 14.7% en 2024.

En 2016, Hillary Clinton demostró su desprecio por los partidarios de Trump, entonces abrumadoramente blancos, etiquetándolos como “los deplorables”, en lugar de tratar de reconocer la fuente de su ira: la gran desigualdad en el statu quo económico. Ocho años después, con un apoyo a Trump mayor en prácticamente todos los grupos demográficos, es imposible ignorar la desesperación económica que alejó del Partido Demócrata a las y los electores, cuando Biden seguía presumiendo de que la economía estadounidense durante su mandato es “la más fuerte del mundo”.

FACTORES SOCIALES: POLARIZACIÓN Y RADICALIZACIÓN

La polarización política se ha intensificado, dando lugar a movimientos separatistas que, aunque minoritarios, representan una amenaza para la unidad del país. Uno de los fenómenos más alarmantes es el resurgimiento de movimientos secesionistas en estados como Texas y California.

Líderes locales y organizaciones políticas han planteado referendos para separarse de la unión federal, alegando incompatibilidades políticas y económicas. Aunque estos movimientos no tienen un apoyo mayoritario, su existencia refleja una fragmentación preocupante en la unidad nacional. Grupos como «Texit», que abogan por la independencia de Texas, han ganado tracción en sectores conservadores descontentos con las políticas federales. Estas iniciativas reflejan el creciente desencanto con el sistema político.

La radicalización ideológica también se ha intensificado. Los crímenes de odio aumentaron un 18% entre 2020 y 2024, según el FBI, afectando principalmente a comunidades afroamericanas, asiáticas, judías y musulmanas. Este aumento está vinculado al resurgimiento de grupos extremistas y al uso de las redes sociales como plataformas para propagar discursos de odio.

RETOS ECONÓMICOS Y SOCIALES

Con la reelección de Donald Trump, Estados Unidos se adentra en un periodo de grandes desafíos. Su promesa de «recuperar la grandeza estadounidense» enfrenta múltiples obstáculos, tanto internos como externos.

Trump ha anunciado un ambicioso plan para reindustrializar Estados Unidos y reducir la dependencia de las cadenas de suministro globales. Sin embargo, implementar esta estrategia requerirá superar barreras como la resistencia de aliados comerciales y la necesidad de inversiones masivas en infraestructura. También deberá manejar las tensiones con China, el principal socio comercial de Estados Unidos, en un momento en que las relaciones bilaterales están en su punto más bajo en décadas.

El presidente electo ha prometido recortes de impuestos para estimular el crecimiento económico, pero esta medida podría agravar el déficit fiscal si no se acompaña de reducciones en el gasto público. Además, la capacidad de implementar estas políticas dependerá de su habilidad para negociar con un Congreso dividido, donde los demócratas probablemente resistirán cualquier iniciativa que reduzca programas sociales.

El enfoque de Trump en políticas ultraderechistas, incluida la restricción de la inmigración y la eliminación de regulaciones ambientales, podría generar más divisiones. Aunque estas medidas cuentan con el apoyo de su base electoral, enfrentan la oposición de sectores progresistas y moderados, lo que podría derivar en mayores tensiones sociales.

EL FIN DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE

El bloque BRICS+ ha emergido como un desafío significativo para la hegemonía estadounidense. Con la inclusión de nuevos miembros como Arabia Saudita, este grupo busca crear un sistema financiero alternativo que reduzca la dependencia del dólar. Según el Banco Mundial, el comercio intrabloque creció un 15% anual durante los últimos cuatro años, fortaleciendo su influencia económica y política.

El dólar, pilar del sistema financiero internacional, está perdiendo su posición dominante. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), la proporción de reservas globales en dólares cayó del 61% en 2020 al 55% en 2024. Este descenso refleja una creciente diversificación hacia monedas como el yuan chino y el euro, impulsada por iniciativas del BRICS+ y otros bloques emergentes.

En el ámbito militar y geopolítico, Estados Unidos enfrenta el ascenso de China como potencia dominante en el Pacífico y la reactivación de Rusia en Europa del Este. Además, la influencia de potencias regionales como Irán y Arabia Saudita en el Medio Oriente limita la capacidad de Estados Unidos para mantener su dominio en esta región estratégica.

El futuro socioeconómico de Estados Unidos dependerá en gran medida de la capacidad de la administración Trump para manejar una economía debilitada, una deuda insostenible y una sociedad fracturada. La reconciliación política y la creación de un camino inclusivo para el desarrollo serán cruciales para evitar una crisis prolongada.

Aunque Trump tiene un historial de promover el crecimiento económico, los riesgos asociados con su estilo confrontacional y sus políticas divisivas no pueden ser ignorados. El equilibrio entre reformar el status quo y evitar una mayor radicalización será la prueba definitiva para su liderazgo.

Estados Unidos enfrenta uno de los periodos más complejos de su historia contemporánea. La administración Biden dejó un legado de desafíos económicos y sociales que el presidente electo Donald Trump deberá abordar en un contexto de polarización interna y competencia internacional.

El éxito o fracaso de las políticas de Trump determinará no solo el rumbo de Estados Unidos, sino también el equilibrio de poder en el mundo. Sin embargo, para superar estos retos, será necesario un liderazgo que trascienda la retórica divisiva y busque soluciones inclusivas y sostenibles. En un mundo cada vez más multipolar, el destino de Estados Unidos dependerá de su capacidad para adaptarse a las nuevas realidades globales sin perder de vista los principios democráticos y la cohesión interna que alguna vez lo definieron como nación.

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