MUNDO
El decrecimiento poblacional selectivo: La nueva era del control racial

Política Global, por Jorge López Portillo Basave //
Hace décadas que se ha sabido que las potencias controlan el natalicio de cierto tipo de poblaciones para evitar que sobrepasen la propia. No es nada nuevo. Lo hicieron los egipcios con los judíos hace más de 5 mil años y con un halo de “buenas” intenciones, la norteamericana Margaret Sanger fundó la clínica Planned Parenthood. Pero claro, quién puede oponerse a ofrecer ayuda a personas que por pobreza no pueden permitirse ser padres.
En ese orden de ideas esa organización ha “ayudado” anualmente a millones de mujeres en los EUA a terminar con embarazos no deseados. Lo interesante y natural es que por la pobreza las clínicas hayan estado instaladas principalmente en barrios de raza negra. No podemos pasar por alto que la fundadora y sus hermanas fueron promotoras de derechos femeninos y de acceso a la salud para millones, popularizando la expresión Control Natal, pero tampoco se puede pasar por alto que su idea de raza era clara.
Como Margaret Sanger lo dijo en su autobiografía, fue impulsora del llamado “Negro Project” y oradora de honor en asambleas del KKK antes de que éstas fueran prohibidas, su visión era poder controlar el desarrollo racial por medio de la Eugenesia.
Como la creadora de la clínica Planned Parenthood lo expresó, “la gradual supresión, eliminación y eventual extinción de cosas defectuosas, esas hierbas malas humanas, que amenazan al florecimiento y refinamiento de la civilización de América”.
Claro ella, además de ser ejemplo y pionera en el tema del control natal, también fue ejemplo y pionera de la idea de una supremacía racial por el medio del control natal y genético inducido, que ahora se ha vuelto natural y casi obligatorio por razones de salud global.
Me llama la atención que esta mujer haya tardado 100 años en ser expuesta con sus penas y glorias, es decir que su legado de racismo en contra de la raza negra, se haya mantenido casi en secreto cuando ella era muy vocal al respecto. Irónicamente su militancia política e ideológica le mantuvo como una heroína del movimiento de izquierda en EUA hasta el 2021.
Gracias a Margaret hay importantes avances en favor de todos los que buscan control natal económico o gratuito en ese país. Pero las razones de ella fueron raciales y eso se mantuvo muy oculto a pesar de haber sido un medio efectivo de control racial que afectó y aún afecta el desarrollo de una comunidad por razón de raza con el pretexto de razón económica.
Se convenció a una parte importante de la población de mejor no tener hijos para así no tener que preocuparse por progresar económicamente. No parce ser mala idea, mejor dar mucho a un hijo que poco a dos. Pero ¿qué pasa cuando de un hijo, la reproducción pasa a cero hijos? Margaret era militante de la Izquierda norteamericana pero sus ideas buenas y malas, fueron usadas por la izquierda y la derecha.
El éxito de la propaganda es tal que del 100% de los abortos legales en los EUA, 30% son blancos quienes representan más del 50% de la población y 39% de los abortos son de raza negra cuando ésta representa menos del 15% de la población. En ese país hay más de 800 mil abortos al año lo que es un gran negocio para la industria de las partes de nonatos y como se ve fue un éxito para la visión de Margaret.
Hasta la fecha, la empresa que ella fundó, Planned Parenthood, sigue siendo la entidad privada que más dinero recibe del gobierno de EUA para la llamada atención a la salud reproductiva, incluida recientemente la llamada afirmación de género para menores que desean cambiar de sexo. Nada mal para la selección racial si es que sus principios aún están en práctica.
Otro ejemplo del control natal por razones de estado nos lo dio China, que mandataba la reducción de natalicios, lo que ayudó a bajar su población y que en consecuencia generó un mercado laboral y migratorio clandestino. Durante los años 80´s en ese país, las parejas que tenían más de un hijo eran sancionadas, debían abortarlo, donarlo al estado o simplemente mantenerlo oculto sin derechos laborales ni sociales, lo que permitió una mano de obra muy económica por décadas de la que se benefició China y Occidente al recibir productos muy económicos.
En los primeros años de la década del 2000, la política se elevó a dos hijos con derechos. Irónicamente y debido al terrible decrecimiento poblacional, el actual líder Xi Jinping ha levantado las restricciones y desde el 2021 las familias de ese país pueden tener hijos sin temor a ser sancionados.
El Nuevo Orden Mundial y su política de natalidad y reproducción sexual. En occidente se está desarrollando una nueva política de control natal, ahora enfocado en la cultura occidental misma que es demasiado exigente y por ende difícil de controlar. Los nacidos en Occidente demandan libertades, comodidades y otros beneficios como la democracia y la libertad de expresión, que son dolores de cabeza para las élites.
Los líderes de occidente están promoviendo de manera casi coercitiva por adoctrinamiento, la reducción natal a pasos acelerados de sus connacionales, lo que contrasta con la política poblacional de Japón, Austria, de China, de Arabia y de muchas otras zonas del planeta, en donde están dispuestas a seguir diseminando su cultura y sus tradiciones, buenas o malas. Las nuevas generaciones de Occidente y en especial los que tienen acceso a las redes sociales están cada día más convencidos de no tener ni un hijo. Es decir, la mente de estos jóvenes ya no está programada con la idea de supervivencia de su especie.
Más aun, para muchos de ellos, si los encierran, enmascaran y dejan a vivir en la realidad virtual, tal vez sea mejor. Los jóvenes con condiciones mucho menores que las de sus abuelos o sus padres se niegan a tener hijos, prefieren hacer su vida y heredar la casa de sus padres o incluso regresar a ella para sacarlos, mientras que los de zonas más populares siguen procreando y aún tienen un sueño del crecimiento social y económico.
La salud mental utilizada para bajar la natalidad. Cuando la población está deprimida y piensa que las cosas no irán mejor, tienden a bajar sus deseos de reproducción. No es raro que durante grandes problemas sociales los jóvenes perciban como una mejor opción el no tener hijos. Insisto, la decisión puede estar basada en propaganda más que en realidad informativa y ahí es donde radica la coerción.
Los grandes empresarios y políticos de occidente han acordado que ellos pueden usar jets privados, comer de todo, tener muchos hijos y claro, derrochar. Pero eso no es sostenible para todos. Por eso y para evitar presiones sociales que les demanden ser menos voraces o que cuando menos sean más eficientes, es mejor bajar la población de estos habitantes que nos demandan igualdad por vivir en democracias.
Así la decisión de tener hijos está siendo afectada por propaganda institucional como lo fue en Egipto en contra de los judíos, en EUA en contra de los negros o en China en contra de sus propios connacionales, que con el uso de datos mixtos incentivaron a los jóvenes para inhibir o de plano cancelar el deseo natural de tener descendencia. Siempre ha habido personas que desean no tener hijos, pero esto ha sido una minoría y por razones muy personales. Ahora parece ser una moda occidental.
Elon Musk promueve que las familias sigan teniendo hijos, esto es un franco contraste con lo que promueve Bill Gates. Ambos dicen que el futuro de la humanidad está en riesgo. Ambos tienen varios hijos, ambos comen lo que desean, pero solo uno de ellos nos dice que él puede hacer lo que otros no, mientras que el otro nos incentiva a procrear.
La historia nos ha indicado que el control político y social es la principal razón por la que se da el control natal compulsivo para una población determinada. Es decir, cuando se pasa de una decisión libre e informada a una decisión impuesta por coerción directa o indirecta. Y esta vez no será la excepción. Como nota informativa, esta semana se dio a conocer que los tres primeros enfermos de Covid19 eran científicos del laboratorio de Wuhan China, pero se insiste en que la pandemia no salió por accidente de un laboratorio que desarrolla armas bioquímicas que además estaba patrocinado por recursos de los EUA en colaboración con China.
Las razones para frenar el crecimiento poblacional pueden ser correctas pero los fines y los caminos pueden ser incorrectos, como lo fue la razón de Margaret al fundar la organización que más ha ayudado a suprimir la explosión demográfica de la raza negra en los EUA. Japón, Corea del Sur, Austria, Kuwait, Arabia Saudita y China son todos países ricos como EUA y Francia o Alemania, pero que están tratando de promover la subsistencia de su raza en contraste con los países clásicos de Occidente y sus satélites llamados países en vías de desarrollo.
Algunos humanos se han preguntado si es nuestro fin el existir para dar continuidad a la especie o a la raza. O tal vez nuestro existir solo sea para ser parte del círculo de vida en el planeta. Y bueno, del plan Divino ya mejor ni hablar. En ese sentido si no somos necesarios, pues podríamos ser un estorbo. Y ¿qué pasa si como especie sí somos necesarios, pero también un riesgo para los demás? ¿Cómo podemos decidir quién de los que pueden procrear tienen mejores aptitudes o derechos, para en consecuencia tener el derecho a tener descendencia y por ende sus hijos tener derecho a nacer? Tal vez la mejor forma para evitar esos problemas es no tener que decidir y mejor convencer a los que uno cree no necesarios, de no reproducirse y de esa forma no podrán reclamar. Si el civismo se eliminó, tal vez se elimine la moral y bueno ya entrados en eso podemos también eliminar el individualismo porque parecen estar fuera de moda y ser un estorbo para la supervivencia del nuevo orden mundial.
Por milenos la política de control natal fue promovida para evitar una raza, pero ahora parece ser para evitar una cultura. El derecho a la reproducción voluntaria está siendo explotado para fines menos públicos. En occidente pasamos de la prevención del embarazo y la píldora de las 24 horas a los abortos pasando el tercer mes y ya entrado el octavo. De no tener más de uno o dos hijos a menor no tener ninguno. De buscar el apoyo para tener hijos con reproducción asistida a la renta de cuerpos para evitar la molestia y los estragos del embarazo.
Lo dicho todas razones económicas, pero no populares ni democráticas sino de una élite que puede hacer lo que quiera y eso incluye el convencer a millones de individuos que ellos no son indispensables, es más ni siquiera son necesarios y por ende pueden ser limitados en sus derechos como lo fue en la pandemia. Lo dicho antes, las restricciones y las herramientas de la pandemia llegaron para quedarse y para ser utilizadas cuando se crea más conveniente.
MUNDO
Cónclave: Ganan terreno los moderados ante los radicales

Los Juegos del Poder, por Gabriel Ibarra Bourjac //
Este miércoles 7 de mayo inicia el Cónclave para elegir al nuevo Papa, cumpliendo con las normas vaticanas que establecen que debe comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del Papa, ocurrido el pasado 21 de abril de 2025.
El Cónclave arranca con una misa en la Basílica de San Pedro, seguida del ingreso de los cardenales electores a la Capilla Sixtina, donde quedarán aislados bajo estrictas medidas de secreto. Actualmente, 133 cardenales menores de 80 años participarán en las votaciones, que requieren una mayoría de dos tercios para elegir al nuevo Pontífice. ¿Quiénes son los favoritos para suceder a Francisco?
Entre los perfiles que dividen al Colegio Cardenalicio, los progresistas tienen ventaja numérica, ya que Francisco nombró al 80% de los electores, pero los conservadores y moderados también buscan influir. La gran interrogante es qué tipo de Papa buscan los cardenales: un perfil radical, ya sea progresista o conservador, podría fracturar a la Iglesia Católica, por lo que los moderados ganan terreno como opción de consenso.
El favorito es el cardenal italiano Pietro Parolin, de 70 años, actual secretario de Estado del Vaticano. Considerado un candidato de continuidad moderada respecto al legado de Francisco, Parolin destaca por su experiencia diplomática y su capacidad para unir facciones, aunque algunos cuestionan su falta de carisma y experiencia pastoral directa. Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de Sant’Egidio, lo señala como el principal contendiente y un «candidato de unidad» por su enfoque pragmático.
Otro nombre destacado es el cardenal filipino Luis Antonio Tagle, de 67 años, apodado «el Francisco asiático». Exarzobispo de Manila y actual jefe del Dicasterio para la Evangelización, Tagle es popular entre los progresistas por su apertura hacia la comunidad LGBTQ+ y su énfasis en la justicia social. Con el respaldo de los cinco cardenales filipinos, su candidatura podría hacer historia al convertirse en el primer Papa asiático.
Del lado conservador, el cardenal húngaro Péter Erdő, de 72 años, arzobispo de Esztergom-Budapest, emerge como favorito. Respetado intelectual con doctorados en teología y derecho canónico, Erdő defiende la ortodoxia doctrinal, oponiéndose a las bendiciones de parejas del mismo sexo y a la comunión para divorciados vueltos a casar. Su experiencia en dos cónclaves previos y sus conexiones con cardenales europeos y africanos lo posicionan como un posible candidato de compromiso para los conservadores.
Otros nombres que resuenan entre los 133 cardenales electores son el cardenal francés Jean-Marc Aveline, de 66 años, arzobispo de Marsella, y el cardenal italiano Matteo Zuppi, de 69 años, arzobispo de Bolonia. Aveline, considerado el favorito de Francisco, destaca por su enfoque en la inmigración y el diálogo interreligioso, aunque su cautela sobre las bendiciones a parejas del mismo sexo podría limitar su apoyo entre los progresistas. Zuppi, por su parte, es un progresista conocido por su labor como enviado de paz de Francisco en Ucrania y su inclusividad hacia parejas del mismo sexo, además de su trabajo con los marginados.
Desde África, el cardenal ghanés Peter Turkson, de 76 años, y el cardenal congoleño Fridolin Ambongo Besungu, de 65 años, representan opciones con posturas más tradicionales. Turkson, defensor de la justicia social y el medio ambiente, podría convertirse en el primer Papa negro en siglos. Ambongo, un líder outspoken en África, critica abiertamente la corrupción y el statu quo, pero su conservadurismo en temas como las bendiciones a parejas homosexuales podría generar división.
Pronto conoceremos al nuevo Papa y líder de la Iglesia Católica, que representa a más de 1,400 millones de fieles en el mundo. La fumata blanca y el anuncio del «Habemus Papam» marcarán el inicio de un nuevo capítulo para la Iglesia.
MUNDO
La moderación sobre el radicalismo

Opinión, por Miguel Anaya //
Durante años, en muchos rincones del mundo, la política pareció perder el centro. Ante el desencanto con partidos tradicionales y líderes que parecían cada vez más desconectados de las necesidades reales de la población, surgieron figuras que ofrecían rupturas radicales. Hombres y mujeres que hablaban con fuerza, que desafiaban las reglas, que prometían sacudir el sistema.
Y durante un tiempo, muchos ciudadanos, cansados de discursos acartonados que no resolvían de fondo las cosas, votaron candidaturas radicales.
El fenómeno no fue exclusivo de una región. En Estados Unidos, Donald Trump desafió el statu quo con un estilo confrontativo que rompió moldes. En Argentina, Javier Milei llegó a la presidencia con un discurso antisistema que canalizó la frustración de millones. En Italia, Giorgia Meloni representó un giro radical con raíces nacionalistas profundas, incluso en Nuevo León se eligió a Samuel García. Estas victorias compartían un mismo origen: la idea de que la política tradicional había fallado.
No solo fueron los errores de gestión o la corrupción los que abrieron paso a este péndulo hacia los extremos. También influyó la imposición de ciertas visiones ideológicas que no terminaron de convencer a la mayoría. Muchos ciudadanos sintieron que los discursos públicos dejaron de reflejar sus inquietudes reales, que los gobiernos se ocupaban más de debates abstractos que de cosas concretas: el precio de los alimentos, la calidad de la educación, la inseguridad en las calles. Ante eso, muchos decidieron voltear al extremo, al que gritaba más fuerte, al que prometía barrer con todo, al que hacía más espectáculo.
Pero esa misma fuerza que los llevó al poder, en muchos casos, también los expuso. Las promesas imposibles, el tono agresivo, la falta de resultados tangibles, los shows montados cada vez más vacíos, terminaron desilusionando a buena parte de sus electores. Poco a poco comenzó el retorno a la moderación. No como una vuelta nostálgica al pasado, sino como una necesidad práctica.
La reciente elección en Canadá es un reflejo claro de este giro. Contra lo impensable hace apenas unas semanas, el liberal Mark Carney, un tecnócrata sin experiencia electoral, venció al conservador Pierre Poilievre, quien había liderado las encuestas durante meses con un discurso duro, directo y populista.
Carney no es un político de carrera, es un economista de prestigio internacional, exgobernador de los bancos centrales de Canadá y del Reino Unido. Su estilo no es carismático ni electrizante. Pero en un momento en que el país enfrenta incertidumbres económicas y tensiones diplomáticas, su figura representó algo muy valioso: confianza, estabilidad y claridad.
Poilievre, por su parte, apostó por una narrativa confrontativa. Atacó al gobierno saliente, prometió recortes masivos y se mostró abiertamente cercano a la agenda trumpista. En tiempos recientes, eso había sido una receta ganadora. Pero esta vez la estrategia no funcionó. La gente no quiso más ruido.
Esa reacción del electorado canadiense no es un hecho aislado. En Francia, el presidente Macron logró frenar a los radicales. En España, el PSOE logró mantener el poder pese a la presión de una coalición entre conservadores y extremistas. Incluso en países donde estas opciones si ganaron las elecciones, hoy enfrentan desgaste acelerado.
¿Por qué? Porque la gente quiere vivir en paz. Quiere que la política se ocupe de lo importante: la salud pública, la educación, la seguridad en las calles, la posibilidad de tener un empleo digno. Ni la revolución constante ni el inmovilismo absoluto ofrecen eso. El equilibrio sí.
La mesura no es una debilidad. Es una forma de reconocer la complejidad del mundo. Gobernar así es difícil, porque implica negociar, escuchar, ceder a veces. Pero también es la única forma sostenible de liderar sociedades diversas y modernas sin vivir en conflicto permanente. Las sacudidas son importantes, pero no se puede vivir en la incertidumbre constante (las caídas de las bolsas de Nueva York nos lo muestran claramente).
Lo de Canadá es una historia que vale la pena contar, no porque sea espectacular, sino precisamente porque no lo es. Es el relato de una sociedad que eligió con la cabeza fría, que prefirió a alguien que no buscó incendiar el país, sino repararlo. Cuando se apagan los gritos y las luces de la espectacularidad, lo que queda son las decisiones y acciones que realmente cambian la vida de las personas.
Quitemos el show de la política, de las decisiones públicas. Pensemos en sociedad, en agendas que favorezcan a la mayoría a largo plazo, seamos empáticos, construyamos desde la comunidad y desde el entendimiento. No es una receta mágica, es un remedio lógico.
MUNDO
God bless you, Mr. Trumpapa

Conciencia con Texto, por José Carlos Legaspi Íñiguez //
A quienes los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco, sentenciaron los griegos antiguos. Si aunamos la soberbia, la locura a la estupidez, podremos comprender la foto que la cuenta oficial del presidente Donald Trump publicó, en la que aparece como el nuevo Papa.
Burlarse de las creencias de la gente, sea cual fuere su religión, no es cualquier cosa. La reacción de los católicos a lo que se considera una blasfemia es una de las primeras manifestaciones de rechazo.
¿En qué cabeza cabe hacer este tipo de “chistosadas”? No es un meme que “alguien” publicó. Proviene de una cuenta oficial de Trump. En momentos donde todavía la grey católica mundial llora la muerte del Papa Francisco y en espera que se nombre al nuevo Vicario de Cristo, se antoja que, efectivamente, lo haya confeccionado y aprobado un loco, ensoberbecido por el poder del imperio otrora amo del mundo.
Roma comenzó su decadencia con los emperadores insanos, con Tiberio a la cabeza; enseguida otro no menos “zafado” como lo fue Calígula; Nerón, el piromaníaco incestuoso con su propia madre; Cómodo, el narcisista, también incestuoso con su propia hermana y el adolescente Heliogábalo, señalado como pedófilo, homosexual, sátiro y que se propuso imponer a su Dios (él nació en Siria y fue proclamado emperador a los 14 años) por encima de los dioses romanos.
¿A qué viene todo esto? Al imperio yanqui, otrora dueño del planeta, sólo le faltaba un “emperador” de la talla de los antes señalados para comprobar la decadencia que vive este “reino” en estos tiempos.
Esta pifia no va a pasar desapercibida. No es una “bromita” cualquiera. Es una declaración de guerra en contra de los católicos y en Estados Unidos de Norteamérica hay millones, sobre todo los de origen irlandés, italiano y latinoamericano.
José Saramago, escritor portugués, escribió en uno de sus geniales textos: “Los dioses, pienso yo, sólo existen en el cerebro humano, prosperan o se deterioran dentro del mismo universo que los ha inventado, pero ‘el factor Dios’ está presente en la vida como si, efectivamente, fuese dueño y señor de ella. No es un Dios, sino ‘el factor Dios’ el que se exhibe en los billetes de dólar y se muestra en los carteles que piden la bendición divina para América (la de Estados Unidos, no la otra).
Y fue el factor Dios lo que se transformó el dios islámico, que lanzó contra las torres del World Trade Center los aviones suicidas contra los desprecios y en venganza por las humillaciones sufridas por creer en ese dios.
Ese factor Dios es terriblemente igual en todos los seres humanos, dondequiera que estén y sea cual fuere la religión que profesen. Ese que ha intoxicado el pensamiento y abierto las puertas a la intolerancia más sórdida, que solo respeta aquello que se le manda creer; el que, después de presumir haber hecho de la bestia un hombre, terminó por hacer del hombre una bestia.
Esa “bestialidad” del hombre surge al volverse irracional y una de las condicionantes para perder la mesura es que “alguien” se atreva a burlarse de su dios, de su religión, de su clero.
Ahmed Salman Ruashdie, escritor hindú, de nacionalidad inglesa, sufrió por años el claustro obligado, luego de la sentencia de muerte que le fue proferida por los altos clérigos islámicos, quienes consideraron que su libro Versos Satánicos atentaba en contra del Islam.
En México no cantamos mal las rancheras. La guerra cristera se dio por varios y variados factores que motivaron a los católicos, sobre todo a los de la zona de Los Altos de Jalisco y el Bajío.
Muerte, destrucción, barbarie, fueron los resultados de esta guerra en la que participaron incluso sacerdotes católicos que desestabilizó la paz social en los años 20.
Donald Trump no es ningún comediante. Adolece de humor y no tiene vis cómica. Por tanto, su gracejada no será sólo anecdótica. Tendrá consecuencias políticas, sociales y quizá hasta económicas.
La grey católica no dejará pasar la oportunidad de arremeter contra Donald. Esa irreverencia, esa blasfemia (así la consideran los católicos) ha dolido en lo más profundo de la sensibilidad de los creyentes.
Entonces, bajo esa óptica, el imperio de los Estados Unidos de Norteamérica ya tiene su “emperador” demente. Ya solo falta ver cómo y cuándo se derrumba, y no por el escándalo que ha generado su meme donde aparece como el Papa, sino por las “locuras” económicas que ha impuesto “su majestad” y que -dicen los enterados de la economía- habrán de regresarse con creces y de manera destructiva a su nación.
¿No tendrá Donald Trump alguien con mediana inteligencia en su staff de asesores como para que le adviertan que su soberbia, su demencia le acarreará la perdición, no solo a su persona, sino a su país? Ahí se deja esa interrogante.
God bless you, Mr. Trumpapa.
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