NACIONALES
De conquistas y conquistados
Opinión, por Miguel Anaya //
Juan Ramón Jiménez (1881-1958) fue un poeta español nacido en Huelva, es reconocido como uno de los escritores más prolíficos de su época llegando a ganar el premio Nobel de literatura en 1956.
Cuenta la anécdota que, en una visita por México, la comitiva que lo recibió le llevó a recorrer una zona arqueológica, en ese lugar le contaron la terrible historia de la conquista tal como la enseñan en nuestro país, esa qué dice que éramos un pueblo en la opulencia y en gran desarrollo, pero unos barbajanes venidos del otro lado del mundo trajeron las enfermedades, la corrupción y a cambio se llevaron todas las riquezas de estas tierras.
Al terminar su exposición uno de los miembros de la comitiva preguntó al escritor si no le daba vergüenza todo lo que habían hecho sus antepasados, el poeta sin inmutarse respondió: “mis antepasados nunca salieron de Andalucía, en todo caso, los que hicieron todo lo que usted menciona fueron los antepasados de usted.”
Al autor español no le faltaba razón, y la anécdota muestra bastante de los resentimientos qué tenemos como sociedad derivados de una historia mal contada en beneficio de unos cuantos.
Las cosas son como son porque fueron como fueron y ante las circunstancias históricas qué nos colocan en la posición en la que actualmente estamos solo nos quedan dos caminos: el de la frustración, el enojo y la victimización o el de las soluciones, el análisis y la proyección del futuro. Desafortunadamente México suele optar por el primer camino, estancados en culpar de la realidad actual a los enemigos del pasado, olvidando el presente y sin la visión de un futuro mejor.
Veo con preocupación que ese discurso de víctimas, de país conquistado, de las riquezas saqueadas cada vez toma más fuerza en la dinámica social del país. Dicho discurso tiene por objetivo culpar de la violencia y de las crisis al pasado, ya sea al pasado inmediato o al pasado de hace 500 años.
El problema de culpar al pasado es que la mirada se desvía y los esfuerzos se concentran en encontrar culpables y no en que vamos a hacer, pues ese discurso combinado con algunas malas decisiones lleva a que el país esté donde no queremos y para ejemplo bastan tres casos.
Primero, la violencia sigue creciendo. Es evidente que la violencia en México sigue y sigue creciendo. Hay estados completos qué viven crisis de inseguridad como lo son Sinaloa, Guanajuato, Chiapas, Guerrero, Michoacán entre otros, además los casos de multi homicidios se comienzan a propagar. En su momento, la declaración de guerra contra el narcotráfico fue un error pues la estrategia fue equivocada, pero esa situación se dio en 2008, han pasado 16 años y no hemos encontrado solución.
Segundo, las relaciones internacionales. Nos guste o no, por nuestra situación geográfica somos el primer socio comercial de Estados Unidos, compartimos más de 3 mil kilómetros de frontera y consecuentemente esto nos lleva a crear redes culturales y económicas y consecuentemente, a tener problemas en común.
La gran mayoría de los países del mundo quisieran compartir frontera con el mayor consumidor del mundo, sin embargo, los resentimientos causados por una guerra de hace 150 años nos llevan a ver la relación de recelo, culpando al vecino del norte de la realidad actual del país evitando que aprovechemos oportunidades comerciales, migratorias y de seguridad nacional que tanto hacen falta a nuestro país. Es preocupante que los sucesos recientes hacen ver que el T-Mec podría disolverse.
Tercero, las reformas constitucionales. Las actuales reformas que se basan más en el resentimiento del pasado y no en una planeación del futuro, hacen temblar la estabilidad del país, el anuncio de la agencia Moodys qué cambió la perspectiva de calificación crediticia de México a negativa un duro golpe porque advierte a la iniciativa privada sobre el riego que representa invertir en nuestro país, desalentando la inyección de capital. Preocupante.
Dejemos de victimizarnos, de usar el discurso del país conquistado, del pasado que iba a ser y no fue, dejemos de buscar culpables… Si no se trabaja en conjunto, si no se dejan los rencores y se piensa en el futuro, el entorno que nos envuelve se volverá más y más gris.
